Capítulo 2

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Jungkook, a pesar de poder vivir eternamente como él mismo, había estado vacío. Antes de que Jimin llegara a su vida, era como si no tuviese una identidad propia o un motivo para vivir. Era el mundo que conocía, y a la vez diferente; enorme y misterioso, sin un lugar en el que poder encajar.

El viaje a Corea, tal y como había deseado, se convirtió en un nuevo comienzo. Sin embargo, fue Park quien lo hizo comenzar a vivir de nuevo. A sentir. Lo que había iniciado como simple curiosidad y sorpresa, se volvió algo más profundo e intenso. Lo que Jeon sentía ahora era algo que jamás se imaginó experimentar después de transformarse en una criatura de la noche, que ni siquiera sintió cuando aún era humano.

La primera noche se acompañó de sexo salvaje y gemidos sonoros, pero no hubo mordidas. Jungkook quiso saber qué le pasaba a su cuerpo, qué le ocasionó ese hombre y por qué. Si hasta ahora nada lo había conseguido, ¿por qué?

Aún hoy, en sus más de doscientos años, Jeon no había conseguido llegar a una respuesta lógica. Pero eso no era importante. Se había enamorado. No había una explicación objetiva. Tampoco le importaba. El brillo en la mirada de Jimin mientras lo observaba, se había convertido en su mayor anhelo al despertar, con una belleza equiparable o superior al amanecer; la melodía de su sonrisa opacaba la de los instrumentos musicales más preciosos; el tacto en su piel tersa era demasiado delicioso para describirlo con palabras.

Las conversaciones triviales, las caminatas por el bosque, las citas nocturnas para nadar en el lago; cada momento juntos era acogedor y familiar, construyendo poco a poco un espacio especial y único para ambos. La convivencia sana, los pequeños toques traviesos, los intentos de cocinar juntos, las noches de borrachera que habían terminado enredados entre las sábanas, sudorosos y complacidos, acurrucados en un estrecho abrazo. Antes de saber cómo o cuándo, Jungkook siempre terminaba sonriendo cuando Jimin estaba con él, y cuando la sonrisa le era devuelta, su mundo estaba completo.

—Nunca supe cuándo me convertiste en un loco enamorado... —susurró nostálgico.

Avanzó entre las lápidas, caminando por el camino empedrado ascendente, llegando al espacio privado que había dejado solo para su amado, rodeado de césped y plantas de no me olvides, llenas de los pequeños ramilletes color celeste que Jimin tanto amó y cultivó sin falta hasta el día de su fallecimiento.

«Para que no me olvides», solía decir, con una sonrisa que, Jungkook percibía, era para ocultar su dolor.

Porque, sin importar cuánto Jeon jurase y perjurase que lo recordaría por siempre, nunca pudo ignorar el dolor en los ojos de Jimin, que se incrementó con cada año que pasaron juntos.

«Perdóname, Jungkook. Siento no poder ser la persona adecuada para ti». El recuerdo de esas palabras, trajo una nueva avalancha de momentos del pasados.

─━━━⊱✿⊰━━━─

Era una cálida tarde de verano, en el año mil novecientos seis. Habían transcurrido veinticuatro años desde que se habían conocido. De más estaba decir, que entre ellos no había ninguna clase de secretos.

La verdad sobre Jungkook había sido descubierta hace más de quince años, cuando, delante del propio Park, Jeon había sufrido un ataque de un lobo salvaje, en uno de sus paseos por el bosque. Tenía que explicar de algún modo, no solo sus capacidades físicas sobrehumanas, sino también la regeneración casi instantánea de sus heridas. Había sido un momento triste y desgarrador, pero a la vez especial. Jimin había llorado desconsoladamente, abrazando el cuerpo de su amado, viendo su garganta desangrándose tras una profunda mordida, posterior a un fuerte apretón por parte de Jungkook, que rompió la columna vertebral del animal, que lo atacó con sus últimas fuerzas.

Park Jimin lo amaba. De la misma manera y con la misma intensidad que Jungkook lo hacía. Y Jeon no podía siquiera pensar en fingir su muerte y huir a otro sitio, donde no pudieran cruzarse sus caminos nunca más. Lo amaba demasiado como para imaginarse sin él a su lado.

La incredulidad, el miedo y la ira, fueron seguidas por la aceptación y la incondicionalidad.

«¿Necesitas mi sangre? Puedes tomar toda la que haga falta», le había dicho, tembloroso y ofreciendo su cuello, al ver que, a pesar de que Jungkook estaba vivo, y aún con toda su explicación de su inmortalidad, apenas podía mantenerse consciente.

Ante las siguientes palabras de Jeon, explicando que tal vez no podría controlarse y hacerle daño, la respuesta de Jimin fue: «No me importa, confío en ti. Además, mi vida ya te pertenece». Con esas palabras, Jungkook supo que su cuerpo, su alma y su corazón, también pertenecían al hombre frente a él, y que lo amaría incondicionalmente mientras respirase. Para siempre.

A partir de ese momento, Jungkook solo bebió la sangre de Jimin, creando una conexión de fuerza tal, que solo ambos podrían comprender. Era como tener a su amado todo el tiempo con él, circulando en su sistema, en un abrazo a su corazón, calentándolo y amándolo de todas las maneras.

—Buenas noches, amor —dijo Jungkook, observando a Jimin frente al espejo de la habitación que compartían. Lo abrazó desde atrás por la cintura, y dejó un cálido beso en su sien.

—Bienvenido a casa —contestó, su mirada fija en el reflejo de ambos.

La mirada de Jimin era complicada y aparentemente inescrutable, pero Jungkook sabía exactamente qué pasaba por su mente. Ese tipo de expresión la había visto ya varias veces, y la conversación que había sucedido, siempre era la misma. Las canas, de un tono plateado y hermoso, se distribuían, cada vez más copiosas, a lo largo del cabello de Park; las arrugas comenzaban a surcar su frente, las esquinas de sus ojos y las comisuras de sus labios; su cuerpo ya no era el de antes, en más de un sentido. Jeon, por el contrario, se mantenía con la apariencia perfecta, fuerte y fornida de un atractivo e irresistible joven de veinticinco años.

—¿Qué tal ha estado el trabajo?

—Bien. Namjoon dice que cada vez obtenemos una mejor calidad en el resultado final —dijo, refiriéndose a su ayudante de confianza, la única persona además de Jimin que conocía su secreto, y que se encargaba de ser el rostro público del pequeño negocio que habían iniciado juntos una década atrás.

—¿Algún progreso? —Un brillo esperanzado apareció en los ojos de Jimin, apagado en pocos segundos por la negativa dolida de Jungkook.

A pesar de vivir en una cabaña aislada, en medio del bosque, tenían un estudio fotográfico en la ciudad, que dirigían desde las sombras y había ido creciendo de manera estable con el paso de los años. Pocos años después de descubrir la naturaleza detrás de la existencia de Jungkook, la fotografía había llegado a Corea. Si bien era conocida en Occidente hacía mucho más tiempo, recién se diseminaba en la cultura Oriental, que se había mantenido fiel a sus dibujos tradicionales y clásicos. Para Jimin, se convirtió en una idea fascinante la de fotografiar sus momentos con Jungkook, y colgarlos por toda la casa. Lamentablemente, descubrieron a manos de Kim Namjoon, el camarógrafo emprendedor que había tomado la primera foto, que Jungkook, a pesar de reflejarse en el agua, los cristales y espejos, no lo hacía en las fotos.

Fue entonces que, en lugar de deprimirse y frustrarse por siempre, decidieron buscar la manera de hacerlo posible. Para volver imperecederos sus recuerdos, más allá de su mente. Sin embargo, por desgracia, ese deseo se mantenía siendo aún un anhelo.

—Nos estamos quedando sin tiempo —expresó Jimin, con un nudo formándose en su garganta—. Cada día que pasa...

—Cada día que pasa —interrumpió Jungkook—, te veo más hermoso que el anterior. A mis ojos, eres y siempre serás el hombre más hermoso en la faz de la tierra, y me gustaría ver la certeza de eso en ti, cuando nuestros ojos se encuentran.

—Ojalá fuera tan fácil.

—Quisiera que pudieras verte como yo te veo. Tan hermoso como siempre, y cada día más. Divertido, llenando mi vida de color, haciendo que valga la pena cada día que paso a tu lado. Con un corazón tan grande, que tiene la fuerza de latir por los dos, haciendo calentar el mío, que hace tantos años creí inservible. Eres perfecto.

—¡No lo soy, Jungkook! —exclamó, con las lágrimas comenzando a derramarse y la impotencia y el dolor impregnados en su voz—. No lo soy... y no imaginas cuánto lo siento. Perdóname, Jungkook. Siento no poder ser la persona adecuada para ti. Perdóname por no poder brindarte todo eso toda la eternidad. Perdóname porque mi tiempo se acaba con cada día que pasa, y no puedo hacer nada para evitarlo.

Jimin se rompió en sollozos desordenados, incapaz de volver a formular palabra. Los brazos de Jungkook lo acunaron y lloró en silencio, en medio de la impotencia de no poder ofrecerle una eternidad a su lado por no ser un Noble, y estar todos los demás muertos. Sintiendo su alma romperse en mil pedazos, que sabía no podría reparar, porque Jimin estaba en todos ellos y cuando ya no estuviese, no tendría idea de cómo hacerlo.

—Te amo —fue todo lo que Jungkook pudo decir—. Te amo demasiado. Gracias por llegar a mi vida y darme deseos de vivirla —expresó con convicción.

Ver a Jimin llorar era lo más duro que había tenido que experimentar en su vida. Quería ser él quien llorara en su lugar, él y solo él, para que la sonrisa adornara por siempre los labios de Jimin. Sin embargo, todo lo que podía hacer, era abrazarlo y llorar a su lado. Porque Jungkook no podía eliminar el motivo de las lágrimas, pero tampoco permanecer indiferente, pues ese sufrimiento que los envolvía, pertenecía a ambos. Y, a pesar de estar constantemente aprendiendo a sentir cada emoción, y no desear la tristeza como una de ellas, Jimin lo había hecho comenzar a vivir otra vez, de demasiadas maneras, y si ese sentimiento, por más desgarrador que fuese, iba aparejado a amarlo, lo llevaría en su interior, aunque lo matara lentamente.

Esa noche, Jungkook le demostró de la manera que mejor sabía, cuánto lo continuaba amando. El sexo ya no era como antes, agresivo, duro y desenfrenado. Ahora era lento, profundo, apasionado, de una manera distinta, pero que derramaba tanto amor e idolatría, que cada caricia, cada beso, cada lento y suave empuje, eran un recordatorio de lo que habían construido, de cómo sus sentimientos eran tan reales y arraigados que no necesitaban nada para sentirse completos, más que la sola compañía del otro.

Por el resto del tiempo que estuvieron juntos, se amaron en medio del deseo, el compromiso y el dolor, en una batalla contra el tiempo que Jimin acabó perdiendo, cuarenta y tres años más tarde, en mil novecientos cuarenta y nueve, a la edad de noventa y siete años. Ese día, en medio del atardecer, en un hogar rodeado de recuerdos felices y amor, ofreció a la persona que más amó, sus últimas palabras:

—Gracias, Jungkook. —Sus ojos brillaron con devoción—. Gracias por... haberme amado.

El último suspiro de Jimin abandonó sus labios, dejando una sonrisa sincera en su rostro y, en sus manos, entrelazadas con las de Jungkook, siendo sostenida como la más preciada de las posesiones, la fotografía de ambos que, apenas un mes antes, habían conseguido tomar, venciendo las barreras de la ciencia y lo sobrenatural, creando un recuerdo único que se llevaría con él, a donde fuera que su alma se dirigiese.

Sin importar las arrugas, el implacable tiempo o su indetenible marcha, habían logrado plasmar su existencia juntos, más allá de los recuerdos.

─━━━⊱✿⊰━━━─

Frente a la tumba, silenciosa y calma, Jungkook se arrodilló hasta acomodarse y sentarse en el suelo, sobre el mármol pulido, de color negro. Dejó las rosas con delicadeza y, con una mirada de devoción y amor perenne, saludó:

—Hola, amor. He venido a visitarte.

Sonrió con cariño a la fotografía en la que aparecía junto al hombre que amó y continuaba amando. El que lo hizo comenzar una nueva vida, en la que aprendió a amar, a reír, a llorar, a sufrir; a sentir. El que lo convirtió en un hombre nuevo, con ganas de vivir, de volar y de llevarlo en su corazón por el resto de su vida, como el comienzo de todo. 

¡Holiwis! Tal y como les había propuesto y ustedes escogieron, aquí está la versión kookmin de este fic. Espero les haya gustado. Recuerden que la versión jinkook queda disponible en el libro Kookie Week, del perfil de koolorfultears

Chao chan 😘

Nos leemos en próximos proyectos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro