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Ken Ryuguji

Sintió como su cuerpo se ponía inmóvil al sentir aquella mirada azulada , las manos le comenzaron a sudar y las palabras que quería decirle no salían de su boca. Era todo un manojo de nervios. Y él no era así, ni cuando tenía que pelear con otros pandilleros ni cuando debía hablar frente a toda la Toman como el subcomandante que era. Todo se debía a que Irene, aquella chica de cabello albino, de ojos celestes y principalmente, de bella sonrisa, era su perdición.

Para calmar sus nervios tuvo que respirar profundamente para mantener su siempre serena y seria expresión, no quería que ella lo notara raro.

—Irene yo...me gustaría...me gustaría— titubeó avergonzándose mucho más.

¡No podía estar pasándole eso! ¡No a Ken Ryuguji!

La de cabello largos sonrió tratando de tranquilizar a Draken, porque ella estaba igual que él. No muchas veces podían estar solos. La mayoría de veces ambos cuidaban de Mikey. Además quería saber que le diría.

—Ken, ¿sucede algo?— preguntó suavemente al de mayor altura tomando, a la vez, su mano otorgándole su calor.

Draken solo pudo desviar la mirada dejando que Irene sujetara su mano, un diminuto sonrojo cubrió sus pómulos.

—...me gustaría que fuéramos juntos al festival...— susurró rascando su nuca por los nervios que sentía. Todo lo que había practicado frente al espejo no sirvió de mucho.

—¡Claro que sí!— Irene ensanchó más su sonrisa alegrando al Ryuguji— ¡Va a ser divertido, ya lo verás Kenny~!—

—¡Pero no me llames por ese apodo!— gritó Draken aumentando el sonrojo en sus pómulos, ese era un apodo que le pusieron las chicas del burdel y lamentablemente Irene lo había escuchado, ahora cada que podía lo llamaba así. Aunque si era sincero, cuando ese apodo salía de los rosados labios de Irene ya no lo odiaba.

Irene solo rió ver la actitud de su amigo. Era esos momentos en los que lo guardaba en su memoria, cada momento con Draken lo era.

—¡Wow! ¡Está tan lleno de personas!— la albina estaba eufórica, venir con Draken al festival era algo que no se había imaginado. Pero se alegraba de que él la haya invitado, ver todo el lugar siendo iluminado y las risas de las personas hacían que todo fuera mucha más animado— Vamos, Ken, quiero comer manzanas acarameladas— tomó la mano del rubio y lo jaló adentrándose al lugar y buscando un puesto que vendieran lo que quería.

Draken seguía observando a la chica. No podía creer lo muy hermosa que se veía Irene con aquel kimono de color rosado y celeste con algunos detalles de flores, además que haya tenido su cabello recogido en un moño y dejado mechones a ambos lados de su rostro remarcándolo, solo le hacía ver más encantadora. Irene era una obra de arte. La más bella de todas.

Sonrió cuando la chica le invitó de su manzana, que aún con nervios le terminó dando un mordisco, asintiendo cuando la chica le preguntó si estaba rico.

Luego fueron a jugar algunos juegos del festival como el de atrapar peces dorados o de disparos. Si, los dos estaban pasándolo de lo mejor.

Entonces tenía que ocurrir algo que interviniera en su mejor momento.

Querían asesinar a Draken.

Claro que Irene no dejaría que eso ocurriera.

—Irene, ve a un lugar seguro. Yo me hago cargo de eso— le dijo Draken mirando con seriedad a sus oponentes, ella solo sujetó con fuerzas el paraguas que tenía en manos. Justo había comenzado a llover.

Sabía la promesa que se había hecho antes cuando se hizo amiga de Mikey y Draken, pero esto lo ameritaba romperlo.

—No, no voy a dejarte Ken— dijo seriamente poniéndose a su lado— voy a luchar contigo—

Ken chistó, Irene se veía tan determinada que no sabía qué decir.

—Solo quiero protegerte...—

—¡Y yo también!— gritó la albina sorprendiendo al de trenza— se que me prometí no pelear más, pero si es parar protegerte lo haré aunque no me guste.

—No cambiarás de idea, ¿no?— Draken sonrió levemente, Irene era toda una cabezota.

