Dulce Vendetta

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Lincoln estaba pensando en que hacer con los Loud, ya que era obvio que no los quería para nada en su hotel, y las razones eran más que obvias. Pero al ver a Lily y que esta última le estaba suplicando de que pudiera dejarlos vivir en el hotel, ya que no tenían nada para ir a otro lugar.

Tras meditarlo unos segundos fue que el albino había llegado a una conclusión. Una a la cual, lo gozará y a la vez se podrá desquitar a quienes lo abandonaron hace años.

_ Okey, los dejaré que vivan en mi hotel todos ustedes.— respondió el albino.

_ ¿Enserio? ¿Nos dejarás vivir en tu hotel?— preguntaba Luan alegre.

_ Pero.... a cambio tendrán que hacer algo para mí y así dejaré que vivan en mi hotel.— dijo Lincoln.

_ ¿Y que es lo que quieres a cambio?— preguntó Lori.

_ Lo que quiero es que todos ustedes trabajen para mí. No crean que les daré habitaciones gratis a todos ustedes y que coman lo que quieran del bufete. Si quieren habitaciones tendrán que trabajar para mí.— contó Lincoln lo que quería.

_ ¿Trabajar para ti? ¡Prefiero comer un nido de cucarachas que trabajar para un engendro de la suerte como tú!— se negó la atleta.

_ Así es, una dama como yo no debería de trabajar y ensuciarse las manos. Me rehuso a trabajar para ti.— también se negó Lola.

_ Si así lo piensan ustedes pues les ordeno que se larguen de mi hotel antes de que llame a la policía y así se los lleven a todos ustedes.— amenazó Lincoln a los Loud.

Aunque solo Lynn y Lola eran las únicas que se negaban a trabajar para Lincoln, el resto no pensaba lo mismo. Ya que no tenían para rentar al menos para un motel de mala muerte, y esto que les estaba dando Lincoln era lo mejor que les podría pasar.

_ ¿Nos das unos momentos para hablar entre nosotros sobre la oferta que nos estás dando?— pedía Lori chance de hablar.

_ Adelante, pero que sea rápido. Tengo muchas cosas que hacer.— respondía el albino.

La familia Loud fueron a hablar en privado todos ellos con respecto a lo que Lincoln les estaba ofreciendo. De trabajar para él a cambio que los dejen vivir en el hotel.

_ ¿Que piensan chicas? ¿Aceptan la oferta que nos está ofreciendo Lincoln?— preguntaba Rita a sus hijas.

_ No tenemos de otra, lo mejor que podemos hacer es aceptar su oferta.— opinó Lana.

_ Estoy de acuerdo con Lana. No tenemos nada que perder con aceptar, después de todo no tenemos nada.— dijo Luna.

_ Afirmativo unidad maternal. La propuesta que nos está ofreciendo nuestra ex unidad fraternal es la más viable en torno a nuestra situación actual.— dio su respuesta Lisa.

_ Digan lo que quieran pero yo no pienso trabajar para él. Lo último que quisiera yo es volver a estar cerca de ese engendro, ya sufrimos muchísimo para tener más mala suerte.— volvió a negarse Lynn.

_ Así es, mejor vayamos a otro lugar para que así no tengamos que trabajar para ese tonto.— se unía Lola a Lynn.

_ ¿Acaso tienen una idea de donde podemos ir? Lo que teníamos lo gastamos en los boletos para regresar a Royal Woods. Lo que Lincoln nos está ofreciendo se podría decir que está siendo misericordioso con nosotros.— le recordó Lucy a sus dos hermanas.

_ Vamos chicas, Linky nos está dando esta oportunidad para que tengamos un lugar donde vivir. Y no nos costaría mucho, solo tendríamos que hacer unos cuantos trabajos para él.— dijo Leni a Lola y Lynn.

Tanto la rubia como la castaña lo estaban pensando y lo que Lucy les había dicho era cierto. No tenían más dinero para por lo menos rentar un pequeño apartamento, y sin contar que aún son buscados por la ley. Y lo que tenían lo perdieron en el último lugar que estuvieron antes de volver a Royal Woods.

Por lo que, sin poder responder a lo que sus hermanas les dijeron y tragarse su orgullo, decidieron aceptar a la oferta que Lincoln les ofreció a todos ellos. Regresaron con Lincoln para dar con su respuesta.

_ Lo estuvimos hablando y hemos decidido en aceptar tu oferta. Aceptamos trabajar aquí a cambio que nos dejes vivir aquí.— le dijo Lori a Lincoln.

_ Ya creía yo que no aceptarían. Está bien, pero antes de darles las llaves de sus habitaciones sólo les advierto solo una cosa a ustedes, Loud. Y espero que se les quede bien claro.

_ Si me entero que ustedes hicieron algo a mi hotel, no importa si sea grande, mediano, pequeño, chiquito, minúsculo, microscopico y anatómico que hayan hecho a mi propiedad. Estaré en todo mi derecho a llamar a la policía para que vengan por ustedes. No pienso dejar que ustedes hagan un desastre a mi hotel. ¿Quedó claro?

Tras esa advertencia de parte del peliblanco todos asintieron y prometieron en no provocar un desastre en el hotel haciendo enojar a Lincoln y que este último tome represalias al respecto.

_ Okey, aquí tienen sus llaves de sus habitaciones.— les dio las llaves a los Loud.

_ ¡Oye! ¿Por qué nos das solo dos llaves?— exclamó Lola.

_ ¿Acaso creían que les daría una habitación para cada uno de ustedes? Sigan soñando, aparte que las habitaciones que les doy son las más económicas que tengo, las demás son suit con servicio a la habitación y con la mejor vista de toda Royal Woods.

_ Mejor no me hagan cambiar de opinión con ustedes y vayan a darse una ducha, apestan todos ustedes.— ordenó Lincoln a los Loud.

Cuando todos se dirigían al elevador y subir a donde estaban las habitaciones para ellos, fue que Lincoln se dirige a alguien de ellos.

_ Esperen, Lily. Tú tendrás tu propia habitación, usarás la que uso yo cuando me quedo durmiendo aquí.

En eso Lincoln le dio a Lily las llaves de la habitación en la que suele usar cuando se queda en el hotel.

_ Wow, muchas gracias Lincoln.— agradeció Lily a Lincoln.

_ Aguarda, ¿Por qué a ella si le das una habitación para ella sola y no a nosotros?— preguntó Lori.

_ Porque a diferencia de todos ustedes Lily fue la única que no me vio como una plaga y nunca creyó en esa absurda superstición. Puede que haya sido una bebé en ese entonces, aún así ella no tuvo nada que ver en eso.— respondió el albino.

Los Loud no pudieron argumentar nada ante lo que Lincoln les dijo, por lo que simplemente subieron al elevador para así ir a sus habitaciones asignadas. Por su parte Lily se dirige a Lincoln para decirle algo.

_ ¿No crees que fuiste un poco duro con ellos?— preguntó Lily a su hermano.

_ Para nada, solo les estoy devolviendo el mismo trato que ellos me dieron a mí. Deberías de darte también una ducha, cuando termines vas a mi oficina, está muy cerca de la habitación que te di, ahí lo verás.— le respondió Lincoln a Lily.

Sin nada más que decirle Lily le hace caso a lo que Lincoln le dijo, fue al elevador y fue a la habitación que Lincoln le dio. Al llegar al piso en donde estaba buscó la habitación, cuando la vio abrió la puerta y se quedó impresionada al ver la habitación.

_ ¡Esto es increíble! No recuerdo cuando fue la última vez que estuve en una habitación como esta.— comentó sorprendida Lily.

Fue a donde estaba la cama y se acostó en ella, se sentía tan suave, era como estar acostada en una nube. No se quedó ahí acostada ya que fácilmente se quedaría dormida. Fue al baño que tenía la habitación y se dio una refrescante ducha.

Luego de bañarse se puso nuevamente su ropa, ya buscaría la forma para conseguir ropa nueva, tenía más pero ya no le quedaba. Salió de la habitación para ir a la oficina de Lincoln. No le tomó mucho tiempo en encontrarla, solo estaba a unos cuántos metros de la habitación.

Estando frente a la puerta tocó la puerta y esperó unos segundos. En eso la puerta se abre dejando ver a Liberty. Quién salía de la oficina de su esposo, la albina vio por unos segundos a Lily, por lo que se dirige a ella para preguntarle.

_ ¿Que es lo que necesita, joven?— preguntó Liberty.

_ Vine a ver a Lincoln, él me dijo que su oficina era aquí.— respondió la rubia.

_ Ya veo, en ese caso puedes entrar.— dijo la albina.

En eso Liberty dejó entrar a Lily mientras que ella se fue de ahí. Lily vio a Lincoln sentado en su silla de escritorio. Lincoln vio que Lily entró a su oficina, por lo que deja lo que estaba haciendo para así recibir a quien si podría considerar familia.

_ Que bueno que hayas llegado. Te diré lo que harán tú y tu familia.— le dijo Lincoln a la rubia.

_ Está bien, y también quería decir, se me hace muy curioso que tu esposa Liberty se parezca muchísimo a ti. Es como si fuera una versión mujer de ti.— opinó Lily sobre Liberty.

_ Eso mismo me dije cuando la vi por primera vez. Quién diría que ella y yo nos haríamos pareja, y miranos. Estamos casados y tenemos tres hijos.

_ Pero regresando a lo nuestro. Con respecto a lo que harán ustedes para mí es claro, todos trabajarán para mí, antes de empezar ve donde ellos y les dices que vengan a mi oficina, les daré las tareas que harán cada uno de ellos y también sus respectivos uniformes.— le ordenó Lincoln a Lily.

Lily únicamente hizo lo que su hermano le pidió, salió de la oficina de Lincoln y fue a decirle a sus hermanas y padres que cuando terminen de bañarse fueran a la oficina del peliblanco para así asignarles sus tareas correspondientes.

Fue a la primera habitación, tocó la puerta y esta se abre, en donde se podía ver que adentro estaba Lola, Luan, Lori, y Lisa. Fue esta última quien abrió la puerta.

_ ¿Que es lo que necesitas, hermana menor?— preguntó Lisa.

_ Lincoln me pidió que les dijera que cuando terminen de asearse fueran a su oficina. Yo les diré a donde está.— respondió la rubia.

_ Entiendo, cuando salga nuestra unidad maternal del baño le diré para que así estemos en la oficina de Lincoln.— dijo la genio.

Luego de eso Lily fue a la siguiente habitación, tocó la puerta y de ahí vio a sus hermanas Lana, Luna, Lucy, Leni y su padre. Fue Lynn padre quien abrió la puerta.

_ ¿Que ocurre cariño?— preguntó el señor Lynn.

_ Vengo a decirles que Lincoln los quieren en su oficina cuando terminen de bañarse. Les estaré esperando para llevarlos a su oficina.— respondía la rubia.

_ Está bien, nomás que termine de bañarse Junior y luego irá Lana quien use el baño.— dijo el ya anciano señor Lynn.

Lily se quedó en el pasillo esperando a que sus hermanas y padres terminen de asearse y así vayan a la oficina de Lincoln para así les dieran sus respectivas tareas que harían en el hotel. Luego de varios minutos ya todos estaban listos, a lo que todos se dirigen a la oficina de Lincoln.

Ya adentro fue que Lincoln se dirige a la familia Loud para así darles sus respectivas labores.

_ Bien, ya que están todos aquí les diré cuales son las tareas que harán cada uno de ustedes, y no quiero quejas de parte de ustedes.

_ Señor Lynn, usted irá a la cocina. Señora Loud, Lori, y Leni, se encargarán de acomodar las camas de las habitaciones que se han desocupado y estén arregladas para nuevos huéspedes.

_ Luna, Luan y Lucy, se encargarán de la limpieza. Sacarán la basura de los basureros de cada habitación. Limpiarán los pasillos y las mesas del comedor.

_ Lynn Junior, estarás a cargo de la lavandería. Llevarás todas las sábanas y fundas de las almohadas para que sean lavadas.

_ Lana, te encargarás de darle mantenimiento a todo en el hotel. Ya sea un problema en la piscina, en el elevador, o si hay una fuga de agua.

_ Lola, estarás en la piscina para atender a los huéspedes que estén en ese lugar. Ya sea que les lleves una bebida o una toalla para secarse.

_ Lisa, estarás en la recepción y atenderás a los nuevos huéspedes y les darás las llaves de cada habitación que hayan reservado con anticipación, y también por si alguien viene a buscarme usa el teléfono que está en el escritorio.

_ Esas son todas las tareas que estarán asignados ustedes. Antes de que empiecen les daré sus uniformes, ya que así los huéspedes sepan que trabajan aquí.

En eso Lincoln les muestra los uniformes que usarían los Loud. El señor Lynn un uniforme de chef muy característico de color blanco. De Lana era una camisa de botones manga larga y un pantalón ambos de color marrón, además de traer consigo un cinturón con algunas herramientas.

Y para el resto era el mismo uniforme, el cual era un vestido de color rojo oscuro con el logo del hotel en el pecho, y unos zapatos de tacones bajos del mismo color del vestido.

_ ¡Ni creas que me pondré eso para trabajar! De ninguna manera lo haré.— se negaba Lynn usar el uniforme.

_ Este vestido no me luce para nada, es tan anticuado y pasado de moda.— opinó Lola del uniforme.

_ ¿No lo tienes en color negro?— preguntó Lucy.

_ Lo siento, pero ese uniforme se lo tendrán que poner quieran o no. Además de que ese uniforme lo escogió mi esposa para las empleadas para reemplazar el anterior. Así que no quiero quejas y vayan a trabajar, que el tiempo es oro.— ordenó Lincoln a sus nuevos empleados.

Sin poner excusas y aguantarse sus rabietas algunas de las mujeres presentes, cada una tomó el uniforme que fuera de la talla de cada una, ya después todos salieron de la oficina de Lincoln. Pero fue ahí que Lily se dirige a Lincoln, ya que no sabía que debía de hacer ella.

_ Oye Lincoln, ¿Que haré yo? No me diste un uniforme así como el resto.— preguntó la rubia.

_ Para ti te tengo un mejor trabajo y es muy fácil de hacer. Lo que harás tú Lily es supervisar que tus hermanas y padres hagan bien sus trabajos. Si hacen alguna estupidez me avisas para así ponerles mano dura a cada uno de ellos.— decía Lincoln la tarea de Lily.

_ ¿Supervisora? No se oye tan mal. Te prometo que haré bien mi trabajo y me encargaré de vigilar que mis hermanas hagan bien sus trabajos.— prometió Lily hacer su trabajo.

_ Así me gusta, además de supervisar a tus hermanas también te pediré que me hagas algunos mandados, que vayas a los demás hoteles que tengo en Royal Woods y enviar unos documentos a los encargados que dejé a cargo.

_ Muy bien, es un trabajo que puedo hacer bien. Pero una pregunta, ¿No usaré un uniforme? Ya que esta es la única ropa que tengo yo.— volvió a preguntar Lily.

_ Sino mal recuerdo por aquí tengo un traje que era de Liberty. Si, aquí está, y tal parece que es de tu talla Lily. Puedes ponertelo, ahí está el baño y así te puedas cambiar.— le dijo Lincoln a su hermanita.

Lily vio el traje que Lincoln le estaba mostrando, el cual era una camisa manga larga de botones de color morado lila y una falda de color negra. Entró al baño que había en la oficina de Lincoln para así cambiarse. Pasado unos minutos Lily salió ya con el traje puesto.

_ No me queda nada mal, me luce muy bien. ¿Y por qué tenías este traje de Liberty aquí guardado?— preguntó la rubia.

_ Lo tengo aquí en casos de emergencia, por si algún traje que esté usando Liberty se ensucia aquí estarán ya listos. Nosotros solemos ser muy precavidos en todo, incluso aquí tengo unos trajes míos.— respondía Lincoln.

_ Entiendo, entonces me pondré a trabajar. Iré a ver que mis hermanas y padres hagan sus trabajos respectivos. Te veo luego Lincoln.— dijo Lily saliendo de la habitación.

_ Está bien, si ocurre algo no dudes en avisarme.— le recordó Lincoln a Lily.

Así Lily salió de la oficina de Lincoln para así supervisar que su familia hicieran bien su trabajo. Mientras que Lincoln estaba sentado en su silla, sonriendo sabiendo de que así como sus hermanas en el pasado le hicieron la vida imposible, ahora sería el turno de él en devolverle todo lo que ellas le hicieron pasar.

_ Prepárense Loud, ahora es mi turno de hacerles sufrir, tal cual como me hicieron pasar a mí. Quién ríe de último ríe mejor.— se dijo a si mismo Lincoln.

Unos días después.

Han transcurrido un par de días luego de esa repentina visita de los Loud al hotel de Lincoln. Quién este último se sorprendió al ver a su ex familia y el enterarse que fueron de ellos luego de varios años de no verlos.

Donde también Lincoln les dejó vivir en su hotel a cambio que trabajen para él. Cosa que a Lincoln le causa una gran satisfacción el ver a quienes le hicieron la vida imposible y que en parte nunca le agradecieron por todo lo que él hacía por ellos, trabajar para él y que vean que no todo es color de rosa en la vida.

Por ahora vayamos con lo que están haciendo los ya mencionados Loud. Quienes cada uno estaban asignados a cada área en el hotel. Vemos en la recepción a Lisa. Quién estaba sentada mirando algunas cosas en la computadora que había ahí, en eso vio que entraron una pareja de esposos.

_ Buenos días y sean bienvenidos al hotel The Lincoln House. ¿En qué les puedo ayudar?— saludaba Lisa con una sonrisa.

_ Buenos días, hace unos días reservé una habitación. A nombre de Ronald Mitchel.— respondía el esposo.

_ Veamos.... aquí está. Habitación para dos. Aquí tienen su llave, espero que disfruten de su estadía en el hotel.— le dijo la genio a la pareja.

Cuando la pareja se fue Lisa dejó de sonreír, en eso se toma su cara para darse un masaje.

_ Rayos, me duele cada facción de mi rostro de tanto sonreír. No sé cómo hay individuos que pueden estar así todo el día.— dijo Lisa.

Pasando ahora a la cocina del hotel, vemos a varios cocineros, entre ellos está el señor Lynn. El cual era el único con más edad de quienes estaban ahí. En eso apareció un mesero, el cual venía a pedir unas órdenes.

_ Necesito que preparen estas órdenes de inmediato. Y me llevaré estas que pidieron hace unos minutos.— dijo el mesero a los cocineros.

El señor Lynn vio las órdenes anotadas en el papel que había dejado el mesero.

_ No es complicado. Yo mismo puedo hacerme cargo de eso.— dijo el anciano.

_ ¿Está seguro que puede hacerse cargo de esas órdenes?— preguntó otro cocinero.

_ Estás hablando con un cocinero experimentado. He hecho platillos más complicados que estos. Solo observa y aprende.— le dijo Lynn señor a su compañero.

Dejando la platica para después fue que el señor Lynn se dispuso a preparar las órdenes que le pidieron. Pese a que el señor Loud ya esté con el peso de la edad en sus hombros aún tiene el toque en la cocina.

Por su lado el otro cocinero veía con detenimiento como Lynn padre preparaba los platillos. Cortaba algunas verduras, hervía el agua en una olla y le ponía sazón a la carne que preparaba.

En cuestión de minutos el señor Lynn había preparado los platillos que le pidieron. Esto claro sorprendió al otro cocinero que veía todo.

_ Ta da, quedó listo.— dijo el señor Lynn.

_ Wow, es increíble como lo hizo. Huele muy bien, la consistencia, el aspecto, todo se ve muy bien.— dijo sorprendido el cocinero.

_ Jeje, muchas gracias. Como dije, soy un cocinero experimentado, algún día tendrás un gran talento culinario como el mío.— respondió el patriarca Loud.

Pasando ahora con Lucy, Luan y Luna. Las tres estaban en pasillos diferentes del edificio realizando el aseo. Vemos como Lucy usaba un trapeador para limpiar el pasillo en donde estaba. Cuando en ese momento vio salir una persona de la habitación en la que está hospedado.

Iba a ignorarlo cuando vio lo que traía en sus manos, el cual era un libro, y no uno cualquiera. Era un libro de misterio y terror, pero le llamó la atención el nombre de quien escribió dicho libro.

_ Aguarde señor, ¿Me dejaría echarle un vistazo al libro que está leyendo?— preguntó Lucy.

_ Adelante, se está poniendo interesante la parte en donde estoy leyendo.— respondió el señor.

En eso el hombre le dio a Lucy el libro que estaba leyendo. En eso la gótica vio el nombre de quien escribió el libro, y para su sorpresa se trataba de nada menos que su antigua amiga y compañera del club en donde estaba antes, Haiku Mullholan.

Lucy estaba sorprendida de lo que su ex amiga había logrado, en su interior sentía una pequeña pizca de envidia. Ya que Haiku logró lo que la Loud nunca pudo hacer. Le entregó el libro al señor y siguió con lo suyo.

Siguiendo ahora vemos a Rita, Lori y Leni, cada una estaban acomodando las habitaciones que habían sido ocupadas anteriormente por algunos huéspedes que estuvieron algunos días en el hotel. No era una tarea complicada lo que tenían que hacer, aunque de lo que llevan trabajando en el hotel se han encontrado una que otra sorpresa.

_ Cielos, no sé cómo hay gente que duerme y se muevan tanto. Esta cama pareciera como si el que durmió aquí se hubiera peleado con un animal salvaje.— decía Lori arreglando la cama.

Continuando vemos a Lynn, quien llevaba consigo una canasta y en su interior llevaba algunas sábanas y fundas de almohadas para así lavarlas en la lavandería del hotel.

La castaña se le veía molesta, ya que para ella le es humillante el tener que trabajar para Lincoln, si fuera por ella no estaría ahí y buscaría otro lugar en donde pueda vivir. Pero debido a que no tenía dinero y el tener que buscar un trabajo que pague bien es una tarea complicada, y sumándole al hecho de que tanto ella, como su familia aún son buscados por la ley, no le quedó de otra que aceptar de mala gana la oferta del peliblanco.

Mientras caminaba Lynn se tropezó debido a los tacones que estaba usando.

_ ¡Mierda! Estas cosas son muy incómodas. No sé cómo le hacen las demás para caminar con esto. Prefiero mil veces usar zapatillas deportivas que estas porquerías.— se quejó la deportista.

Se levantó y llegó al cuarto en donde estaban las lavadoras. Fue a una y de ahí empezó a meter las sábanas que traía consigo. Mientras lo hacía murmuraba cosas con respecto a lo que ha tenido que pasar años atrás.

_ No sé por qué los Dioses de la suerte no me han dado de su divina gloria. Yo debería de estar jugando en las grandes ligas de Europa. No trabajando en este lugar con el mala suerte del apestoso. Posiblemente ya me contagió de mala suerte otra vez.— se decía la castaña.

Cuando estaba por meter otra sábana en otra lavadora fue que Lynn sintió algo en dicha sábana. Al verlo vio que era algo bizcoso, también de color blanco transparente. No sabía que era eso, de puro instinto acercó su mano a su nariz para olerlo. Fue ahí que su cara se arrugó el sentir eso en sus fosas nasales.

_ ¡Que asco! ¿Que mierda es esto? Será mejor no saberlo y terminar esto de una jodida vez.— exclamó asqueada Lynn.

Dejó de hablar y se puso a lavar las sábanas y luego llevar las que estaban secas y que sus hermanas mayores y su madre se encarguen de llevarlas a sus respectivas habitaciones.

Ahora vayamos en la alberca del hotel, en la cual podemos ver a algunos huéspedes, quienes estaban disfrutando del día en la piscina. Algunos hombres estaban acostados en las sillas plegables, otros nadando en la piscina, y también algunas mujeres luciendo sus trajes de baño llamando la atención a más de uno.

Vemos que en la piscina se encontraba Lola. Quién estaba a la espera de que alguno de los huéspedes le pidan algo. La rubia veía con mucha rabia el como esas mujeres estaban tomando el sol y mostrando sus sexys cuerpos. Además de que había uno que otro hombre con sus cuerpos marcados.

_ Oiga señorita, ¿Me podría traer una bebida por favor?— pedía un hombre en su silla.

_ Enseguida se lo traigo señor.— respondía la rubia.

Lola obedeció y fue por una bebida de la barra que había en la alberca. Aunque no le guste debía de hacerlo, si quería vivir en el hotel debía de hacer lo que los inquilinos le pidan. Aparte que mataría por estar en una de esas sillas y tomando el sol.

Ya con la bebida en mano fue a llevársela al huésped que se lo pidió.

_ Aquí tiene señor. Que lo disfrute.— dijo Lola dándole la bebida.

_ Muchas gracias, mamacita linda.— le respondió el tipo.

A Lola no le gustó para nada lo que ese tipo le dijo. Ya que obviamente no era su tipo, también de que ese hombre tiene aproximadamente unos 50 años. Jamás en su vida andaría en una relación con hombres mayores, prefiere a un hombre musculoso y con dinero.

De la alberca regresamos al interior del hotel, en donde vemos a Lana. Quien estaba en la recepción del hotel. Fue a donde se encontraba Lisa, quien veía algunas cosas en la computadora.

_ Hola Lis, ¿Cómo ha estado el movimiento por aquí?— preguntó la rubia.

_ Hace unos minutos vinieron un grupo de 5 personas, quienes pidieron 3 habitaciones. Además de que me duele la cara de tanto sonreír.— contaba la genio.

_ Ya te acostumbraras. Yo de momento no tengo nada que hacer, espero que haya algo para no estar aburrida.— comentó Lana.

En eso el teléfono que había en el escritorio de Lisa sonó, a lo que la castaña contesta. Estuvo unos segundos hablando hasta que cuelga y se dirige a Lana.

_ Tal parece que no estarás aburrida. En la habitación 27 del piso 14 el lavadero está obstruido y necesita que lo destapes.— le dijo Lisa a Lana.

_ Genial, enseguida voy a solucionar ese problema.— acató Lana.

Así Lana tomó su caja de herramientas y fue al elevador para atender al llamado del inquilino que tiene su lavadero obstruido. Llegando a la habitación Lana tocó la puerta, la cual se abrió a los pocos segundos, dejando ver a una mujer de cabello negro tipo honguito, usaba un vestido floreado, y su edad aparentaba a la misma de Lana.

_ Hola, me dijeron que aquí el lavadero está obstruido. Vengo a repararlo.— dijo Lana a la inquilina.

_ Emm.... claro, pase adelante.— dijo la mujer a Lana.

La rubia entró a la habitación mientras que la mujer solo veía a Lana sorprendida, ya que no se esperaba que una mujer viniera a solucionar el problema del lavadero.

_ Muy bien, es momento de ensuciarme las manos. A ver cual es el problema.— dijo la Loud mecánica.

Lana tomó una llave inglesa y empezó a remover el tubo que conectaba al lavadero. Revisó si no tenía algo que estuviera evitando que el agua fluya. Revisando mejor se percató de que en definitiva, había algo que evitaba que el agua siguiera su curso.

_ Aquí está el problema, hay un hueso tapando el tubo del lavadero. Por eso es que se obstruye.— dijo Lana cual era el problema.

_ Oh vaya, no sé cómo llegó eso ahí. Quizás no me percaté cuando lavaba los platos.— dijo la mujer a Lana.

La rubia removió el pedazo de hueso que estaba en el tubo, cuando lo quitó volvió a poner el tubo en su lugar. Ya listo probó si todo funcionaba correctamente, y si, funcionó tal como debe ser.

_ Ahí está, quedó como nuevo.— dijo Lana a la inquilina.

_ Increíble, en verdad pudo solucionar el problema. Es realmente buena.— halagó la dama.

_ Tengo mis trucos. Solo le recomiendo no tirar mas huesos al lavadero o sino volverá a pasar esto.— aconsejó Lana.

_ Lo haré. Muchas gracias por todo.... ¿Cuál es su nombre?— preguntó la mujer.

_ Lana, me llamo Lana.— respondió la Loud.

_ Mucho gusto Lana. Yo me llamo Dayana, si vuelve a ocurrir algún problema le avisaré.— dijo la dama llamada Dayana.

_ Y estaré encantada de solucionar su problema. Yo ya tengo que irme, que tenga un buen día.— dijo Lana a Dayana.

La Loud sale de la habitación dejando sola a la inquilina, quien seguía sorprendida el ver como Lana solucionó el problema del lavadero. Nunca imaginó ver a una mujer haciendo un trabajo de plomería.

Ya por última pero no menos importante, vamos a ver lo que está haciendo Lily. La menor de los hijos Loud realizaba su trabajo, el cual era supervisar que su familia hicieran bien su trabajo y que ninguna de sus hermanas se metieran en problemas y que esto haga enojar a Lincoln.

La joven rubia fue a ver a sus dos hermanas mayores y a su madre. Quienes habían arreglado y acomodado unas habitaciones que ya estaban desocupadas.

_ ¿Todo bien por aquí?— preguntó Lily.

_ Así es cariño, ya nos encargamos de arreglar esta habitación. También de las demás que ya están acomodadas.— respondía Rita.

_ Muy bien, les avisaré por si hay otra habitación que ya esté desocupada para que así vayan a acomodarla.— le dijo Lily a sus hermanas y madre.

En ese momento apareció Lynn, quien traía consigo una canasta con algunas sábanas recién lavadas. A lo que Lily se acercó a su otra hermana mayor para decirle.

_ ¿Esas son todas las sábanas que debían de lavarse?— preguntó Lily.

_ Faltan más, pero estas ya están lavadas y las traigo para que mamá, Lori y Leni las lleven a sus respectivas habitaciones.— respondía Lynn.

_ Perfecto, será mejor llevarlas y ponerlas en las camas en donde no las tiene.— dijo Leni contenta.

Lynn le dio la canasta con las sábanas a Leni. La castaña procede a seguir con su trabajo de mala gana, cuando se volvió a tropezar, nuevamente por los tacones.

_ Cuidado hermanita, sé que no estás acostumbrada a usar tacones. Pero con el tiempo te acostumbrarás así como a nosotras.— dijo Leni a Lynn.

Por su lado la castaña no dijo nada y solo se fue de ahí, mientras que las mujeres rubias solo reían un poco por el tema de Lynn y los tacones. Dejando a sus hermanas y a su madre, la joven Loud fue a ver a sus demás hermanas y que ellas estuvieran haciendo su trabajo.

Fue al comedor en donde vio a Luna y Luan, quienes estaban limpiando algunas mesas en donde momentos antes estaban comiendo algunos huéspedes. Se acercó a las dos castañas.

_ Que hay chicas. ¿Todo bien por acá?— preguntó Lily.

_ Todo bien little sister. Luan y yo estamos llevando estos platos para que los laven. Lucy se encuentra limpiando un desastre por allá que hicieron unos niños.— respondía Luna a Lily.

_ Okey, ya me está dando hambre. Sigan con el trabajo yo iré a ver que las demás hagan su trabajo.— le dijo Lily a Luna.

Dejando el comedor fue ahora a la alberca. En donde vio a Lola. Quien le estaba llevando una bebida a una bella mujer que estaba tomando el sol. Lily se acercó a Lola para saber cómo estaba y también si estaba haciendo bien su trabajo.

_ Hola Lola. ¿Todo bien?— preguntó la rubia menor.

_ Así es, todo está en orden por aquí. No hay nada malo que pueda arruinar esto.— respondía Lola.

_ Hey muñeca, tráeme un cóctel de camarones por favor.— dijo un hombre a Lola.

Por su lado Lola únicamente hizo lo que le pidieron. Aunque en el fondo estaba a nada de gritarle a ese tipo. Eso debido a que estaba cansada de recibir ese tipo de piropos de esos tipos que no son para nada atractivos.

Regresó con el cóctel de camarones que le pidieron, se lo dio al hombre que estaba en la silla.

_ Aquí tiene señor, que lo disfrute.— dijo Lola al hombre.

_ Muchas gracias chiquita, eres todo un sueño.— agradeció el hombre.

_ Pues todo por aquí está bien. Sigue así, yo iré a ver como está Lisa.— le dijo Lily a Lola.

Fue así que Lily dejó la alberca para ir a ver como está Lisa. Mientras eso pasaba se podía ver como el tipo al que Lola había atendido anteriormente, tomó su celular y acto seguido le tomó una foto a Lola, o mejor dicho, a su trasero.

Regresando con Lily, la rubia fue a donde estaba la genio. Lisa estaba distraída viendo lo que parecía ser una noticia. En la cual un joven científico fue galardonado por dos premios Nobel de la Paz.

_ Hola Lisa. ¿Todo en orden por aquí?— preguntó Lily.

_ Afirmativo hermana menor. Todo está en perfecto orden. De momento no ha llegado un huésped a pedir una habitación.— respondía Lisa.

En eso apareció un hombre de traje elegante y con un portafolio. Se acercó a donde estaban las hermanas para así preguntarles algo.

_ Buenas tardes, ¿Se encuentra el señor Lincoln Johnston? Necesito hablar con él sobre algunos negocios.— preguntaba el hombre.

_ Buenas tardes, enseguida me comunico con el señor Johnston.— respondía la genio amablemente.

Lisa tomó el teléfono y de ahí apretó un botón, el cual era para marcar rápidamente a Lincoln desde su oficina. Luego de unos segundos Lisa se dirige al hombre de traje.

_ El señor Johnston lo está esperando en su oficina. Pase adelante caballero.— dijo la castaña al hombre.

_ Muchas gracias, con su permiso señoritas.— agradeció el hombre de negocios.

El hombre fue a donde edyaba el elevador para así ir a la oficina de Lincoln. Por su lado a Lily le sorprendía el ver a Lisa actuar amablemente con las demás personas. Ya que ella no frecuenta hablar así y verse alegre, todo el tiempo se la pasa con cara seria y con esa voz monótona.

_ Vaya Lisa, me sorprendes el como le haces para sonreír y parecer alegre. Se ve muy natural.— dijo Lily a Lisa.

_ Aún así esto es una tortura. Siento que en cualquier momento mi cara se quedará paralizada de tanto sonreír. Y dudo mucho que pueda remediarlo luego.— le dijo Lisa a su hermanita.

_ Estás exagerando. Te dejo para que sigas trabajando. Iré a ver las demás hagan sus trabajos.— decía Lily a Lisa.

Durante varios minutos Lily se aseguraba de que sus hermanas hicieran bien sus trabajos y no se metan en problemas. De sus padres no había problema, pero de sus hermanas sí y las conoce mejor que nadie.

Fue así hasta que Lily fue a tomar un descanso. Fue al cuarto de empleado y de ahí se tomó una buena taza con café. En eso apareció Lincoln, quien vio a su hermanita ahí también. Por lo que se dirige a ella para saber cómo le había ido.

_ Hola Lily. ¿Todo en orden, alguna novedad?— preguntó el albino.

_ Todo está en orden, me aseguré de que mis hermanas hicieran su trabajo, también de que no se metan en problemas. Más que nada Lola, Lynn, Luan y Luna, ellas son las que más me preocupa. Ya del resto no hay problemas.— contaba la joven rubia.

_ Perfecto, así me gusta como van las cosas. Sigue así y pronto serás recompensada. Por ahora descansa y luego regresa al trabajo.— dijo Lincoln a su hermanita.

Sin más el albino se sirvió una taza con café y luego regresó a su oficina. Lily por su lado le alegraba que estaba haciendo un buen trabajo, y si sigue así sería recompensada por su gran labor. Por lo tanto seguirá así, haciendo bien su trabajo para que Lincoln vea que ella si puede hacer bien las cosas, no como sus demás hermanas.

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Hola amigos míos. ¿Cómo están? Espero que bien.

En este capítulo pudimos ver que Lincoln dejó que los Loud se queden a vivir en su hotel, a cambio de que ellos trabajen para él. Cosa que la familia ruidosa no les quedó de otra que aceptar.

También en donde cada quien tenía que hacer una labor diferente, todo esto mientras debían de seguir las reglas y también en donde Lily debía de supervisar que todos ellos hagan bien su trabajo y no se metan en problemas.

Ahora era el turno de Lincoln en hacer sufrir a su ex familia, y que mejor forma que trabajen para él. También en darles una lección de vida. Aunque lo que no sabrá Lincoln es que esto es el inicio de algo que sucederá más adelante, más que nada, por cierta persona que querrá verlo en el suelo rogando por piedad.

Quiero darle un agradecimiento a The_Hat_Modder por el dibujo de Lily. Por favor visiten su perfil y mandenle saludos de mi parte, y el que no lo haga es fan de Kunno.

Ya sin nada más que decir los dejo con mis angelitos para despedir este capítulo.

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