⚡Capítulo 10: Hora de la verdad

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

   Despierto con el sonido de la puerta, me siento rápidamente, algo asustada y veo a una enfermera, ella me mira y sonríe, le devuelvo la sonrisa, observo a Max que aún está dormido, sonrío al verlo.

— Pasó buena noche — comenta ella — está todo en orden — sonrío.

— ¿Cuándo despertará? — pregunto levantándome.

— Yo creo que en un par de horas más, hace dos horas le inyectamos un antiinflamatorio por eso aún no despierta — asiento — pero está bien.

— Gracias.

   Ella se marcha y llamo a Keira, le pido algo de ropa y todo lo necesario para sentirme limpia. Ella llega en cuarenta minutos, le cuento en dos minutos todo lo sucedido y luego vuelvo a entrar a la habitación, Max aún duerme, entro al baño y me doy una ducha rápida, me pongo un vestido amarillo de tirantes que hay en la bolsa, es corto, entallado y de tela fresca, me aplico algo de maquillaje y evito secar mi cabello para no despertarlo, guardo mis cosas en la bolsa que Keira me trajo y vuelvo al sofá. Camino por la habitación en reiteradas ocasiones, me pone ansiosa que no despierte aún.

   Mi estomago comienza a sonar, no quiero dejarlo solo, pero el hambre no deja de insistir, así que me doy cinco minutos para ir por algo. Llego a la cafetería y camino con mucha rapidez, compro un té y unas galletas, mas tarde vengo por otra cosa, vuelvo rápidamente y no me dejan pasar con alimentos, eso supera mi paciencia, pero por más que insisto no me dejan, así que me bebo el té rápidamente, de hecho solo son un par de tragos, por la temperatura no puedo beber más y las galletas solo me como una, al menos ayudo con el hambre que tenía. De todas formas no las tire, es un pecado tirar algo tan delicioso, prometí guardarlas en cuanto entrara.

   Entro y veo a Max despierto, él me mira y sonríe, le devuelvo la sonrisa, la enfermera que me acompaña me mira y entiendo el mensaje, guardo las galletas de inmediato.

— Al fin despertaste — digo sonriendo. 

— Me dijeron que te quedaste toda la noche.

— Sí, supe lo que paso — comento y me siento a su lado — ¿Cómo estás?

— Bien, todo fue muy rápido — dice recordando.

— ¿Qué está pasando? — pregunto — esto no es normal, sé que hay algo, ¿Estás metido en algo malo? — pregunto más bajito y sonríe.

— ¿Yo? — asiento — no Nena, yo no... pero no te equivocas, algo está pasando y debes saberlo — ambos miramos a la enfermera que termina de anotar unos datos y se marcha.

— Ahora dímelo todo, ¿Qué pasa?

— Bien... pero antes — se pausa — sé que sonará loco, aún así espero que lo creas o por lo menos lo consideres.

— Me estás asustando — se pone serio.

   Max toma mis manos con mucho cuidado y comienza a hablar, lo escucho concentrada, escuchar el nombre de Alex me desagrada. Me comenta como Gueil busco al asqueroso y averiguo donde estaba, también que tiene un socio, me cuenta todo lo que Gueil investigo sobre este ultimo, es bastante, da un poquito de miedo, incluso me da un escalofrío, Max me mira, intentando elegir las palabras adecuadas, se tarda más, incluso se pausa, creo que no sabe como decirlo.

— En tu casa habían cámaras — dice finalmente.

— ¿Qué?

   ¿Cámaras?, intento analizar eso y sé que debe ser verdad, muchas veces recibí mensajes de Alex y aunque lo buscaba no estaba, eso encaja en esas situaciones, maldito.

— Estaban puestas desde antes, no fue Alex — continua.

— ¿Entonces quien?

— Daryl — dice mirándome, niego con la cabeza lentamente — hay más... del socio que te hable... todo indica que es él.

— Espera... — me pongo tensa — me estás diciendo que Daryl esta vivo y que es un tipo al que prácticamente denominan como diablo — niego con la cabeza — estás mal, es imposible, como se te ocurre decir algo así — comienzo a molestarme.

— Escúchame... sé que suena loco, pero Gueil jamás se equivoca.

— Siempre hay una primera vez, Daryl murió y era alguien maravilloso, jamás estaría con Alex, jamás haría algo así — me pauso — jamás vuelvas a decir algo así, yo estuve ahí, lo vi — mi voz se quiebra — lo vi... está muerto...

— Nena...

