Agradecimientos

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Lo que hubiera pasado si (...) los hubiera acompañado a alguna de sus excursiones...

.

Al momento de llegar a ese mundo pensó "voy a morir", quizás fue lo más acertado, ella iba a morir, es parte de la vida y todo ser vivo debe morir en algún momento, incluso ella que en ese mundo parecía eterna.

Su eternidad había sido tomada en un inicio como una maldición, luego como parte de la promesa que le hizo a la familia real, para finalmente ser vista como un regalo que le dejó conocer a su persona querida.

Y gracias a él conoció a más personas que amaba más que a sí misma.

-¿Por qué no puedo manejar yo? -(...) estaba sentada en la parte de atrás del auto negro, con ojeras bajo la máscara blanca, Gladio a un lado la miraba como si hubiera dicho el peor de los presagios, Prompto la miró por el retrovisor con una expresión asustada, Noctis seguía dormido con el rostro escondido en el cuello de (...), dejando parte de su peso sobre el brazo de la misma.

No había que ser un genio para saber que ella no tenía idea de cómo se ponía Ignis con el tema de quién era el que iba al volante.

-Además del hecho de que eres la razón por la que el príncipe maneje como maneje, no lo sé, usted dirá -su tono sarcástico la pone de malas, aunque ha estado así desde que la levantaron.

Ven con nosotros al entrenamiento dijeron, será divertido dijeron.

Divertida su miseria al tener que soportar ese aire helado que apenas se calentaba por la reciente salida del sol hace una hora, más o menos.

-Admito no ser la mejor conductora del mundo, pero él quería saber.

-Dudo que saber cómo derrapar sería algo bueno para enseñarle a un adolescente.

Odiaba cuando tenía razón, pero qué se podía hacer, hay ocasiones en las que uno debe aprender cosas para sobrevivir.

Puede que un día Noctis necesitase saber como derrapar para escapar de una situación peligrosa.

Cuando llegaron al lugar destinado al "entrenamiento intensivo" que Gladio iba a poner sobre los más jóvenes, el mayor problema fue, desde luego, que Noctis no quería levantarse y que (...) no dejase que lo levanten.

-Estaremos a contra hora si sigue dormido -estuvo dispuesto a mover al príncipe del hombro, como usualmente hacía, para despertarlo, pero ante un manotazo de la mano de (...) tuvo que sacar su extremidad.

No lo malentiendan, no es que (...) fuese más fuerte que él, era que, literalmente, era más dura. Quizás era cosa de que ella no fuese de ese mundo o realidad pero no había que negar que su piel era casi tan dura como la del Adamantoise, en efecto, un golpe de ella dado con furia dolía bastante.

Si no se la creían, pregúntenle a Gladio, que desde que la conoce le ha recibido uno que otro manotazo que fueron más porque estaba jugando que por estar molesta.

-Bien, bien -movió un poco al príncipe durmiente, que solo se quejó antes de reacomodarse, esta vez, usando el regazo de (...) como almohada ya que había espacio porque Gladio y Prompto, que también combatía con sueño, ya había salido del auto- aw, no hacía esto desde que tenía 10 años.

El momento le fue arrebatado cuando por fin levantaron al príncipe y tanto él como su mejor amigo fueron arrastrados bosque adentro para pruebas de supervivencia después de que pusieran en su lugar la cosas para acampar, (...) contuvo más de una risa al ver cómo Prompto esquivó tantos golpes casuales que Noctis provocaba cada que mirada de un lado al otro con las sillas o los paquetes siendo cargados en sus hombros.

-Espero que les tenga piedad -murmura mientras sigue moviendo su mano en señal de despedida, solo Prompto le sigue devolviendo el gesto hasta que los pierde de vista- ¿Qué haces?

-Volverán agotados -comenta Ignis mientras pone en su lugar algunos artilugios de cocina- una buena comida después de un arduo entrenamiento siempre es bien recibido.

-Debe ser así, ¿verdad? -a pesar de que sonríe brillantemente con la boca cerrada una lágrima se le escapa al recordar el infierno que vivió a manos de Gilgamesh cuando era más joven, ¡esos dos no sabían lo que era sufrir un verdadero entrenamiento del infierno!- ah, los recuerdos.

-Iré por algunas cosas.

-¿Dónde? Es decir, aquí no hay ninguna tienda cerca.

-Hay un bosque justo a su lado, lleno de buenos insumos de buena calidad -le mostró con su mano abierta la entrada al bosque, era una dirección contraria a donde los otros tres se habían ido- No hay nada mejor que buscar los ingredientes más frescos.

