Prólogo

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Así como en cada sucesión de nacimiento.

Así como en cada primer respiró en esta vida.

Cada elección que damos en este mundo o en otros.

Tal cual cargar a quien debes servir ante el resto de tus días.

Cuando sientes ese ligero peso en tus brazos.

El cosquilleo que en un inicio se pensó como el simple agrado a su pequeña cara que parece estar debatiendo entre seguir dormido o abrir los ojos, cuando en verdad era algo que tuviera que ver de manera insignificante en ello o en su grandiosa medida.

En frente de los ojos marrones y azules se mantiene dando ligeras vueltas con él en sus brazos, sintiendo su pequeña mano aferrarse a su ropa y sus cabellos.

El cosquilleo del amor irrefutable vuelve a echar raíces por dentro de su supuesta alma y libera lo que guarda, no será todo, pero es su bendición transmitida en cada generación.

Ve directamente a sus ojos azules, mirando como esta sentado en el trono maldito que detesta con su vida y que tomó la vida de a quienes amaba.

La desdicha la inunda, la deja sin aliento, no importa cuantos sean, no importa cuanto sacrificio convenga, siempre sabrá que, sin importar nada, lo amará aun después del adiós.

-Noctis Lucis Caelum -dice con su voz amortiguada por la máscara de cerámica que lleva en el rostro, dando a su rostro la imagen de la diosa dormida en el regazo de sus brazos, sus pestañas, aun pequeñas y oscuras se mueven con un ligero aleteo de sus párpados, y lo sabe.

El rey y la reina, todos los presentes miran hacia ambos mientras aun se mece en el gran salón, la estela de magia que deja atrás entre cada paso, magia que pertenece a los antiguos y caídos, aquella que invade el cuerpo del pequeño bebé en sus brazos.

-El futuro rey de Insomnia -sus palabras despiertan el júbilo entre los presentes, excepto en aquellos que conocen su verdadero y crudo significado- el 114° heredero de Lucis.

El niño pasa sus pequeños puños resguardados en la seda más fina y oscura que pueda haber, sus párpados por fin se abren y muestran la galaxia brillante que toma colores azules, rojos y celestes; la tela suave absorbe las gotas saladas que caen fuera de la máscara de cerámica blanca cuando todo lo demás es de un color negro.

-Príncipe Noctis -lo abraza contra ella, brindando calor aunque es más un objetivo de buscar consuelo para sí misma- te seguiré hasta mi muerte y dejaré que tú y tu progenie vivan a través de mí de ser necesario.

Porque lo había prometido, las mismas palabras que le fueron enseñadas desde el tercero, prometiendo por el futuro que le habían asignado los Sidereos.

Posa su mano derecha detrás de su cabeza mientras sigue brindando la magia que no le pertenece, en frente de Aulea, la reina madre, en frente de Regis, el hombre a quien atesora en su corazón como con muchos otros.

Ahora Noctis, el nuevo príncipe, que al igual que a los otros, verá vivir, crecer, amar, y, por último, verá como deja ir su vida sentado en el mismo trono que Regis y los otros, con aquel maldito anillo en su dedo.

Pero, antes de ello, se esforzará en amarlo lo suficiente para dejarlo ir en el momento que tenga que hacerlo.

Deja al niño en los brazos de su madre, Aulea es apenas cociente del futuro que le depara a su único hijo.

Es por eso que (...) llora detrás de la máscara de la diosa sonriente y de ojos cerrados en una imagen de calor y amor.

Llora porque sabe lo que va a ocurrir.

Llora porque no puede evitarlo.

Llora porque desea no poder sentir ese futuro acercarse mientras la banda toca una sinfonía armoniosa y alegre, cuando su rostro cubierto se moja en sus lágrimas y el rostro sin emociones de Regis se deja ir por el sentimiento que comparten, ella lo conoce lo suficiente como para decir con completa confianza que esta apunto de llorar.

Siente su poder ahora dentro de ella, y algo le dice que es la última herencia que sentirá dentro de sí pero se niega a creerlo.

Entre la oscuridad, entre la estrellas, se acerca el momento en donde las campanas sonarán, donde aquel que fue elegido por el cristal por fin irá en contra del primero.

Consumiendo todo o llevando la luz incandescente a lo más alto del cielo de Insomnia.

Y ella estará ahí para él, sin ser una espada, un arma o un escudo, solo será una simple base que se quedará con él para cumplir con sí misma y con el significado del amor que nace.

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Dedicado a @Danielle_chocolett

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