𝗼𝗻𝗲 𝗹𝗮𝘀𝘁 𝗳𝗶𝗴𝗵𝘁

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⋅⋆❪ 𝗧𝗛𝗘 𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥 𝗦𝗜𝗗𝗘 ❫⋆⋅
— ⋅ 𝙖𝙘𝙩 𝙞. 𝘥𝘪𝘴𝘢𝘱𝘱𝘦𝘢𝘳𝘦𝘥 𝘵𝘦𝘦𝘯𝘴

CHAPTER 007 : one last fight
( episode the monster n the bathtub )

 

Harlem Belch recibió una llamada por parte de Joyce y Hopper dos horas atrás, le habían dicho que era urgente y debía presentarse en la casa Byers lo antes posible, Sin embargo, tenía otras cosas de que ocuparse antes, y sin importar cuán importante fuera el asunto, para ella nada sobrepasaba a su hija Claire.

El funeral dió término horas atrás, el sol se había escondido hace mucho y seguía sin tener noticias de su hija, ni una sola llamada. Harlem conocía a su hija, ella nunca la dejaba sin noticias por tanto tiempo. Y es que Harlem se había vuelto una mujer inquieta luego de la muerte de su esposo y la pérdida de su segunda hija, no quería volver a sufrir de esa forma y por eso la seguridad de Claire se volvió su prioridad número uno.

Y con el pueblo de Hawkins más peligroso que nunca, no podía quedarse tranquila en la comodidad de su casa mientras su hija se encontraba quien sabe dónde haciendo quien sabe qué; no, Harlem iba a encontrarla sin importar lo desesperada que aquello podría hacerla ver.

Sabía que Claire se había reunido con Jonathan y Nancy Wheeler luego del funeral, pero por lo que Joyce le había dicho por el teléfono, sabía que el chico no se encontraba en casa. Su única oportunidad de encontrar a su hija se encontraba con los Wheeler, sin embargo, ella nunca fue cercana a la familia por lo que no conocía el número para poder contactarlo.

Sin hesitar, buscó su abrigo y las llaves del auto y salió de casa. No le tomó más de unos minutos llegar a la casa, justo al final de un buen vecindario, apagó el motor y quitó las llaves con manos temblorosas. Soltó todo el aire que había estado reteniendo antes de salir y dirigirse a la entrada de la casa. Vio que las luces aún estaban prendidas y tocó el timbre, escuchando el ahogado eco desde la puerta.

Una consternada mujer de cabello castaño y baja estatura apareció por la puerta, aquella expresión se hizo más notoria cuando vio a la mujer frente a ella.

—Buenas noches, usted es Harlem Belch, ¿no? —le dedicó una leve sonrisa—. Escuché que usted y su hija volvieron al pueblo, es bueno verlas de vuelta.

—Sí, ya era tiempo —respondió rápidamente, deseando no alargar el tema—. Claire aún está adaptándose, pero me alivia saber que tiene a su hija para distraerse y pasar un buen rato.

—¿Nancy es su amiga? No estaba al tanto —un amargo sabor apareció en la boca de Harlem, sabiendo que las cosas no iban bien—, ahora mis hijos no me cuentan nada de su vida, es difícil mantenerse al tanto.

—¿Eso significa que no ha visto a Claire el día de hoy? —Karen frunció el ceño y negó, sintiendo que algo más ocurría—. Me dijo que pasaría la tarde con Nancy, pero no he tenido noticias de ella y estoy preocupada. Esperaba encontrarla aquí.

—Nancy no ha traído a nadie a casa hoy —habló la mujer, dándose cuenta del error que cometió. Harlem parecía a punto de desmoronarse frente a sus ojos—. ¿Por qué no entra? Prepararé algo de té y hablaremos con Nancy, por favor.

Harlem aceptó, pero no deseaba una taza de té o una agradable conversación frente al fuego de su hogar, ella quería respuestas. Quería a su hija.

Cuando la joven Nancy Wheeler bajo las escaleras con el cabello húmedo y una mirada culpable, Harlem supo que algo andaba mal, que algo le había ocurrido a Claire. Dentro de ella, podía sentirlo, su hija estaba en peligro. Buscó respuestas en los ojos de la chica, pero ésta rehuía la mirada. Fue cuando el mundo de la mujer comenzó a desmoronarse.

La chica comenzó a explicarle lo que sucedió esa tarde, las palabras salían de su boca con rapidez y torpeza, y a pesar de estar escuchando, Harlem parecía estar en otro lugar. Su mente había viajado al pasado, recordando lo pérdida que se sentía luego del accidente, cuando el amor de su vida había desaparecido para siempre y el último rastro de su descendencia se había ido por el trauma. Recordó como Claire le dió la estabilidad para mantenerse en pie, y ahora, sin ella a su lado, no sabía cómo podría seguir adelante.

—... cuando escuchamos algo cerca, huimos —relataba Nancy—. Jonathan y yo corrimos por el bosque y no nos dimos cuenta cuando Claire se separó de nosotros. Lo último que escuchamos de ella fue un grito, no volvimos a verla e intentamos buscarla, pero...

—¿Claire desapareció? —Ben había aparecido en el umbral de la puerta, sus ojos irritados destacaban en su rostro, pero parecía estar lúcido—. ¿Cuándo? ¿Qué fue lo que hiciste, Nancy?

—No te metas, Benjamin. —le espetó Nancy con mala cara.

—Ella es mi amiga —rebatió el chico—. Barbara fue la primera en...

—Benjamin —exclamó Karen, deteniendo las palabras del chico—. Ve a tu habitación por favor.

—Pero...

—Ahora.

Y sin más que agregar, Ben le dedicó una mirada de odio a Nancy y le susurró algo al oído cuando pasó por su lado. Karen también se volteó para mirar a la chica.

—¿Por qué no nos dijiste esto antes, Nancy? Con todo lo que está sucediendo... —su madre parecía contrariada y decepcionada a la vez—. Lo lamento tanto, Harlem... Estoy tan sorprendida como tú, y te ayudaremos en lo que sea necesario.

Los Wheeler ayudaron a Harlem a contactar a la policía. Estuvieron una larga hora en la sala de estar tomando los testimonios de Harlem y Nancy, preparando todo para iniciar el caso de Claire.

Al día siguiente Claire sería oficialmente anunciada como persona desaparecida y su rostro expresaba sin problema lo mal que lo estaba pasando, cuando llegó a la casa Byers era un manojo de nervios, y Joyce y Hopper supieron de inmediato que algo malo ocurría.

Escucharon con atención a Harlem, y con una mirada compartida decidieron que lo mejor era dejar a la mujer tranquila. Dos horas antes la habían invitado a ir para contarle todo lo que habían descubierto sobre la verdad de la desaparición de Will, sobre el laboratorio, la criatura y todo lo demás. Pero ambos estuvieron con ella tres años atrás, cuando toda su vida se derrumbó, y sabían que cuando se trataba de su familia, Harlem se convertía en alguien inestable, poco racional. Sabían que lo mejor para ella era mantenerse en la ignorancia, nada bueno saldría con la verdad.

Esa noche Hopper llevó a Harlem a casa para que descansara, pero ella no durmió. Fue fuerte y no se quebró ni siquiera cuando llegó a casa, sola. Comenzó de inmediato a confeccionar carteles con su fotografía favorita de Claire, su descripción física y de la ropa que estaba ocupando aquel día. No perdió el tiempo. Imprimió copias en la vieja fotocopiadora que tenía y pasó el resto de la madrugada colgando los volantes por toda la ciudad, mientras le pedía a su esposo la fuerza para sobrevivir a esa situación.

Al día siguiente, Hawkins amaneció cubierto casi por completo de carteles con el rostro de Claire Fleming y su descripción física, la búsqueda por parte de los policías y voluntarios comenzó a primera hora. Todo el pueblo conocía la trágica historia de los Flemings, fue por eso que una gran multitud se presentó para ayudar. Querían hacer lo posible para evitar un mal final para Harlem.

Ben Wheeler no durmió luego de que fue enviado a su habitación, tampoco pudo quedarse tranquilo. Pasó toda la noche llamando a sus conocidos, preguntando por el paradero de Claire y así encontrar el último lugar en el que había sido vista. Se amargó al saber que su hermana tenía razón, nadie volvió a verla luego del funeral, entró al bosque y no volvió a aparecer. Sin embargo, no iba a darse por vencido, sabía que había algo raro en toda esa situación. Nancy no estaba contando toda la verdad.

