III. Contaría la vida del marinero

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El mar, tan imponente como siempre ha sido, es todo lo que puede ver. Es todo lo que siempre ha conocido.

—Miles. —llama una cálida voz.

El joven marinero voltea a ver a la mujer que se aproxima a él. Miles la recibe con una sonrisa antes de abrazarla y recargar su brazo sobre sus hombros.

—¿Un ballenero no puede estar lejas del mar por mucho? —pregunta animada.

—Sabes que odio estar en el mar, Rosy. —responde con ternura.

—También yo, —arruga la nariz soltando una risa leve —el próximo año iremos a acampar.

—Así que si tendremos una próxima vez

—No te aseguro que seamos solo los dos para el próximo año.

La mirada de la mujer lo dice todo y para Miles es como si el mundo se hiciera más grande.

Ambos ríen y se alejan de la playa, con sueños por las nubes y un pequeño coralito en el vientre aguardando su momento de ver el mar.

L̸̼̈a̴̙͑ ̷̩̀f̶̘͑l̷̰͐ŏ̵̘r̷̨̆ ̷̨̿š̶̼e̷̪̓ ̵̡̋f̶̪̂u̸̩͌ẻ̸̯ ̴͉̇ǎ̶͖l̸͖̔ ̷͓̆m̸̢̉a̸̭̕r̸̘̉,̷̡͑ ̶̚͜p̷̤͊å̶ͅṛ̷͂å̸͜ ̷̙̔v̷̘̅e̷̡̅r̸͇̆ ̶͈̋è̷͚l̴͇̓ ̵̛̳a̷͇͆t̵̖̓a̷̝̒r̸̜͊d̸̳̐e̶̡̽c̷̱̈e̷͈͠ŕ̶ͅ

Nunca amó más el mar que en aquel momento. Ver a las dos rubias, la madre y la hija, jugando con el agua que llega a la orilla es un espectáculo que no se perdería por nada del mundo. 

La suave risa de la pequeña mientras da saltitos alejándose del agua es acompañado del tarareo de Rosemary de alguna vieja saloma que escuchó en la última cena con la madre de Miles. Nota mental: Traer una cámara en las próximas vacaciones, puedes perderte de momentos como este. Sonriendo se acerca a su amada, dispuesto a acompañarle en su canción aunque fuese con su voz ronca de marinero. 

Comienzan una danza tranquila que no es más que un balanceo de un lado al otro, con sus pies siendo cubiertos por el agua de mar y la brisa del ambiente rociando con pequeñas gotas sus rostros sonrientes. El hombre acaricia y acomoda uno de los mechones rizados de su esposa, mientras ella acaricia con cuidado el rostro afilado de su pareja. Sin dejar de verse, solo disfrutando de la compañía que el otro le ofrece.

Por el rabillo del ojo ambos notan a la pequeña cubriendo sus ojitos con una mano, aunque dejando un hueco pequeño donde ver claramente lo que sucede. Los dos sonrien y, con toda la intención de causar una reacción de Hali, se dan un tierno y corto beso.

La risa de ambos al oír el escuchar una queja y risas disimuladas se quedaría en su mente por un largo tiempo después de que la tormenta azotará sus vidas.

̴̙̔Ý̴̟ ̷͔́ĕ̵͚l̷̜̉ ̸̓ͅs̸̝̑o̸̯͆n̴̘͑i̷͑͜d̴̦͂o̸̢̒ ̴̠̽d̸̦̃ẽ̸͉ ̸̯̀l̶̤̈́ȧ̴̰ ̸͙̀t̷̙̉ö̵̰́r̴̺̈m̸̠͗ẽ̶̼ṉ̶̇ț̴͐ā̵͖ ̸͍̐o̵̜͝c̸̪͗û̶̩l̶̟̔t̴̨̉ȍ̴͍ ̶̩̑s̸̳͐u̴̱͂ ̴̱̕g̴̱̑r̶͔̓i̴͇̇t̶̺́o̸͈͗

Las risas se convirtieron en reclamos tan rápido como la marea sube y el telón se abre. Las invitaciones en la mesa y el único boleto en ella sería lo que concluiría aquel momento que ambos compartieron.

Jamás creyó que regresaría a la vida en el mar, es agotadora y solitaria, pero cuando la comida comenzó a escasear y los problemas comenzaron, fue casi natural aceptar una pesca. Abordo de "La Gran Ballena" parte una vez de costa al mar; su padre siempre dijo que no puedes evadir tu hogar, menos aun puede hacerlo un Wellerman. Maldice al viejo borracho por haber acertado.

Los problemas solo incrementan cuando menos presente esta en su hogar, cuando más juntas escolares son solo responsabilidad de una madre y cuando un recital de baile tiene un asiento vacío, solo podía esperar que todo acabará. 

̵̯͠Ë̸̥́l̵̤̋ ̵̞̋b̵̝̄ȃ̸͕l̸̨̃l̴͓̾e̵͐͜ń̵̰e̷͔͘r̶͉̕õ̶͔ ̸͙̍s̵̱̎ǘ̵͍ ̴̡́c̷͉̒o̶͍͠r̴̯̿å̵̺z̷̟̃ó̴̺̀n̴̩̾ ̶̥͋n̸̝̎ỏ̶͇ ̸̱̕p̵̯͛u̸̪̚d̷̺̾ȍ̸̹ ̵͕̈́r̸̖̾e̸̠̕s̶͇̈́c̶̡͗a̷͉̽t̶͉̅ḁ̵͝ṛ̴́
̵̠͗

—¿Porqué siempre haces esto? ¡Huyes de los problemas como si no estuvieran pasando! —grita él.

—¡Es tu culpa! ¡Siempre va primero el mar ¿no es verdad?! ¡Nunca estas con nosotras!

—¡Lo hago por USTEDES! 

—¡MIENTES! ¡NO MIENTAS! 

—¡Pues largate, pero no metas a mi niña es esto!

̵̫̋Ỹ̸͇ ̶̭̊j̸̯͆u̵͇̕ǹ̷͚ẗ̴̬́o̴̝͒ ̶̲͂à̴͎ ̴̧̽e̷̯̓l̶̝̎l̶̲͗å̶͓,̵̥̑ ̵͉̆

La tormenta arrecía y las calles vacías de la ciudad se tornan una pista con curvas peligrosas. Lástima que no acabarán ahí las dos mujeres.

s̸̜̄ù̴̺ ̴͕͊m̴̥̀e̷͍͊n̸̂͜t̴̙̑e̶͈͆ ̵͖̈́

—¡Papá! ¡¿Qué estás haciendo...?!

Los gritos continúan, mientras Miles toma del cabello a la chica y la pega a la pared de un golpe.

—¡CÁLLATE! ¡ROSEMARY, CÁLLATE DE UNA MALDITA VEZ!

Uno.

Dos.

Más y más golpes contra la pared de madera. Los gritos y el llanto tardan mucho tiempo en ser acallados.

s̷̪̈́e̶͇͒ ̴̦͋

La respiración agitada del hombre es todo lo que se escucha, como si incluso el mar decidiera que la cabaña junto al faro no es un sitio seguro para estar.

Abriendo el puño, mira como algunos mechones dorados permacen entre sus dedos, con un delgado hilo rojizo goteando de ellos.

Mira hacia enfrente, con poco interés en el cuerpo tirado en el suelo; lo único que, a su mente, llama la atención es la mancha, una gran mancha oscura en las tablillas de madera.

f̶̝̔u̴̞͘e̸̗̽

Suspira y cae al suelo, sujetando su cabeza en un intento de frenar el dolor en su cráneo.

Mira la mancha, más grande que la vez anterior. No importa lo que haga, cada vez es más notoria.

Nota mental: ¡No es mi culpa! ¡Esa maldita mancha tiene que irse!
Necesito una nueva Hali, está ya no sirve

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