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La sala del trono siempre fue, desde sus primeros recuerdos, imponente, serio, hermoso de una manera que no podía explicar del todo, con aquel a quien siempre seguiría sentado o sentada en el trono y ella al lado de su mano derecha, recibiendo a quien fuera a verlos y en ocasiones ser un pilar para cuando viniera el momento de tomar una decisión difícil venía.

En más de una ocasión, buscó al heredero al trono escondido en las cortinas, sus pies sobresaliendo y su risa que no se molestaba en ocultar.

-¿Dónde estará? -levanta la voz apropósito, (...) ve sus zapatos, que salen por debajo de la tela, moverse como si quisiera esconderse más, se ríe antes de arrodillarse, acomodando el vestido y sus zapatillas se notan, espera que nadie se acerque y la vea así- Noctis -llama, su cara aparece de entre la tela de la cortina- ven aquí, Noctis.

Corre hacia ella entre risas y se lanza a sus brazos y lo levanta del suelo negro de mármol mientras lo abraza, apretando su cuerpo de manera delicada antes de sacarlo del cuarto porque dentro de poco la sala del trono será ocupada.

Ese lugar tenía hermosos recuerdos para ella.

Ahora, destruido, con el cristal roto detrás del trono y este con el cuerpo inerte de Noctis sentado ahí, con la espada de Regis incrustada en su pecho.

Esto no era lo que esperaba ver luego de escabullirse de la pelea de afuera, pero después de sentir que algo faltaba, que algo se había ido, no se lo pensó demasiado antes de correr hacia la sala del trono aun sin saber la vista que podría encontrarse.

Claramente nada la prepararía para eso.

La máscara cubre su rostro lleno de dolor, sus ojos, cubiertos por la tela negra, se han mojado desde hace rato y el agua salada cae sin parar por su barbilla, un grito desgarrador quiere salir desde lo profundo de su garganta pero hay cosas más importantes que hacer.

Mucho más importantes que desahogar su dolor.

Se acerca con paso lento, un sollozo contenido escapa de su boca, siendo largo y solitario, para cuando llega a su lado toma su mano y aun esta cálida, pero el frío también se siente.

Se ha ido desde hace un rato.

Pasa la yema de sus dedos por el anillo de Lucii, esa marca de muerte, aun hay luz en su frente de acero y siente la magia que hay dentro de él.

-Sé que puedes escucharme y entenderme -habla con su lengua madre, es posible que ninguno lo entienda, pero sabe que él la entiende a la perfección- todo esto empezó por tus decisiones y tus errores -el calor de su mano sigue desapareciendo, sus palabras suenan molestas y en verdad están bañadas de todo el miedo y cierto rencor que sintió por él cuando regresó a ella.

Una pequeña sonrisa de orgullo en su rostro, sus brazos abiertos que luego la abrazaron mientras le decía que el mal de la estrella se acabaría pronto, prometiendo que en cuanto tuviera la edad ambos se casarán.

Estuvo feliz en ese momento, abrazando con fuerza su torso o hasta donde podía alcanzar; era una niña, una niña que no fue consiente de lo que había pasado del todo hasta que se enteró por su propia cuenta, la magia que Somnus poseía en su interior era diferente, bañada en celos, tristeza y remordimiento.

Se hizo una idea en su cabeza de lo que hizo, pero era lo "correcto" hasta cierto punto.

-Noctis no tiene que pagar por esto -niega con su cabeza mientras habla- él es totalmente inocente de las cosas del pasado, no puede desaparecer, no así, no lo merece -se saca la máscara y la tira a cualquier parte, su sonido al romperse contra el suelo de márnol negro no podría importarle menos- yo sí, no te detuve, ni siquiera sé si pude en primer lugar, pero no dejó de pensar que esta estupidez empezó cuando yo llegué aquí -el mal de la estrella, su inusual crecida cuando ella había aparecido, realmente no estaban conectadas pero la culpa te hace adquirir culpas que no son suyas.

Pero quiere arreglarlo de todas formas.

-Déjame ir por él, lo necesitan aquí, todos lo aman y no soportarán este fin tan horrible -pega la frente al anillo, siente la luz que tiene, su magia, escucha el murmullo dentro de él- nunca les he pedido nada, nunca lo he hecho, esto es lo primero y también lo último, Somnus -su desesperación es notable mientras pide por misericordia por quien quiere, los murmullos se han callado, solo se escucha su voz y su respiración pesada- prometí dar mi vida por el entronado, ahora es el momento y lo acepto con los brazos abiertos.

No hubo respuesta verbal, solo fue como un tirón y volvió a sentir la falta de aire y como su cuerpo parecía ya no pertenecerle, la misma sensación que hace casi 10 años.

Para cuando abre los ojos, que no sabe en qué momento cerró, se da con la sorpresa de ver un plano que parece el espacio, el sonido de una voz lejana la hace voltear, pero una presencia hace que haga la vista un poco más a la izquierda.

La mira con sus ojos serios, esta como la primera vez que lo vio, le muestra con la mano abierta a donde debe ir y se sorprende al ver que puede caminar sobre algo que en verdad no está ahí.

Entonces así era dentro del anillo.

Sigue caminando y se da cuenta de que su mano parece disolverse como si fuera polvo, pero es muy lento, apenas lo siente; cuando mira más adelante ve como unas partículas brillantes desaparecen en grupo, no sabe que son pero toma una de ellas mientras las otras solo se evaporan, cuando lo toca con uno de sus dedos se da cuenta de que parece un cristal ve algo plateado caer debajo de ella pero no le toma demasiada importancia.

-¿Noctis? -pregunta a la nada, no se ve nada más allá que la estela en el lugar y la idea de que llegara tarde la aturde- ¡¿Noctis?!

El calor en su mano la hace mirar a su palma, aquella partícula brillante le quema un poco la piel y parece tomar aquel polvo en el que se convierte, aumenta su tamaño con rapidez y recuerdos que no son suyos fluyen en frente de sus ojos.

Son recuerdos de Noctis.

La realización la hace suspirar de sorpresa, llegó tarde, muy tarde, Noctis ya no existe, apenas si una parte de él está ahí, pero de no ser por su presencia ya estaría disuelto al igual que todo lo demás.

Un alarido de dolor sale de su boca cuando, desde su palma en donde aquel pedazo de cristal se encuentra, una grieta roja quema su piel y empieza a expanderse como raíces.

Como las grietas de un vidrio roto que contenía agua caliente.

De la grieta de su brazo ve como la magia fluye, sale de su cuerpo y le genera dolor, dolor que aguanta al ver que el cristal en su mano toma forma.

La magia le da forma, y ve su silueta una vez más mientras ahora una grieta abre el lado derecho de su cara, deja ir el grito de dolor en cuanto siente el escozor de cada herida abierta en cuanto más grietas se abren.

Esta de nuevo frente a ella, con los ojos cerrados y parece que esta dormido, se le hace gracioso que después de todo lo que ha pasado pueda seguir durmiendo como la vez que se quedó tieso sobre su cama una mañana y tarde completas después de conseguir el puntaje más alto en su videojuego favorito, lo que le tomó 3 días sin dormir.

-Oye -pasa su mano por su mejilla, siente la barba en su perfil y como sus dedos se agrieta aun más, parecen hechos de tierra y poco después de tocarlo caen como arena- tu madre tenía razón, te pareces mucho a ella.

Ve sus párpados moverse, como si quisiera despertar o estuviera soñando, las pestañas largas y oscuras también se mueven.

-Es momento de regresar -todo este tiempo lo ha estado tomando de la mano, pero dentro de poco esta también va a disolverse como tierra.

En un movimiento de su mano y ayudada por la poca gravedad del lugar lo impulsa hacia arriba en donde un vórtice se ha abierto sin que ella se de cuenta antes por estar inspeccionando que estuviera bien antes de pensar en cómo devolverlo.

Era como si la estuvieran ayudando y más de un nombre le venía a la mente.

Cuando sus dedos están por dejar de tocarle los suyos se disuelven en polvo, continuando con su brazo lentamente, parece que esta abriendo sus ojos y ruega que no lo haga, pero no por desearlo le puede ser concedido.

Ya se le había cumplido lo suficiente.

Sus hermosos ojos azules la miran, aun confundido de lo que pasa cuando ya había aceptado su final, se siente flotar y como algo lo jala hacia arriba, aun ni ve del todo bien y tiene que pestañear un poco antes de darse cuenta de quién le está mirando con una sonrisa en la cara.

"Llegará el momento en que tenga que decirte adiós"

Sus palabras regresan a su memoria pero su cuerpo está demasiado cansado cómo para hacer algo más que verla.

Le está sonriendo, es una sonrisa triste y verdadera que le esta haciendo daño con cada segundo que pasa.

Se lo había dicho hace mucho, pero pensó que ese momento nunca llegaría porque moriría antes de escuchar esas palabras de su boca; le había prohibido morir por él pero allí estaba.

Mirándolo, sonriendo, se estaba desvaneciendo en frente de sus ojos y todo lo que hacía era sonreír.

Tantas cosas que no le dijo y que le quiere decir a gritos ahora.

Ojalá hubiese más tiempo.

-Adiós, Noctis.

No recuerda más allá de la bruma, el sonido de la espada de su padre al caer y luego el peso de un cuerpo sobre sus pies, el sonido de la puerta abrirse con rapidez es lo último que escucha antes de caer en la inconciencia.

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