Más, interrogarla a la mañana siguiente no fue de ninguna ayuda. Como solía hacer, Nancy ignoró todas sus palabras y sólo le respondió con insultos y para decirle que no se metiera en asuntos que no le incumben. Ben terminó molesto, más de lo que ya estaba, nadie entendía su cercanía con Claire. ¿Qué importaba que se hubieran hecho amigos hace tan solo unos días? Ella era una de las pocas personas que no lo juzgaban, que disfrutaban de escuchar las tonterías que salían por su boca.

Claire era alguien especial, y Ben no iba a dejar que se perdiera tan fácilmente; sabía que no podía quedarse de brazos cruzados. Después de imprimir una nueva tanda de carteles con la foto de Claire y su descripción, se puso una mochila llena de ellos al hombro y comenzó su búsqueda.

Caminó por las calles del pueblo bajo el sol de la mañana, pegando carteles en postes de luz, paradas y en cualquier otro lugar que pareciera adecuado. No importaba a dónde mirara, la ciudad estaba impregnada de la imagen de Claire. La gente que pasaba se detenía a mirar los carteles y murmuraba entre ellos, con expresiones de preocupación en sus rostros.

Cada vez que colgaba un cartel, Ben se detenía para hablar con la gente que pasaba, preguntando si habían visto a la chica o tenían alguna pista. Pasaron las horas y el sol alcanzaba su punto más alto en el cielo, Ben seguía con su misión.

La preocupación y el agotamiento comenzaban a reflejarse en su rostro, pero no se daba por vencido. Era la primera vez en mucho tiempo que el chico ponía tanto esfuerzo en alguien que no fuera él, su familia pensaba que en ese mismo momento debía estar pasando tiempo con sus amigos, drogándose y pasando un buen rato, nunca esperarían que Ben estuviera ayudando a Harlem con la búsqueda de Claire. No era algo común ver al chico preocupado por alguien más.

Con un suspiro de cansancio Ben salió de la tienda de mobiliario, le permitieron poner algunos carteles, pero más allá de eso, no consiguió ninguna pista sobre el paradero de Claire. La situación ya estaba agobiandolo, la búsqueda de una chica perdida era algo más difícil de llevar a cabo de lo que creyó.

Se encontraba apoyado en el escaparate de la tienda, sobando sus sienes mientras mantenía sus ojos cerrados. Intentaba calmarse. No dió resultado, la bocina de un auto lo sacó de sus pensamientos y, al abrir los ojos, vió algo que no había notado con anterioridad. En la calle de enfrente se encontraba el cine del pueblo, su cartelera mostraba las películas que rodarían por la tarde, pero aquella vez tenían una diferencia. Con pintura en spray, justo por debajo del título de la película "All the right moves", se encontraba escrito: protagonizado por Nancy "la prostituta" Wheeler.

Ben no reaccionó, su rostro pareció impacible. En ese momento su menor preocupación era su hermana Nancy. En otro momento, hubiera intentado averiguar el contexto de aquello, ¿por qué alguien escribiría algo como eso sobre su santa hermana? Sin embargo, ya no le interesaba. No cuando su hermana estaba haciendo quien sabe que junto a Jonathan Byers, cuando debería estar ayudando con la búsqueda. Era egoísta, pero parecía que sólo él se daba cuenta de ello.

Siguió con su camino por la vereda, el eco de unas conversaciones y risas cerca llamaron su atención. Su cabeza se volteó al pasar por una calle estrecha a su derecha, Ben reconoció al grupo de adolescentes. Steve Harrington y sus idiotas amigos se encontraban en lo profundo del callejón, rayando las murallas con latas de spray. El chico hizo tronar los huesos de su cuello antes de adentrarse en el callejón. Aunque nunca le agradó Steve Harrington, necesitaba hablar con él.

Su aparición no fue pasada por alto por el otro grupo, cuando Tommy vio al chico se acercó a Steve y le golpeó el hombro, señalando a Ben con su mentón. Steve se volteó y exclamó:

—Escucha Wheeler, no estoy de humor para escuchar quejas sobre tu hermana —comenzó a acercarse lentamente—. Nancy se lo merece.

