Capítulo Cinco: Honor

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Dos hombres con maletines se reunían en una calle poco frecuentada de Tokio por la mañana; reverenciándose antes de hablar. 

—Diez kilos de la pura —dijo el de la izquierda mientras intercambiaba de maletín.

Pero entonces algo se abalanzó entre ambos mientras rasgaba sus maletas, provocando por el aire, una oleada de heroína y dinero.  

—¿Pero qué rayos? —se preguntó el hombre que traía la maleta de dinero; queriendo sacar una pistola por detrás de su espalda, pero deteniéndose al ver aquellas garras amenazándolo.  

—Yo no lo haría si fuera tú, bub. 

—¿Qué es lo qué quieres? —preguntó el hombre alzando las manos, mientras el de la heroína huía. 

—Tengo un mensaje para Lord Shingen —exclamó—. Dile que Wolverine, va a ir tras él. 

Yuniko camina por la tarde en una de las terrazas del clan Yashida, con dos guardaespaldas a sus lados. 

—Lord Shingen —dijo uno de ellos—, estamos en graves problemas. 

—Ese gaijin nos ataca de manera imprudente y abierta. 

Un hombre viejo salía aterrado de una de sus bases, sin darse cuenta que desde las terrazas un hombre en traje amarillo y azul lo asechaba. 

—Estoy al tanto de las actividades de Wolverine —afirmó Yuniko llegando hasta la cornisa. 

Disparos retumbaban en una bodega, con un yakusa siendo estrellado en una mesa llena de polvos blancos. Todo mientras desde las sombras algo masacraba a los integrantes. 

—No, no lo entiende —afirmó su guardia—. El imperio que ha estado años construyendo. 

Un hombre corría desesperado en un callejón, terminando por  estrellarse contra una pared: no había salida del estrecho lugar. Pronto giró entre llantos, viendo como aquella sombra de un hombre con garras terminaba por cubrirlo. 

—Wolverine lo está desmantelando en horas...

Una mujer anciana salía disparada de una ventana en un edificio; terminando por caer y morir en el techo de un auto. 

—La está haciendo quedar como incompetente y débil. Las bandas no seguirán a un líder que no temen. 

—Es por eso que he enviado a mis mejores ninjas tras él —aseguró Shingen mirando a su guardia de reojo—. Wolverine no verá el Sol de mañana. 

Las luces del la base canadiense se encendían de nuevo, la energía había sido restaurada, viéndose a Logan recostado en el suelo del cuarto de control; durmiente. Cuando abrió los ojos, hizo una pequeña mueca de dolor antes de levantarse y apoyarse en los controles.    

—Mi cabeza —se dijo al mismo tiempo que se tomaba de la frente—. Mi... cuerpo —exclamó al mismo tiempo que observaba sus manos; cerrando y abriendo el puño—. ¿Por qué me siento tan pesado? Diablos —exclamó volviendo a llevarse las manos a la cara—. Debió ser una buena fiesta —se dijo mientras se reía viéndose a sí mismo—. Y estoy desnudo. —Pero entonces alzó la mirada para así ver aquella mano en los controles—. Okey... esto ya no me está gustando. 

Entonces Logan se giró para abrir la puerta que estaba a su derecha, encontrándose  con unas escaleras metálicas por las cuales bajó mientras comenzaba a agudizar su nariz. 

—¿Ozono? —se preguntó al mismo tiempo que bajaba por el último escalón—. ¿Dónde mierdas estoy? —se preguntó al ver por los barandales aquel poso. 

Poco después, cruzó por otra puerta, encontrándose con aquel cuarto lleno de maquinarias y luces. 

—Esto se ve como... una película tipo Buck Rogers. —Pero entonces cruzó hacia un lado, donde más al fondo, recostado encima de unas computadoras, se encontraba un hombre con el estómago abierto—. ¡Hey! —gritó corriendo hacia él. 

Cornelius, con las tripas saliendo de su estómago apenas y pudo alzar un poco la cabeza; viendo con sorpresa, como Arma X venía a auxiliarlo. 

—¿Ha-ha-hablaste? —preguntó con cierta dificultad el científico. 

—Intente no moverse —le dijo Logan al mismo que veía aquel gran agujero. 

—No-no —exclamó el científico—. Ya es muy tarde... para mí... Señor Logan —exclamó captando la atención de su experimento—. Sal-salga de aquí. Yo-yo lamento mucho lo que le hicimos...

—¿Qué? —preguntó el mutante—. ¿Qué fue lo que me hicieron? 

—Solo... corra... antes de que lleguen los... los mi-mili... —Cornelius dejó caer su nuca antes de morir. 

—Mierda —exclamó el hombre antes de levantarse para así empezar a correr. 

Yuniko meditaba por encima de una alfombra, frente a la puerta de su cuarto, cuando en eso su hija—en un bello vestido verde— deslizó su puerta para encararla una vez más. 

—Viene a por ti, ¿no es así? 

—Lo tengo todo controlado —respondió la mujer sin abrir los ojos.

—Lo subestimaste, madre —aseguró Mariko—. ¿Crees qué La Mano podrá hacer algo en su contra? Los guardias de Katsuyori hacían quedar a La Mano como verdaderos novatos. Y Logan los hizo pedazos frente a mis ojos. ¿No lo entiendes? Lo venciste porque lo drogaste. Y hasta donde sé, el veneno que utilizaste no fue barato. 

—Si se atreve a poner un pie en esta torre de nuevo, lo mataré —exclamó Yuniko conservando su serenidad. 

—Tu orgullo y confianza, te llevarán a tu ruina madre... Llevarán a la muerte a esta familia. 

—Lord Shingen —interrumpió un guardia llegando al cuarto también; con una cajita en manos—. Nos llegó esto del... escuadrón que envió. 

Shingen se puso en pie para así caminar hasta donde su guardia, tomando y abriendo su caja para ver el contenido. Entonces y con su mano un poco temblorosa sacó de la misma una de las máscaras de sus ninjas; ensangrentada. 

—La caja venía con esto —prosiguió el guardia dándole a Yuniko una nota. 

Mariko no pudo evitar el ponerse al lado de su madre para leer la nota; la cual dictaba: ESTA NOCHE.  

—Llama a tu esposo Noburu —exclamó Yuniko—. Dile que aumente la seguridad. Nadie entra, ni sale... —ordenó al mismo tiempo que regresaba a su tapete para meditar. 

—¿En serio? —le preguntó Mariko—. Él me lo dijo madre... Ya no va a detenerse, ni por mí. ¿En serio arriesgarás nuestras vidas, por tu orgullo? 

—No —aseguró Yuniko—. Por nuestro Honor

Richard subía por unas escaleras de manera apresurada, escuchando un gritó femenino no muy a lo lejos. 

—¡Mary! —gritó empezando a aumentar la velocidad—. ¡Ya voy! 

Pronto entró a su laboratorio, el cual estaba en llamas y disparando chispazos por todos los lados. 

—¡Ayuda! —escuchó más al fondo. 

Richard avanzó para por fin encontrar a la mujer; a la cual le había caído encima un gran pedazo de escombro. 

—¡Mary! —gritó al mismo tiempo que llegaba para de esta manera intentar cargar el mismo. 

—¿Richard? —preguntó Mary al verlo. 

—Sabes mi nombre, eso-eso es nuevo —exclamaba el hombre en forma irónica, tratando de levantar aquel gran pedazo de escombro. 

—No es difícil, eres-eres el que cuenta los chistes en nuestro grupo —exclamó entre suspiros la mujer, tratando de mantener la calma en la plática. 

—Los demás ya evacuaron... pero el lado bueno es que parece que alguien libero el... núcleo. Tendremos tiempo para salir.  

—¿El laboratorio iba a estallar y tú regresaste? —preguntó ella, ganándose la mirada del hombre que se esforzaba por cargar el escombro. 

—Tenía planeado declararme hoy... ¿sabes? Y no me iré de aquí sin ser rechazado con estilo —aseguró para así intentar de nuevo cargar el escombro. 

Mary iba a decir otra cosa, pero pronto su rostro se aterrorizó; exclamando: 

—Detrás de ti... 

Parker soltó el escombro unos segundos para así girarse, encontrando a Logan parado. Rápidamente Richard se puso en pie, para interponerse entre él y Mary. 

—Mary —dijo mientras cerraba el puño, viendo como Arma X se acercaba—. Yo te...

—¿Necesitas ayuda, bub? —preguntó Logan, sorprendiendo un tanto al joven Parker, el cual solo pudo asentir con la cabeza. 