- es así, yo iré por ellos -la ve dirigirse a su propia valija, sacando una brújula que, por su aspecto, puede jurar que es del tiempo de los primeros reyes.

-No creo que sea lo mejor, su vestido... -el sonido que hace la tela, o más bien la parte con un adhesivo, al ser jalado con fuerza, detiene su hablar, (...) se saca la falda del vestido de un movimiento y queda en unas bermudas, dejando sin palabras a Ignis que se queda paralizado ante su accionar.

-No te preocupes, de esta manera no le pasará nada a mi ropa -dobla con algo de torpeza el retazo de tela que era la falda y lo lanza sin ninguna preocupación dentro de su tienda para acampar- siempre llevo un pantalón debajo de mis vestidos, es mucho más práctico y así no hay problemas si es que quiero hacer algo que haga el vestido molesto de usar.

-No, ese definitivamente no es el problema aquí -tan pasmado como está, dirige su vista a las bermudas y luego a las zapatillas negras; ¿En el nombre de qué se puede tener una razón para que una mujer de la nobleza lleve un pantalón y zapatillas ocultas debajo de su vestido? En todo caso, ¿por qué usar vestidos si de todas maneras tendría pantalones debajo de la falda?

Era por estas cosas, que Ignis aun se preguntaba si ella de verdad había vivido bajo la fuerte influencia de etiqueta de la realeza toda su vida.

Al final, tuvo que rendirse con ello, diciéndole qué cosas necesitaba, mandando fotos a su teléfono para que pudiera guiarse, tras unos minutos en su cacería del tesoro y de tener más de la mitad de las cosas que se necesitaban, una espada se clavó a en el tronco del árbol que estaba frente a ella, segundos después Noctis apareció de la nada entre el destello de residuos de magia.

A cualquier otra persona le hubiera dado un infarto ahí mismo, pero ella ya había pasado por ello más veces de las que le hubieran gustado, llegada a este punto se podía decir que era inmune.

-Hey, (...) -sacó de un tirón la espada, (...) puso una mano en una de las superficies del tronco pensando: "discúlpalo, tiene problemas" palabras dirigidas al pobre árbol- Pensé que estarías con Ignis en el campamento -se pone la espada al hombro, dando una imagen masculina según él, pero (...) no quiere romperle la burbuja de orgullo, se ve bien, casi hasta le sale natural, y la pequeña cantidad de suciedad en su rostro le da un plus a su imagen.

Aun así, a visto a muchos hombres en el mismo estado, por ende, se podía decir que tenía cierta resistencia.

-No deberías, no sé, ¿entrenar con Gladio? -miró detrás de él, pero no encontró ni a Amicitia ni a Prompto- ¿Qué tan lejos te fuiste?

-Ellos estarán bien -apenas dijo eso, escuchó algo parecido a los gritos molesto de Gladio y las quejas de Prompto que ya sonaba cansado- lo estarán -lo reafirmó pero (...) ya sabía que no era así.

-Mejor regresa por donde viniste, deben estar molestos contigo por desaparecer así nada más -pasa una de sus manos por la frente de Noctis, despejando su rostro de los cabellos despeinados que siempre ocultan parte de sus ojos- te espera una buena cena en recompensa -sin mencionar más ella siguió su camino, Noctis sonrió mientras la veía irse, volviendo a poner sus mechones de cabello tal y como le gustaba su estilo, posando su atención al momento en que se fijó que estaba usando pantalones y no uno de los vestidos que le había visto toda su vida; la imagen lo desconcertó tanto que fue presa fácil al momento en que un ataque inesperado le llegase por parte de Gladio quien lo agarró del cuello de la ropa por las espaldas.

-¿Divirtiendo la vista en lugar de hacer tus labores y enfocarte, uh?

-No, no es lo que parece, es solo que la impresión fue demasiada -se sonroja un poco porque sabe que le esta insinuando que muy posiblemente se le quedó mirando el trasero a (...) cuando en realidad solo se había quedado con la mirada fija en la tela de mezclilla.

-¿Qué ocurrió? -por otra parte el rubio apenas llegaba, jadeando por el cansancio y con curiosidad- ¡Oh! ¡la dama (...)! ¡hola! -en cuanto la percibe levanta la mano para saludarla, ella voltea unos segundos para hacer mismo gesto y seguir su camino, tarareando algo como "Let's be along together" pero ellos lo escuchan diferente ya que no entienden lo que está diciendo.

-Ahora, ustedes dos, creo que fui demasiado amable este día -toma a ambos jóvenes del cuello de sus ropas y, a rastras, los devuelve al claro en el bosque en donde están entrenando, importando poco sus reclamos o excusas.

