CAPÍTULO XXXIX

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Wattpad me la hizo de nuevo y tuve que borrar el cap, perdón:((( aquí esta de nuevo, disculpen.

¿Está seguro de lo que estás diciendo?" Anonadado, Paul se cubrió la boca con ambas manos y después talló sus ojos.

"¿Por qué dudan?" Bennet estaba muy cabreado. "Yo mismo lo escuché, estaban en el pasillo."

"Lo dudo porque Maxime siempre ha sido uno de mis hombres de confianza." Kéven se hallaba transitando en su oficina, sin encontrar la serenidad. "No puedo creer que nos esté traicionando."

"Pues al parecer le ganó el remordimiento." El mosquetero se tronó los dedos de la mano derecha. "Es un traidor."

"Explícate de nuevo." Los ojos llameantes del mayor, le enfocaron. "¿Qué fue lo que oíste?"

Bennet tomó aire, moderando su ira. "Yo estaba en la alcoba de a lado, con Christian... cuando ya iba a irme, escuché la voz de Maxime hablarle a Louis y pensé que iba a molestarlo. Me le iba a unir, pero antes de que pudiera salir, Max abrió la boca."

"Palabras exactas." Murmuró Kéven de forma amarga.

"Ugh, no sé... fue algo como Bennet y Paul te han visto coqueteando con el príncipe y planean decirle a Kéven." Repitió con fastidio. "Y Louis le dijo algo como... no recuerdo, dijo que eso no lo podíamos usar en su contra."

"¿Y qué más?"

"Maxime dijo que nosotros no éramos el verdadero problema." Se señaló, y luego lo hizo con su amigo. "Que la cuestión aquí eras tú." Lo apuntó con un movimiento de ojos y cejas.

"Nos delató." Las uñas de Paul se encajaban en sus propias palmas. "¡Es un jodido desleal!"

"Lo esperaba más de ustedes, que de él."

"¿Qué?"

"Una traición de esa magnitud era más factible que proviniera de cualquiera de ustedes dos." Su superior se sentó en el filo del escritorio. "Nunca de él."

"¿Deberíamos sentirnos ofendidos?" Ambos muchachos le observaron con el ceño levemente fruncido.

"Sean realistas, si alguien llegase a ofrecerles una mayor recompensa de la que yo les doy, a cambio de revelar información, son capaces de todo, ustedes son codiciosos y egoístas cuando se lo proponen."

"¿En ese concepto nos tienes?"

"Que importa, ¿quieres callarte, Bennet? Necesito pensar." Kéven le regañó, colocando su mano hecha puño bajo su nariz.

"Aquí la única buena opción es deshacernos de él." Sugirió Paul, golpeando el piso con la punta de su bota. "Eso y más se merece."

"Mi pregunta es, ¿por qué lo hizo?"

"Yo que voy a saber, ¡No vivo en su cabeza!"

"¿No se supone que tú lo sabes todo?"

"¡Más que tú, si!"

"¡Eres un estúpido!"

"Y tú un-"

"¡Ya basta!" La palma de Kéven se estrelló contra la madera del escritorio, provocándoles casi un infarto a sus dos mosqueteros. "Estoy harto de ustedes, si no se callan en este momento, los primeros en desparecer serán otros."

Al mismo tiempo, los chicos tragaron saliva ruidosamente, notaron lo exasperado que su jefe se encontraba, juraban ver el humo saliendo por sus orejas y la cólera brillar en sus ojos, más abiertos que nunca. Paul retrocedió un paso, tapándose reservadamente tras el hombro de Bennet.

No estaba furioso, estaba peor que eso, el nivel de rabia que le estaba carcomiendo se salía de todas las escalas posibles. Su mente solo se encargaba de darle vueltas y vueltas al asunto, era más que obvio que Louis ya tenía conocimiento de la poca información que sus aliados tenían.

Y todo era culpa de Maxime.

"Escuchen." Kéven les observó a través de sus pestañas. "Les voy a dar una hora, ¿me oyeron? Una sola hora para que vayan por él, y lo lleven a dónde ya saben."

"¿Justo ahora? ¿Qué le diremos a la princesa? Bastante difícil fue pedirle permiso para venir aquí."

"Entonces, ¿cuándo quieres, Ben?" El mayor parecía estar fuera de sí. "¿Quieres que primero lo invitemos a comer y después lo llevan? Porque si eso quieres, pueden hacerlo."

"Y-yo no lo decía por eso." Su voz salió muy temblorosa, y dio una zancada hacia atrás, chocando con el pecho de su amigo.

"Yo creí que le querías llevar a tu amigo, una rica taza de té." Kéven se giró, sacado de quicio.

Se le había inyectado un tono rojo a su rostro, su mandíbula estaba tan marcada que parecía dolerle y la sonrisa macabra que tenía dibujada en sus labios, era aterradora. Pocas veces lo habían visto así, contadas en realidad.

"¿Por qué siguen aquí?" Habló de espaldas a ellos.

"¿Perdón?"

"Les indiqué algo, ¿no?" Tomó un vaso de vidrio que se encontraba vacío sobre el escritorio, y le vertió agua hasta el tope con una jarra. "¿Qué están esperando?"

"Nada, solo-"

La pausa que hizo Bennet fue debido al movimiento tan brusco que hizo para esquivar el proyectil lanzado por Kéven, el vaso había sido arrojado con toda su fuerza hacia los muchachos, con la única intención de romperlo justo en el rostro de uno de ellos.

Gracias a lo que sea que le ayudó, el mosquetero había actuado a tiempo, retrayéndose a un lado y empujando en el acto a Paul, quién se desplomó en el suelo sin siquiera poder amortiguar la caída con las manos. Ahora, ambos estaban mojados, con el corazón latiendo en sus orejas por el susto, y los cristales del objeto esparcidos detrás de ellos, había terminado por estamparse en la pared.

"¡Tienen una hora!" Enardecido, les escupió a los mosqueteros. "¡Largo de aquí!"

Aprovecharon que su jefe se dio la vuelta, Bennet ayudó a su compañero para que se levantara lo más rápido posible, y a tropezones, huyeron de la oficina, dejando la puerta abierta.

Kéven se dirigió a su silla, dejándose caer en ella. Apoyó los codos sobre el mueble y entrelazó sus dedos, mirando hacia el frente hasta que divisó la silueta de Pierre asomarse por la entrada.

"¿Puedo?"

"Pasa."

Pierre entró, mirando el desastre en el suelo, el agua y los vidrios regados por todos lados, supuso que por eso los mosqueteros habían salido volando del lugar.

"¿Todo bien?" Se aventuró a cuestionar, colocando las manos detrás de su espalda.

"Mejor que nunca."

"¿Necesitas algo?"

"Si." Su mirada estaba perdida y tenía la respiración muy acelerada. "Vamos."

Su amigo prefirió no preguntar a dónde, simplemente asintió con la cabeza, y le permitió el paso a Kév, este casi lo arrolla al salir. No sabía lo que estaba ocurriendo, pero algo le decía que no era nada bueno, así que prefirió mantenerse al margen y acatar las ordenes para no tener ningún enfrentamiento.

Cuando el jefe estaba así, lo mejor era solo obedecer.

Harry se había dejado caer sobre Louis, cuando encontraron un lugar lo suficientemente escondido por unos arbustos muy frondosos. Era toda una fantasía, el príncipe amaba con locura las flores y hasta cierto punto, a Louis le causaba diversión el concepto: follar en un bosque, al aire libre, y a plena luz del día.


Sonaba bien.

Louis estaba sobre el césped, con su espalda recargada en la base de un árbol, y el príncipe, con las piernas a cada lado de su cadera, se mantenía sentado en él. Los ojos del castaño viajaron por el chico, por los rulos desordenados, por las mejillas rosadas y los labios brillantes por la saliva.

"Hagamos esto rápido, ¿bien?" Decretó, envolviendo sus brazos en la cintura del menor.

"Si, si." Ronroneó el ojiverde, dando un pequeño brinco de emoción.

El mosquetero le sostuvo con fuerza, para que no hiciera eso de nuevo, o al menos no por el momento.

"Tú estás rogando prácticamente porque yo te folle aquí, ¿no?" La respuesta del rizado, fue dada con su cabeza. "Entonces, el trabajo lo harás tú."

"Lo haré, dime qué hacer."

Ante lo dócil que su príncipe se estaba mostrando, tuvo que remover su cuerpo sobre la superficie natural en la que se hallaba reposando. Un calor le recorrió el cuerpo, llegando justo al punto más susceptible.

"Primero, harás lo que siempre haces, restregarte así." Ordenó, y le movió por las caderas, guiándolo de atrás hacia adelante.

El menor abrió sus ojos de más, pero accedió. Con la trayectoria marcada, empezó un calmado vaivén con su trasero, y aunque se hallaban vestidos, podía sentir perfectamente el miembro que pedía a gritos debajo suyo.

Se le hizo agua la boca, meneaba su cuerpo de forma indecente, ahora lo hacía en círculos, arrancándole al mayor unos cuantos jadeos. No se habían dejado de mirar, ambos mantenían su boca entreabierta y las manos de Harry se afirmaron al tronco donde Louis estaba apoyado, justo a los costados de su cabeza.

"Bien hecho, justo así." Proclamó el ojiazul, llevando su mano al cuello del rizado. Rodeó los dedos sobre su garganta, y los presionó, ejerciendo solo un poco de fuerza. La otra mano, la llevó al interior de su pierna apretando también esa zona.

El príncipe no necesitaba más instrucciones, amaba hacer eso y lo hacía de maravilla, el frotar su culo en la polla de Louis con ímpetu, era su perdición; con toda intensidad, como si quisiera desaparecer la tela entre ellos mediante la fricción.

Louis notó su desesperación, se sintió muy bondadoso como para dejarlo sufrir de tal modo. La mano que reposaba en su muslo, la llevó hacia el inicio de su pantalón, y sin previo aviso, la introdujo en busca de algo interesante.

Se encontró con el miembro semi duro, recién estaba comenzando a resentir la lujuria. Cuando Harry sintió el tacto frío sobre su hombría, contrajo el abdomen y su primer instinto fue besarlo, pero se lo impidió. Lo detuvo por el cuello, ahorcándole con menos consideración y él gimoteó, dejando caer sus párpados y abriendo más la boca.

"¿Qué? ¿El próximo rey desea un beso de un simple mosquetero?" Dijo el castaño, antes de comenzar a masturbarle de forma pausada.

Se tomaba el tiempo de recorrer toda la extensión, bajando y subiendo por todo el falo y haciendo círculos en el glande con su pulgar. Mientras tanto, Harry se seguía moliendo en contra suya, muy sediento de placer y en busca de una liberación que Louis le iba a dar más adelante.

"Luces tan desesperado."

"Lo e-estoy." No le importaba delatarse, solo necesitaba una cosa y extrañaba esa sensación a la que ahora se estaba acostumbrando.

"¿Si? ¿Qué podría hacer yo para ayudarte?" Claro que al mosquetero le gustaba jugar con su juicio.

"Tú puedes hacer de todo conmigo."

Harry le tomó por la muñeca, enterrándole sus yemas en la piel. Por consiguiente, Louis aflojó el agarre en su cuello y fue ahí donde aprovechó para echarse al frente y estampar sus labios con un suspiro de por medio. Lo único que le importaba era devorarle la boca, besarlo hasta dejarlo sin aliento, morder sus labios y chocar sus narices por el desorden que eran.

Ahora el ojiazul se fundió en sus brazos, sin detener las caricias sobre su miembro, el cual ya goteaba por la sensibilidad tan notoria. El menor ahogaba los gemidos en su boca, sus mejillas traseras podían sentir la carne dura entre ellas, y anhelaba un mayor toque.

"Quítate los pantalones y calzoncillos, ya." A veces creía que el castaño se metía en su mente por la forma en la que adivina sus pensamientos.

Asintiendo frenético, se quitó de encima suyo y como pudo, empezó a retirar la parte inferior de sus finas prendas. Louis hizo lo mismo, solo que él, únicamente se quitó los pantalones, quedándose en ropa interior.

Palmeó su regazo cuando el príncipe estuvo listo, y este volvió a su posición anterior, a horcajadas encima de él. Por fin chilló gustoso, cuando sus glúteos hicieron contacto con solo una delgada tela, era lo único que se interponía entre él y el pene de Louis.

"Tú te vas a encargar, Harry." Indicó vacilante, buscando su mirada y le apretó los cachetes con una sola mano. "Tú vas a manejar todo esta vez, yo solamente me voy a dedicar a mirarte y gozar de mi deliciosa vista. Y no tienes que hacer ruido, ya hiciste bastante." Finalizó, aventándole el rostro a un lado.

"C-como pretendes que yo... ¿No puedo hacer ruido?" Habló, procesando la advertencia.

"No." Su manzana de adán se marcó. "Porque si lo haces, Niall te va a oír y no querrás que te de un sermón sobre ello, ¿o me equivoco?"

Louis se había metido en un papel casi dominante, nunca lo había hecho y por primera vez estaba probando.

Descubrió que le gustaba mandar.

Y Harry también se percató de que le ponía muchísimo recibir órdenes.

"Así que esto harás, te dejarás caer las veces necesarias sobre mi polla, te vas a follar hasta que tus piernas tiemblen." Habló autoritario, y sólo bajó la parte superior de sus calzoncillos, sacando su miembro, rojo e hinchado por la falta de atención.

Harry apretó su estómago y relamió sus labios. Cada palabra pronunciada por esa voz tan seductora, le estimulaba tanto, al grado de volcar los ojos y retorcer su cuerpo.

"Levántate un poco. Solo me encargaré de prepararte." El mosquetero le tomó de imprevisto por las nalgas, azotándolas en el proceso. Y el menor por poco rompe el trato, estuvo en la cuerda floja cuando quiso sollozar.

"N-no... yo, uhm... no es necesario, creo." Logró decir por lo bajo.

"¿Cómo? ¿Por qué?"

"Mhn, yo... quizá yo me... me preparé desde antes." Dijo con clara vergüenza, sin atreverse levantar la cara. "Quizá mientras me duché..."

"¿Te metiste los dedos?" Cortó sin recato, sintiendo su temperatura aumentar. "¿Tú te metiste los dedos y aún así quieres que te folle?"

"Si lo dices de ese modo, suena muy glotón de mi parte... pero si, básicamente."

"Maldita sea, Harry."

Louis cayó en trance, su mente había generado las escenas más inapropiadas sobre el muchacho clavándose los dedos hasta el fondo, llorando de placer mientras movía su muñeca con desenfreno. Éste notó de inmediato las pupilas dilatarse más de lo que ya estaban, y por un segundo creyó que había hecho algo mal.

"Entonces, es toda tuya."

Antes que nada, Louis escupió en su propia mano varias veces y recorrió su longitud con ella, ensalivándola para no lastimarle. Le ayudó a levantar con ambas manos, aún tomándolo por el trasero y éste se sostuvo con sus rodillas.

La respiración del ojiverde estaba descontrolada y el mayor guió la cabeza de su miembro al apretado agujero que ambicionaba recibirlo.

"Respira profundo y baja despacio." Volvió a decir, frotando varias veces el glande, sobre el pliegue de sus nalgas.

Harry lo hizo y el ardor previo se hizo presente cuando empezó a descender lentamente sobre el ojiazul. Su pequeño juego en el baño lo había ayudado pero no como esperaba, por la excitación dejó de razonar y pensó que el grosor del castaño se comparaba con sus dos dedos.

No era siquiera una aproximación.

Nunca había hecho un esfuerzo tan grande en su vida como hasta ese día, mordió sus labios y no permitió que ningún sonido saliera de sus entrañas. Tal y como se lo habían exigido.

Y el mosquetero se hundió en él, pasando por completo el anillo muscular, con su miembro aprisionado por aquella estrechez tan particular y caliente. Los testículos rozando con su culo, tuvo que aguantar también las tremendas ganas de embestirlo y hacerlo llorar.

"Estás muy apretado, demonios." Su nuca rebotó sobre la corteza del árbol. "Muévete cuando quieras."

Harry no pudo responder, solo balbuceó algo inentendible, quedándose rígido. Muy probablemente, la posición en la que estaba era la causante de que el dolor no disminuyera aún, estaba sudando y se sostenía inútilmente de los hombros contrarios. Lo sentía muy profundo, estaba abriéndolo de una forma que no conocía y sin piedad.

"Amo esto, de verdad... me encanta estar lleno de ti." Expresó, intentando relajarse.

El chico no contestó, solo inhaló y colocó sus propias manos detrás de su cabeza, como cuando descansaba sobre el sofá o su cama. Al menor le atacó un espasmo cuando le observó tan imponente.

Pasaron unos segundos más, y cuando se acostumbró al tamaño, realizó sus primeros movimientos. Podía sentirlo perfectamente deslizarse en su interior, entrando cuando bajaba y saliendo cuando subía. Estaba logrando de forma victoriosa no soltar ningún gemido, creyó que iba a triunfar.

