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El lugar se encontró en silencio absoluto en cuanto Taehyun cruzó esa puerta. Beomgyu estaba pasmado en su lugar, ni un suspiro escapó de sus labios al verlo. Él había teñido su cabello de negro y sus ojos verdes conservaban ese brillo que alguna vez cautivó su lastimado y moribundo corazón desde su partida. Sus rosados labios se movían con nerviosismo al tratar de pronunciar algo y sus manos jugaban ansiosas con las mangas de su suéter. Taehyun seguía siendo tan encantador como lo recordaba.

    Pese al pasar de los años su corazón aún latía desbocado ante su presencia, queriendo huir hacia él y ocultarse entre sus brazos para sentir la calidez de un amor que comenzaba a dar por perdido, pero él no podía dejar de pensar en el anillo puesto alrededor de Eunji.

    Todo era un verdadero caos en su mente al tenerlo en su hogar. El hogar que compartía junto a la mujer que pronto se convertiría en su esposa.

    ¿Cómo podría él siquiera pensar en lanzarse y besarlo con tanta desesperación?

    Él lo deseaba tanto que era espeluznante la manera en que su cerebro enviaba señales hasta sus labios para hacerlos picar de deseo, pero quemaba tan bien. Tanto que resultaba mortificante.

    Beomgyu quería besar al hombre de alguien más.

    —Taehyun.

    Él lo miró con sus grandes y expresivos ojos, moviendo sus labios para responder a su llamado. Labios que deseaban besarlo tanto como él lo hacía.

    —Ha pasado un tiempo, Beomgyu —sonrió—. Es un verdadero placer tener el honor de verte después de tantos años —prosiguió—. Realmente me siento feliz de poder estar aquí esta noche.

    Beomgyu sonrió como nunca antes, dejando ver las perlas que habían estado escondiéndose durante tantos años.

    —Hola a ti también, Eunji —dijo Soobin—. Creo que ustedes dos están olvidando a la persona por la que estamos aquí —les recordó—. Deberíamos pasar al comedor y charlar un momento antes de la cena.

    Eunji le miró nerviosa.

    —Síganme.

    El trayecto hacia el comedor fue corto, pero para ellos se sintió como un huracán de emociones invadiendo su sistema en cuestión de segundos.

    —Cuéntanos, Taehyun, ¿qué tal han estado las cosas con Eunho? —dijo Eunji, curiosa.

    Él sonrió incómodo.

    —Él es bueno.

    Beomgyu lo observó con tristeza en sus ojos.

    —Me alegra oír eso —respondió ella—. Es excelente, ¿no lo crees, cariño?

    Una punzada atravesó el corazón del chico.

    —Es... bueno.

    —¡Es excelente! —exclamó Eunji— Deberíamos salir los cuatro algún día, podríamos conocernos mejor y Beomgyu estaría tranquilo sabiendo que tienes a un buen chico a tu lado, ¿no es así?

    —Por supuesto —respondió Beomgyu—. Tal vez nosotros podamos ser amigos.

    Taehyun lo miró con curiosidad.

    —¿Quieres conocer a Eunho?

    —No sabes cuánto —dijo con recelo—. Nosotros podríamos tener... algunas cosas en común.

    —No lo creo —respondió Taehyun—. A Eunho le gusta salir demasiado, tú prefieres estar en casa. Él también disfruta de los libros de Charles Dickens. Tú detestas los libros de Charles Dickens.

    Beomgyu rió.

    —Veo que aún lo recuerdas.

    —¿Cómo podría olvidarlo? Pasaste los últimos años de secundaria recordándome a diario lo mucho que detestas sus libros —rió junto a él—. De hecho, te he traído uno de ellos.

    —Sabes que no leeré eso.

    —Tómalo como un regalo de bodas adelantado.

    Beomgyu palideció en su lugar.

    —¿Quieren que sirva la comida? —preguntó Eunji, interrumpiendo— Debería hacerlo antes de que comience a enfriarse —dijo—. Acompáñame a la cocina, dulzura.

    Beomgyu la siguió en silencio, molesto ante su evidente interés por evitar toda intención de tocar un tema que ella desconociese de él pero que Taehyun supiese como si hubiese escrito un libro con sus recuerdos.

    En la cocina, Eunji intentó besarlo, pero él la apartó desinteresado.

    —¿Qué es lo que ocurre contigo? —le espetó Beomgyu— ¿Por qué lo trajiste aquí?

    —Creí que estarías feliz de verlo.

    —Y lo estoy, pero, ¿por qué ahora?

    —Sólo creí que querrías ver a un viejo amigo.

    Beomgyu respiró hondo.

    —Sabes que él no es tan sólo un viejo amigo, Eunji.

    Ella no dijo nada.

    —Taehyun es mucho más que un viejo amigo y lo sabes —dijo con molestia—. Él jamás fue otro de mis amigos de la escuela. Él fue mucho más que eso. Taehyun fue mi primer amor —suspiró—... él fue a quien más amé alguna vez en mi vida, Eunji.

    —¿Aún lo amas?

    —¿Acaso importa ahora? Por dios, Eunji, estoy a punto de casarme contigo. ¿Crees que lo habría hecho si aún amase a Taehyun?

    —Tienes razón —respondió arrepentida—. Lamento haber preguntado aquello, después de todo, soy yo a quien amas.

    Beomgyu se rió en sus adentros.

    —Sabes que te amo, Eun —Beomgyu dijo—. Ven aquí.

    Ella se acercó despacio, sintiendo el calor de sus brazos envolverla en un tierno abrazo, liberando el estrés y los pensamientos intrusivos que invadían su mente. Beomgyu la amaba. Él realmente la amaba. Era ella. No Taehyun.

    Por primera vez después de tanto tiempo, Eunji se sintió verdaderamente amada.

    —Deberíamos regresar.

Ellos caminaron en silencio hasta el comedor, donde Soobin los esperaba con una mirada extraña, interrogándolos silenciosamente.

    —Veo que nuevamente preparaste todo sola, Eunji.

    Ella rió alegre.

    —Me temo que esta vez ha sido Beomgyu quien cocinó la cena de esta noche —dijo entusiasmada—. Él estaba realmente emocionado por saber quién sería nuestra nueva visita y ha preparado espaguetis con salsa de tomate. ¿No es demasiado simple?

    —Pero es la comida favorita de Taehyun —dijo él.

    —¿Sabías que él vendría?

    —No, pero tal vez siempre tuve la esperanza de que fuese él quien cruzase esa puerta —respondió molesto, sin poder evitar tener la sospecha de segundas intenciones tras las acciones de su futura esposa—. Tal vez lo único que deseaba era verlo a él.

    La expresión de Eunji cambió completamente, transformándose en una mueca de enojo.

    —Deberíamos comer —interrumpió Soobin—. Me encantan los espaguetis, aunque sea lo único que coma cada vez que vengo de visita —rió.

El ambiente comenzaba a volverse tenso.

—Dime, Taehyun —Eunji dijo— ¿Planeas ir a nuestra boda? Eres un buen amigo de Beomgyu, creo que a él le gustaría que vinieras en nuestro día especial.

Ambos palidecieron en sus lugares.

    —¿Quieres que vaya?

    —Por supuesto —respondió ella—. Reservaré un asiento para ti en primera fila, puedes llevar a Eunho, ¿no crees que sería algo lindo?

    Beomgyu comenzaba a molestarse verdaderamente.

    —¿Podrías callarte por un momento, Eunji?

    Ella se sorprendió ante su tono.

    —Estás actuando demasiado extraña esta noche, ¿qué es lo que ocurre contigo?

    —Yo sólo intentaba ser amable con Taehyun —dijo apenada—. No era mi intención molestarte, cielo.

    Beomgyu suspiró cansado.

    —Saldré a tomar aire un segundo, volveré luego.

    Él se levantó de su silla y corrió hacia la puerta de entrada, dejando todo atrás para correr hacia el viejo árbol que con el paso de los años se había vuelto su refugio. El lugar en donde alguna vez compartió un fragmento de su vida junto al hombre que amaba.

    Y ese hombre lo siguió.

Escribí esto mientras espero en el aeropuerto
para viajar a Santiago a ver a TXT, espero
que les guste cómo va hasta ahora, porque
con la depresión post-concierto que voy a tener las cosas no van a estar tan suaves como
lo han estado siendo hasta ahora. 💌

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