—Para nada— sonrió esta vez para después mirar a los tipos que se encontraban frente a ellos— es hora de que Draken y Demon peleen juntos, nuevamente.

—No pensé escuchar ese apodo de nuevo—

—Yo igual, si soy sincera. Aunque ya me estoy emocionando— Irene miró de reojo a Draken— ¿que dices? El que derrote a más deberá hacer lo que el otro le pida.

—Esta bien, espero que lo cumplas porque yo ganaré— aceptó el reto Draken.

—Ya lo veremos— los ojos azules de Irene, que antes mostraban un brillo de inocencia, se afilaron mostrando el peligro.

Ambos se miraron de manera retadora dejando en blanco a los de Moebius, no entendían lo que estaba pasando. Tampoco creían que Draken, el subcomandante de la Toman, tuviera a tan hermosa novia.

—¡Ken-chin, Ire-chin!— gritó Mikey llegando junto a toda la Toman.

Se asustó mucho al ver a sus amigos en ese estado pero no le duró mucho al ver como la mayoría de Moebius estaban desmayados.

Los dos mencionados solo saludaron a su comandante, Draken con su típico porte e Irene con una sonrisa que tranquilizó al Sano.

—Ustedes se pasaron— los tres oyeron el grito de Baji que se acercaba a ellos con su cabello amarrado en una coleta— nos quitaron la diversión— exclamó con una sonrisa que mostraba sus colmillos.

—Esto no era nada— dijo Irene acomodando un poco su desordenada melena, aquel peinado bonito que se había hecho fue deshaciéndose durante el combate— Draken y yo nos encargamos de todo.

—¿¡Peleaste!?— exclamó sorprendido el azabache señalando a la albina que rió por la sorpresa de su amigo— ¡Por un demonio, quería ver de nuevo a Demon en acción!—

—Nada de peleas Baji, sabes que es peligroso— regañó la chica haciendo que Baji rodara los ojos— solo que esto lo ameritaba, ¿cierto?— preguntó la joven a Ken.

—Si, ya está todo arreglado no se preocupen— contestó observando con una sonrisa como Mikey se abalanzaba a Irene abrazándola y ella solo correspondía la muestra de afecto.

Se preguntó si todo esos momentos duraría para siempre. Estando con sus amigos y principalmente con Irene, realmente quería estar junto a ella para siempre. Ambos consintiendo a Mikey como si fueran sus padres o incluso peinándolo todos los días sin falta. No se imaginaba a él sin ella. Sin Irene, nada seria igual.

—¿Ken? ¿Sucede algo?— preguntó la albina mirándolo con preocupación, llevaba un rato llamándolo pero esto no le hacía ni caso.—

—¿Eh?—

—Preguntaba si iríamos a casa de Mikey, después de la lluvia, el festival se terminó antes— volvió a repetir.

—Claro, ese enano siempre nos necesita— dijo burlón— esta bien, podemos tener otra cita en otro día— adentró sus manos dentro de su pantalón sin darse cuenta de lo que dijo, cosa que Irene si se había dado cuenta.

¿Acaso escuchó bien? ¿Cita? ¿Draken dijo cita?

Demonios, eso la había dejado helada y nerviosa. Una extraña combinación.

—Está bien, tengamos otra cita después— le dijo cuando llegó a su lado. Ahora el que había quedado inmóvil era Draken— tú lo dijiste— lo señaló riendo y adelantándose para estar con Mikey, este le preguntó sobre que le sucedía a Ken-chin— solo está procesando algo que me dijo— respondió ella por lo que el Sano dejó de preguntar, eso era cosa de los Padres de la Toman, así los llamaba él a la pareja.

Ken rió para acercarse a Mikey e Irene.

Claro que le propondría otra cita a Irene y muchas más hasta que ambos sean novios, de eso estaba seguro.

Los Padres de la Toman deben estar juntos, y él sería el que diera aquel paso para estar junto a su amada.

Nadie se interpondría en eso.


DRAKEEEN NOOO 😭😭😭 me dejó mal el cap del manga en esta semana, nuestro rezo no sirvió de nada 😭.

Un OS medio feliz para apaciguar este dolor 😭😭👌.

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