⛈️Capítulo 28 : ¿Lo prometes?

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Logramos salir de la cama, Max se metió a la ducha primero, mientras yo elijo que ponerme, miro por la ventana, se ve nublado nuevamente, así que elijo unas medias negras translúcidas que son térmicas, encima usaré un short corto color negro y un sweater beige muy grueso con unas botas negras, Max sale de la ducha y me meto en cosa de segundos, pongo música y me baño al ritmo de "Yellow".  Al salir del baño, Max ya está listo, lleva unos jeans azul obscuro, una polera del mismo color, encima usa un abrigo negro abierto y en su mano tiene unas gafas que no entiendo por qué si no hay nada de sol, quizá quedan bien con su outfit, me mira y sonríe.

–Si te veo así, no podré controlarme Nena – se acerca – me encanta ver tu cuerpo húmedo y la idea de qué solo tengas esa toalla me vuelve loco – me sonrojo – ¿y si nos quedamos aquí mejor? – pregunta tomando mi cintura.

–No Max –  me río – aleja tus manos, debo vestirme – sonríe con decepción.

****   ****

Comenzamos nuestro segundo recorrido y este comienza con el Desayuno, mi panza ya está gritando que la alimente. Entramos a un Restaurante muy bello, tiene grandes ventanas que permiten seguir admirando las calles de París, las mesas son para parejas, y hay una vitrina llena de pasteles que se ven deliciosos, nos sentamos en una mesa que está junto a la ventana, no sé que pedir, los nombres son raros y está todo en francés, el único nombre que reconozco es croissant, así que elijo eso, Max se ríe porque sabe la verdad, así que el elige varias cosas, entre ellas pide Pain au Chocolat, es un dulce formado por una masa de hojaldre enrollado y contiene chocolate, esta delicioso, también pruebo Croque-monsieur es un sándwich gratinado con jamón cocido, queso gruyer y salsa bechamel, esta delicioso aunque es muy similar a lo que desayuno siempre, pan, queso y jamón solo me falta la salsa bechamel, llegan también unas tostadas francesas que son rebanadas de pan duro empapadas en una mezcla de leche y huevos que se fríen, tiene azúcar glass y huele a vainillas estas me fascinaron, y por último omelettes que es una tortilla de huevos que viene con baguette, mis favoritas fueron las tostadas francesas.

Una ves que terminamos de desayunar seguimos con el siguiente destino, el Museo de Louvre, es el museo nacional de Francia, aquí se pueden ver obras de arte, arqueología, y las artes decorativas, sus colecciones son resultado del coleccionismo desarrollado por la monarquía francesa a lo largo de varios siglos, hay alrededor de 487.000 Obras, son muchísimas, es de los museos más visitados.

Cuando estamos dentro Max me muestra la Venus de Milo, es bellísima, es de mármol y representa a afrodita, la Diosa del amor y la belleza, él me comienza a contar una de las teorías más sonadas sobre lo que paso con los brazos de la Venus de Milo, lo miro con admiración enserió sabe mucho. Luego vemos el regente, es un diamante que forma parte de la colección de joyas de la corona de Francia. Seguimos nuestro recorrido y me llama la atención una escultura, llamo a Max y le pregunto por ella, a él se le ilumina el rostro, debe ser de sus favoritas, comienza a contarme lo que se supone sabe muy poco, pero la verdad es que parece un experto.

–Se llama Caballos de Marly, el escultor es Guillaume Coustou quien es un artista universal, es de mármol de Carrara, su estilo es Barroco tardío (Rococó), es Ecuestre – dice Max y no se que es eso, inclino la cabeza – las escenas son totalmente naturalistas y también realistas – le sonrió. 

Continuamos caminando y viendo todas estas maravillas, al fin puedo reconocer una y es La Gioconda o Monna lisa, al fin soy yo la que puede comentar algo, Max me escucha concentrado, aunque sé que debe tener el doble de información que yo, no me contradice en nada me mira todo el tiempo muy atento, al final de mi pequeña charla sobre el cuadro, me levanta y me besa.

Terminado el recorrida mis pies duelen demasiado, así que nos vamos directo al hotel, una vez dentro de la suite Imperiale, corro a la habitación, me quito las botas y la ropa, busco una pijama azul con encaje en los costados y espalda descubierta, abro la cama y entra Max.

–Pero que rapidez – dice sonriendo.

–Estoy agotada, caminamos muchísimo.

Cubierta en mantas blancas de seda, trato de acomodarme, escucho que Max se está quitando los zapatos y me giro para observarlo, es muy guapo, se quita la polera y luego el cinturón, terminando con sus jeans, me mira y abre la cama, se va directo a mi lado y me abraza, quedamos frente a frente, de pronto suena mi celular, me giro para tomarlo y Max se apega aún más a mi mientras le doy la espalda para contestar.

–Hola – digo y Max saca mi cabello del cuello para comenzar a besarlo, cierro los ojos.

–¿Dónde estas? – dicen del otro lado y abro los ojos confundida es Alex... ¿Está ebrio?

–¿Alex? – Max se detiene, noto como su cuerpo se tensa.

–¿Dónde estás? – pregunta de nuevo, sí, está Ebrio – no te imaginas lo que te espera... – se ríe.

–Estás Ebrio,  adiós – corto.

Me giro y veo que Max ya no está en la cama, me levanto y voy a la sala de estar, pero no está ahí, así que me dirijo a la biblioteca y ahí está, se puso un pantalón deportivo y está con las manos en los bolsillos, descalzo y con su torso descubierto, me está dando la espalda, creo que aún no nota que estoy aquí, camino y lo abrazo, le doy pequeños besos en su espalda hasta que se gira, pero no me toca, me mira fijamente y serio, está molesto o celoso...

–¿Qué quería? – pregunta finalmente.

–Nada, estaba Ebrio...

–¿Por qué te sigue llamando?

–No sé, no estoy dentro de su cabeza – digo molesta y se ríe sarcásticamente.

–¿Y a él no le dejas claro los límites?, ¿Tiene trato especial? 

–¿Que?, No entiendo por qué te molestas conmigo, pero sabes algo, es muy tu problema – me giro y me voy – idiota.

Escucho que golpea algo y pongo los ojos en blanco, me voy a la habitación y busco unos jeans un sweater, un abrigo gris y botas negras, me tomo el cabello, guardo mi celular y dinero, salgo de la habitación y el sale de la biblioteca me mira y ve mi ropa, se acerca sin entender por qué estoy vestida.

–¿Qué haces? – pregunta.

–¿No es obvio?, Voy a salir, adiós.

–¿Dónde?, ¿Por qué? – su tono es de preocupación.

–Ese es mi problema – cierra los ojos por un par de segundos, veo como respira, esta muy molesto.

–Emma...– lo interrumpo.

–No Max, en este momento no quiero estar contigo – digo y su expresión cambia por completo, le dolió – no puedes enojarte conmigo por las acciones de otra persona, no puedo aguantar que te comportes así conmigo – me giro, abro la puerta y salgo.

Fuera no tengo idea a donde ir, no conozco nada, pero necesito aire, respirar y estar tranquila, no entiendo por qué me culpa a mi, me conoce sabe por todo lo que he pasado, estuve 2 años sin estar con nadie y siéndole fiel a Daryl sin que él estuviese aquí, aun así desconfía de mi, prácticamente soy yo la culpable, estoy muy molesta, suena mi celular, es Max... pongo los ojos en blanco y corto, vuelve a llamar y vuelvo a cortar, me envía un mensaje.


¿Dónde Estás?

Contéstame, no te puedes ir así...

                                          Max Ricci


– Que crees, ya me fui – digo molesta y apago el teléfono.

Camino y Camino, no tengo idea de cuanto e avanzado y no sé como volveré, bueno tomo un taxi, obviamente sabrá como llegar al hotel, veo una fila medianamente larga, es para entrar a un Club, por un momento lo dudo, pero al final cedo, ¿Por qué no?, camino y me pongo en la fila, siento que tarda una eternidad, pero al fin logro entrar, la música no está tan fuerte pero hay bastante gente, me acerco a la barra y veo a muchas bebiendo lo mismo así que pido ese trago, French 76, sabe bien aunque tiene alcohol, me lo bebo mientras veo a la gente pasar, y observo a los que están en las diferentes mesas riendo y compartiendo, no puedo evitar pensar que quizá yo estaría así, pero este idiota se enoja por una estupidez... 

Pido otro French 76, que obviamente será el último porque es muy caro y ya no me queda más efectivo, a estas alturas ya no me siento tan molesta, de hecho me siento triste, ¿Por qué no confía en mi?, ¿Qué importa si me llaman? si estoy en la cama con él... Saco el celular y lo enciendo, tengo muchas llamadas perdidas, también mensajes, no quiero leerlos, guardo de nuevo el celular y sigo bebiendo el trago, llevo la mano al cuello y tengo la cadena que me dio Max, de pronto alguien me empuja y la paso a apretar. 

Me pongo a beber un poco más, ya casi no queda, reviso cuanto dinero me queda, no es mucho así que pagaré con tarjeta, pido el tercero, me giro para seguir viendo como todos disfrutan y yo sigo lamentándome en mi desgracia que enserió es una estupidez, veo a Max frente a mi, con sus jean azules, un sweater y su abrigo, también lleva una bufanda gris, por qué tiene que ser tan guapo, lo ignoro.

–¿Estás bien?, ¿Qué haces aquí? – pregunta.

–No es tu problema.

–¿Estás Ebria? – sonríe por un instante.

–No, es el tercero – le muestro mi copa – aun no me siento mal.

–Estás ebria – sonríe – Vamos, te traje esto – dice entregándome otro abrigo más grueso que el que tengo puesto y una bufanda.

–No quiero estar contigo – lo miro y esas palabras le duelen, no quiero que le duela, pero es la verdad – estoy muy molesta contigo – suspira y se sienta a mi lado, siento su perfume, necesito alejarme de él.

–Emma...– lo interrumpo.

–No Max – lo miro – ¿Por qué no confías en mi?, yo te amo, de verdad te amo, aquí solo está Max Ricci – digo llevando su mano a mi corazón – me mira y cierra sus ojos un momento – y aquí – llevo mi mano a mi cabeza – aquí solo pienso en ti, mi piel dice Max por aquí, aquí y aquí- digo tocando mis brazos, piernas y cara – él sonríe y trata de darme un beso pero me alejo y niego con la cabeza – No quiero.

–Soy un idiota...

–Idiota – digo y miro en otra dirección.

–Mírame Emma – niego con la cabeza – no puedo controlar mis celos, sé que estoy mal, sé como eres, mírame por favor – niego con la cabeza – tu igual has sentido celos – pongo los ojos en blanco.

–Es diferente Max, Te cogiste a Keira – digo sin mirarlo – Te cogiste a Sophie – se me revuelve el estomago – y te cogiste a Serena, dijiste que con ella no paso nada, pero al final sí, ¿cierto? – Lo miro – te estoy mirando, que tienes que decir – no dice nada, me giro y vuelvo a beber, Max me quita la copa.

–Vamos.

Max se levanta, me toma en brazos y me saca del bar, me siento muy mareada ni siquiera intento librarme.

–¿Por qué me haces esto? – se detiene y me baja.

–¿Qué es lo que hago? – me mira y me acerca a él.

–¿Por qué no confías en mi? – llevo mi mano a su mejilla y la acaricio – me entregué a ti y por algo tan estúpido estamos aquí, no deberíamos estar así, ni aquí y no quiero dejar pasar esto, porque no está bien, no es primera vez – Max pone sus manos en mi rostro y siento que mi cuerpo lo pide, por más que trate de evitarlo e ignorarlo.

–No volverá a pasar, si esto se repite yo mismo seré quien te deje ir, no quiero verte así de nuevo, yo quiero hacerte feliz, me porte como un idiota.

–El mas grande idiota – digo y el asiente – ¿enserio podrías dejarme ir? – pregunto y lo miro a los ojos.

–Si te lastimo, te dejaría ir.

–¿Lo prometes? – asiente.

Lleva su mano a mis rostro y lo acaricia, al sentir su contacto, siento que todo está bien, cierro los ojos, siento su perfume y su cuerpo rodeándome, ya baje la guardia, mi enojo se esfumó en cosa de segundos, por eso no quería tenerlo cerca, sabía que esto pasaría, me apoyo en su pecho y me abraza, coloco mis brazos alrededor de su cuello, y me levanta, quedamos frente a frente, roza su nariz con la mía.

–Me siento mareada... – digo y Max sonríe.

–Estás ebria Nena – asiento, lo abrazo y me acomodo en su cuello.  

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