Epílogo.

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comisión hecha para alieeparadise, ¡gracias por la paciencia y el cariño constante!

Presionando su mano contra la boca de Hoseok, Yoongi emitió un gruñido bajo, tratando de callar los gemidos y jadeos escandalosos del omega para no despertar a Soobin.

—Dijimos que sería silencioso —regañó en voz baja Yoongi, quitando su mano antes de mover sus caderas otra vez.

—Mmmhn —los ojos de Hoseok revolotearon, lagrimosos y suplicantes en una clara señal de deseo—, yo... tra-trato...

Yoongi tuvo que volver a callarlo cuando empezó a mover sus caderas para follar a Hoseok, que como dijo, estaba tratando con todo su esfuerzo no gritar escandalosamente por las corrientes de placer que lo sacudieron.

Para desgracia de ambos, no sirvió mucho.

—¡Mamá! —gritó la voz infantil en la otra pieza.

Los dos se miraron y soltaron suspiros. Yoongi murmuró algo de que iba a ir a la ducha para bajarse la calentura, mientras que Hoseok se puso de pie y se puso una bata encima. Abrió la ventana para espantar el aroma de la habitación antes de ir a la pieza de Soobin, su pequeño cachorro de cuatro años.

—¿Qué pasa, amor? —preguntó Hoseok con una sonrisa suave, tomándolo en brazos al notar las mejillas encharcadas y los ojos llorosos de su bebé.

—Tu-tuve una pesadilla... —sollozó el pequeño, abrazando a mamá por el cuello.

—Ow —Hoseok lo meció, acariciándole el cabello para consolarlo—. ¿Quieres dormir conmigo y con papá?

—S-sí...

Lo meció unos minutos más, hablándole en voz baja para tranquilizarlo antes de ir a la pieza matrimonial. Yoongi ya estaba en pijamas, y tomó a Soobin para que Hoseok fuera a bañarse también.

Dos semanas atrás había cumplido los trece años desde que estaba con Yoongi. Hoseok no pudo evitar que una corriente de felicidad lo sacudiera ante el recuerdo de la linda cena que compartieron y la posterior dulce sesión de sexo, pues aprovecharon de dejar a Soobin con sus abuelos paternos.

Había sido difícil, por supuesto, gracias a todos los prejuicios que otras personas tenían respecto no sólo a él, sino al mismo Yoongi. La universidad fue un poco jodida como la secundaria, con muchos idiotas lanzando sus comentarios pasivo-agresivos sobre el aspecto de Hoseok, aunque el omega había aprendido a que no le afectaran más de lo debido. Lo mejor era cuando veían aparecer a Yoongi, que sí, era más bajo que Hoseok, pero tenía una presencia imponente y totalmente alfa capaz de intimidar a cualquiera.

Yoongi tampoco estuvo exento de comentarios, sin embargo, era en menos cantidad si lo comparaba con Hoseok. Se metió en algunas peleas cuando escuchaba a otros alfas hablar de él y su altura, y casi siempre, salía triunfante, a pesar de que Hoseok le insistía que guardara la compostura. Cosas de alfa idiota, pensaba al final.

Cuando salieron de la universidad (Yoongi estudió arquitectura, mientras que Hoseok se fue por literatura), el alfa le pidió matrimonio, y Hoseok por supuesto no dudó. No tardaron en casarse y, unos meses después, vino el anuncio de embarazo. En el momento en que Hoseok vio las dos líneas rojas que significaba un bebé, se puso a llorar de la emoción. Tenía, todavía, algunos momentos de inseguridad y pensar en que tenía un alfa que lo amaba, con un bebé en camino, fue todo lo que alguna vez pidió cuando tenía quince años. Y se hizo realidad.

Terminó de ducharse y salió para vestirse con el pijama también. Cerró la ventana y fue a la cama, sonriendo al notar a Soobin acurrucado contra Yoongi, que le acariciaba los cabellos con suavidad y cariño. Yoongi era todo un papá dulce y amoroso, incluso más que él por momentos, le encantaba consentir a su cachorrito y hacerlo sonreír.

Se acostó al lado de ellos, acomodándose para que su cabeza se apoyara en el hombro de Yoongi.

—¿Mmm? —Yoongi sonrió al sentir sus feromonas suaves—. ¿Mi bebé se puso celoso de no tener mi atención?

—Idiota —se rió Hoseok, abrazando a Soobin, que cerró sus ojitos para dormir—, tengo siempre tu atención.

—Por supuesto —Yoongi le besó en la frente—, eres mi pequeño príncipe, cariño.

El dulce apodo hizo que su omega se retorciera en felicidad y también se acomodó para dormir, envuelto en las cálidas feromonas de su alfa.

Los siguientes días se estuvo sintiendo un poco mal, con algunos mareos y vómitos. Trató de que Yoongi no lo notara demasiado, sabiendo lo sobreprotector que era casi todo el tiempo. Aun recordaba cuando a Soobin le "aparecieron" unas manchas oscuras en su brazo y, al llevarlo con el doctor, descubrieron que era tierra y pintura. Hoseok se estuvo riendo de Yoongi por meses.

De cualquier forma, no tenía tiempo para lidiar con la preocupación de Yoongi, pues tenía que trabajar en la edición de un nuevo libro que la editorial iba a publicar. Lo mejor de su trabajo es que podía hacerlo desde casa, así que no debían preocuparse por contratar a una niñera para cuidar de Soobin.

—Deberías ir a un doctor —le dijo Jungkook, con una gran barriga de siete meses, cortesía de Jimin—, no es normal que lleves vomitando cinco días, hyung.

—Tengo el estómago débil —desestimó Hoseok—, casi todo me cae mal.

—O quizás estás esperando un nuevo bebé —sugirió su amigo, y Hoseok se congeló.

Ambos se miraron. Jungkook con incredulidad y Hoseok con sorpresa.

—No pueden ser tan calientes —exclamó Jungkook de pronto.

—¿Es un desafío? —preguntó Hoseok, poniéndose de pie para ir en busca del botiquín en el baño. Recordaba que compró unas pruebas de embarazo hace unos meses por puro capricho—. Si vieras la polla de Yoongi...

—¡Mucha información que no quería saber, gracias!

Hoseok soltó unas risas, sacando la prueba de su caja antes de encerrarse en el baño y seguir las indicaciones para obtener el resultado veinte minutos después.

Esa noche, Yoongi llegó arrastrando los pies. Soobin salió a recibirlo con un dibujo que había hecho, de una ardilla en la cabeza de una pantera (o eso logro entender Yoongi ante los balbuceos de su cachorro, que tenía algunos problemas para modular bien), así que lo tomó en brazos y siguió el delicioso olor que provenía de la cocina. Allí, Hoseok parecía estar terminando la comida.

—Ve a cambiarte —Hoseok se veía radiante, con sus mejillas coloradas y mirada risueña—, dejé en tu habitación un paquete que te llegó.

—¿Qué? —Yoongi enarcó una ceja—. No he encargado nada.

—¿Será del trabajo? —Hoseok se encogió de hombros y Yoongi dejó a Soobin en el suelo, confundido.

Fue a la habitación matrimonial, viendo una caja rectangular y no demasiado grande. Desconcertado, Yoongi la abrió para encontrar unos pequeños zapatitos de bebé. Con un test de embarazo.

Pegó un grito y Hoseok, desde la cocina, sonrió con más fuerza.

No le sorprendió que Yoongi apareciera cinco segundos después, emocionado y tan fuera de sí que lo tomó en brazos e hizo girar.

—¿Otro cachorro? ¿Otro bebé? —preguntó, tan feliz que dicha emoción atravesó a Hoseok con más fuerza—. ¿Estás embarazado?

—Hoy me hice la prueba, así que... —Hoseok se rió antes de besarlo.

—¡Mierda, me siento tan afortunado!

—¡Las groserías, Yoongi! —y le pegó con la cuchara de palo en el trasero.

Mientras Yoongi se quejaba, Hoseok sólo pensaba en que sí, él también era muy afortunado. Un omega diferente y afortunado.

¡gracias por leer!

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