6.

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Advertencias: fluff e inseguridades uwu

este capítulo contiene smut

¡penúltimo capítulo!

el siguiente fic corto es una comisión encargada por alieeparadise, ¡muchas gracias por la confianza y paciencia!

El lunes llegó con un sorpresivo sol que, antes, habría hecho que Hoseok despertara de mal humor. Él nunca había sido demasiado fanático de los días soleados, no porque no le gustara el sol en general, sino porque era una tortura ir con sus ropas negras a morir de calor, cocinándose gracias a las altas temperaturas.

No obstante, ese día había decidido dejar sus ropas oscuras y deprimentes, y usar algo más bonito. Él se moría... se moría por estar lindo para Yoongi y, por encima de todo, para sí mismo.

El día anterior, aprovechando que era domingo, fue con su hermana a un centro comercial a comprar algunas prendas para empezar a usar, queriendo dejar olvidadas aquellas ropas negras y oscuras. Quería ser... quería ser él mismo de ahora en adelante, porque Yoongi no se espantó con su personalidad y, por encima de todo, de las diferencias entre ellos.

Luego de salir de la ducha revisó sus mensajes, viendo que Yoongi le habló para confirmarle que iba a pasar por él para que fueran juntos al colegio. Se apresuró en vestirse con unos jeans ajustados y claros, una playera blanca y un cárdigan celeste, arreglándose el cabello y colocándose una sombra suave en el rostro. Al mirarse en el espejo, no pudo evitar admirarse con felicidad porque él estaba muy bonito. Bonito, bonito, como le dijo Yoongi en la cita.

Fue a desayunar, tratando de ignorar los comentarios de Dawon y mamá, que lo alabaron por su aspecto, y de los tartamudeos de su papá sobre que estaba demasiado lindo. Comió rápido, se lavó los dientes y agarró su mochila en el momento exacto en el que el timbre de su casa sonó. Se apresuró en bajar, diciendo que ya se iba, y vio a Yoongi al otro lado, agarrándole la mano para llevárselo de inmediato. No quería que sus padres entrevistaran al alfa todavía.

―¿Hobi? ―preguntó Yoongi, algo atónito por su arrebato.

―Perdón ―una vez se alejaron lo suficiente se detuvo, sonriendo con timidez―, no quería que mis padres te interrogaran. Tú...

Yoongi estaba muy guapo, admiró. El aspecto de chico malo realmente le quedaba, con sus jeans rotos y la chaqueta de cuero, liberando su aroma a mandarinas que provocaba que su estómago diera un vuelco. Le daban ganas de acurrucarse a su lado y abrazarlo en todo momento.

―... estás muy lindo ―terminó de decir Hoseok, y ya sin poder evitarlo, añadió―. ¿Puedo besarte?

Sonriendo ampliamente, Yoongi tiró de él para besarle en la boca, inundándose de las feromonas de amor y cariño que exhalaba el omega. A Yoongi le fascinaba su aroma, la forma en que sus cuerpos encajaban, lo hermoso que era cuando sonreía. Si admirarlo desde lejos lo había hecho suspirar durante tiempo, ahora que finalmente podía besarlo, se sentía como tocar el cielo.

―Tú estás hermoso ―le dijo Yoongi al alejarse, volviendo a agarrarle la mano―. ¿Vamos?

―Vamos ―dijo Hoseok con una gran sonrisa de felicidad.

Aunque la sonrisa se congeló en el momento en que llegaron al colegio. Hoseok creyó que no iban a fijarse en él, no obstante, la pareja atrajo las miradas prácticamente desde que entraron: todos los contemplaban con gestos de desconcierto y evidente sorpresa. Yoongi no los tomó en cuenta, ignorándolos mientras iban hacia el casillero del alfa, y Hoseok trató de concentrarse en él, en nadie más.

―¿Nos vemos en el primer recreo? ―preguntó Yoongi, sólo mirándolo a él, y Hoseok trató de ignorar los cuchicheos a su alrededor.

―Claro ―volvió a sonreírle―. ¿Almorzaremos juntos? ―añadió con esperanza.

Yoongi esbozó una sonrisa perezosa y le acarició la mejilla.

―Claro, si mi lindo omega quiere ―le dijo, y volvió a tirar de él para besarlo de manera sorpresiva. A Hoseok no le importaba―. Podría estar pegado a ti todo el día y sería feliz.

―¿Cómo una sanguijuela? ―bromeó Hoseok.

―Chupándote la...

―¡Yoongi! ―se rió Hoseok, con las mejillas coloradas y dándole un golpe.

―... sangre, iba a decir ―Yoongi fingió estar ofendido―. ¿Qué crees que te respondería, cochino?

En ese momento tocó el timbre y Hoseok, dándole un último empujón entre risas, fue hacia la clase que le tocaba. No le sorprendió encontrarse con Jungkook y Namjoon, que al verlo aparecer, también se veían sorprendidos por su look.

―¿Hobi hyung? ―habló Jungkook―. ¿Eres tú? ¿Un unicornio te vomitó?

―¿Qué te pasa? ―siseó Hoseok, dándole un golpe en la nuca. Jungkook se quejó―. ¿No me dijiste tú que mi ropa apestaba?

―Sí, pero para una cita ―Jungkook frotó su cabeza con un puchero―. Ahora que vistes así ya no te ves como un chico malo, ¡arruinarás nuestra reputación!

Hoseok estuvo a punto de darle un puñetazo (a ver si así su reputación no se veía arruinada), pero se salvó porque el profesor entró justo en ese momento. Le hizo un gesto amenazante a Jungkook, que le sacó la lengua mientras Namjoon los miraba como si los dos fueran imbéciles. Quizás lo eran.

La mañana transcurrió con normalidad en general, a pesar de que Yoongi y Hoseok seguían atrayendo algunas miradas de confusión e incredulidad. Lo mejor fue cuando llegó el almuerzo y los dos decidieron invitar a sus amigos para que se conocieran, lo que resultó un poco extraño e incómodo al inicio ya que ninguno de los cuatro habló, mientras Hoseok y Yoongi se besuqueaban y hacían arrumacos.

―Dios mío ―exhaló Namjoon finalmente, mirando a la pareja con una mueca―, Hoseok, das asco.

Hoseok se separó con las mejillas coloradas y gesto indignado, sus labios brillantes e hinchados.

―¿Quieres que te golpee a ti también? ―amenazó con la voz débil.

Namjoon resopló.

―Los dos dan asco ―habló Seokjin, apoyando a Namjoon―, besándose así, en público...

―Estás celoso ―Yoongi lo miró, petulante―, muy celoso porque nadie te quiere besar a ti.

―Eso es muy grosero ―defendió Jimin.

―Y a ti tampoco nadie te quiere besar ―molestó Yoongi.

―Ya, Hobi hyung, dile a Yoongi hyung que lo estás besando por pena ―suspiró Jungkook, y Jimin, Namjoon y Jin empezaron a burlarse mientras Hoseok amenazaba con golpearlos a los cuatro.

El ambiente se relajó entre ellos y pronto estuvieron conversando, con mejor ánimo y entrando ya en confianza. Jimin y Jin, en especial, estaban muy contentos por haber podido hablar con Jungkook y Namjoon y, según ellos, avanzar en sus planes de conquista. Pero esa era otra historia.

Hoseok, por otro lado, no dejaba de sentir como si el mundo se hubiera vuelto más brillante, bonito y luminoso cada vez que miraba a Yoongi. El alfa le sonreía con fuerza, mostrándole aquella sonrisa de gomita que llamaba Hoseok, y el omega no podía creer lo guapo y lindo que era. Además, tampoco podía creer el no haberse fijado antes en él, ¡Yoongi era el sueño de cualquier omega! Tan atento y cariñoso, no le sorprendió ver que, los siguientes días, algunos omegas le dirigían miradas de envidia.

Tal vez no estaba bien, sabía que quizás podía verse egocéntrico, sin embargo, no podía evitar sentirse orgulloso de eso. De que él, un omega que fue rechazado tantas veces, ahora fuera el centro de miradas. En especial cuando Yoongi, en un acto completamente alfa, lo empezó a dejar marcado en su aroma.

―Yoongi ―se reía Hoseok cuando el alfa frotaba su nariz contra su cuello―, me haces cosquillas...

―Esa es mi intención ―dijo Yoongi, alejándose sólo para besarle en la boca―. Ten un buen día, bebé. ¿Nos vemos en el almuerzo?

Hoseok asintió con una risita encantada. Llevaban ya tres semanas saliendo y, en palabras de sus amigos, estaba completamente cambiado. Había dejado en el fondo de su armario sus ropas negras y maquillaje desastroso, y empezó a usar prendas más coloridas y suaves, incluso maquillaje sencillo y ligero para resaltar sus ojos. Incluso Dawon se le quedó mirando varias veces, como si no se terminara de creer que su hermano era tan lindo.

El omega sentía que esos colores iban con su verdadera personalidad, con lo que él quería para su vida. No importaba si era un omega que se salía de los cánones de belleza que habían impuesto para los suyos, ¡él merecía ser feliz y enamorarse!

Él merecía...

―Qué ridículo se ve.

Levantó la vista al escuchar el susurro murmurado tan cerca de él, algo sorprendido y desconcertado. Delante de él, dos omegas cuchicheaban mirándolo con sonrisas burlonas.

Se miró a sí mismo, comprobando su aspecto: el suéter que llevaba se lo regaló Yoongi y apestaba al alfa, era uno de esos estilos que, le contó el alfa, obsesionó a su madre, menhera kei le dijo. Era de un rosado fuerte y con rayas horizontales negras, tan largo que llegaba hasta cerca de sus rodillas. A Hoseok le había gustado mucho cuando se lo puso, además de que el aroma de Yoongi a su alrededor le ayudaba a sentirse feliz. Sin embargo, escuchar esas palabras hizo que apareciera una chispa de inseguridad.

Ocultó sus manos dentro del suéter, como si así pudiera protegerse.

―Yoongi debe salir con él por pena ―dijo la chica omega a su compañero y se oyeron varias risitas.

No, no era así. Hoseok lo sabía, Yoongi no era ese tipo de alfa, ¿por qué esos omegas tenían qué decir cosas tan crueles? Si estaba con sus amigos normalmente no lo hacían, pero ahora parecieron aprovecharse de que se hallaba solo, pues estaban en los talleres y cada uno escogió uno distinto: Namjoon eligió Ciencias Políticas (ñoñooooo), Jungkook se fue por Taekwondo (obsesivo del ejercicio) y Hoseok eligió Danza. Ahora habían estado sentados, observando a sus compañeros practicar un baile mientras el otro grupo descansaba, cuando escuchó a esos omegas susurrar.

Trató de ignorarlo y no tomarlo en cuenta, poniéndose de pie cuando llegó el turno de ellos para bailar. Sin embargo, las risitas sólo se hicieron más fuerte y lo hicieron desconcentrarse, perdiendo el ritmo y equivocándose varias veces. El profesor lo regañó.

―No sea tan duro con él, profesor Huang ―dijo un alfa con una expresión de mofa―, Hoseok tiene las piernas muy largas, por eso le cuesta más bailar.

Estallaron las risas y Hoseok apretó sus manos en puños, tratando de que su expresión se mantuviera neutra a pesar de que el llanto pujó por su garganta. Él había creído que no le iban a seguir molestando, no ahora que agarró confianza por fin en sí mismo y, además, estaba saliendo con un alfa. Pero, al parecer, algunas cosas nunca cambiarían.

Terminaron poco después y el omega se apresuró en agarrar sus cosas y salir del salón, yendo a buscar a Yoongi. El alfa estaba en el taller de Básquetbol, a pesar de ser más bajito, y aprovechando que todavía no terminaban, Hoseok admiró cómo se movía por la cancha con habilidad y rapidez.

Lo esperó con una gran sonrisa y Yoongi no tardó en notarlo cuando acabaron, agarrando una toalla para limpiar su rostro transpirado. Hoseok no quería pensarlo de otra forma, sin embargo... Santo dios, Yoongi se veía muy sexy con el rostro enrojecido y el cabello pegado a su frente, agitado y soltando sus feromonas alfas. Algo se removió dentro de Hoseok.

―Hola ―lo saludó con una risita, olvidándose de lo que había pasado minutos atrás e inclinándose a besarlo―, ¿ganaste o no?

―Por supuesto ―Yoongi le dio otro beso dulce―, tu alfa siempre va a ganar, bebé. ¿Me esperas en lo que me cambio?

―Claro.

Un tercer beso y Yoongi se apresuró en ir a las duchas. Hoseok simplemente trató de convencerse de que nadie le iba a arruinar su ánimo, lo había decidido.

Aunque una cosa era decirlo y otra muy distinta lograr que, efectivamente, así fuera.

Pasaron las semanas y pronto estuvo cumpliendo los tres meses con Yoongi, lo que era motivo de gran felicidad para él. No obstante, como ya se había vuelto costumbre, algunos idiotas no podían simplemente cerrar sus bocas.

Empezó mientras estaban en clase de Historia, haciendo ya la actividad que les encargó la profesora.

―¿Van a pedir algo para comer? ―preguntó Jungkook, siendo metiche como siempre.

―Sí, en su casa ―dijo Hoseok―, vamos a aprovechar que su mamá tendrá una cita con su novio. Padrastro. Raro.

―¿Y qué le vas a regalar? ―consultó Namjoon.

―¿No es obvio? ―se rió Jungkook, y Hoseok lo miró con desconcierto―. Su florcita.

Hoseok no lo entendió al inicio, pero cuando Namjoon cubrió su boca para no estallar en carcajadas, la comprensión llegó y el rubor pintó su cara con fuerza. Agarró su cuaderno y golpeó a Jungkook en su cabeza con el objeto, arrancándole un quejido entre risas ahogadas.

―Eres un idiota ―siseó Hoseok.

―Por supuesto ―dijo un compañero alfa que estaba trabajando con su grupito a pasos de ellos, mirándolo con desprecio―, ¿realmente crees que un alfa va a llevarte a la cama, Jung?

―Nadie te invitó a nuestra conversación ―espetó Namjoon―. Ignóralo, Hobi.

Eso quiso hacer, claro. Pero las palabras de aquel cretino quedaron rondando en su cabeza, y sólo fue empeorando por el resto del día. Había notado que siempre se burlaban de él cuando Yoongi no estaba cerca, y no podía evitar desanimarse por lo imbéciles que eran algunas personas... Antes, cuando se vestía como un emo sin amor propio nadie le molestaba, intimidados por su aspecto. Y ahora que estaba vestido de otra forma, parecieron buscar cualquier excusa para molestarlo.

Ocurrió luego del almuerzo, al ir al baño a lavarse los dientes. Se encontró con esos mismos omegas que lo venían molestando y simplemente los ignoró, sin querer involucrarse en una discusión con ellos.

―¿Y qué es lo que ve Yoongi en ti? ―preguntó el chico con gesto de desagrado, mirándolo de pies a cabeza―. Eres.. ridículo, creyendo que luces tierno así...

Escupió la espuma de la pasta dental, mirando su reflejo y respirando varias veces para no pelear con ellos.

―Eres un omega realmente feo ―añadió la chica, más molesta ahora por estar siendo ignorada―, pareces un espantapájaros.

Secó sus labios con su toallita de algodón y luego se aplicó brillo labial.

―¿Terminaron? ―dijo, fingiendo aburrimiento―. Debo ir a besarme con mi novio.

Se enfurecieron con sus palabras, pero Hoseok sólo salió del baño, con esos dos omegas siguiéndolo.

―¿Han visto pareja más payasa? ―se burló el idiota alfa que lo molestó más temprano―. ¡Min luce como todo un enano a tu lado, Jung! Cuando te folle, será como ver a un chihuahua intentando montar a un perro grande, ¡qué asco! ¿Seguro que es alfa? ¡Quizás tú se la me–!

Yoongi apareció de la nada. Literalmente.

Como si fuera un gato (qué tonta comparación, pensó Hoseok después), se lanzó sobre el idiota, elevando su puño para golpearlo en la mejilla. Sonó un desagradable crack en lo que ambos alfas caían al suelo, con Yoongi gruñendo y mostrando sus dientes.

―¡¿Tienes un puto problema con mi omega y conmigo, Kang?! ―gritó Yoongi, enfurecido y molesto―. ¡No quiero escucharte decir esa mierda nunca más, ¿está claro?!

Aparecieron Jimin y Jin, que agarraron a Yoongi y lo separaron. Hoseok observaba toda la escena con la boca abierta, demasiado sorprendido como para poder decir algo. De ahí todo fue confuso, pues apareció el inspector de pasillos y se llevó a Yoongi con Kang, que gimoteaba por el dolor.

―¿Lo expulsarán? ―susurró Hoseok con preocupación.

―Nah, no creo ―dijo Jimin sin verse inquieto―, Yoongi estará bien.

Hoseok no pudo evitar seguir pendiente de su novio, tratando de no pensar en la pelea que acababa de ocurrir. No sólo porque Yoongi saltó a defenderlo de inmediato, sino por la forma en que lo hizo. Santísimo dios, jamás lo había visto...

Parecía una bestia. Y algo en Hoseok cambió, quizás para siempre.

Lo esperó con paciencia cuando las clases acabaron y fue a abrazarlo, viendo su expresión de disgusto. Yoongi trató de cambiar su gesto, relajándose al recibir un beso dulce en la mejilla.

―¿Cuál será tu castigo? ―preguntó Hoseok con preocupación.

―Trabajo comunitario ―suspiró Yoongi―. Tuve la suerte de que dijeron que Kang nos molestó, y bueno, también deberé hacer un curso de control de la ira ―una mueca.

―Yoon... ―Hoseok apoyó su mejilla en el hombro del alfa―, no debiste reaccionar así...

―Claro que sí ―Yoongi no se veía molesto―, nadie tiene derecho a molestarte, además, ¿qué estupidez dijo? ―un bufido―. Vamos, bebé, a celebrar nuestro aniversario.

Hoseok sonrió por sus palabras y le agarró la mano, dándole un apretón con fuerza y así fueron hacia la casa de Yoongi. Aprovecharon para pasar a comprar comida para llevar, por lo que cuando llegaron, se acurrucaron en la cama de Yoongi y se pusieron a ver una película.

Estuvo bien los primeros treinta minutos, hasta que Hoseok, de manera inevitable, empezó a recordar la escena de Yoongi, todo salvaje, lanzándose sobre un idiota a golpearlo. Su mandíbula endurecida, la mirada oscura de sus ojos...

Un escalofrío lo sacudió.

Yoongi pareció notarlo y probablemente pensó que le dio frío, pues lo abrazó con un poco más de fuerza. Hoseok trató de concentrarse en la película, de verdad, pero su omega estaba pensando en otra cosa.

¿Así se vería Yoongi cuando estuviera en celo?

Soltó un jadeo ahogado por su imaginación y Yoongi pausó la película.

—Hoba, ¿estás bien? —preguntó con algo de preocupación.

—S-sí, sólo... —sacudió su cabeza—, me puse a pensar en otras cosas...

—¿Qué cosas, bebé?

—Nada —Hoseok apoyó su mejilla en el pecho de Yoongi para no seguir mirándolo, sin querer ver su expresión—. No es nada importante, Yoon...

—Debe serlo para tenerte así, bebé.

—Son tonterías...

—Mmmm... —Yoongi hizo un puchero—. No seguiremos viendo la película hasta que me digas, entonces.

Hoseok gimoteó por sus palabras. En todo ese tiempo que estaban juntos, ya había notado que Yoongi era más terco que una mula y, si se proponía algo, no había nadie que lo detuviera. Desgraciado.

Se separó y lo miró a los ojos, tratando de agarrar valor.

—Pues, ya sabes... Estaba pensando en la pelea que tuviste...

—Oh —Yoongi arrugó el ceño—, ¿estás preocupado por eso? No debes...

—Sólo pensaba... Yoongi, santo dios, te veías tan caliente así, todo salvaje y enfurecido...

Yoongi se veía desconcertado por su declaración, como si no lo terminara de entender. Fue como la reacción que tuvo Hoseok con sus amigos, pues cuando lo comprendió, su rostro se pintó de rojo y Hoseok ocultó su rostro en la almohada.

—Perdón —lloriqueó con vergüenza—, te dije... Fue una tontería...

—Hoba...

El murmullo de Yoongi lo hizo alzar la mirada y, de pronto, el alfa le besó en la boca con fuerza. Soltó un jadeo ahogado y débil, un gemido entrecortado al sentir la presión, y separó sus labios, sintiendo la lengua de Yoongi delinear su contorno antes de entrar. El alfa se movió para quedar sobre él y Hoseok no lo detuvo, sintiéndose enloquecer por lo que estaba ocurriendo.

Yoongi. Sobre él. Agarrándolo de la cintura. Su agujero húmedo.

Oh, Jesús.

—¿Pensaste cosas sucias, Hoba? —preguntó Yoongi con una sonrisa traviesa—. No sabía que mi omega era tan lujurioso...

—Yo... No... no es así...

—¿No? Si me lo acabas de confesar —una risita por parte del alfa—. Así que te calentó verme enojado.

Yoongi le agarró la barbilla y Hoseok parpadeó, con sus ojos un poco húmedos gracias al beso que compartieron. Tuve un breve pensamiento: ¿por qué creían que Yoongi no era un alfa como otros? Así, verlo de esa manera... Era tan imponente y dominante como el alfa que era.

—Lo amé —aceptó Hoseok finalmente—, me... me encantó, Alfa.

La mirada de Yoongi se tornó más oscura de ser posible y Hoseok separó sus piernas, percibiendo la humedad en su trasero, su agujero empapándose en lubricante por la necesidad.

—Hoba... —Yoongi gruñó—, no digas esas cosas, me estás provocando.

—Eso es lo que quiero —exclamó Hoseok—. Yoongi... Quiero que me hagas tuyo.

Él realmente no iba con esa intención, no obstante, saber que Yoongi lo deseaba, lo quería de esa manera, estaba provocando algo dentro suyo y Hoseok no quería pensarlo demasiado. Yoongi era suyo, su alfa, y él era de Yoongi.

—No tengo condones —gimoteó Yoongi.

—No importa —Hoseok llevó sus manos hacia el pantalón de Yoongi—, fóllame y luego córrete en mi boca.

—Mierda —volvió a gimotear Yoongi al escucharlo hablar así, y Hoseok ni siquiera sintió algo de vergüenza ya, desesperado por tenerlo en él—, me vas a matar.

—Exagerado...

Compartieron otro beso y comenzaron a sacarse la ropa, primero las playeras y luego los pantalones. No fueron acelerados, decidieron hacerlo de manera lenta y tierna, entre risas y cosquillas, aunque pronto la temperatura volvió a subir cuando sólo quedaron en ropa interior. Yoongi le empezó a morder y besar el cuello, bajando y bajando, con una mano acariciándole en los pezones. Hoseok gimoteaba y jadeaba, murmurando palabras débiles de aliento a medida que el alfa iba más abajo, a su ombligo, para besarlo en lo que le quitaba la ropa interior.

—Quiero comerte —gruñó el alfa—, déjame comerte, mi lindo, perfecto y pequeño omega...

—¿Pe-pequeño? —jadeó Hoseok, soltando un maullido cuando su polla quedó liberada y Yoongi la lamió—. S-soy más... más alto que tú...

—Sí —Yoongi se rió—, pero ahora, eres una pequeña cosita sucia...

Hoseok ni siquiera trató de negarlo, algo ahogado con su saliva en el momento en que Yoongi le separó las piernas.

—Levántalas —le ordenó con voz suave—, muéstrate ante mí, Hoba.

Ahora hubo un pequeño golpe de vergüenza, no pudo negarlo, con sus mejillas ardiendo. No obstante, obedeció y alzó sus piernas, con Yoongi agarrándolo de las caderas para tirar de él y doblarlo, y bendita fuera su flexibilidad, porque Hoseok no se quejó al quedar total y absolutamente expuesto. El ano del omega, húmedo y ligeramente abierto por su propia dilatación, se abría y cerraba con cada respiración de Hoseok, y Yoongi acumuló un poco de saliva en su boca antes de soltarla con lentitud. Ante el contacto, Hoseok gimió con fuerza.

Yoongi se inclinó, sacando su lengua para lamerlo un par de veces, probando el dulce lubricante de Hoseok. Oyó su nuevo jadeo sonoro, pero simplemente lo ignoró para volver a lamer, haciéndolo un par de veces seguidas hasta que se decidió a chupar, separándole las nalgas, enterrando su rostro en su culo. Hoseok ahora empezó a gritar ahogadamente por la estimulación constante, lo que era música para los oídos de Yoongi, que seguía devorándoselo como si fuera el más exquisito de los manjares.

Yoongi lamió, chupó e incluso mordió la piel de sus nalgas, antes de meterle la lengua para estimularlo a fondo. Incluso presionó dos dedos cuando lo consideró suficiente, sintiéndose duro también por las feromonas sexuales que le rodeaban, oyendo los gemidos pornográficos de Hoseok. Nunca habría pensado que el omega fuera tan ruidoso y chillón, pero ¿qué importaba? Yoongi sólo quería darle placer a su bebé.

Pasaron unos largos minutos hasta que Yoongi consideró que fue suficiente, no quería que Hoseok se corriera sólo con su boca. Se enderezó, separando las piernas del omega para acomodarse entre ellas y besarlo, y al omega no le importó probarse a sí mismo, con los ojos llorosos y el rostro tan colorado, perdido por completo en las sensaciones de placer. Mientras lo besaba, Yoongi se bajó la ropa interior para liberar su endurecida polla, y Hoseok la vio con lascivia, notando lo grande que era, con sus venas marcadas a lo largo, el nudo en la base.

—¿Lento? —preguntó el alfa con cariño.

—Lento —aseguró Hoseok, y Yoongi se masturbó unos segundos hasta que tuvo su polla completamente húmeda antes de presionar su eje contra el agujero de Hoseok—. Oh...

No tuvo que hacer mucha presión, porque el ano del omega se abrió con facilidad y, literalmente, lo tragó. Mierda. Yoongi no sabía que aquello podía ser tan... tan jodidamente excitante, pero ahora, sentía que iba a perder la cabeza por la visión del agujero del omega tomándolo.

—M-más... —gimió Hoseok, queriendo que aquel trozo de carne lo llenara profundo, se enterrara en él y lo anudara, lo marcara de todas las formas posibles.

Yoongi siguió empujándose en él, gruñendo por la humedad y calidez rodeándolo, las paredes anales apretándolo. Se enderezó sólo para poder penetrar mejor y Hoseok gorjeo, pues la polla en él empujó contra su próstata, enviando una corriente de placer por su cuerpo.

—Oh... umh...

—¿Más, bebé? —ronroneó Yoongi, agarrándole de las caderas con una mano, mientras que con la otra acarició la mejilla de Hoseok, su pulgar acariciándole el labio superior—. ¿Quiere todo de alfa?

—¡Sssssí! —gimió Hoseok, antes de que su voz se quebrara en gritos y jadeos debido a que Yoongi empezó a mover sus caderas.

—Lo que pida, mi omega lo tendrá —afirmó Yoongi con un murmullo cariñoso, inclinándose a besarlo con fuerza.

Hoseok abrazó a Yoongi por la espalda, sus uñas enterrándose en la espalda del alfa, que respondió con un gemido ronco. El omega se sentía enloquecer con las constantes embestidas, sintiendo cómo le llenaba, colmando todo su agujero y haciendo que su cerebro se derritiera. Incluso apoyó una pierna en el trasero de Yoongi para empujarlo contra él, oyendo sus carcajadas bajas ante el movimiento. Nada le importaba, sólo quería que lo tomara, lo hiciera suyo, lo hiciera tener un orgasmo y se corriera en él...

Hoseok se vino primero, su polla sacudiéndose y derramando el esperma en su vientre. Arqueó su espalda y Yoongi aprovechó para hacerle un gran chupetón en su cuello, sobre su glándula odorífera, y Hoseok estuvo a punto de gritarle que lo marcara.

No pudo hacerlo, no cuando sintió que la polla de Yoongi salió de él. Pegó un grito de queja, pero Yoongi lo calló dándole un beso en la boca, corriéndose en el vientre del omega.

El beso terminó con los jadeos de ambos, tratando de recuperar el aire. Se miraron y Hoseok hizo un puchero.

—Te-tenías que correrte en mi boca —gimoteó el omega.

—No iba a alcanzar —dijo Yoongi, quitándose de encima para recostarse en la cama, apoyándose en un codo—, ya no... no aguantaba más.

Hoseok se sentía pegajoso y sucio, aun así, abrazó a Yoongi.

—Creo que te amo —le dijo con una sonrisa de felicidad.

—¿Crees? —farfulló Yoongi.

—Sí —se rió—, no importa si estás enanito.

—¡Hoseok!

Hoseok sólo se rió con más fuerza, recibiendo un beso indignado en la mejilla y pensando en que, a pesar de todo, era un omega afortunado.

Un pequeño omega afortunado.

¡dentro de unos días subiré el epílogo!

¡gracias por leer!

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