Nuevo objetivo escondido

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—Tengo que irme —anunció Shen Jiu observando por la ventana de la cocina hacia el exterior; Binghe yacía sentado en un banco de la isleta mientras terminaba de comer—, Yue Qingyuan ha llamado varias veces y no quiero levantar sospechas.

Era mediodía, demasiado tarde para una jornada laboral y Shen Jiu sabía las consecuencias de su atraso, sin embargo por primera vez después de quince años se permitía el sentirse amado y entregar a su vez el amor que había florecido en su interior, poco le había importado el tiempo cuando era Binghe quien lo retenía entre besos y caricias, entre miradas de fuego y susurros de hielo.

Ahora; era demasiado tarde, Yue Qingyuan podría entrar en una crisis nerviosa por sentirse perdido y solo al no encontrar quien le ayudara en su situación y lamentablemente Shen Jiu no estaba ahí para calmarlo.

—¿Debería fingir que soy un buen novio y pasar por ti a tu trabajo ficticio? —Bromeó Binghe aunque su seriedad no ayudaba mucho.

—No; te hablaré si llego tarde, necesito saber cómo está la situación entre ellos —Shen Jiu bajó la mirada hacia la tarja donde yacían sus manos apoyadas—, ahora más que nunca debemos ser precavidos, no te delataré y espero sea mutuo.

—No dudes de ello —Binghe se levantó para acudir donde su amado yacía para abrazarlo protectoramente por la cintura, pegando sus labios al lóbulo ajeno dando un sutil beso—, somos un equipo ahora ¿no? seremos falsos enemigos.

—Sí... —Musitó.

—Qingqiu —lentamente giró al nombrado, deslizó las manos desde su cintura hasta sus hombros, dejó una caricia suave al cuello amoratado y sonrió con ternura—, te amo y estamos juntos en esto —retiró una de sus manos para introducirla en el bolsillo de su pantalón de donde extrajo el anillo del pelinegro; lo colocó con infinita calma sintiéndose doblemente feliz por retomar aquella relación que solo se había perdido por un par de horas—, anoche me lo lanzaste y terminaste conmigo, pero fue como enemigo, ahora te lo vuelvo a colocar para hacerte saber que seamos quien seamos, al final de todo esto nos reuniremos para estar juntos y en paz como lo hemos deseado por años.

Shen Jiu observó el anillo de corazón, sonrió lentamente y asintió; Binghe depositó un beso en su frente y después se alejó.

—Señor francotirador —alzó el rostro para ver al alto quien se encaminaba hacia la salida de la salida—, cuide su espalda, hay un secretario fiel al candidato que lo está siguiendo —sonrió travieso ignorando el dolor de sus mejillas lastimadas—, puede verse frágil pero no dudará en lanzarle un disparo de amor.

—Tendré cuidado con ello —Luo imitó la sonrisa lanzándole un beso al aire—, aunque no lo crea hermoso joven espía, debo ir a arreglar las puertas de mi casa, anoche han violado la privacidad de mi morada y sinceramente espero encontrar al joven que cometió tal falta; mire que meterse a la casa de un sargento tirador, es atroz.

—Espero lo atrape, señor.

Ambos rieron bromistas, Shen Jiu avanzó al igual que Binghe hacia la salida, ya se había demorado demasiado.

—Qingqiu.

—¿Sí? —El nombrado observó al alto quien yacía a pocos pasos de la calle que dividía sus casas.

—Te amo.

—Y yo a ti también te amo. —Sonrió con tintes de vergüenza, cerró la puerta de su casa y encaminó hacia el auto sin mirar a Binghe ya que no podía alzar la vista o se sonrojaría como jamás lo había hecho.

Observó por el retrovisor como Binghe le despedía antes de encaminar hacia su casa para arreglar la cerradura de la puerta que él una noche antes había volado con un disparo; la sonrisa lentamente se fue desvaneciendo, aquella burbuja de amor solo le había durado unas pocas horas, era momento de enfrentar la realidad y hacer uso de su otra faceta personal.