— ¡No!, basta, cállate, no hables mal de él nunca, como dices algo así...

— Sé que es difícil de creer y falta.

— ¿Falta?

— Se cambio el nombre — niego con la cabeza, incluso comienzo a reír.

— Basta... ¿Te estás escuchando?, ¿Qué te pasa?

— Escúchame por favor, su nombre es Davies Jonhson.

   Ese nombre... Max sigue hablando y recuerdo la primera vez que vi a ese sujeto y no puedo negar que si no hubiese visto su rostro si hubiese creído todo esto, pero no... lo vi, examine su rostro.

— No es él — afirmo.

— Nena... — le tapo la boca.

— Déjame hablar, no es él, no es — me pongo a llorar es inevitable.

   Max se acerca y me toma por la cintura, me lleva a él sentándome en sus piernas y me abraza.

— Sé que es irreal — comenta mientras me abraza — pero si lees las carpetas, sé que al menos te quedará la duda — niego con la cabeza y lo miro.

— No Max, es que no entiendes — seca mis lagrimas — yo lo conocí... a Davies Jonhson — me mira sorprendido — cuando llegue a los cuatro o cinco días, no recuerdo el día exacto, estuvo en la universidad.

— ¿Qué? — asiento.

   Comienzo a relatarle todo lo que dijo en esa oportunidad y cada detalle, como iba vestido, como cubría su rostro y las cosas que enserio hacían estallar mi cabeza, Max me mira sorprendido, está tenso, incluso algo incomodo, pero no me interrumpe, no hace preguntas, solo me escucha atentamente, hasta que termino de relatar ese día.

— No puede ser...

— Lo es... si me hubieses dicho esto antes si lo hubiese creído pero... ayer lo vi de nuevo — su rostro está en jaque.

— ¿Se ven seguido? — pongo mala cara — no es lo que piensas — intenta aclararse — pero,  ¿Cuántas veces se han visto?

—Dos, la que te conté y ayer, estaba aquí, lo golpee y vi su rostro.

— ¿Lo golpeaste? — asiento y sonríe.

— Hice un curso de defensa personal, cuando dispararon, me intento cubrir y lo golpee — sonríe orgulloso — aproveche ese momento para quitar todo lo que traía en su rostro, lo vi, no es él.

— No puede ser... — comenta confundido.

— No es, te lo juro, lo vi, su rostro no es nada similar — me mira intentando encontrar una explicación — y no, no es como que se operara el rostro, no tiene ni una cicatriz, ni un lunar y es moreno, Daryl es blanco y rubio, no Max no es, es completamente diferente, cada detalle.

— Veo que lo observaste bien...

— Sí, porque sin saber esto... luego de la ultima vez si me quedo esa duda y ayer tuve la oportunidad de aclararlo — asiente — me sé su rostro de memoria, vivimos juntos cuatro años y lo conozco desde hace mucho más, sé cada detalle... — me muerdo el labio.

— Entiendo... — dice incomodo.

— ¿Por eso enviaste gente a seguirme? — me mira sorprendido — los note, al mes de que me vine... — sonríe — aunque eran muy buenos ocultándose el auto era similar al que tenia Gueil cuando me cuidaba y también había otro, uno gris.

— ¿Qué?

— El gris no era nada cuidadoso, aparecía solo dos veces al mes y estaba un par de días siguiéndome.

— No se te escapa nada —  sonríe.

— Mira — digo intentando bajar, pero no me deja.

— Quédate aquí... — pide.

— Pero quiero ir por mi teléfono — saca sus manos de mi cintura.

   Voy por mi celular y vuelvo a subirme a la cama y me siento en sus piernas, lo hago inconscientemente, pero era lo que quería, estar justo así con él, le muestro las fotografías que tome, del auto que según yo era el enviado por él y el otro que me seguía sin tapujos, él los observa y sonríe, luego acomoda sus brazos alrededor de mi cintura, me dice que Jhon traerá las carpetas que Gueil realizo con toda la información, aún no esta convencido de que no sea él, así que accedí a ver esas carpetas, pero no prometo nada, vi el rostro de ese hombre y a pesar del parecido de la voz, sé que no es.

   Nos quedamos así por al menos una hora, conversando sobre lo mismo, me sigue contando más detalles sobre el famoso socio, el tipo ha venido en varias ocasiones y eso no me sorprende, lo e visto en dos y algo me dice que era él quien me seguía, aunque no entiendo el por qué...

— Quizá Daryl si hizo cosas malas — termino por aceptar.

— ¿Por qué?

— No sé... si era amigo de este tipo Davies... porque él dijo eso, se conocían y le hablo de mi... si este tipo es tan malo... ¿por qué eran amigos?

— Ay nena... estoy seguro que solo esta jugando, no quiere que lo sepas... nadie me quita esa idea de la cabeza... está usando todas sus cartas

— ¿No puedes aceptar que no es él?

— Es que hay muchas cosas mi amor, demasiadas...

— Las ultimas semanas... — digo muy incómoda — actuó muy raro...

— ¿Cómo actuó? — me muerdo el labio

   La cosa es que no soy capaz de decir algo malo de él aunque haya soltado y aceptado que quizá no tuve la culpa, sigo en esa ecuación, no soy capaz de mencionarlo y eso no es lo peor... Lo que recordé cuando le dispararon a Max fue solo una parte, aún no puedo verlo del todo, es muy borroso, ni siquiera soy capaz de pensarlo, solo sé que llegué muy tarde al trabajo.

— Nena... — lo observo.

— Actuó raro... — repito.

— ¿Contigo?, ¿Te hizo algo? — niego con la cabeza.

— No Max, él no era así... — me siento un poco agitada.

— Mírame — lo hago — ¿Te puedo hacer una pregunta? y me gustaría que seas honesta.

— Si es sobre él, no tengo nada malo que decir — digo con seguridad.

— No amor, es sobre ti — se pausa y me abraza un poco más fuerte — ¿Por qué no te gusta que invadan tu espacio personal? — esa pregunta me toma por sorpresa — y no hablo de lo que sucedió con Alex, esto viene de antes...

— Porque... Porque... — mi mente se queda en blanco — no me gusta y ya...

—¿Interrumpo? — Dice el doctor en la puerta.

— No... — digo bajándome de las piernas de Max.

   El doctor lo revisa completo, los puntos de su hombro, los moretones que tiene en diferentes partes, no puedo evitar sonreír, si que le salió mal el viaje a Boston, él me mira y también sonríe, el doctor anota todo lo que va realizando y luego comienza a chequear las maquinas y finalmente mira a Max, le comenta que está mejor aunque debe quedarse ahí un par de días más, en cuanto sale, entra una enfermera con una mesita con ruedas y una bandeja de comida encima, acomoda la cama y la mesita dejando todo en orden para que Max pueda comer cómodamente, me levanto y me siento frente a él.

— Ya debo irme... — comento y su rostro cambia.

— ¿Por qué?

— Anoche me quede y dormí muy mal, aparte tengo hambre, quiero mi cama y una ducha de al menos una hora...

— ¿Volverás?

— No sé — respondo honestamente — no me hace bien estar aquí... contigo... no puedo mantener distancia — sonríe.

— No la tomes, quédate conmigo — niego con la cabeza — dame una oportunidad Emma, la ultima, dame un plazo, un mes, lo que sea, pero intentémoslo.

— Lo voy a pensar— digo y sonríe feliz — cuídate y descansa, ¿Bueno? — asiente.

— Lo que tu digas, te amo.

— Pero no me presiones y dame unos días — asiente.

   Salgo de esa habitación y tome la decisión de no volver, necesito pensar y mis muros casi no existen, mis ganas por estar cerca me dominan, muero por abrazarlo en todo momento y las ganas de besarlo me invaden cada segundo, su perfume es como droga, me siento completa a su lado, es como si necesitara de él, en todos estos meses no logre sentirme completa jamás, hasta ahora, bastan con minutos cerca para que mi cuerpo lo pida, mi piel quiera sus manos y mis labios quieran acariciar los suyos, olvido todo a su lado, así que es lo mejor que puedo hacer, tomar distancia y pensar muy bien en todo.

   Los días pasan, leí los documentos unas seis veces y sí, es todo confuso y siento que estuve con un desconocido, el trabajaba en un banco, no era consultor, como es que habían tantas cosas que desconocía, quien era realmente... ¿Isabel lo sabia?, recuerdo cuantas veces insistió en que termináramos, generó bastantes conflictos y sé que no era por mi, ella me adora, ¿había algo más?

   Aunque no me he asomado por la clínica suelo llamar diariamente para saber como está, lo extraño, haber estado tan cerca de él me devolvió todo lo que creí perdido, me hizo sentir todo sin hacer nada, esto es difícil y lo peor... ¡ay! Lo peor es que lo e esperado todos estos días, e querido que toquen la puerta y sea él, he esperado que venga por mi y me entristece que aún no este aquí... 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro