Capítulo 8: Sentir

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Esta vez la mañana a las ocho era algo fría, estaban apenas a mediados de febrero, es decir que el frío parecía ser de diciembre todavía. Tendría algo de sentido, ¿no? Londres siempre es muy frío, aunque este día estaba más.

La mayoría, si no es que decir todos, traían prendas de vestir muy abrigadoras, una bufanda, guantes, un abrigo e incluso algunos venían con pants para mantener el calor.

Y bueno... Harry al ser el más friolento de los tres traía puesto una sudadera blanca, un abrigo café claro, una bufanda azul claro y un gorro gris, sin olvidar por supuesto, unos guantes igualmente grises. Mientras que sus amigos sólo traían un abrigo y guantes.

—¿Estás seguro de que no prefieres que vayamos a la cafetería y ahí me cuentas Hazz? —Preguntó Niall al observar a su amigo con la nariz algo roja y temblando de frío mientras bebía un chocolate caliente que consiguió de la cafetería cuando pasaron por ahí.

Los tres se encontraban en el gran patio de la escuela en una esquina de este, para evitar que los escucharan. Los tres de pie porque sabían que el suelo estaría muy frío como para sentarse.

El rizado negó con la cabeza.

—N-no, no se preocupen ya saben que yo soy sensible al frío.

—Más te vale no enfermarte—advirtió esta vez Taylor.

—Descuida, sé que estoy así por el frio nada grave, pero ahora sí lo que te quería contar Niall.

Niall se acercó más a su amigo emocionado y Taylor no fue la excepción al sonreír por la noticia.

—Bueno.... creo que tú y Taylor tuvieron razón...

—¡Lo sabía! —Exclamo interrumpiendo al rizado y provocando que varios alumnos lo volteasen a ver.

—Cállate maldita sea—regañó Taylor riendo, saludando incómoda a los que los observaron.

—No te he dicho nada, ¿según tú qué sabes? —Preguntó en voz baja.

—Que te gusta Louis—respondió tranquilo, Harry quedó boca abierta mientras Taylor reía por incontable vez.

—¿Cómo lo...?

—¿Sí es eso? ¡Oh por dios! —Volvió a exclamar Niall, esta vez controlándose mejor—Te juro que lo había dicho de broma.

—Pues el rizado al fin lo admite—dijo Tay abrazándolo por los hombros.

—Bueno no del todo—dio un sorbo a su chocolate—. Aún no sé si me gusta realmente o sólo es que le estoy teniendo cariño.

—Déjanos vivir a mí y Tay nuestro sueño—menciono Niall—. Es más, apostemos, ¿Cuándo crees que empiecen a salir? —Preguntó dirigiéndose a su rubia amiga.

—¿Qué? —Exclamo volteando a ver a Niall.

—Mmm de aquí a abril conociendo a Harry—dijo Taylor.

—¡Oigan! —Volvió a intervenir viendo a sus dos amigos.

—Yo digo que, en marzo, ¿has visto que también Louis se le queda viendo? —Exclamo emocionado y Taylor terminó el abrazo para tomarse de las manos con Niall.

—Espera, ¿qué? —Miró a Niall con los ojos abiertos empezando a sonrojarse.

—Ay sí, es igual que Harry, no disimulan—respondió emocionada mientras ambos ojiazules daban un pequeño salto.

—Les recuerdo que estoy presente—interrumpió poniendo su mano en medio de ambos rostros, al mismo tiempo que dejaban de saltar.

—Y por eso tú decides qué pierde cada uno—mencionó Niall.

—Pero yo no quiero que apuesten y pierdan algo, si va a suceder algo entre él y yo que suceda, no voy a forzarlo—dijo algo molesto, aunque no le molestaría que sí pasara algo y que sus amigos también quieran que pase—¿Enserió también se me queda viendo? —Preguntó más tímido haciendo el sonrojo un poco más intenso, por suerte con la bufanda se notaba muy poco.

—Lo está haciendo justo ahora—Niall miró por encima del rizado observando al chico castaño hablar con su amigo peligro, pero mirando hacia la dirección donde estaban ellos, sonriendo.

Harry volteó lentamente hacia donde se dirigía la mirada de Niall y notó como Louis desviaba rápidamente la mirada.

Taylor y Niall rieron cómplices.

Algunos de los días favoritos de Taylor eran los miércoles y los viernes pues, además de salir temprano, le podía dedicar perfectamente toda la tarde a su canción, excepto cuando tenía tarea pendiente o sus padres estaban en la casa. No es que le diera vergüenza que la escucharan cantar, de hecho, cuando era más pequeña siempre en noche buena solía cantar algunos de los villancicos en medio de la sala.

Pero en esta canción tenia cosas que no le gustaría que sus padres se enterasen, al menos no por ahora que vivía aún bajo su techo.

En fin, traía puesto algo cómodo; unos pants celestes, una camisa delgada sin manga larga color blanco y un suéter que hacía juego con su pants, el cabello lo traía recogido en una coleta.

En la libreta donde venía anotado todo respecto a la canción, sólo llevaba tres estrofas de esta y el título aún no lo tenía defino, tenía ideas, pero ninguna le convencían al cien por cierto.

Sad beautiful tragic, All the things I've loved before y Scary love, habían sido algunos de los títulos que se le ocurrieron, pero sentía que podían ser más sencillos para todo lo que iba contar.

El cual también había decidido tener un orden de todos los acontecimientos empezando desde que se enamoraron. Cuando las cosas iban bien con Jack, se sentía feliz, amada y sobretodo como en un cuento de hadas, luego sobre todo lo que empezó a fallar entre ambos para finalmente terminar con lo que ahora es un recuerdo del otoño que siguen doliendo.

Volvió afinar las cuerdas retomando la pequeña melodía que había inventado haces unas semanas atrás.

And I know it's long gone and that magic's not here no more—sintió un apretón en su pecho al pronunciar las últimas palabras—And I might be okay, but I'm not fine at all, Oh, oh, oh—se sintió un poco aliviada al poder decir que todavía no se sentía bien.

Volvió a la melodía dejando que esta la ayude a sacar las palabras.

Oh, oh, oh—volvió a repetir cerrando los ojos—'Causе here we go again...—negó con la cabeza y volvió a repetirlo—'Causе there we arе again on that little town street...

Interrumpió y sonrió para sí misma cuando la idea comenzó a fluir, al mismo tiempo empezó a escribir en su libreta la nueva estrofa.

'Causе there we arе again on that little town street. You almost ran the red 'cause you were lookin' over at mesonrió nostálgica al recordar uno de los muchos paseos que tuvieron—Wind in my hair, I was there I remember it all too well—cerro los ojos terminando la melodía.

Y como si fuera arte de magia el timbre de su puerta sonó. Se quedó confundida porque sus padres tenían llaves de la casa y fácilmente podían abrir, Niall y Harry igualmente tenían llaves además de que le hubieran avisado de que irían a visitarla.

Dejo su guitarra sobre la cama y se levantó de está saliendo de la habitación para bajar. Como primer instinto se asomó por el picaporte para fijarse de quien se trataba y sintió sus piernas temblar ¡Era Joe! Se sintió nerviosa y asustada.

Se recargo en la puerta, respiró hondo y finalmente se dio la vuelta para abrir la puerta.

—Hola Tay—dijo Joe sonriendo cuando la puerta estuvo abierta por completa.

—H-hola Joe, qu-qué sorpresa—sonrió igualmente algo nerviosa, acomodándose el cabello.

—Espero no molestarte.

—No claro que no, pero pasa—mencionó haciéndose a un lado para dejarlo pasar, Joe negó con la cabeza aun sonriendo. Dios, ¿había sonrisa más linda que la de él?

—De hecho, la razón por la que vine es para que saliéramos los dos—rascó su nuca algo nervioso.

—¿Enserio?, es decir, sí claro, ¿a dónde? —Preguntó pellizcándose la mano disimuladamente esperando que no estuviera soñado.

—¿Qué te parece al cine?

Taylor tardo en responder pensando en sus próximas palabras.

—¿Cómo una cita? —Preguntó tímida.

—Como una cita—Confirmo sonriendo.

—D-de acuerdo sólo...—rio nerviosa—yo voy a cambiarme y pode...

—No lo hagas—interrumpió Joe, tomándola de un brazo y acariciándola—, te vez hermosa, así como estás.

—¿Tú crees? —Sintió un hormigueo en todo el cuerpo y calidez en el toque de Joe.

—Sí, nunca te había visto con el pelo recogido y te vez bien—alagó y la rubia comenzó a sentir sus mejillas calientes.

—Gra-gracias, entonces subo sólo por mis cosas y nos vamos.

Joe asintió con la cabeza y se quedó en el marco de la puerta esperando a Taylor. Mientras que ella tomaba de su habitación una pequeña bolsa donde llevaría lo esencial: sus llaves, dinero y su teléfono.

Justo antes de salir se puso algo de brillos en los labios y dejo un mensaje al grupo que tenía con sus dos amigos.

Guardó el teléfono, sin intensión de contarles inmediatamente, le gustaba crearles suspenso a sus amigos.

—¿Qué tipo de películas te gustan? —Preguntó Joe una vez llegaron al cine y se encontraban en frente de la taquillera decidiendo qué película ver.

—Mm de todo menos el terror y suspenso—respondió mirando las películas disponibles.

—De acuerdo mmm te parece una de acción—sugirió volteando a verla, era imposible no hacerlo.

—Claro—asintió sonriendo, aunque en su interior hubiera preferido una romántica, está era su primera cita con Joe y no quería que todo fuera rápido y que pareciera desesperada.

Joe asintió con la cabeza y pidió los dos boletos para la película, Taylor empezó a sacar su cartera de su mochila, pero una mano se puso sobre la suya.

—Yo te invito todo—mencionó Joe, de nuevo su tacto era tan cálido. Por suerte Taylor no se distrajo mucho en eso.

—No cómo crees, al menos déjame pagar mi boleto—insistió Taylor formando un puchero tierno con sus labios. Eso le pareció tierno al chico que lo hizo sonreír.

—Pero yo te invito las palomitas—insistió el chico, Taylor apenas se dio cuenta de que Joe seguía con su mano sobre la suya. Sintió un cosquilleo en el estómago.

—De acuerdo—río sutilmente y entre ambos cada quien pagó por sus boletos. El chico les estrego los trozos de papel y salieron de la fila yendo hacia la zona de comida para comprar algunos refrigerios, después de todo, no había gente en la fila y tenía tiempo antes de que empezara su película.

Esta vez con más confianza, Joe tomó por completo la mano de Taylor.

—¿Oye ese barniz es nuevo? —Preguntó consiguiendo como excusa tomar por completo la mano de la chica, quien después empezó a entrelazarla teniendo un poco más de confianza.

—Oh, una amiga me la prestó—respondió nerviosa por la acción que hizo, pero también por haber mentido. Claramente el barniz era de Harry y aún no le contaría sombre eso a menos que el rizado ya se sienta más seguro de decirlo.

—Se te ven lindas—murmuró y Taylor respondió con un leve gracias.

Pasaron la fila y compraron un bote mediano de palomitas de caramelo y dos refrescos igualmente medianos.

Ambos llegaron a la sala correspondiente y se sentaron en sus lugares, los cuales estaban en medio. Por suerte aún estaban pasando algunos comerciales.

El tiempo entre ellos al mismo que el de la película empezó a correr. Hacían uno que otro comentario respecto a la película y después volvía el silencio, pero no era para nada incómodo. Lo que más bien sentían Taylor eran nervios, sus manos sudaban y miraba disimuladamente a Joe.

Todavía no creía que estaba en una cita con él.

—¿Puedo recargarme en tu hombro? —Sus pensamientos fueron interrumpidos con la pregunta del chico.

Volteó y ambos se estaban mirando frente a frente. Las palabras no salían de su boca así que sólo asintió con la cabeza, agradecía que el lugar estuviera a oscuras a pesar del brillo de la pantalla, pues así Joe no notaría su sonrojo.

El chico sonrió y posó su cabeza en el hombro de Taylor, volviendo su atención hacia la película. Taylor se le quedó viendo un tiempo más hasta que lentamente empezó a bajar su cabeza para también recargará sobre la de él.

Si pudiera, soltaría un grito de emoción, pero como el lugar y la situación no eran la indicada, ese grito solo lo pudo hacer interno.

Se pregunta cómo estarían muriendo de intriga sus amigos al no recibir respuesta de qué pasó y qué estaba pasando.

El resto de la película continuaron en la misma posición, está vez sin decir nada, pero su sonrojo hablaba por sí solo.

—Estuvo interesante la película, ¿no? —Pregunto saliendo ambos de la sala junto con su basura.

—Sí, el soundtrack era lo mejor, incluso parecía que era el video musical de esa canción—respondió sonriendo.

Luego de tirar sus sobras en el bote de basura que tenía el empleado, continuaron su camino y de forma ágil Joe tomó la mano derecha de Taylor, continuando con su camino. La chica obviamente se dio cuenta y miró disimuladamente sus manos unidas creándole un sonrojo, por ende, que bajara la cabeza para hacerlo pasar por desapercibido.

—La pasé bien hoy—mencionó Joe estacionado el auto enfrente de la casa de Taylor.

—También yo, gracias por invitarme—respondió sonriendo mientras desabrochaba su cinturón.

—No agradezca, pensé que salir te vendría bien después de una semana cansada.

—Sí lo necesitaba—parte de concentrarse en su canción la había hecho salir menos con sus amigos, aunque ellos también estaban en sus propios asuntos.

—¿Tus padres aún no llegan? —Preguntó al ver la casa apagada

—No tardan mucho en llegar y la verdad es mejor porque ni siquiera les avisé que salí—ambos rieron.

—Sólo espero que no eso no les dé mala imagen de mí—eso jamás pasaría, pensó Taylor.

—No, claro que no—silencio.

—Te abro la puerta espera—mencionó el chico momentos después.

Bajo del auto y dio la vuelta hacia el otro lado para abrir la puerta. Taylor bajo la mirada, pues nuevamente el sonrojo se hizo presente en su rostro, al mismo tiempo que sonreír.

<<Al menos él si es caballeroso>> Pensó Taylor.

—De nuevo gracias por hoy Joe—mencionó una vez fuera del auto y dándole la espalda a su casa para mirar a Joe frente a frente—, nos vemos mañana.

—Descansa.

Antes de darse vuelta, Taylor aprovecho su distracción para besar su mejilla derecha, después de esto él dio la vuelta dirigiéndose hacia su casa, dejando al chico en shock.

El sonrojo aumento y en cuanto el chico salió de su vista, sintiendo una sonrisa empezar a crecer en su rostro. Finalmente entró a su casa soltando un pequeño grito de emoción en cuanto cerró la puerta principal

Rio de sí misma por la actitud muy adolescente enamorada que estaba teniendo. La canción le estaba ayudando realmente a empezar a olvidar el pasado y vivir el presente.

Cuando la euforia disminuyo de su cuerpo tomó su teléfono, sólo para encontrase más de 100 mensajes de sus amigos preguntando qué paso, además de tres llamadas perdidas de cada uno y 1 video llamada grupal.

Decidió devolver la grupal, recibiendo una ola de palabras en cuanto ambos chicos contestaron. Sería una noche larga de plática, porque claramente ellos no esperarían hasta mañana.

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