Al llegar a la casa del gobernador, algunos guardias de seguridad se acercaron de inmediato para ver cómo se encontraba, algunos lo felicitaron por su valentía y otros se preocupaban por haberse enfrentado a una persona que pudo haberlo matado; sin embargo quien se sorprendió más fue Yue Qingyuan al ver el actual estado de su secretario.

—¡Por Dios A'Jiu! ¡Mírate! —El candidato evitó tocar al pelinegro.

Ver los labios lastimados, las mejillas raspadas mostrando un color rojizo con toques violeta, su mandíbula amoratada y lo más notable; su cuello con marcas de diez dedos dejando la evidencia de que le habían estrujado con fuerza mortal, causó en el hombre mayor una notable preocupación por su secretario y quien ya consideraba confidente.

—¿Por qué arriesgarte así? ¿Estás loco y quieres morir? ¡Estaba poniéndome nervioso al sentirme aislado ya que no respondías mis llamadas, creí que te había pasado algo malo!

—Lamento la demora señor, tuve asuntos que atender y olvidé el móvil en mi auto.

—¡No vuelvas a preocuparme así! ¡Suficiente carga tengo con mis propias estupideces como para pensar en que mi mejor aliado está en problemas!

Shen Jiu mantuvo el rostro indiferente, apenas se alzó de hombros antes de avanzar un poco más hacia su escritorio; su cuerpo seguía doliendo pese a haberse tomado los analgésicos por ende buscaba un apoyo en el cual respaldarse.

—¿Qué pasará ahora? ¿Seguirá el asesino tras nosotros? —Yue no le permitió seguir ya que señaló el corredor que daba a la sala.

—No lo sé señor —Shen Jiu fue guiado hacia el lugar donde se encontraba Shang Qinghua; el candidato lo invitó a tomar asiento para seguir charlando, al parecer no se libraría tan fácil de él—, estoy agotado mentalmente. —Sinceró liberando un corto suspiro.

—Xiao Jiu ha hecho un gran trabajo —Shang Qinghua habló firme y suave en dirección a Yue Qingyuan—, merece un descanso por ahora, no lo presiones.

—Perdón, es que yo...

—Solo nos resta una semana señor, las elecciones se acercan; lo mejor ahora es mantener el mismo plan, ir a mi casa cada noche y resguardarnos ahí hasta que sea el día final —Shen Jiu tomó un trago de jugo que la sirvienta le había dado—, no olvide que tenía planes el sábado.

—¿Sábado? —El candidato arqueó una ceja dubitativo.

—Sí, sábado... —Lanzó una rápida mirada a Shang Qinghua intentando hacer recordar al hombre.

—¡Oh! —Y por la sorpresa del hombre, Shen Jiu supo que tenía más trabajo que hacer al organizar la fiesta de compromiso donde Qingyuan le entregaría el anillo a Qinghua.

—Lo haremos aquí, pediré a cada guardia que vigile cada puerta y ventana, así me sentiré seguro de que no habrá ningún ataque sorpresa. —Expresó tan neutral como siempre.

Shang Qinghua observó el cuerpo contrario; Xiao Jiu lucía mal físicamente, admiraba el coraje que el joven había tenido al haber peleado con el asesino, sin embargo notó un gran cambio comparado con el día anterior donde incluso sus ojos lucían acuosos y su mirada navegaba entre la tristeza y la furia; ahora lucía relajado, tan indiferente aparentemente aunque sus ojos lucían vivaces y sin matices de sentimiento negativo.

Detalló en sus movimientos, lentos o rápidos pero precisos, casi automáticos, pausado en partes y demasiado fugaces en otros; así mismo observó su postura, la espalda totalmente pegada al respaldo del sofá eran clara muestra de que estaba relajado por completo, incluso tenía las piernas ligeramente estiradas.

Su mirada se centró en sus manos, con algunos raspones apenas visibles pero nada escandalosos para incapacitarle el movimiento, detalló también en un anillo pero ¿desde cuándo Xiao Jiu usaba joyería? más aun ¿desde cuándo Xiao Jiu usaba un anillo de pareja?

