Ese día fue muy raro, había visto e interactuado con miradas con mi ex novia, la cual no pensé ver nunca más y un conductor me habia invitado a comer para charlar, no podía ir peor.

El conductor se llamaba Brian, tenía una gran barba y labios carnosos, como si se aplicara algo cada cierto tiempo en esa zona, nariz refinada y algo curioso, él tenia 28 años, o al menos fue los que me dijo tener, yo pensé que tendría algo de 35 o 40 años. Hay un mito que afirma que las personas cultas envejecen antes, era eso o su barba me hacía pensar en él como persona de mayor edad.

El restaurante tenía una pinta rustica, con sillas de madera demasiado real, como si hubieran unido ramas a mano, la barra era mas moderna, tenía luces pero aún asi tenía el aspecto rustico de las sillas y mesas, parecía un antro de hawái. El ambiente era muy puro, el aroma era a flores jovenes y sin un petalo marchito, como el aire que se inhala después de haber salido de un lugar seco y con mal olor.

Después de hacer el pedido nos sentamos a esperar, por un momento se me pasó por la mente sacar el teléfono pero habían dos problemas.

1.-Seria una gran falta de respeto hacer eso ante él, me vería como un adolescente idiota más que no puede vivir sin la tecnología y sin redes.

2.-No había traido el teléfono.

Después de un silencio tan incómodo empezamos a hablar, él dió el pistoletazo de salida para todo, al preguntar, '¿Cuántos años pasaron juntos? Se me olvidó', yo respondí algo decaído que 5 años, esos eran, pero si hubieran seguido iban a ser 6. Ponte más animoso, le juraste a la vida positividad -pensé- .

A veces me gusta venir aquí, aunque haya mucha gente el ver que aún hay gente que mantiene comunicación ante la tecnología creciente a cada día, él sabía mis motivos, pero yo no los suyos, como alguién tan joven podía ser tan serio e intenso, tenía las frases para todo.

Cuentame de tí -le dije-, esperando una respuesta larga, sabía que alguien como su persona no era simple de palabras.