Eso, hasta que en una estocada provocada por él mismo, se dejó caer de lleno y por la bendita posición, el pene de Louis realmente tocó de una, su próstata. No le dio tiempo de nada, más que de gritar y arquear la espalda.

Y al mayor tampoco le dio oportunidad, ya que después de eso, Harry empezó a rebotar encima suyo, agarrándose de sus hombros para impulsarse e impactándose contra la piel de sus muslos. Naturalmente, empezó a lloriquear su nombre, sus piernas hacían todo el trabajo soportando su peso y el ritmo se volvió constante.

Lo miraba embobado brincando encima suyo, con la boca abierta y un poco del líquido bucal escurriéndose por sus comisuras. Estaban en un precipicio, uno dónde la adrenalina les consumió y se aventaron tomados de la mano.

"Te dije que no hicieras ruido." Canturreó, y metió cuatro de sus dedos entre los labios del chico.

Apretó sus ojos fuertemente con ese hecho y las lágrimas rodaron por sus mejillas. Su lengua se dedico a lamer y chupar con arrebato los dígitos, gimiendo en ellos.

Se follaba a sí mismo con violencia, había perdido la noción de todo lo existente y solo estaba persiguiendo el éxtasis que tanto deseaba. Su boca estaba ocupada aún y ya no pudo abrir sus ojos, se sentía mareado, como nunca antes. Su interior se removía, ese lugarcito dentro de él era golpeado con cada penetración y era jodidamente bueno.

"Mira, quién diría que el príncipe iba a terminar así... montándome tan bien... me encantas así, tan necesitado."

Las tripas se le retorcieron, no podía decir nada porque la mano ajena no se lo permitía, los saltos que daba ya no eran normales, estaba sacando fuerza de quién-sabe-dónde para embestirse con fiereza, sollozando cada que sentía la erección de Louis, enterrarse.

Era rudo, tosco y obsceno, lo montaba con perversión, como si lo usara solo para satisfacerse. El choque de sus cuerpos, las bolas del mayor pegando con la piel ya rojiza de su trasero, debido a todas las palmadas que le había propinado.

Llegó un momento dónde se sintió sobre estimulado, estaban tan ensimismado que nunca notó cuando Louis comenzó a mover su cadera hacia arriba, encontrándose con sus rebotes. También, lo había empezado a tocar pero a lo mucho fueron dos tirones en su miembro, antes de que el ojiverde llegara al clímax con un gemido gutural, haciéndolos temblar.

Largas tiras de caliente semen se esparcieron sobre la casaca del mosquetero pero no le importó en lo más mínimo, ya que estaba ocupado en la fantástica imagen que tenía de su amante alcanzando el orgasmo. Su agujero le estranguló la polla y gracias a ese cuadro tan erótico, también se corrió, incrustado en él hasta el fondo y gimoteando su nombre.

Tenía que admitirlo, ya había resistido bastante pero quería que su príncipe lo disfrutara por completo.

El ojiverde se desarmó sobre su pecho ordeñando la polla en su interior tras el orgasmo. El castaño solo jadeó cuando el pequeño orificio se contrajo varias veces en su extensión. Finalmente, sacó sus dígitos, limpiándolos con su camisa y Harry alabó su liberación.

"Eso es montar." Susurró, con la respiración acelerada aún.

"Gran lección." Respondió el príncipe con la voz hecha pedazos, mientras secaba el sudor de su frente. "Me rompiste."

"Yo no te rompí, tu lo hiciste." Le abrazó por la cintura desnuda. "Eres muy codicioso."

"Lo soy, y no me arrepiento."

Alzó su rostro, para poder observarlo. Los dos estaban sudorosos, sus respiraciones no encontraban la calma y estaban muy sonrojados.

"Te amo." Siseó el menor.

"Te amo aún más." Dijo Louis, antes de picotearle los labios hinchados. Luego de eso, colocó su mano sobre un glúteo y lo azotó con menos brusquedad que las veces anteriores. "Vístete, hay que irnos."

El rizado sonrió amorosamente, y después se levantó un poco para dejar salir a su mosquetero. Aprovechó para estirar su mano por el pasto y alcanzó sus calzoncillos, los cuales estaban botados sobre un arbusto.

El día de campo había sido un éxito.

Actualización de madrugada, holi♡.

Idk si alguien está despiertx, pero aquí les dejo el sig. capítulo, si no, mañana lo pueden leer con calma, jsjs.

Descansen, besitos, nos vemos. ♡
-María Tommo.

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