Entonces ambos volvieron con Mary, con Parker sosteniendo una parte del escombro, mientras Logan del otro. Y con la fuerza de ambos, es que lograron levantar aquella piedra. 

—¡Ahora, sal! —gritó Richard al mismo tiempo que ella lograba arrastrase hacia afuera. 

Y una vez a salvo, ambos hombres soltaron el escombro para correr junto con ella hasta afuera del laboratorio. 

—Gracias —exclamó Mary mirando fijo a Richard una vez salió.   

—¿Alguno de ustedes sabe como salir de aquí? —les preguntó Logan acercándose a ambos. 

—Podemos tomar la salida de evacuación —exclamó rápidamente Mary. 

—No con él —aseguró Richard—. Puedes ir a la puerta trasera... 

—¿Dónde está eso? —preguntó Logan. 

—Te llevaré —aseguró Parker.

—Iré contigo —le dijo Mary tomándole del brazo.

—No creo que sea... —trató de increpar Parker.

—Se los debo —le interrumpió Mary. 

Los rayos seguidos de un potente trueno solo era la predicción de la catástrofe. La noche ya había llegado. Y Mariko yacía meditando en la sala de historias familiares; rodeada de armaduras samurái. 

—Amados y poderosos ancestros, ¿qué debo hacer? —preguntó alzando la cabeza; llorando—. Mi madre, ha deshonrado esta casa, nuestro linaje ancestral. Ha traído muerte, dolor y lágrimas. El marido con quién ella me ha casado, no es digno de mi amor. Amo a Logan, con cada fibra de mi ser... ¡¿Qué se supone que deba hacer está noche?! —Un rayo cayó como respuesta—. Es mi madre... No puedo, por más que me decepcione. ¿Quién? —preguntó mirando hacia un punto—. ¿Quién es el qué me mira ahí? Tan decepcionado. Tan roto. Tan triste. ¡¿Qué he hecho yo para merecer este dolor?! —gritó a la par de otro rayo, el cual iluminó un casco samurái; el cual tenía un parentesco casi y exacto al que utilizaba su amado—. Si destruyo a mi madre, me destruiré a mi misma —afirmó bajando la mirada en forma de ruego—. Tengo miedo. Frio... Perdóname mi amor. 

—¡Mariko! —gritó Noburu abriendo aquella puerta deslizable—. Lord Shingen desea nuestra presencia. 

A las afueras de la torre, dos yakusa custodiaban la entrada junto a los perros.

—Oye —preguntó uno de ellos viendo como los caninos retrocedían asustados—, ¿qué le pasa a los perros? —Siendo estas sus últimas palabras, debido a que una flecha se le había clavado en la frente poco después. 

Cuando el segundo guardia sacó su pistola, también fue abatido por una flecha directo a su ojo. Los caninos solo bajaban la mirada mientras aquel de traje amarillo y azul arrojaba dos ballestas al suelo para de esta manera empezar a trepar.

Al mismo tiempo, Mariko seguía a Noburu hasta una habitación vacía, en donde su madre se mantenía en pie. Ambos mostraron una reverencia antes de ir a su lado. 

En unos pisos más abajo, cuatro guardias también caminaban entro los pasillos; custodiando el lugar. Pero en eso y sin que ellos pudieran tan siquiera reaccionar, varias estrellas ninjas se clavaron en sus cuellos. 

—¿Madre qué pasa? —preguntaba Mariko mientras una puerta deslizable se habría más al frente. 

De ahí entraron dos ninjas de La Mano, sujetando de los hombros a una mujer que tenía atada las manos de frente y poseía una bolsa en la cabeza; vestida de negro. Estos hicieron que la misma se inclinara de una fuerte patada a las piernas. 

—Creo que encontraras esto... educativo —afirmó Shingen tomando la bolsa de la mujer para así quitarla, encontrándose con Yukio. 

Se veía exhausta, con un ojo morado y sangre saliendo por debajo del labio inferior, y sin poder hablar debido a una amordaza. 

—Tú y esta mujer, tienen algo en común —afirmó Shingen. 

Un guardia caminaba al frente de aquellas puertas deslizables, sin notar cierta silueta que le seguía por detrás de la misma. Y no se percato de ella hasta que un brazo atravesó la puerta para así abrazarlo del cuello y arrastrarlo a su muerte. 

—Ambas tienen esa obsesión malsana con este gaijin, Wolverine —proseguía Shingen—. Por él, tú y ella tuvieron la osadía de desafiarme. Sé que su honor está con él —aseguró mirando con odio a Yukio—. Pero, y tú, ¿hija? —Pero ante la pregunta, Mariko no respondió—. Bien —dijo antes de tomar de los cabellos a Yukio para así arrojarle una fuerte patada en la nariz. Cuando esta cayó boca arriba Shingen no dudo en patearle en la boca del estómago. 

—¡Madre ya basta! —le gritó Mariko. 

—¡¿Por qué?! —preguntó Shingen a la vez que Yukio se daba la vuelta y trataba de huir—. ¡De todos modos no estas a mi lado! —aseguró pateando la columna de la asesina. 

—¡Estoy contigo! —gritó Mariko al borde del llanto. 

—¿En serio? —le preguntó su madre dándose la vuelta—. Pruébalo. 

Entonces uno de los ninjas se acercó a Mariko, otorgándole un cuchillo... 

—Ella, es enemiga de tu casa —afirmó Shingen viendo con desprecio a Yukio—. Demuestra tu lealtad y mátala. 

Mariko sujeto con firmeza el cuchillo, y caminó hasta quedar por encima de Yukio; todo mientras su madre se posicionaba por detrás de ella.  

—¿Qué esperas? —le preguntó Yuniko—. ¡Mátala! 

—Ella ha deshonrado esta casa —afirmó Mariko—. Ha manchado nuestros pasillos de sangre. Su sola existencia, deshonra la historia de nuestra familia. 

—Así es hija —aseguró Shingen por detrás de ella. 

—No me refería a la amante de Wolverine, madre —aseguró Mariko entre lágrimas para así girarse con el cuchillo en alto. 

Pero antes de que tan siquiera pudiera descenderlo, Mariko dio un breve grito de dolor; soltando el cuchillo en medio de un temblor de mano.

—¡No! —Trato de gritar Noburu, pero uno de los ninjas lo tomó de la frente para en un rápido movimiento rajarle el cuello. 

—Lo siento hija. Pero la traición en esta familia, se cobra con la vida —aseguró Shingen mientras sujetaba el mango del cuchillo que ahora yacía enterrado por debajo de las costillas de Mariko. 

Al mismo tiempo Wolverine subía por unas escaleras, cuando en eso paro, se sentía mareado; al punto de tener que sujetarse de los muros. Y en eso, con cierto pesar se llevó su mano al pecho. 

—No —se dijo como si hubiera averiguado algo—. ¡No! 

En el cuarto, Mariko caía al suelo mientras desde el fondo del castillo se escuchaba un gran y potente rugido de furia. 

—Wolverine está aquí —aseguró Shingen emanando una sonrisa—. Acaben con Yukio y retírense —dijo—. Será una tristeza informar al clan Noburu que su hijo murió junto a su esposa, en un arranque de celos de un viejo amante. 

Una vez Shigen salió del cuarto, los ninjas se acercaron a Yukio, pero esta simplemente alzó los brazos; liberándose de las sogas para así deslizar sus dagas ocultas; dándole en el cuello a ambos. 

Otro símbolo de DANGER sobresalía por unas cercas, y en donde por detrás de ellas, corrían Logan, Richard y Mary. 

—¡Rápido! —gritaba el científico—. ¡Solo pase por esas...!

—¡Parker cuidado! —le gritó Mary al mismo tiempo que lo empujaba, cayendo ambos en la nieve para así evitar la embestida de un tigre. 

El animal cayó metros adelante, solo para alzar un poco el lomo; gruñendo mientras se preparaba para volver a atacar. Pero entonces Logan se interpuso entre sus nuevos amigos y el animal. El felino rugió al mismo tiempo que Logan le devolvía el rugido; cerrando los puños para sacar sus garras. Pero entonces al alzarlas, vio algo extraño de reojo. Siendo su shock tan fuerte, que no pudo evitar ver sus garras de frente. 

—¿Metal? —se preguntó sin darse cuenta de que el tigre ya había saltado tras él. 

—¡Cuidado! —gritó Mary al mismo tiempo que hombre y bestia rodaban en la nieve.  

Wolverine atravesaba una de las paredes de la torre con sus garras, encontrándose más al fondo a Yukio; usando parte de la ropa de los ninjas para vendar a su amada. 

—¡Mariko! —gritó corriendo tras ella, y al caer a su lado, los ojos de ella se iluminaron. 

—Mi amor —dijo rozando su mejilla con la mano; la cual Wolverine tomó de manera inmediata—. Tuve la fuerza... tuve la fuerza para encarar a mi madre...

—Voy a sacarte de aquí —aseguró Wolverine. 

—No —dijo ella con cierto dolor—. Tienes que detenerla... a mi madre... Logan, las espadas Yashida... Las que te conté que se erraron hace ochocientos años. No le pertenecen a nuestra sangre... Mi madre... ha deshonrado a mi apellido. Le ha traído deshonor a mi familia. Y tú, vas a restaurarla justo esta noche... Las espadas te pertenecen a ti... Ahora tú, llevas el honor de mi apellido en tus hombros... Restáuralo por favor... Wolverine.

—Me quedaré con ella —le dijo Yukio más adelante. 

Logan asintió con la cabeza mientras alzaba las manos para así quitarse el casco; dejándolo en el pecho de su amada, la cual se aferró al mismo con fuerza. 

—Hazme un favor Mariko —le pidió Logan—. Cuídamelo en lo que regreso. 

Richard abrazaba con fuerza a Mary aún en el suelo, viendo como Logan lograba sobreponerse; abrazando al tigre del cuello para así arrojarlo con todas sus fuerzas hacia un lado. El felino rugió de nuevo hacia Logan, el cual hizo lo propia mientras alzaba sus garras. Ahora ambos se arrojaron el uno contra el otro. Más pronto la superioridad de Logan se hizo presente, logrando tumbar al tigre boca abajo sin importar los zarpazos que este le arrojaba. Entonces, Logan clavó sus garras derechas en el cogote del animal, para luego proseguir con las de la izquierda, pero ahora al pecho; abriendo la piel al punto que las costillas del animal quedaron visibles. Después, solo eran transpiraciones, transpiraciones de furia por parte de Logan. Entonces Richard se levantó de la nieve para así caminar con cautela hacia la espalda de Logan; y cuando lo tocó, este giró de manera brusca; apuntando sus garras en contra de él. Parker retrocedió por instinto. 

—Lo-lo siento —aseguró el mutante antes de bajar los brazos. 

—Creo que aquí es donde nos despedimos —aseguró Richard señalando las cercas. 

Logan vio las mismas, miró a Parker una vez más y asintió en forma de agradecimiento para después correr hacia las mismas; rompiendo el enrejado de un solo zarpazo para así salir corriendo lo más lejos que pudiera. 

Shingen yacía meditando en aquel cuarto que conectaba con el jardín de Buda; mirando las espadas. Aunque pronto lo sintió. Sintió a aquel que llegaba a sus espaldas... 

—¡Shingen! —gritó Wolverine—... ¿Ahora soy digno? 

—Eso gaijin, ¡aún esta por verse! —gritó Shingen al mismo tiempo que tomaba una de las espadas; desenfundándola para así apuntar hacia Wolverine.

Un rayo seguido de un trueno iluminó la habitación. Wolverine cerró ambos puños, dejando salir sus garras de adamantium. Entonces después de un gruñido por parte de ambos, es que corrieron a su encuentro; ralentizándose el tiempo...

«Nos movemos como uno solo» piensa Wolverine mientras se van acercando. «Las hojas sisean a través del aire». Ambos cuerpos colisionan; se rasgan parte del abdomen. «Corte profundo» piensa mientras sus garras tienen en sus puntas, algo de sangre. «Ella corta mucho más profundo». La sangre de la katana de Shingen, abarcaba más que la punta. El tiempo vuelve, y Wolverine ruge a la par de un trueno, sintiendo como la hoja de su enemiga corta su espalda. Pero al siguiente ataque descendente, Wolverine logra esquivarlo al girarse y retroceder a tiempo. Wolverine la rodea, ella deja escapar un pequeño grito al arrojar sus estocadas. Wolverine bloquea ambos ataques con sus garras, y cuando vio a la hoja de Shingen ir tras su pecho, puso las garras en forma de equis para así bloquearla, rugiendo mientras la empujaba con brusquedad hacia el jardín; llevando la pelea a la lluvia. Yuniko rodó un poco en el suelo antes de levantarse de manera rápida; alzando el mango de su katana a la par de un trueno. 

—¡He luchado por restaurar el honor de esta familia! —aseguraba mientras veía a Wolverine bajar por los escalones para así caminar hacia ella—. ¡Me costó años! ¡La sangre de mi sangre! —aseguró mientras se abalanzaba con su espada de frente, pero ahora Wolverine viéndola venir, logró hacerse aún lado para así arrojar sus garras de manera descendente contra las costillas de Shingen. Ella trastabilló mientras el agua que caía bajo sus pies comenzaba a tornarse roja. Con dificultad se irguió para así girar hacia Wolverine—. Y no dejaré que un sucio gaijin, con el cual mi hija se obsesionó lo destruya. 

Wolverine ante esto, solo rugió para volver a abalanzarse en contra de ella, la cual en respuesta se agachó para así esquivar sus garras y rasgarle el abdomen en el proceso. Pero debido a su factor curativo, es que Wolverine pudo girarse a tiempo para interponer sus garras contra la espada de Shingen. Las estocadas de la mujer cortaban las gotas de agua a la par de las de Wolverine; gotas de agua que se volvían rojas. Pero entonces, la hoja de Yuniko atinó un corte profundo a la parte izquierda del abdomen de su rival, solo para sacar la hoja de manera rápida y ahora dirigirla a la clavícula del lado derecho de Wolverine, provocando que este entrelazara sus garras en la hoja. Shingen comenzó a avanzar mientras veía las muecas de dolor por parte del mutante, el cual de pronto vio de reojo, la otra espada rebosante aún dentro del cuarto. «Las espadas ahora te pertenecen a ti» recordó. Logan pateó el torso de Shingen haciéndola caer; dándole el tiempo suficiente para correr hacia el cuarto y tomar la espada. «El honor de mi apellido, ahora descansa en tus hombros». Wolverine se giró mientras desenfundaba la katana; manteniéndola invertida en su mano derecha, mientras en su puño izquierdo aún yacían las garras. 

—¿Cómo te atreves a tocar esa espada gaijin? —le cuestionó ofendida Shingen—. ¿Quién te cree que eres para blandirla?

Los garras de la mano izquierda de Wolverine se retrajeron mientras con ambas manos, el héroe tomaba el mango de la katana después de invertirla. 

—¡No eres un hombre! —le gritó Shingen—. ¡Ni siquiera eres digno de ser llamado animal! 

—No —respondió Logan—. Soy Wolverine.  

«¿No te parece demasiada coincidencia qué su nombre de guerrero sea el mismo que el de nuestro espíritu guardián?» 

El héroe dio gran saltó mientras rugía—alzando la hoja en el proceso—, para así caer frente a Shingen con un ataque descendente que ella apenas y pudo bloquear; teniendo que retroceder también por la fuerza del impacto. Pero Wolverine solo rugió para así correr hacia ella con la hoja en alto, arrojando estocadas de izquierda a derecha; alzando su hoja para así arrojarla hacia adelante en busca de atravesar. De a poco Shingen fue retrocediendo, esquivando las estocadas del mutante, el cual estaba sumergido en sus gritos. 

«Wolverine viene a por ti, madre»

Pronto ambas hojas se encontraron, y gracias a la experiencia de Shingen, es que logró hacer girar ambas espadas para así desarmar y arrojar la katana de Wolverine hacia un lado. Y sin perder el tiempo, Shigen retrajo su espada para así clavarla en el abdomen de Wolverine; atravesándolo por completo a la par de un trueno. Pero la pronta sonrisa de Yuniko, se borró al ver el rostro furioso e indoloro de Wolverine. 

—Y de mí huirán los monstruos y fantasmas —exclamó el superhéroe antes de sobreponer su puño derecho sobre el cuello de Shingen; dejando salir sus garras.

«Wolverine viene a por ti»    

Yuniko solo pudo gemir en busca de respirar, antes de caer muerta a la par de un último trueno. Entonces, Logan tomó el mango de la espada con cuidado para así sacarse la katana del abdomen; emanando un gran respiro.

Yukio mantenía la cabeza de Mariko levantada, cuando en eso escuchó los pasos de Logan, y cuando él llegó, sus ojos no hicieron más que humedecerse. Mariko estaba pálida, muy pálida. 

—El cuchillo estaba envenenado —le dijo Yukio volteándole a ver con tristeza—. No se puede hacer nada. 

Ante aquellas palabras, Logan se acercó para tomar a su mujer en brazos, apoyándose en su rodilla derecha para así abrazarla con ternura.

—Por favor —le dijo ella—. No desperdicies tus lágrimas... Es una muerte bastante honorable, el fallecer en tus brazos... Oh, Logan... debo-debo pedirte un último favor... Has cumplido. Tú, terminaste con el reino de terror de mi madre. Tú, la acabaste. Has restaurado el honor de mi apellido. Y ahora es tuyo. Si tan solo mi madre no me hubiera... —Mariko hizo una pequeña mueca de dolor—... Hubiera sido libre, para casarme contigo... 

—Querida —exclamó Logan con dolor. 

—¿Pero, no estábamos ya casados de corazón? —le preguntó Mariko—. ¿No hemos pagado nuestros votos en sangre?, ¿dolor y soledad? —Las lágrimas en los ojos de Mariko empezaron a caer—. ¿No es el voto más sagrado aquel que llevamos en el fondo de nuestras almas? 

Yukio al escuchar aquellas palabras bajó la mirada, y se decidió por desaparecer entre las sombras del castillo. 

—¿Estarías conmigo hasta qué la muerte nos separé? —le preguntó Logan. 

—Aceptó —respondió Mariko al mismo tiempo que lo tomaba de las mejillas, pero cuando estaba a punto de darle el beso, sus ojos perdieron vida y la muerte la reclamó. 

—Es hora de despedirnos —decía Logan en un aeropuerto de Japón, frente a Mariko. 

Las lágrimas del hombre más fuerte de la tierra comenzaban a brotar. 

—Voy a extrañarte, Logan Chan —respondió Mariko en medio de una sonrisa. 

—No te preocupes —le respondía Logan sujetando su mochila de su lado izquierdo, para así con su mano libre tomar a su amada del mentón—. Un día de estos voy a regresar por ti. 

Wolverine se ponía en pie mientras sus lágrimas y sollozos ya no podían contenerse... 

—Tú también no por favor —pidió al mismo tiempo que la abrazaba con fuerza; gritando mientras lloraba. Todo mientras la toma iba elevándose, hasta quedar en negro. 

El sonido de la tormenta helada apenas y dejaba escuchar el desplazamiento de nieve que provocaban los pies de Logan al caminar. 

¿Hines? ¿Qué sucede? 

Las pisadas se hacían cada vez más complicadas. 

No está en mi contrato pero, me preguntaba si podíamos hablar.

¡Claro!

Logan se deslizaba por un pequeño monte, siendo tanto su frío que no podía abrir el puño, teniendo las garras de fuera. 

Es que he pensado mucho en el señor Logan.

Todos lo hacemos.

No me entiende. Lo que pasa es que cuando llegué aquí, el señor Logan ya estaba, ¿me entiende? 

¿Qué es lo que trata de preguntarme?

El frío era tal que el pelaje y las propias garras de Logan comenzaron a congelarse; siendo cubiertas por la nieve.

¿El señor Logan se ofreció como voluntario?

Eh... No. 

¿Fue secuestrado? 

Eh... sí, no estoy muy orgulloso de eso pero sí. 

El caminar cada vez era más complicado. 

Estamos haciendo algo malo, ¿no es así? Ya que lo obligamos... 

Quizás sea por un bien común. El Profesor cree que hay un destino predeterminado para todos. Un papel que debemos cumplir sí o sí. 

Pero, ¿qué beneficio tendrá el mundo al convertir al señor Logan en aquello que buscamos convertirlo? 

No lo sé Hines. Quizás... solo sea un pobre diablo que vaya a tener una vida del todo trágica. O quizás, estemos creando algo, o él mismo sea... una clave para un futuro no muy lejano. 

Supongo que tiene razón doctor... Perdone por molestarlo. Es que son mis primeros días de trabajo y estoy algo desubicada, eso es todo. 

No se preocupe. 

Bueno, si me disculpa llamaré a casa. Me iría bien escuchar la voz de mi madre. 

Lo dice como si fuera a morir dentro de poco. Tranquilícese Hines, que cuando acabemos con el proyecto: Arma X; su nombre estará en todos los libros de historia... 

Las piernas de Logan finalmente fallaron, cayendo boca abajo en una inconsciencia indefinida sobre la nieve...

Su madre estará orgullosa. 

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