Analizó la forma del corazón, él los conocía muy bien ya que había llegado a usar uno con Yue cuando eran más jóvenes; imaginarse al secretario indiferente enamorado era tan extraño que no lo concebía en su mente.

Al alzar la vista se encontró con la mirada del pelinegro, profunda, fría y analítica, no había expresión facial pero bastaban sus ojos para hacerle entender que no era correcto hacerle un análisis a profundidad; Shang Qinghua se estremeció internamente sintiéndose amenazado sin saber por qué.

—La meta es ser gobernador, ¿qué sucederá después? —Preguntó curioso Yue Qingyuan.

—Usted gobernará señor, es más que obvio.

—Me refiero al proceso para atrapar a Gongzhu.

—Tengo entendido que se dejan pasar dos meses para que se haga el cambio de gobernante ¿cierto? —al ver que el mayor asentía, continuó hablando— pasado ese tiempo se levantará la denuncia contra él por asesinato en primer grado, al tener usted tal poder político, pedirá o más bien exigirá que se abra el caso de nuevo, ahí se expondrá la evidencia que tiene para poder meterlo a la cárcel, hacerlo antes acarrearía problemas.

—¿Cómo? ¡Podemos culpar desde ya a Lao Gongzhu!

—No señor, piense en su pareja —observó a Qinghua—, el director puede ser amigo del gobernador y puede irse contra él si usted se mueve antes, no deseamos eso ya que perdería por completo suponiendo que caería en crisis depresiva y no haría nada ya que el dolor le cegaría.

—Cierto, nunca lo pensé —El hombre suspiró largo.

—Seguirá con un perfil bajo; ¿entendido?

—¿Y con el jefe de Qinghua? ¿Qué pasará con él por ahora?

—¿Aún te amenaza? —Preguntó directo al nombrado.

Shang Qinghua inspiró hondo, se sentía nervioso cuando tocaban ese tema por lo que rascó con pereza su nuca antes de mirar el suelo, sin decir palabra alguna, Shen Jiu tomó aquello como un sí.

—Tendré que hacer algo —mencionó mirando su vaso de jugo; la mirada esmeralda se oscureció vagamente mientras pensaba—, necesito que grabes las amenazas que te da.

—¿Por qué? —Qinghua sintió que su mundo se venía abajo al tener que enfrentarse a ese hombre de nuevo.

—Porque quiero la evidencia para que sea destituido cuando el señor Yue asuma la gubernatura, no solo mandaremos a Lao Gongzhu a la cárcel, también el director que te amenazó por cómplice y amenaza.

—¿Qué pasará con el asesino? —Intervino el candidato para no poner más nervioso a su novio.

—¿Cómo?

—Sí, se escapó y te dejó así ¿no lograste reconocerlo?

—Lamentablemente no señor —suspiró fingiendo pesar—, tenía el rostro cubierto, el edificio estaba a oscuras y apenas y logré defenderme, era muy fuerte y yo muy confiado.

—Hay un asesino suelto tras de nosotros, no sé qué haré A'Jiu —gruñó tenso pasándose las manos por el cabello—, me persiguen a mí, amenazan a Qinghua, te golpean a ti y aunque nadie murió, tengo miedo y siento que no podré disfrutar una victoria que tú aseguras cuando realmente ahora ya dudo de ganar.

—¿Por qué lo dice señor?

—Aún está el medio hermano de Shang en la candidatura.

—¿Acaso no estaba herido? —Preguntó frunciendo el ceño.

—Sí pero de eso ya fue hace ¿dos semanas? ¿tres?

—Dos pero aún sigue en pie.

Shen Jiu evitó soltar un bufido, claramente le había dicho a Tianolang Jun que renunciara a la gubernatura para evitar problemas y el bastardo no había obedecido, aplicaría la fuerza por las malas y le lanzaría un disparo de amenaza para obligarlo a hacerlo, aunque con lo que haría los medios se encargarían de hacerlo mierda.

—No pierda ese ánimo, señor, sé que ganará y mientras eso pasa lo protegeré tanto como pueda.

—A'Jiu...

—Así sea una bala, me interpondré entre ella y usted con tal de que logre llegar a la gubernatura, debe exponer la realidad, debe limpiar el nombre de aquellos que murieron injustamente.

