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Es sorprendente como una simple llamada, una simple conversación, puede destruir sus esperanzas y las cosas en las que creía con solo darse o aparecer en la boca de alguien.

Trató de concentrarse cuanto pudo para no gritar de frustración, cerrando con fuerza su mandíbula para poder pensar claramente antes de hacer cualquier tontería; trató de dejar ir su conciencia un poco para buscar la energía de su padre, pero solo restos quedaban porque él se había ido hace mucho.

-(...)... -profirió en un susurro tan bajo que nadie lo pudo escuchar, buscando su presencia en donde sea que se encuentre, sintiendo alivio en que pudo sentir su rastro en un destello, algo débil y lejos de donde estaba, aun batallando para continuar a un camino que no conocía.

Cual llamado de esperanza ella volteó el rostro en cuanto creyó escuchar su nombre siendo llevado por el viento en mitad de su imaginación sin fundamento o coherencia por la falta de sangre, se quedó en silencio y sin moverse tratando de agudizar el oído para escucharlo otra vez, luego se sintió tonta porque la calidez dentro de ella le daba a saber que no era un sonido que trajo el viento, era la voz de Noctis que la llamaba pero estaba demasiado débil como para darle algo más que una señal a partir de una luz de que seguía con vida, la mitad de la usual, pero viva.

Como quisiera preguntarle si estaban bien, como quería decirle que sea fuerte porque Regis ya no estaba ahí, que tenía que salvar a Lunafreya más que nunca, que la perdonará por ser tan débil.

Habían tantas cosas que quería decirle.

Pero sabía que con esa simple luz él podría seguir con confianza.

Estaba tan orgullosa por él y su decisión de continuar su camino cuando lo sintió alejarse a una dirección distinta a la de ella, que supiera cuando era necesario poner prioridades por encima de otras, se podía decir a sí misma que hizo un gran trabajo para enseñarle, pero también quería darle un pequeño golpe en la nuca por dejarla a un lado, es humana y aun tiene algo de mentalidad adolescente, no la culpen.

Toma un descanso cuando por fin encuentra una roca para sentarse en mitad del terreno baldío al que a llegado, riéndose de su inmadurez con soltura y sin ningún tipo de preocupación por lo que la gente dirá de ella y cómo se reflejará en Noctis.

Sentir tanta libertad es extraño, porque desde que llegó a ese mundo y al palacio de la realeza todo se tuvo que cerrar dentro de ella, dejando una sola abertura para Noctis, en un inicio para no sentir la soledad, luego para sentirlo tan cerca de ella como pudiera aunque tuviera que abrir dolorosamente esa pequeña abertura con tal de verlo.

Cosas idiotas que hace la gente enamorada, hacen sangrar su corazón, abriéndolo y desgarrando su carne aun cuando no se reciba nada a cambio, eso era amor, amor desinteresado, amor de tontos, en su caso, un amor que consideraba unilateral en más de un sentido porque estaba casi completamente segura de que Noctis la veía como una figura materna o una hermana mayor, el otro porcentaje en el que creía era la esperanza a la que le gustaba oír susurrar posibles futuros felices, sueños cumplidos a la par que le cubría los ojos y la envolvía para no querer dejarla escapar o ver la realidad de las cosas en el momento exacto.

Esa es la esperanza, y duele, pero es necesaria.

La incomodidad de su teléfono la hace sacarlo de donde lo tenia guardado, la pantalla esta rota pero es lo último que importa mientras saca con su dedo la sangre seca sobre su piel, mala idea, en un solo mal movimiento termina por enterrarse el dedo en la herida y sacarse un grito de dolor desgarrador.

Gruñendo y tratando de no apretar demasiado el objeto en su mano tuvo que encorvarse, saltando del susto cuando su tono de llamada de heavy metal, personalizado para cierta persona, rompe el silencio en mitad de lo que parece ser el desierto en el que se encuentra.

-¿Qué-?

-¿Te pasó algo?

¿Para eso llamaba? O la mejor pregunta: ¿Cómo rayos supo que estaba en problemas?

Ya para qué preguntar, el chico tenía magia y un tercer sentido que desarrolló por su propia mano, al menos solo iba al punto psíquico o subconsciente más no el físico; aunque con el tono con el que le habló le hizo reconsiderar quién era el adolescente perdido y quién era el adulto que tenía que ir a buscarlo.

-Sólo hice un mal movimiento, solo tengo que encontrar agua o algunas plantas, estoy bien.

-¿Sabes cómo pasar una noche en la naturaleza?

¿En qué momento dejó de lado su faceta de adolescente de la realeza y de vida cómoda para tratar de hacérsela de sobreviviente? A lo mucho ella lo acompañaba a pescar cuando era más pequeño y siempre lo veía sufrir cuando era momento de poner un campamento dentro de los jardines del palacio, siempre enredando sus cosas o sus lugares respectivos.

En más, agradecía de sobremanera que Gladio e Igniz supieran lo básico de la supervivencia, porque de otra manera Prompto y Noctis no pasarían la noche en un lugar seguro.

-más de lo que crees, no te preocupes por mí -levanta la mano para tratar de captar la atención de un auto que pasa, ni siquiera se detiene un segundo- antes de que te des cuenta ya estaremos en tu boda.

No sigue la conversación fuera del usual "esta bien" y "entendido", puede que por la incomodidad del tema que se quedó entre ellos; cuelga el teléfono en cuanto los escucha pelearse por el auto o algo por el estilo, no tiene las energías para tratar de calmarlos a más de 50 kilómetros de distancia por vía telefónica.

Ya se imaginaba a Noctis peleando con Gladio, Igniz tratando de calmar al último y Prompto tratando de procurar la paz en el grupo.

Se pasa las manos por la cara, sabe de negocios y economía, todo por revisar las tareas reales de cada rey durante demasiado tiempo, pero no puede hacer nada por su condición física actual, maquinando en su cabeza para encontrar una solución rápida hasta que se siente... diferente.

Todo sonido de repente cesa, apenas escuchando el ruido del viento que va en su dirección contraria, la mirada dura puesta en su espalda.

Da la vuelta con lentitud, su pelaje amarillo y moteado es lo primero en ver además de sus largos bigotes, esos ojos verdes y grandes son demasiado familiares.

-Hola hermanito.

Quizás más cosas fueran un poco más fáciles.

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