Para cuando (...) consiguió lo que necesitaba, huyendo por la espalda de algunos animales que podrían llegar a matarla, dejó todo con Ignis y se sentó en la primera silla que se encontró.

-¿Estas seguro que no necesitas ayuda? -pregunta una vez más al verlo tan concentrado, aunque por la misma razón es que se queda callada.

No hay respuesta así que regresa a su tienda para acampar, agradecía tener tanto espacio para ella sola, preguntándose si ellos en verdad entran enteros en la otra que ciertamente es más grande, pero si pudiera ayudarlos a no sentirse incómodos sería mejor, de momento deja el asunto de lado cuando a sus sentidos llega el aroma de la comida de Ignis, mentiría si dijera que no está celosa de su destreza, siendo que a ella le tomó muchos años de su vida tratar de cocinar algo decente hasta algo que tuviera un buen sabor, pero llega Specs y en menos de unos pocos años la superó increíblemente.

Hay quienes nacen con el talento, otros simplemente no.

-¿Puedo degustar un poquito? -se acerca por su lado, no le presta la más mínima atención pero lo nota sonreír de lado.

-Comeremos todos juntos -(...) se puso a pensar en que sería de este grupo sin Ignis, lo más probable es que terminen comiendo algunos de los tantos fideos en vaso que Gladio trajo en su mochila, porque si Noctis lo intentaba podría terminar en tragedia y no tenía idea de Prompto porque apenas y lo conocía poco.

-Eres muy especial, ¿sabías eso? -reposo su cabeza en el hombro del joven hombre, al menos hasta donde llegaba, mirando su trabajo- desde que eres un niño siempre haz sido así -es entonces que por fin le dirige de nuevo la mirada, sonriendo mientras mira a aquellos dos pequeños pedazos de seda negra que cubren los agujeros en la cerámica blanca, aunque Ignis no pueda verla sabe que le esta devolviendo la sonrisa, había pasado ya un tiempo desde que vio directamente su rostro, pero son decisiones de ella, no puede meterse.

-Aunque digas eso igual debes esperar.

-Malo...

Hubiera seguido pidiendo y quejándose hasta que escuchó algo parecido a lamentos provenir del lugar a sus espaldas, en cuanto voltearon escuchó a Ignis suspirar casi como si aquello fuera lo más normal del mundo, ella miró casi extrañada cómo ambos muchachos venían casi arrastrando los pies, Prompto al menos fue directamente a una silla para sentarse, Noctis, por otra parte, fue directo a tirarse en el colchón de la tienda de acampar.

-¡Eso no es nada! ¡deben esforzarse más! -Fue lo que dijo Gladio mientras se acercaba había donde (...) e Ignis se encontraban, dando una mirada hacia la comida en la olla.

-Tomen asiento correctamente -fue todo lo que dijo antes de empezar a servir, (...) nunca creyó que la comida fuera capaz de hacer regresar a Noctis cuando ya pensó que había quedado rendido al sueño.

La cena fue bien, aunque tuvo algunos problemas ya que tuvo que mover hacia arriba la máscara para poder comer, no se atrevió a meterse en la conversación que los cuatro amigos tenían, riéndose de cosas vividas hace poco o entre sus tantas salidas para entrenar al aire libre, solo pudo imaginar por sus palabras todo lo que habían hecho, casi recordando que, cuando pequeña, vivió algo muy parecido.

-Dama (...) -la voz de Prompto la trajo de vuelta, todos las miraban por alguna razón- esta... ¡esta brillando!

¿Brillando dijo? Efectivamente, cuando se llegó a fijar bien ella brillaba, ¡un peculiar color azul casi celeste!

-¿Te comiste algo raro antes de salir? -ya ni sabe si Noctis lo dice en broma o de verdad lo cree, si pudiera ver su rostro, notaría que a ella no le hacía gracia.

-Quizás sea la magia, no soy normal, su alteza -fue toda la explicación que quería dar, no quería dar detalles de los cuales ni estaba segura menos ante alguien que no conocía del todo como lo era el joven rubio que se le hacía conocido de alguna otra parte, mejor, para ocultar las apariencias, se mantenía hablando con calma pero por las miradas de todos ya se notaba que ni le creían ese tono de aristócrata por ende lo dejó de lado- ¡Oh! ¡Tengo una idea! -al ser ya el centro de atención no obtuvo palabras en contra- ¡es hora de lo mejor de los campamentos! ¡los cuentos de miedo!

-¡Cuentos de miedo! -aun cuando Prompto pensó que todos iban a emocionarse como él, no hubo respuesta de los demás, en cuanto volteó a verlos, sus tres amigos estaban encogidos en sus lugares- ¿Qué les pasa? ¿Dónde está la emoción?

-Creo que ya todos nosotros hemos escuchado todos los cuentos de miedo de la Dama (...) -Ignis estaba algo pálido de repente, su mano casi temblando al acomodar sus lentes, recordando el cuento de miedo que (...) le contó cuando tenía 14, la del monstruo que infecta a las personas, aquel sin ojos que deja sus crías dentro de sus víctimas para que se abran paso a través de su pecho.

-Sí, yo también tuve suficiente -no quería recordarlo, pero falló, el cuento de aquel monstruo de nombre gracioso en un inicio le pareció inocente, hasta saber que reemplazable cada parte de su cuerpo comiendo una igual de sus víctimas, usando sus restos para hacer adornos o armas y que las mantenía viva aun cuando ya les faltaban varios miembros u órganos, siempre detrás de los sanos y fuertes.

-No es nada serio, es decir, ya estamos grandes para eso -con fuerza trataba de sacarse de la cabeza la imagen mental que se hizo tras escuchar el cuento de la masa rosa que se comía a la gente disolviendo sus cuerpos en su interior, con el terror de recordar que nada podría detenerla mientras consumía todo a su paso.

-Pero yo nunca los he escuchado -ignorando olímpicamente el mensaje de sus amigos de "mejor no lo hagas si no quieres quedar traumado", soltó esas palabras con algo de reproche porque sí que quería oír uno de los cuentos de miedo de la Dama (...).

-Pues estas de suerte, recuerdo muchas -se llevó una mano al mentón, pensando cual historia escoger entre su basto conocimiento- quizás el muñeco embrujado.

-No, por favor -el príncipe no quería escucharlo de nuevo cuando le había marcado a la corta edad de 7 años, no quería escuchar de ningún muñeco poseído y era punto final, ni el niño bueno ni la muñeca de la loca; su susurro no fue oído por nadie pero (...) seguía buscando en su memoria uno que valiera la pena.

-Quizás la del hombre mosca -ante sus palabras los tres volvieron a pedir en sus mentes que no volviera a hacerles eso, ¡no soportaban sus cuentos retorcidos!- puede que la del juego del miedo o el coleccionista.

¡Por los seis, no por favor!

-¡Lo tengo! -dijo al fin, casi parece que su brillo se intensificó con sus emociones- a ninguno se los he contado antes, es el cuento perfecto para esta ocasión, ¡Bajo la piel!

A pesar de que Prompto se veía emocionado, los demás querían taparse los oídos.

3 doritos después...

Sus claros ojos azules estaban bien abiertos, sin poder quitarse la imagen mental que su cerebro había creado, a su lado, sus amigos ya cayeron en el sueño, o al menos eso creían, así hasta que habló.

-Entonces... esos hombres...

-Ajá.

-Ellos... su piel...

-Ya basta.

-Ella se los... como globos y entonces... quedaban como tela...

-¡Cierren el pico! -fue el grito molesto de Gladio, no soportando los comentarios de Prompto y menos las respuestas de Noctis e Ignis.

Después de esto, nunca más la dejarían contar otra de esa historias, suficiente habían tenido.

A la mañana siguiente, tras poder conciliar el sueño, los primeros en levantarse fueron Ignis y Gladio, justo en ese orden, antes de que mientras salían también levanten a Prompto, quien seguía con los nervios de punta por lo de ayer.

-Voy a tener pesadillas toda mi vida -fue lo que comentó antes de bostezar, dando la vuelta y fijándose que Noctis se había quedado dormido profundamente en su esquina.

-Dama (...) -escuchó desde afuera, se asomó y luego decidió por salir para darle los buenos días, de paso también saludó a sus amigos.

-¡Buenos días, dama (...)! -dijo con alegría, olvidando que lo había traumado, quedándose quieto cuando la vio dormida de manera algo familiar, regresó a ver a Noctis y otra vez a ella, sucesivamente, hasta que comentó lo que pensaba- ¿es idea mía o ambos duermen parecido?

Algo, pero no iguales, sus palabras por fin la hicieron despertar, aceptando la mano que le daba para levantarse.

-Buenos días -fue todo lo que dijo mientras se sentaba a un lado de la apagada fogata, mirando cómo todos iniciaban sus actividades de la mañana con una sonrisa- Sé que ni tengo que preguntar pero, ¿Cuánto demorará el príncipe Noctis es despertar?

-Deberá hacerlo pronto si no quiere que le lance un balde de agua.

-Que cruel, Gladiolus -fue su respuesta, no la dejaron hacer mucho, mientras el sol seguía ascendiendo pensó que ya era hora de que Noctis se levantase para evitar que Gladio cumpla su palabra, mientras nadie la veía se acercó sin hacer ruido, adentrándose por completo en la tienda para acampar, haciéndose espacio entre las mantas y los colchones, el aroma a colonia de hombre le llegó de inmediato pero ni siquiera la afectó.

Lo encontró dormido, completamente rendido al sueño que tenía, quizás era un sueño muy bueno porque se le notaba algo de saliva y estaba despeinado, bueno, más de lo usual.

Se preguntaba, ¿Qué dirían todas esas chicas de la ciudad que lo idolatran si lo ven así? ¿verían a un muchacho desordenado o a un muchacho apuesto a pesar de sus fallas? No tenía idea, era decisión de cada uno; dio un vistazo para afuera, todos seguían haciendo sus cosas de la mañana, solo que ahora Ignis les daba tazas con lo que parecía ser café recién hecho, pasaba una mano sobre el cabello negro de su acompañante mientras veía lo felices que se veían, quizás haciéndose bromas entre ellos hasta que Gladio tomó a Prompto desprevenido y lo despeinó, todo tomándolo del cuello con un brazo, rió ante la imagen, volviendo después su atención a Noctis para dar toques con su dedo en su mejilla.

-Hey, Noct -un murmuro para nada elegible se escuchó, movió su cuerpo y se pegó a ella, quizás buscando algo de calor porque la mañana estaba fresca, el sol de Eos ya estaba en una posición perfecta para brindar calor- vamos, despierta.

A ellos que estaban bajo la sombra les daba un poco más de frío que calor, (...) miró al exterior, sus amigos felices bajó la luz del sol, y ella con él en la oscuridad de la sombra.

Esa agria analogía le revolvió su vacío estómago, pero debía calmarse, aun quedaba tiempo, quedaba tiempo, tenía que repetirse.

-Sí, sí -fue su respuesta mientras hacía fuerza y se levantaba, sacándola de sus pensamientos pesimistas.

-Buenos días -dijo mientras con sus manos quitaba esos mechones negros de su rostro, dejando ver en todo su esplendor sus ojos azules y sus facciones- vamos, ya todos han empezado, les faltas tú -volvió a asentir con algo de sueño, aun perdido entre el sueño y la vigilia.

-¡Buenos días, Noct!

-Buen día.

-Buen día, Noctis.

Desde donde estaba y apenas con algo de visión, vio cómo todos se acercaban a saludarlo, era una persona amada, y su sacrificio destruiría a todos en el alma, era por eso, que estaba más que dispuesta para sacrificarse a sí misma, con tal de darle una oportunidad, la más pequeña, de regresar, pero si no lo lograba tampoco lo va a odiar.

Era imposible odiar a esa persona.

-¡Oye (...)! -llamó su nombre cuando seguía metido en sus tristes pensamientos, mirándola con energía y una sonrisa- vamos, Gladio quiere mostrarte cómo entrenamos.

-¡Vamos a dar lo mejor! -espetó Prompto con su usual tono jovial, casi saltando con los brazos en el aire.

-¿Me están diciendo que hasta ahora no han dado lo mejor? -ante las palabras de Gladio, ambos adolescentes temieron lo peor.

-Supongo que hoy tendré que hacer más porciones ya que volverán destruidos -Ignis quiso sonar derrotado, pero su tono de burla era muy notorio.

-(...) -volvió a llamarla, tendiendo su mano que estaba cubierta por aquel guante negro con los dedos descubiertos.

--fue lo que dijo mientras la ayudaba a salir y el precioso sol de Eos la deslumbraba con su luz.

Ella haría lo que fuera para que todo se mantuviese así, eso pensó mientras tomaba con mayor fuerza la mano de Noctis contra la suya.

Esa era su decisión.

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Muchas gracias a todos que han llegado hasta aquí, por ser la razón de que mi maquina creativa llamada cerebro pueda terminar esta historia y sobre todo por ser todos parte de ella al ser (...), que si bien es un espacio en blanco también es un espacio de posibilidades de ser uno mismo tal y como se imagina sin ser encasillado.

Así pues, con la canción que trajo de vuelta a la vida a esta historia y fue la fuente más grande inspiración en cada capítulo, les escribo a todos ustedes...

"¡Gracias totales!"

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