Shang Qinghua apenas arqueó las cejas, aquello había sonado tan romántico que por un segundo pensó en que Xiao Jiu tendría un interés amoroso hacia Qingyuan aunque lo dudaba ya que ese anillo de pareja le decía lo contrario.

Con tanta presión comenzaba a hacer suposiciones tontas y fuera de lugar, alejó aquellos pensamientos para centrarse de nuevo en la conversación, los ánimos del secretario se mostraban positivos y alentadores, así que decidió dejar todo en manos de él, si Yue Qingyuan confiaba en Xiao Jiu, él también lo haría.


—¿Señor? —Binghe anunció su entrada, se paró firme y adoptó el saludo militar frente a Lao Gongzhu.

—¡Oh Binghe! —El gobernador sonrió; aunque el nombrado tomó aquel gesto como algo cargado de burla y falsedad. Gongzhu se acercó al alto para imitar el saludo y así poder adoptar una pose fingidamente relajada— ¡Llevo días esperando por ti!

—¿Por qué recibo entonces su llamado hasta hoy? —Binghe se mantuvo recto, portando el uniforme de sargento, cargado de medallas bien pulidas.

—Porque hasta apenas te he solicitado —mantuvo el gesto feliz antes de irse desvaneciendo, la burla permanecía latente en cada movimiento—, quería preguntarte algo mi querido Binghe, ¿por qué sigue vivo Yue Qingyuan? ¿Hasta cuándo seré complacido con la noticia de que recibió un disparo y murió?

—Es un objetivo difícil, rara vez se expone al público.

—¿Tan escurridizo es?

—Así es señor, desde que me encomendó la misión lo he seguido, sin embargo el hombre difícilmente sale de casa y hay exagerada protección en su hogar.

—¡Maldito imbécil, ha de intuir algo! —Gruñó reluciendo su estado de ánimo.

—Quizá; he pensado en dispararle el día de la elección cuando salga a dar su voto. —Sinceró Luo; había pensado en ello desde que Qingqiu se había marchado; su relación temblaba a causa de motivos laborales, su lado correcto y leal a su trabajo le gritaba que concluyera su misión, mientras que su interior romántico anunciaba un corazón roto a causa de un amor perdido, ahora se encontraba en un debate interno en seguir o no la misión.

—¿Será conveniente?

—Se expondrá al público. —Apenas y afirmó dando el convencimiento de sus palabras.

—No —declinó aquella idea casi de inmediato— sería algo que abriría un caso de investigación, tres candidatos asesinados darían mucho material a los reporteros para hilar un caso —restó importancia con la mano, rascó su barbilla y meditó—, vamos a darle la falsa creencia de que él salió impune. —Expresó soltando apenas una risa.

Binghe esperó paciente alguna respuesta, ver el rostro cargado de burla del ajeno solo le hacía cuestionarse si estaba correcto aquello.

—En los dos meses posterior a las elecciones, se tiene que hacer todo cambio de partido o papeleo, le daremos ese lapso para que se sienta en confianza de que ganó y nadie podrá derribarlo, entonces... —su mirada se encontró con la achocolatada y sonrió— le dispararás el día de la Independencia.

—¿Quince de agosto? —Recordó de inmediato.

—Sí, lo harás cuando esté dando su discurso de libertad e independencia, le robaremos la libertad y lo haremos dependiente de la muerte. —Sonrió imaginando aquello.

—Entendido.

—Puedes retirarte, espero ansioso ese día para ver como cae, los estorbos deben ser eliminados y el poder debe ser controlado. —Afirmó para sí mismo regodeándose de sus propias ideas.

Binghe se despidió, avanzó hacia la puerta donde uno de los guardias le abrió para permitirle el paso, abandonó el lugar sintiendo la extraña sensación de traición; no quería perder a Qingqiu pero tampoco quería ser recordado como un incompetente en su última misión.

Contuvo un bufido que liberó al estar en el interior de su camioneta, la bruma de sus acciones comenzaba a asfixiarlo lentamente; arrancó el auto y emprendió camino a casa, no había nada que hacer ya, la agenda de Yue Qingyuan estaba vacía anunciando que el candidato no saldría de casa hasta el primer domingo del mes, donde acontecerían las elecciones.

Avanzó ignorando que el auto de su mejor amigo se encontraba estacionado a pocos metros de él; del mismo salió Mobei Jun quien portaba el uniforme de soldado, se podía apreciar como un hombre increíblemente fuerte y determinado a cumplir con una nueva misión ya que desconocía por completo sobre Binghe.

Se internó en el palacio de gobierno donde fue recibido por Gongzhu quien al verlo entrar mostró la misma actitud que con Luo, tras el saludo, el hombre tomó asiento relajadamente esperando así encontrar respuesta a sus dudas; desconfiaba de Binghe, siendo el mejor tirador y que aún no hubiese sido capaz de acabar con Yue Qingyuan significaban que se encontraba entorpecido por algo y estaba dispuesto a llegar al fondo del verdadero motivo de su lentitud laboral.

—¿Qué ha pasado realmente con Yue Qingyuan?

—Es un hombre escurridizo —sinceró causando que Lao Gongzhi se asombrara por tener la misma respuesta, Mobei Jun se mantuvo firme mientras continuaba hablando—; lo intenté dos veces antes de ser obligado a dejar la misión ya que el sargento Binghe me despidió por incompetente.

—¿Cómo fue eso? —Arqueó una ceja con total interés.

—El primer tiro lo intenté, el objetivo era claro, preciso; no había fallo alguno —expresó recreando el movimiento con las manos, rectas como si tuviese frente a él al candidato—, pero cuando disparé él... —gruñó tensando los puños— ¡Se hizo de lado! —Alzó la voz siendo cargada de frustración.

—¿Qué? —El gobernador abrió la boca con asombro— ¿Cómo pudo siquiera ocurrir eso? ¿Acaso sabía que iba a morir?

—No lo sé señor, ese fue el primer tiro fallido, después fue el sargento Luo quien hizo los cálculos, al igual que yo estaba frustrado por haber desperdiciado una bala, sucedió lo mismo que el primero el tiro era perfecto, un tanto más fácil ya que la luz del sol nos daba acceso a la vista del lugar —puntualizó moviendo nuevamente la manos al frente—, y aquí ocurrió algo extraño.

—¿Qué? —Preguntó nadando en la curiosidad y el asombro.

—Cuando disparé —entrecerró los ojos reviviendo lo visto—, él se levantó y la bala impactó en su espalda, cayó en la mesa, incluso creí que había muerto pero no —soltó un bufido frunciendo lentamente el ceño al recordar que por culpa de aquel hombre había sido prácticamente despedido de su primera misión solista— ¡El bastardo seguía vivo! ¡Tenía puesto un maldito chaleco antibalas!

—¿Cómo pudo ser eso posible? —gritó furioso— ¿Acaso sabía que estaban detrás de él?

—Es posible —analizó el joven candidato a sargento, se cruzó de brazos unos segundos—, robé su agenda para saber mejor sus movimientos, ahí había lugares y fechas donde él saldría fuera.

—Espera —detuvo al soldado alzando la mano, segundos después se rascó la barbilla recordando que Binghe le había dicho que el candidato prácticamente no salía de su hogar— ¿Qingyuan sí salía de casa?

—Sí, tiene la agenda llena hasta la última semana de elecciones, antes de eso todo estaba lleno.

—Pero entonces ¿cómo pudieron fallar teniendo tantas oportunidades?

—El sargento escogió los restaurantes más importantes ya que mencionó que el señor Yue no se movería demasiado por estar comiendo, pero en las dos fallé y no sé si mi sargento haya dado en el tercer intento.

—¿Tercero? —arrugó el ceño curioso— ¿Binghe intentó dispararle?

—Así es señor, me despidió de ser el tirador para que él asumiera mi lugar, en las noticias no hay nada respecto a un atentado, mucho menos hay noticias malas del candidato, al contrario todas hablan de lo bien que va su campaña y el éxito que tuvo en la externa gracias a su equipo de campaña.

