◻️15

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Takemichi Hanagaki

Y otra punzada de dolor recorrió por todo su cuerpo.

—Estúpida alma gemela...¿que crees que estás haciendo?— siseó con dolor sujetando su estómago donde sentía que provenía los golpes— si te veo lo primero que sentirás será mi puño en tu mejilla, en ese momento no me importará que compartamos el dolor— se dijo para después cerrar su ojo izquierdo debido a otra punzada de dolor, esta vez en sus costillas.

No sabía cómo había terminado teniendo una alma gemela tan problemática y que para colmo su conexión se daba mediante los contactos que ellos tenían, en este caso, su alma gemela era adicto a los golpes porque cada día era golpeado, lo malo, es que ella también sentía todos los golpes. Para resumir, compartían el dolor.

Es por eso que Kagura Miyazuki estaba más que comprometida en tratar de buscar a su alma gemela. Sabía que se encontraba en Tokio, algo se lo decía o más bien sería a su conexión. Aunque le daba igual eso, no pensaba freír su cerebro pensando.

Solo sabía que debía encontrarlo pero ¡Ya!

Entonces, fue en un día de esos donde no quería regresar a su solitaria casa y que se la pasaba paseando por la ciudad después de clases en que lo encontró.

También ayudó el dolor que en ese momento recibía su cuerpo.

Alzó una de sus cejas con tal escena que presenciaba. No solo era un chico sino cinco de ellos que estaban recibiendo una paliza por parte de unos tipos con toda la pinta de ser unos pandilleros en malos pasos.

—Oí, deténganse— ordenó acercándose hacia ellos con su maletín en sus hombros. Su cabello se movió de tal forma en que terminó tapando su ojo izquierdo dejando solo un ojo visible en donde se notaba un amarillo brillar con peligro.

Los tipos se detuvieron para mirarla encontrándose solo con una chica pelirroja en uniforme escolar y con zapatillas negras.

—¿Qué haz dicho?— preguntó, muy peligrosamente, Kiyomasa deteniéndose en fumar su cigarrillo.

—Además de ser unos delincuentes también son unos sordos— dijo Kagura sin moverse un centímetro en donde estaba, esos tipos no le daban miedo, pero a su alma gemela sí porque comenzó a sentir su miedo aumentando.

—Jefe, ese uniforme es de una escuela privada— mencionó uno señalándola.

Lo bueno de todo eso es que habían dejado de golpear a esos cinco chicos, aliviándola de sentir dolor. Así que estaba segura que uno de ellos era su alma gemela.

—Ya entiendo todo— dice Kagura desabrochando los primeros botones de su camisa para poder tener mas movimientos— intuyo que son esos malditos bastardos que realizan peleas clandestinas y de esa manera ganan dinero fácil, ¿o me equivoco?—

La pelirroja sonrió al dejar pasmados a los tipos, sus amarillos ojos se dirigieron a los chicos en el suelo, se encontraban todo golpeados incluso uno ya estaba desmayado. Dos de ellos, uno de un peinado extraño pero que se le hizo muy chevere y otro teñido de rubio, con el cual tuvo contacto visual, miraban todo atentamente.

Rápidamente retrocedió esquivando el golpe que el delincuente le iba a dar.

—Te vas a arrepentir mocosa— decían pero ella no prestaba atención.

—No sé quién de ustedes será— dijo Kagura— pero a mi también me estabas lastimando idiota— aquello fue dirigido hacia los chicos golpeados que se quedaron más que confundidos. No conocían de nada a esa increíble chica.

Kagura con una expresión de aburrimiento golpeó con su maletín a varios librándose de menos contrincantes, a otros los pateó en el estómago, estampó puñetazos en rostros. Todo fue una masacre. El último en caer fue Kiyomasa, la pelirroja hizo una mueca de asco al sentir algunos gotas de sangre de él.

—Que asco, tengo sangre de idiota en mi uniforme— se quejó.

Dejó de lado esos juegos, y su mirada se mantuvo en los cinco chicos, que estaban muy asustados por presenciar todos eso. Ella se puso frente a ellos aún con sus amarillos ojos en ellos.

Alzó un brazo a la vista de todos y se pellizcó fuertemente.

Takemichi gritó al sentir un gran dolor en su brazo, le había dolido mucho. Sus amigos quedaron atónitos y la chica se puso más seria.

—Asi que eras tú— Takemichi miró con miedo a la pelirroja— deja de meterte en muchos problemas, alma gemela—

Ok, eso dejó en shock al Hanagaki.

—¿Qué?— fue lo único que pudo decir el rubio teñido y Kagura, sin saberlo, sintió muchas ganas de protegerlo. Se le hizo muy lindo.

—¿Como no te das cuenta? Esto esta claro pero te lo afirmo— soltó un suspiro de cansancio— somos almas gemelas, yo siento todo lo que sientes, compartimos el dolor por ejemplo— agregó la ver el rostro confundido del de ojos azules.

—P-pero yo no he sentido nada...—

—Claro que no, ¿acaso me vez con cara de ser un saco de boxeo?, pero te aclaro que si haz sentido solo que era algo mínimo, no me gusta lastimarme mucho— se cruzó de brazos al verlos.

Ayudó a curar lo que podía a algunos con los medicamentos que había llevado. Porque siempre estaba preparada en caso de conocer a su alma gemela y no se equivocó.

—¿Son una pandilla? Eso no me lo esperaba— se burló un poco al llegar a conocerlos.

—Si, pero no te burles— le dijo el chico de lentes, Yamagishi,

—Claro, claro. Pero saben que deben defenderse bien ¿no?— esto lo dijo claramente porque siempre sentía como Hanagaki era golpeado.

—Lo siento— murmuró el rubio hacia la chica, había entendido sus palabras.

—No te disculpes— le dijo para después esbozar una sonrisa, se le había ocurrido algo— Akkun, ¿tu eres el líder?— preguntó a lo que el chico asintió— déjame entrar a tu pandilla. Espero que no sea malo que una chica como yo entre a ella, pero no tengo problema en vestirme de hombre—

—¿Qué?— exclamaron todos, aunque claro, Makoto estaba feliz de tener a una chica en la pandilla.

Takemichi se sonrojó al ver como Kagura le sonrió, estaba claro que lo hacía por él debido a que no sabía pelear.

—No es solo por ti, es que aveces estoy aburrida en casa y me gustaría estar en algo lleno de acción— dijo rápidamente Kagura asustando al rubio, ¿acaso ella le había leído la mente?

—Yo...— susurró Akkun mirando a sus amigos y al no haber problema continuó— esta bien, no tenemos ningún problema en que te unas a nosotros.

—¡Yey!— celebró la pelirroja— ahora que recuerdo, si están en problema y no estoy con ustedes pueden llamarme— dejó de celebrar para anotar su número en el celular de Takemichi, quien no se había dado cuenta en qué momento se lo había sacado— no tengo problema en que todos lo tengan. A partir de ahora todos somos amigos, ¿bien?— Kagura sonrió. Todo había salido súper bien, ahora protegería a Takemichi desde cerca.

Takemichi se sonrojó al rozar su mano con la de la chica al tomar su celular.

Él no podía creer que haya conocido a su alma gemela, pensaba que moriría solo y virgen. Agradecía a todas las deidades del mundo. Se sentía como un chico con suerte.

—Que galán nos salió nuestro Take, aprendió de mi— Yamagishi se señaló a sí mismo, sacándole muchas carcajadas a los demás. El grupo de amigo se encontraban regresando a sus casas después de despedirse de la pelirroja.

—No digas tonterías, ¡él aprendió de mi con mis consejos!— exclamó esta vez makoto.

—¿Que consejos? Si lo único qué haces tú es ver las revistas de chicas— dijo Takuya.

Atsushi y Takemichi rieron por las ocurrencias de sus amigos.

—Le dije llámenme y estos imbéciles ni lo hacen— dice molesta Kagura soltando algún que otro jadeo de dolor.

A Takemichi en ese momento le estaba dando una paliza.

Y lo comprobó al estar presenciando la pelea que era vista por más hombre, podía pensar de todo pero no creía que esos tipos con rostros de viejos sean alumnos de una escuela.

—Oye deja a mi chico— ordena ella al ponerse al centro de la batalla mirando con superioridad a Kiyomasa— déjalo y saldrás ileso de todo esto.

—Kagura...no...— le dice Takemichi sujetando su estómago— yo puedo...—

—No, no puedes Takemichi, ¿no ves que también estás lastimándome?— recalca con un tono duro. El rubio teñido se lamentó, era cierto, por sus estupideces Kagura estaba adolorida. Todo por demostrar que él podía vencer a otros y así proteger él a su alma gemela.

—Eres la misma mocosa de antes...¡traigan mi bate! ¡Le demostraré a esta estúpida que no debe meterse en cosas de hombres!— dice el grandulón riéndose.

—!Aburrido! ¿Tan débil eres que debes protegerte con un bate? Ni me lo respondas que esto ya me lo confirmó— señaló al ver a sus nuevos amigos heridos— y dime ¿cuántos años tienes? Es porque tienes una cara de repitente— se burló riendo fuertemente haciendo enojar más al tipo.

Takemichi quedó asombrado, no sabía en donde Kagura sacaba esa valentía para enfrentar a Kiyomasa. Pero viéndola en ese momento, el como su pelirrojo cabello se mecía con el viento y como su risa sonaba por todo el lugar. Es que se dejó de idioteces, se armó de valor y le plantó un gran puñetazo en el rostro a su mayor temor.

Kagura sonrió al ver a Takemichi decidido.

—¡Te voy a vencer en estos momentos, Kiyomasa! ¡Para demostrarme a mí mismo que puedo proteger a las personas que quiero con mis propios puños!— exclamó dejando ver determinación en sus ojos azules.

—Aquí hace calor o que...— susurró Kagura viendo a Takemichi. Esa era una faceta nueva y le encantaba.

Todos se mantuvieron expectante viendo la pelea. La mayoría apostaba que Kiyomasa derrotaría a Takemichi y unos cuantos le apostaban al rubio. Claro está que sus amigos y Kagura eran esos cuantos.

Pero todo fue interrumpido por la presencia del comandante y vice-comandante de la Tokyo Manji Gang, Manjirō Sano y Ken Ryuguji, respectivamente.

—¿Cuál es tu nombre?— preguntó el rubio de baja estatura muy cerca de Takemichi, Kagura frunció el ceño al ver eso.

—Takemichi Hanagaki— respondió la pelirroja en su lugar— ¿tienes algún problema con él? No me importaría ensuciarme las manos contigo— dijo en tono retador.

—¡Serás Takemitchy!— dijo alegremente Manjirō ignorándola— y también mi perra.

Takemichi, Kagura y todos los presentes quedaron en blanco, excepto Draken, él ya conocía cómo era su amigo.

—¡Oí, oí, oí! ¡Él es mío incluso somos almas gemelas!— gritó la pelirroja atrayendo hacia sí a Take, el rostro de él quedó entre los pechos de ella haciendo que casi le de un infarto— y en todo caso ¡él sería mi perra!— aclaró siguiéndole el juego al rubio de menor estatura.

—Ustedes son graciosos— comentó riendo el rubio de media coleta, esa pareja destinada le había parecido muy inusual.

—Mikey me dió miedo— admitió muy sincero Takemichi a la pelirroja.

—Me pareció un niño— le dijo ella— pero si me cayó bien—

—Es que tú eres grandiosa, Kagura-san. En cambio, yo soy un débil muy asustadizo...—

—Y llorón, que no se te olvide— agregó ella con una risita.

—¿Vez?, todo eso hace que sea una mala pareja destinada para ti, tu eres grandiosa y yo...solo soy un completo fracaso— Takemichi bajó la mirada al decir eso, no creía que podría darle una maravillosa vida a la chica, ni que seria una buena pareja como estaban destinados.

—Tu sí que te apresuras— le dijo Kagura mirándolo con reproche— recién nos estamos conociendo tenemos una vida para mejorarnos personalmente y también en lo que llegaremos a ser, así que no te preocupes. La verdad es que me siento increíble por tener un destinado tan resistente como tú, con tantos golpes que recibes ya deberías estar en el hospital internado— bromeó un poco sacándole unas risas al rubio— ¿vez? Hice un chiste tan malo e igual te reíste, los dos somos unos principiantes en esto, pero lo que sí sé es que debemos protegernos mutuamente y confiar siempre en el otro. Que dices destinado...¿estarías dispuesto a aguantar todas mis tonterías y yo aguantar los tuyo?—

Los ojos azules de Takemichi brillaron, Kagura tenía razón, no debía porque apresurarse en esas cosas, ambos aún eran unos adolescentes que les faltaban disfrutar muchas más cosas.

—¡Claro que sí, Kagura! ¡Prometo volverme en alguien mejor para ti!—

—Pero por qué lloras esto es algo bueno—

—¡Es que esto me pone sentimental!—

Kagura miró enternecida como Takemichi ocultaba, en vano, su rostro; ella ya podía ver las lágrimas cayendo. Terminó abrazando al rubio que no dejaba de llorar.

No sabía si era la conexión entre ellos o no pero también sentía unas ganas de llorar inmensas. Pero aclaraba que era de felicidad, ya no se sentía tan sola desde que se reunió con Takemichi y eso se lo agradecía infinitamente a aquel rubio teñido muy sentimental.

OMG 2153K palabras en este OS y yo solo pensaba en hacer algo corto. En fin, me terminó gustando esto que escribí. Como siempre Takegod.

Pd: necesitaba hacer esto porque cada vez me quedo sin estabilidad emocional por el manga.

Cadena de oración para que Draken se salve 👉 🛐🛐🛐

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro