I love you, and you love me | JinLia (segunda parte)

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Ryujin pasó su mano por la cama, sintiéndola fría. Abrió los ojos de golpe, viendo que a su lado no había nadie, solo una almohada. Se sentó en la cama, empezando a ver a su alrededor.

Temió que todo haya sido un hermoso sueño, así que miró rápidamente su mano izquierda, donde en su dedo anular estaba un anillo de oro. Se relajó un poco, pero ¿dónde estaba ahora su esposa?

—¿Amor? —preguntó. Escuchó unas llaves, además de la puerta principal abriéndose. Se levantó de la cama, caminando hacia la sala de estar.

Lia estaba abrigada con una chaqueta negra y una bufanda blanca que, solo mostrada de la nariz colorada al resto de su cara, ocultando sus labios. En sus manos tenía una bolsa de, aparentemente, brochetas de cordero. Dejó la bolsa en la encimera de la concina, junto con sus llaves.

—¿Qué? ¿Ya no puedes dormir sin mí? —preguntó burlona, quitándose la bufanda y el abrigo.

La pelicorto le sonrió, acercándose para rodear con sus brazos la cintura de la recién llegada.

—Uhm... Sí, creo que ya no puedo —empezó a repartir por las mejillas de Jisu algunos besitos cortos, hasta que ella la tomó de las mejillas para besarle en los labios.

Pero, ¿por qué no volver tres semanas atrás?

[...]

Chaeryeong y Yuna llegaron al hotel que Ryujin les dijo, ambas con dos mochilas en manos con ropa, entre otras cosas.

La pareja no podía creer las palabras de Ryujin, menos aun cuando les había dicho que Lia y ella se casarían, y que las necesitaba a ellas dos como testigos.

Era temprano, no eran más de las nueve de la mañana. Por la noche, ha eso de las doce de la noche recibieron una llamada por parte de la pelicorto, ya que el teléfono de Jisu estaba en su abrigo que había dejado en el lugar de su boda.

La llamada fue rápida y precisa, no duró más de dos minutos.

—¡Ryujin! Ah...por fin llamas. ¿Dónde estás? —preguntó Chaeryeong desesperada.

—Estoy en Inchon con Jisu, y si es posible, no se lo diga a nadie más por ahora. Necesito que mañana viajen temprano y nos traigan una mochila con ropa. ¡Cierto! También te necesito a ti y a Yuna como testigos en el civil, ya sabes, piden dos testigos para casarse. ¡Oh! También trae tu cámara, necesito una fotógrafa profesional, ¿y qué mejor que mi mejor amiga? ¿Pueden hacer eso? ¿Sí? ¡Gracias! —y la llamada se cortó ahí.

—¿Qué? ¿Ryujin? ¿Hola? —Chaeryeong miraba a su esposa expectante—. Cortó...

Y ahí estaban, frente a la puerta de la habitación que les había dicho por un mensaje Ryujin. La pelirroja tocó la puerta, siendo abierta por una Jisoo vestida en una bata blanca, junto con su pelo alborotado y sus mejillas levemente sonrojadas.

—Genial, ya llegaron. ¿Trajeron la ropa? —la pareja se veía confundida, de cualquier forma, Chaeryeong le pasó dos mochilas, una con ropa de la castaña, y la otra de la menor.

—¿Me puedes explicar que van a hacer? —preguntó Yuna. Ryujin apareció detrás de la bajita, rodeando con sus brazos su cintura.

—Ya pueden darse una idea con lo que le dije a Chaeryeong en la llamada —la pareja abrió la boca sorprendidas.

— Están locas —exclamó Chaeryeong. Ellas se encogieron de hombros—. ¿Cómo consiguieron una hora para casarse por el civil tan rápido?

— Ventajas de tener un amigo juez que llega recién de sus vacaciones y tiene su agenda desocupada por ahora —dijo Lia tranquila. Yuna frunció el ceño.

—¿Le pediste a Minho que te case? —preguntó Yuna. Lia asintió.

—Bueno, le pedimos al hotel reservarles una habitación. Es la 210, de nada —se despidió la Shin mayor rápido, cerrando la puerta, dejando a la pareja confusa y sorprendida a la vez. Habían pasado dos días desde que la boda de Yeji y Jisoo no había resultado como se pensaba.

Ahora Lia se encontraba al lado de Ryujin, con las manos entrelazadas mirándose de vez en cuando, esperando por firmar aquel papel que las haría oficialmente esposas.

Las familias de ambas decidieron darles su espacio, esperando que ellas sean las que llamen primero.

Las testigos eran las mejores amigas de las novias, Chaeryeong y Yuna. Y el juez era Minho, un gran amigo de Lia quien, aunque tenía entendido al principio que su amiga se iba a casar con otra persona, decidió de cualquier forma casarlas.

Quizás no hubo una preparación o una ceremonia planeada y super arreglada, pero se tenían una a la otra, y eso era lo único que les importaba en ese momento.

Chaeryeong, aparte de ser el testigo de Ryujin, también fue su fotógrafa, algo por lo que estaba encantada porque en la boda de Yeji y Lia se había contratado a otro fotógrafo por decisión de Hwang. Así que, cada vez se iba moviendo de sitio para tomar fotos de los mejores ángulos posibles.

Las novias estaban vestidas con sus vestidos que habían utilizado hace dos días; Si no pudieron usar demasiado esos vestidos, debían aprovechar ahora que se estaban casando.

Y el momento había llegado, la pregunta más importante de todo un discurso.

—¿Shin Ryujin, aceptas a Choi Jisoo como tu esposa, para amarla, honrarla, consolarla, y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?

—Sí, acepto —firmó su parte del papel de matrimonio, luego mirando a la chica con una sonrisa.

—¿Choi Jisoo, aceptas a Shin Ryujin como tu esposa, para amarla, honrarla, consolarla, y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?

—Sí, acepto —firmó el papel con una sonrisa. Se pusieron frente a frente, entrelazando sus manos.

—Por el poder que me da el estado de Seúl, yo las declaro esposas —Minho miró a Ryujin—. Ya puede besar a la novia.

Oh, y claro que lo hizo. Ryujin unió sus labios con los de su ahora esposa; Lia pasó sus brazos por alrededor del cuello de la pelicorto, y esta posó sus manos en la cintura.

Yuna empezó a aplaudir junto con Minho, mientras Chaeryeong aprovechó para tomar más fotos con una sonrisa.

[...]

Ryujin tomo una manta para abrigarse, ese día hacía más frío de lo habitual. Lia dejó dos tazas de té en la mesita de la sala de estar, donde en el medio de la mesita había un plato con las brochetas de cordero. Se sentó al lado de su esposa, quien la abrigó con la manta, atrayéndola mucho más a su lado.

Ryujin puso "Dark", una serie de Netflix que habían empezado a ver juntas. La mayor tomó su taza de té con ambas manos, intentado calentarlas con la taza. Shin tomó una de brochetas, sacando uno de los trozos de carne.

—Amor, toma —dijo, llevando la brocheta a la boca de Jisu, la cual abrió su boca para sacar otro de los pedazos de carne, disfrutando del rico sabor que tenía.

Lia dejó la taza en la mesita nuevamente, acomodándose y recostando su cabeza en el hombro de Ryujin, quien rodeo con uno de sus brazos su cuerpo.

—Uh, mi mamá quería venir a ver el departamento, le dije que venga mañana, ¿esta bien? —sacó otro trozo de carne de la brocheta que poco a poco se iba quedando sin alimento.

Ella asintió tranquila.

—Por supuesto, sabes que tu madre siempre es bienvenida —ambas intentaban no despegar su vista de la serie, porque sabían bien que no podían perderse ningún pequeño detalle de esa serie, pero enserio, ningún pequeño detalle.

Hace una semana que se habían mudado a un nuevo apartamento, donde empezarían sus vidas de casadas.

Sus familiares se tomaron bien la noticia de que ahora estos estaban casadas, aunque claro, les sorprendió un poco.

Cuando el ultimo capitulo de la primera temporada terminó, ambas quedaron en trance. No sabían cómo, pero siempre esa serie, en cada capítulo, las hacia quedar en trance, pensando en millones de teorías que con suerte alguna podría ser cierta.

Antes que el primer capítulo de la segunda temporada empezara, Lia miró a Ryujin admirando su perfil.

— ¿Tengo algo en la cara? —preguntó mirándola expectante.

—No, es solo que... —le sonrió, llegando a mostrar sus encías. Recordó el día donde supuestamente se iba a casar con Yeji, donde Ryujin se levantó e interrumpió la boda—. Te amo.

Ryujin le sonrió enamorada.

—Yo también te amo —acercó su nariz a la de su esposa, rozando ambas narices, dándose un beso esquimal.

A veces las cosas no salen como planeábamos, y a veces es para mejor.

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