Gongzhi arqueó una ceja, desvió la vista hacia el escritorio y pensó; analizó las palabras de Binghe ya que él no le había mencionado nada sobre los tres disparos fallidos, tampoco le comentó que había despedido a Mobei Jun quien prácticamente no solo era su mano derecha en las misiones sino que también era su mejor amigo, quedaba Yue Qingyuan, el hombre parecía intuir todo pero lo más extraño es que tuviese tanta seguridad en aquellos movimientos que llevaron a los tiradores a fallar la misión.

—¿Tiene guardaespaldas personal? —Interrogó de la nada.

—Sí señor aunque no me iría tanto por su guardia —observó al gobernador quien le devolvió el gesto interrogante—, me iría por el dueño de la agenda.

—¿Dueño?

—Cuando robé la valiosa libreta de información, leí al inicio que pertenecía a Xiao Jiu, quien ocupa el puesto de su secretario dada la información que él mismo rellenó.

—¿Y ha salido a la luz? ¿Lo conocen ustedes?

—No señor, en mis dos intentos no vi nada anormal, solo al candidato y su pareja.

—Ese tal Xiao puede ser el causante de todo problema —juntó sus manos entrelazando los dedos, apoyó su mentón entre las mismas y entrecerró los ojos—, si no podemos acabar con Qingyuan aún, lo haremos desde abajo, empezando por su mediocre secretario, él puede saber todo, corremos riesgo de que si acabamos con Qingyuan sea Xiao Jiu quien delate todo y muestre la evidencia.

Habló para sí mismo ya que Mobei Jun permaneció en silencio tan solo analizando al gobernador, el problema se complicaba y no había forma de erradicarlo más que acabando primero con el secretario para posiblemente seguir con el novio y concluir con Yue Qingyuan, buscaría la forma de aislarlo hasta la locura y posteriormente la muerte.

—Te encomendaré una misión solo a ti —centró la mirada en Mobei Jun quien asintió—, mata a Xiao Jiu, seguirás con Shang Qinghua y finalizarás con Yue Qingyuan, si Binghe no logra acabarlo el día de independencia, serás tú un respaldo secreto quien le disparará en el mejor momento.

—Entendido señor. —Asintió aceptando la orden.

—Elimina a los tres estorbos.

—Sí señor. —Mobei Jun alzó la mano ofreciéndole al hombre mayor un saludo en señal de que la misión había sido aceptada.

—Tienes dos meses para llevar a cabo la misión, aunque si te soy sincero me gustaría que les dieras al menos un mes de paz para empezar el siguiente haciéndolos sufrir, le daremos a Qingyuan el privilegio de vivir un poco más, espero que disfrute su día de la independencia estando solo ya que ni su secretario ni su amado novio estarán a su lado. —Carcajeó burlesco imaginando la escena del futuro gobernador saludando a la gente con lágrimas en los ojos por seguir de luto.

—¡Sí señor! —Volvió a repetir.

—Puedes marcharte, nos veremos después.

Mobei Jun asintió, se despidió con un saludo y procedió a marcharse, ya que aquella misión era secreta, no podía revelarle nada a Binghe aun cuando fuese su mejor amigo, le demostraría que tenía un buen tiro y era digno sucesor suyo; con aquello en mente se marchó a casa, tenía un mes para lograr su tarea, quedaba ahora el empezar a acechar a Xiao Jiu para darle un buen tiro y hacerle entender a Qingyuan que no estaba tan protegido como creía.



Shen Jiu condujo en silencio hasta el departamento que compartía con Qingyuan y Qinghua, los tres iban silenciosos, cada uno pensando en sus propios problemas.

Yue Qingyuan inmerso en cuestionarse si ganaría o no, cargado de duda por no saber qué hacer realmente con toda aquella situación que se desenvolvió por ser cómplice silencioso de un homicidio, la vida de Qinghua corría peligro y por ende no podía mostrarse nervioso ante el menor o lo asustaría y eso era lo que menos deseaba.

Por otra parte estaba su confianza plena y ciega para con Xiao Jiu, aunque esclareciendo sus pensamientos después de los tres incidentes, comenzó a pensar algo importante; ¿Cómo sabía A'Jiu el lugar de donde venían las balas? ¿Cómo había acudido él solamente a enfrentarse contra alguien desconocido?

Observó hacia el frente, donde observó el perfil del secretario, aparentemente lucía indefenso e incapaz de causar daño pero desde aquella primera noche donde lo vio sacar y manejar con facilidad una pistola, supo que las apariencias llegaban a engañar; todos aquellos pequeños detalles comenzaban a sobresalir ahora que pensaba mejor las cosas, sin embargo no podía juzgar al chico, no cuando había puesto en riesgo su propia vida para salvarlo, por ende decidió no argumentar nada en su contra, no cuando no sabía que era lo que realmente pasaba por la mente del joven secretario.

Shang Qinghua al igual que Yue y Shen Jiu, iba inmerso en sus pensamientos, un escalofrío recorrió su columna al pensar en que tenía que enfrentarse a su director, con una vez había sido suficiente para él el sentirse asustado y realmente amenazado, no quería hacer eso, no quería sentarse frente al hombre para revivir de nuevo el tema que lo acusaba como cómplice de robo.

No.

Hablaría a solas con Xiao Jiu para expresarle lo que realmente sentía, no podía contribuir a una misión donde el miedo cerraba cualquier pensamiento, incluso podía arruinar todo y exponerse a una muerte segura. Resopló apoyando la frente contra el cristal del auto, definitivamente hablaría con Xiao Jiu sobre aquella situación.

Finalmente, el nombrado solo podía concentrarse en llegar al departamento, dejar a la pareja y retornar a la ciudad para ir específicamente a su casa donde tenía la información de Tianlang Jun para obligarlo así a renunciar a la candidatura, aun no era tiempo de descansar, tenía mucho por lo cual pensar sobre Qingyuan y su vida, todo giraba solamente en torno a él por ahora.

Al llegar al departamento, subieron en silencio y fue Xiao Jiu el primero en entrar encendiendo las luces a su paso, la pareja fue directo al sofá donde tomaron asiento sintiendo también el agotamiento mental a causa de sus propios pensamientos.

—Iré por la cena —anunció el secretario— ¿desean algo en especial?

—Lo que sea, realmente cualquier comida ahora es valiosa. —Admitió el candidato.

—¿Les apetece un par de hamburguesas?

—Maravilloso. —Afirmó Qinghua.

La compra fue rápida, Shen Jiu retornó al departamento dejando la cena en la mesa, Shang le ayudó colocando lo necesario para hacer de aquella comida algo falsamente tranquilo, todo transcurrió en silencio, incluso sentían que el hablar podría romper aquella tensa paz que se había impuesto dadas las circunstancias.

—Iré a mi cuarto, comienza a dolerme un poco el cuerpo. —Se excusó el pelinegro tras haber comido apenas y media hamburguesa, se levantó con calma y avanzó hacia su recamara ignorando las miradas.

La pareja terminó de comer, Shang Qinghua observaba de vez en cuando en dirección hacia el corredor, necesitaba hablar con Xiao Jiu antes de que se durmiera, quería exponerle sus miedos esperando encontrar empatía para no verse forzado a cumplir con algo que no deseaba, así que cenó tan rápido como pudo para levantarse y pretextar ir al sanitario.

A pasos silenciosos se acercó a la puerta, pegó la oreja en la madera y escuchó murmullos, suavemente colocó la mano sobre la perilla y la giró lentamente hasta abrir un poco la puerta, sabía que era erróneo el escuchar conversaciones ajenas si es que Xiao Jiu estuviese hablando pero necesitaba expresar su sentir lo más pronto posible.

—Me duele el cuerpo —fue lo primero que escuchó, sintió al instante un pinchazo de culpa por no haber ayudado en nada, salvo en ser la carnada—, volveré a casa en un rato, dejaré al señor Yue con su pareja.

Qinghua frunció el ceño ¿volver a casa? ¿qué acaso no estaba ya en la suya?

—Tengo cosas que hacer Binghe, debo regresar por la madrugada, lo siento.

Hubo un rato de silencio, tal vez la otra persona estaba hablando causando el mutismo del castaño.

—¿Acaso estoy oyendo a mi novio celoso?

Por el tono empleado, Qinghua supo entonces que Binghe era el nombre de su novio, bueno, tal vez era tanta su intimidad que por ello recurría a escapar un par de horas sin decir la verdad, que iba a encontrarse con su pareja.

—Lo siento, es trabajo y lo sabes, cuando esto acabe podremos pasar tiempo juntos, aún hay cosas pendientes que resolver así que por ahora colgaré, iré en un rato por lo necesario y volveré. —Y colgó.

Shang Qinghua cerró la puerta tan rápido como pudo, fingió no haber escuchado nada y se alejó solo para volver en sus pasos y así tocar la puerta para que Xiao Jiu abriera, ahora sabía que el secretario si tenía pareja y que ese anillo significaba bastante. La puerta se abrió revelando al secretario serio y tranquilo.

—A'Jiu espero no importunar —expresó ligeramente nervioso— necesito decirte algo.

—Adelante.

Shang Qinghua se sorprendió internamente por el cambio de actitud, con su novio se mostraba tan feliz y humano que escucharlo ahora con el tono de siempre le causó gran desconcierto por saber que el secretario era demasiado reservado en su vida a grados impensables. Dejó que Xiao Jiu se sentara en el borde de la cama para poder situarse frente a él.

—No puedo hacerlo —suspiró largo ganándose una ceja arqueada por parte del mayor—, no puedo sacarle información al director.

—¿Por qué no?

—Miedo —parpadeó observando hacia la ventana—, le tengo mucho miedo Xiao Jiu, no quiero arruinar los planes por mi actitud, no quiero que Yue corra más peligro al no ser capaz de enfrentarme a ese señor.

—¿No eres capaz de hacerlo? —Lentamente fue frunciendo el ceño.

—No, lo siento pero es mejor que lo sepas a que me mandes confiando en mí y que el resultado sea un desastre. —Su labio inferior tembló, Xiao Jiu le inspiraba miedo aún sin haberlo enfrentado, lo respetaba demasiado pese a verse como alguien frágil demostrando así que era todo menos eso.

—Supongo que no te puedo obligar —el secretario relajó los hombros y asintió—, está bien joven Shang, no te preocupes que encontraré otra salida para desenmascarar al tal Woo.

—¿De verdad? —Sonrió esperanzado.

—De verdad, ahora solo tengo que pensar, tal vez me ayude el dormir un poco.

Shang Qinghua captó la indirecta, sabiendo que en realidad el joven golpeado se iría a encontrar con su novio, lo que le hacía pensar ¿acaso el novio no hacía nada para saber lo que le había ocurrido? ¿Xiao Jiu le contaría que trabajaba para Yue? ¿El novio no se molestaría al ver a Xiao Jiu en tan mal estado físico?

Aquellas dudas crecieron en su interior, sin embargo no diría nada por ahora, no cuando el secretario se merecía un descanso lejos de ellos para ver a su posible razón de ser feliz.

Se marchó para ir hacia la sala donde invitó a Qingyuan a limpiar la cocina para marcharse a su recámara, solo así le daría el espacio necesario a Xiao Jiu para que se pudiera ir al encuentro con su pareja.

Era prematuro pensar en algo más, ahora debía concentrarse en pasar tiempo con Yue Qingyuan quien se notaba tenso, declinaría por ahora de revelar información personal sobre su secretario y se dedicaría a consentirlo entre besos y caricias.

Al cerrarse la puerta, otra se abrió; Shen Jiu salió de su recamara en silencio para abandonar el departamento, encendió el auto y condujo con mediana velocidad hasta su verdadera casa, ahí donde tras llegar le recibió un sonriente Binghe.

Ninguno de los dos soltó sus planes, no quería tirar abajo su amor prematuro, necesitaban avanzar en sus proyectos para que llegado un momento fuesen siendo entrelazados por ambos, solo así ambos podían ganar, siendo totalmente ignorantes de que ahora eran nuevos objetivos por dos personas ajenas a su realidad.



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