—No vengo a hablar sobre ella —aclaró rápidamente—, no tengo ni el mínimo interés en defenderla o saber qué fue lo que ocurrió.

—¿Entonces qué es lo que quieres? —soltó Steve, intentando mostrarse rudo.

—He estado buscándote todo el día. —le dijo Ben con calma, quedando frente a frente con el chico, quien era ligeramente más alto.

—¿Qué es tan importante?

—Claire —mencionó, como si fuera más que obvio—. Quiero saber si la has visto durante las últimas 24 horas.

—¿Qué pasó, Benjamin? —Tommy dio un paso adelante, con una mueca burlona en su rostro—. ¿Wheels ya te cambió por otro perdedor?

Ben no ocupó su tiempo en responder al comentario.

—¿Acaso tú y Claire están saliendo ahora? —quiso saber Steve, alarmado con la simple idea.

—Sólo dime si la has visto o no, Harrington.

Steve, en lugar de responder de inmediato, frunció el ceño y miró a Ben con ojos inquisitivos.

—¿Y por qué tendría que decirte eso? ¿por qué te interesa? —cuestionó de manera insistente. La tensión comenzaba a palparse en el aire.

—No tengo tiempo para esto. —se quejó Ben, perdiendo la paciencia.

—¿Acaso estás enamorado de ella o algo por el estilo? —preguntó Steve con el ego herido, poniéndose a la defensiva.

Aunque su relación con Claire era complicada y distante, la idea de que alguien más estuviera interesado en ella lo llenaba de celos y preocupación. Steve no podía evitar verla como una carta guardada bajo su manga, su plan B en caso de que las cosas con Nancy no funcionaran.

—No es eso. —espetó Ben, empujando su lengua contra la mejilla, fastidiado.

—¿Entonces por qué estás tan interesado en ella?

Ben se dio cuenta de que no sacaría ninguna información útil de Steve. Suspiró frustrado y dio la vuelta para alejarse del grupo, molesto por la pérdida de tiempo. Pero antes de que pudiera dar un solo paso, sintió una fuerte presión en su espalda que lo empujó hacia adelante. Tropezó, pero de alguna manera logró mantener el equilibrio.

Steve no se detuvo y se acercó aún más a Ben, insistiendo con voz amenazante:

—¿Por qué te interesa tanto Claire?

Ben, sintiendo la presión de la situación, finalmente explotó:

—¡Claire está desaparecida!

Steve retrocedió unos pasos, su expresión de ira ahora mezclada con sorpresa y preocupación. La realización golpeó duro mientras procesaba las palabras de Ben. Finalmente, se dio cuenta de que no tenía ninguna información sobre la desaparición de Claire y que sus celos y suposiciones habían sido infundados.

El callejón se llenó de un incómodo silencio, y las miradas de los amigos de Steve se volvieron incómodas mientras observaban la escena.

—No tienes ni idea de dónde está, ¿verdad? —Ben soltó un bufido de gracia—. Ella sigue enamorada de ti, y ni siquiera sabías que ha desaparecido. ¡Qué buen amigo! —bufó.

Ben sacó uno de los carteles de su mochila y golpeó el pecho de Steve con él. El chico, con brusquedad, agarró el papel y vio la imagen de Claire.

—¿Esto es una broma?

—Si estuvieras más pendiente de la chica que alguna vez fue tu amiga, sabrías que no la han vuelto a ver desde que se fue al bosque con tu novia luego del funeral.

—¡Ay! ¡Hola, princesa! —el comentario de Carol tomó a todos por desprevenidos.

Ben volteó solo para encontrarse con su hermana menor acercándose al grupo,

—Uh, oh. Se ve molesta.

Ben notó la expresión dolida de Nancy, pero no tenía nada más que agregar, y era claro que Steve se había quedado sin palabras. Se alejó del grupo, dejando claro que su preocupación por Claire era genuina y que no tenía ningún interés de seguir con aquella absurda pelea.

Escuchó el claro sonido de una bofetada y las expresiones de sorpresa por parte de Tommy y Carol.

—¿Cuál es tu problema? —preguntó Nancy por detrás de él.

—¿Cuál es tu problema? —le espetó Steve—. Y yo que me preocupaba por ti.

—¿De qué estás hablando? —la mirada de Nancy recayó en el nuevo grafiti que habían hecho y entendió de qué se trataba—. ¿Pasaste anoche por mi casa?

—¡Ding, ding ding! ¿Le damos su premio?

—No sé qué crees que viste, pero no es lo que parece —Ben estaba a punto de salir del callejón cuando escuchó las siguientes palabras de Nancy—: Sólo estábamos preocupados por Claire.

El chico bufó por lo bajo y volvió por sus pasos, mirando directamente a su hermana.

—¡Eres una descarada! —finalmente la ira de Ben parecía estar saliendo a flote e iba a descargarse con Nancy—. ¡Tú no te preocupas por nadie más además de ti misma! No dijiste nada sobre la desaparición de Claire hasta que su madre fue a nuestra casa a preguntar por ella, ¡ni siquiera se te pasó por la cabeza lo preocupada que debió estar por su hija! Y mientras tú estás saliendo con tu nuevo novio de la semana, yo estoy aquí, ayudando a Harlem a buscar a Claire. ¡Yo estoy aquí, no tú! ¡Yo soy él que está solucionando tú error!

Nancy se quedó sin palabras cuando escuchó los gritos de su hermano mayor. Estaba completamente sorprendida por las palabras de Ben y no sabía cómo responder. Su mirada reflejaba una mezcla de asombro y confusión mientras trataba de procesar lo que acababa de oír. Trató de encontrar las palabras adecuadas para defenderse, pero se quedó en silencio, incapaz de articular una respuesta convincente en ese momento.

Ben miró a Nancy con frustración en sus ojos, y finalmente, con un tono cargado de enojo, le espetó:

—Vete al diablo, Nancy. —Sin esperar a una respuesta, dio la vuelta y continuó su camino por el callejón.

Mientras pasaba junto a Nancy, de manera deliberada, golpeó su hombro, un gesto que reflejaba su disgusto. No se detuvo a mirar atrás, siguió avanzando con paso firme, decidido a continuar la búsqueda de Claire.

Más, Ben ni nadie más podría encontrar a Claire. Pues, por más que buscaran, ella se encontraba perdida en otra dimensión y su única salvación en ese momento era ella misma. No tenían esperanzas de ser salvada por un tercero.

En el otro lado, durante las primeras horas atrapada Claire se había encargado de cuidar a Will. No tenía comida y la botella incompleta de agua que tenía se acabó en segundos, pero se aseguró de darle abrigo. El chico estaba pálido, muy debilitado y sus labios estaban morados a causa del frío.

—Estarás bien Will. —murmuraba una y otra vez mientras se sacaba su abrigo y se lo ofrecía al chico.

—Te vas a congelar. —fue la frase más larga que Will había dicho, su voz sonaba débil y temblorosa.

—No te preocupes por mí, estaré bien. Puedo aguantar —Claire le guiñó el ojo de forma cariñosa para luego acercarse a él y poner el abrigo sobre sus hombros—. Te voy a sacar de aquí.

Aunque no estaba segura de cómo lo haría, sabía que debía hacerlo; o al menos intentarlo. No creía que el cuerpo de Will pudiera resistir mucho más tiempo en ese lugar. Y aunque no le hacía gracia alguna estar atrapada en un lugar desconocido, creía que no era del todo una tragedia. Pensaba que tal vez así era como debían suceder las cosas, que su propósito era encontrar a Will y llevarlo sano y salvo a casa.

—No entiendo lo que está ocurriendo —le dijo Will luego de un rato—. He hablado con mamá, pero no puedo encontrarla y ella tampoco a mí.

Claire soltó un suspiro y se acomodó en el suelo, acercándose a Will. No estaba segura de cómo era la mejor forma de abordar el tema, después de todo, ella tampoco tenía mucha información.

—¿Has visto Poltergeist?

Will asintió ante la pregunta y pareció pensarlo por un momento, por sus expresiones faciales, la chica sabía que estaba conectando la trama con su situación. Entonces, le devolvió la mirada con tristeza.

—Carol Anne nunca encontró la salida por su cuenta —a Claire le dolió el corazón—, ¿cómo lo haremos nosotros?

—Nos esforzaremos. Y si no lo logramos, nuestras madres nos encontrarán.

Claire, en cierta forma, decía esas palabras en voz alta para convencerse a sí misma. Su madre era su única familia, y sabía que Harlem haría cualquier cosa por encontrarla; esperaba que eso fuera suficiente.

Intentó no caer en pensamientos profundos como aquellos, quería estar atenta a Will y a cada uno de sus movimientos. Lo más confuso de aquel lugar, era que no se podía estar segura del tiempo. Los minutos y segundos parecían avanzar con más lentitud, o tal vez más rapidez. No estaba segura. Lo importante era que no tenía claridad de cuánto tiempo había estado allí y eso la sacaba de quicio.

Sumado a la falta de sueño pues decidió quedarse vigilando mientras Will descansaba, no estaba de buen humor y su mente no era racional. Pero intentaba disimularlo. No quería estresar al chico.

Cuando el menor despertó, se levantó de su lugar y se sentó frente a ella. Claire se aseguró de mantenerlo despierto, aunque no fue una tarea muy difícil. El chico pasó horas contándole acerca de sus mejores amigos y sobre su juego favorito, Calabozos y Dragones. Claire nunca había sido fan de ese tipo de juegos, pero más que complacida escucho a Will hablarle sobre las reglas y las increíbles campañas que había jugado con anterioridad. Él también quiso saber algo de ella.

Claire le habló de su tiempo fuera de Hawkins, sólo las cosas buenas por supuesto; también le contó sobre su afición por las películas de terror y su breve tiempo en competencias de patinaje. Se sentía reconfortante hablar de todo ello sin las miradas de pena o las disculpas por la pérdida de su padre; era algo que había extrañado.

Sin embargo, sus palabras se detuvieron de golpe y todos sus sentidos se pusieron alerta. Había escuchado pisadas fuera del refugio, pero no estaba segura de que fuera el monstruo. Se escuchaba más pequeño y ligero. Will, quien no había pasado por alto el movimiento, se tensó y la castaña puso una mano sobre su hombro, intentando tranquilizarlo.

—No hagas ruido. —le susurró Claire, tomando la pistola que estaba a sólo unos metros de distancia.

Se habían quedado en completo silencio, intentando escuchar hasta el más mínimo ruido cercano, Sin embargo, sea lo que sea que estuviera fuera, no estaba acercándose o acechando alrededor. Siguieron expectantes, esperando, hasta que ambos se sobresaltaron cuando una extraña niña rapada apareció en la entrada del refugio.

—Claire. —dijo la niña.

Eso asustó a Claire, ¿cómo sabía su nombre? ¿cómo había llegado hasta allí? No dijo nada, en cambio, movió su cuerpo para quedar frente a Will, para protegerlo.

—Will —dijo luego, cuando su mirada recayó en el chico—. Tú mamá vendrá por ti, vendrán a buscarlos.

—Dense prisa —habló entonces Claire—. La criatura está cerca, no tenemos mucho tiempo.

—Quédense aquí, no se muevan. Resistan un poco más

Y de la nada la niña se esfumó, desapareció por completo, como si nunca hubiera estado allí en primer lugar.

—Vienen a salvarnos...

Claire posó su mano con ternura en el hombro de Will mientras reunían las escasas pertenencias que tenían en ese lugar. Aunque Claire no quería albergar demasiadas esperanzas respecto al rescate, también se resistía a desanimar a Will. Alguien afuera se había comunicado con ellos, prometieron que la ayuda iba en camino lo que sugería que tenían un plan en marcha, pero surgían preguntas inquietantes en su mente. ¿Conocían realmente la manera de acceder a ese lugar? Y lo más crucial, ¿dispondrían del tiempo necesario para adentrarse, buscarlos y escapar?

Horas se deslizaron mientras esperaban en vilo, el rescate aún no llegaba, lo cual comenzaba a inquietar a ambos jóvenes. La incertidumbre comenzó a carcomerlos; sabían que algo había ocurrido que los retenía. Mientras Will yacía sobre las almohadas, ansioso por escapar de aquel sitio, entonó una canción que rompía el silencio, expresando su anhelo de salir de allí lo antes posible.

Un sonido distante llenó el aire con terror, era la criatura acercándose, su caminar acechante resonaba en la distancia, cada vez más cerca. Claire, con el corazón palpitante, miró hacia abajo y se dio cuenta de que su pierna, la misma que se había lastimado previamente, había vuelto a sangrar. El olor a sangre pronto atrajo la atención del monstruo y la tensión se volvió palpable mientras Claire trataba de mantener la calma.

Con una voz temblorosa, Claire le susurró a Will:

—Quédate quieto y en silencio, Will. Voy a salir y atraerlo lejos.

Estaba decidida a salir y atraer a la criatura lejos de Will, pero el chico, con ojos llenos de miedo, la sujetó por el brazo y dijo:

—No, Claire, no quiero que te vayas. Te pondrás en peligro.

Claire lo miró y prometió que estaría bien; que lo salvaría. Con cuidado, salió del refugio con sigilo, su corazón latiendo con fuerza mientras la criatura se acercaba rápidamente a ella luego de divisarla. Corrió lo más rápido que pudo, pero su tobillo herido le impedía avanzar demasiado.

Se volteó cuando notó que su distancia con el monstruo iba aminorando, sin dejar de correr levantó su pistola, disparando a la criatura. Apuntó al lugar donde debería tener el corazón y, como supuso, no le hizo daño alguno. Lo escuchó soltar un leve chillido, pero más allá de eso, la bala no tuvo mucho impacto. Intentó disparar un par de veces más, pero las balas se acabaron y las restantes estaban en su bolsillo, no tenía tiempo suficiente para volver a cargar el arma.

El Demogorgon se acercó a ella y la atacó, con un fuerte golpe en su torso la lanzó metros atrás. El chillido de dolor se escuchó por todo el lugar, la sensación era intensa y le recordó viejos recuerdos que había bloqueado. Intentó levantarse, pero le fue imposible. Pronto el Demogorgon la alcanzó y la atrapó, abalanzándose sobre ella.

Claire temió lo peor, creyendo que sería devorada o asesinada en ese mismo instante. Sin embargo, en lugar de hacerle daño, el monstruo mordió su pierna herida, causándole un dolor agonizante y la arrastró hacia el centro del pueblo. Claire estaba desconcertada y al borde del desmayo debido al dolor insoportable.

Entonces, escucharon algo, un ruido que atrajo la atención del Demogorgon. La criatura la soltó y la dejó allí, aparentemente persiguiendo a alguien más. Claire estaba confundida y herida, pero sabía que debía moverse. Escuchó los gritos de Will y, con dificultad, lo divisó en la distancia, indefenso ante la criatura que se acercaba.

Claire no podía levantarse, sus heridas se lo impedían y sabía que Will estaba en peligro; no podía permitirlo. Sin pensarlo dos veces, aún estirada en el suelo, tomó su cuchillo con manos temblorosas y se la enterró en el abdomen, causándose una herida profunda. El dolor la inundó de inmediato, y un grito ahogado escapó de sus labios mientras la sangre brotaba de la herida. Esperaba que sus conocimientos del cuerpo humano no fueran tan incorrectos y hubiera apuñalado su apéndice como había planeado y no otro órgano más importante.

La sangre fresca comenzó a fluir, creando un reguero que pronto atrajo la atención del monstruo. Sus ojos llenos de hambre se fijaron en Claire, y el Demogorgon avanzó hacia ella con un rugido gutural.

Claire luchó por mantenerse en pie, su visión se nublaba por el dolor, pero sabía que debía mantener la atención del Demogorgon sobre ella. Había sacrificado su propia seguridad para proteger a Will, y ahora enfrentaba al monstruo cara a cara, dispuesta a hacer lo que fuera necesario para mantenerlo alejado del menor.

Luchó con todas sus fuerzas, pero el Demogorgon era formidable. Estaba a punto de desfallecer cuando pensó que, al menos, Will ahora estaría a salvo. Sabía que, muy pronto, Joyce vendría por él y lo rescatarían.

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