⚡Capítulo 8: No hay vuelta atrás

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

   Miro a Max y su rostro indica dolor, toco su espalda y está húmeda, mucho, al observar mis manos veo que es sangre. Comienzo a sentir que mi cuerpo poco a poco se congela, hace mucho no me sucedía, pero tengo miedo, estoy aterrada, no podría soportarlo...

— Tranquila — Dice él observando a las personas a nuestro alrededor — son nuestros — observo su rostro y tiene una mueca de dolor.

— Señor, le dieron — dice otra persona, busco esa voz y es Gueil.

— ¿Gueil?, ¿Qué pasa? — mi mirada va de Gueil a Max y viceversa.

— Es muy largo — comenta Max.

   Lo ayudan a levantarse, subo al auto y luego sube él, Gueil se sienta delante y pone el auto en marcha de inmediato. Mis ojos se van directo a su brazo izquierdo, está completamente ensangrentado, me acerco a él angustiada, no puede ser...

— ¿Por qué hiciste eso?, !como se te ocurre! — grito.

— Al fin hice algo — dice Max.

— Eres un idiota — mi voz se quiebra — Sabes por lo que pase... ¿Quieres que pase por lo mismo? — no dice nada — ¿Cómo te ayudo?

— Nena estoy bien, tranquila — afirma Max casi inaudible.

— No mientas... — repito, el pánico aún me está controlando.

— Tranquila, iremos a la clínica, ¿Cómo está señor? — pregunta Geuil.

— Mareado y duele.

— Bien, no se duerma, tampoco mueva el brazo — Max asiente.

   Me siento a su lado y saco el pañuelo de su chaqueta, seco el sudor de su rostro, él me mira, mi corazón está desesperado.

— Vas a estar bien — digo con seguridad — muy bien — él sonríe y asiente mientras cierra los ojos — Gueil dijo que no te duermas, mírame, por favor.

— No voy a dormir — asegura — pero... — se pausa y vuelve a poner una mueca de dolor — me siento algo mareado, mucho de hecho...

— Gueil, ¿Cuánto falta? — pregunto.

— Veinte minutos.

— ¿Qué?, ¿Por qué?, hay una clínica a diez minutos.

— Nos están siguiendo — comenta — saben que le dieron, no nos dejarán llegar... — niego con la cabeza.

— Alex, Alex me envío un mensaje hace unos minutos, en cuanto lo vi todo paso muy rápido, fue él — digo llorando.

   Observo a Max y él asiente, su mano esta bañada en sangre, me entra la angustia, incluso me cuesta respirar, ¿Ese maldito lo quiere matar?, no va a aguantar, está perdiendo demasiada sangre.

— ¿Max? — digo bajito y no responde — Max... no te duermas — pido — mírame, amor, por favor no me dejes, mírame, por favor — Lo hace aunque solo abre un ojo y no completo.

— No te asustes, confía en Gueil... no me dormiré, pero de verdad... no puedo tenerlos abiertos — asiento.

   Gueil conduce y dobla un par de veces, cuando llegamos a la avenida principal aparecen dos autos que se cruzan por delante, gira el manubrio con tal rapidez que incluso el auto se levanta un poco, me voy de golpe al otro extremo y Max me sostiene con su brazo malo, mi cuerpo comienza a temblar, su brazo esta afirmándome de tal forma que mis brazos están en contacto con el suyo, no soporto esa sensación.

— Suéltame — digo muy bajo — Suéltame — repito, está vez más fuerte.

— ¿Estás bien? — pregunta mientras me suelta — te ibas a golpear con la puerta.

   Me alejo por completo, mi cuerpo está en colapso, no deja de temblar, empuño las manos y subo mis piernas al asiento, los envuelvo con mis brazos y apoyo mi frente en mis rodillas, intento respirar, pero la sensación que me esta invadiendo es desesperante, es como si millones de arañas caminaran por mi piel, necesito sacudirme y limpiarme.

— ¿Nena?... ¿Estás bien? — niego con la cabeza.

   Lo observo y veo a Alex, quito la mirada de inmediato y vuelvo a refugiarme en mis rodillas, No es él, No es él, No es él, No es él, me repito una y otra vez en la cabeza, No es él, No es él, sigo repitiendo pero la desesperación es mayor, no lo soporto, tomo la punta de mi vestido y comienzo a pasarlo por mis brazos, lo hago fuerte, hasta que sostiene mi mano.

— Emma — dice Max — soy yo — abro y cierro mis manos en desesperación — cierra los ojos y respira conmigo, ¿sí? — lo hago, cierro los ojos y comienzo a respirar lento — Muy bien... continua, respira, todo está bien... — una de sus manos gira mi rostro lentamente en su dirección — soy yo, Max — siento lagrimas caer por mi rostro — concéntrate en esto — acaricia mi rostro — y no dejes de respirar — funciona noto como solo me enfoco en esto, su mano en mi piel — ahora abre los ojos — lo hago — ¿Quién soy? — Max...

—Tu... — digo — No soporto el contacto con mis brazos — comento — me desespera.

— No volveré a tocarlos, lo prometo, perdóname — asiento.

   Me acomodo nuevamente cerca de él para observar su brazo, noto nuevamente sudor en su rostro, debe dolerle demasiado, apoyo mis rodillas en el asiento levantándome en ellas para quedar con la altura necesaria para secarlo, lo hago y me observa.

— Creí que no podías abrirlos — comento con una leve sonrisa.

— Quiero mirarte — lo dice entre dientes, le cuesta.

   No digo nada, le desabotono su gilet, creo que debe estar incomodo y noto una leve sonrisa.

— Vas muy rápido — dice de forma coqueta y no puedo evitar sonrojarme, sonríe aún más.

— Pensé que estabas incomodo — comento y comienzo a reír — idiota — también se ríe.

— Afírmense — ordena Gueil.

   Ambos asentimos, apoyo una mano en el techo y la otra en el asiento, mientras intento revisar el hombro de Max, Gueil acelera, lo que me hace tambalearme, Max me rodea por la cintura y me lleva a él afirmándome, mi cuerpo esta completamente unido al de él y mis pechos literalmente quedaron a un centímetro de sus labios, lo gracioso es que no lo a notado, tiene los ojos cerrados y un gesto de dolor en el rostro. Gueil vuelve a doblar muy rápido y observo por la ventana trasera, están a punto de alcanzarnos, así que nuestro experto conductor acelera al máximo, me siento en una película de rápidos y furiosos, dejamos atrás a esos autos por fin. Max aún no me suelta, lo observo y ya tiene sus ojos abiertos.

— Creo que ahora él que va muy rápido eres tu — comento y sonríe.

— Juro que no pretendía esto — ambos reímos — pero no me quejo.

— Ya puedes soltarme — mi tono es algo tímido y sonríe.

— Te juro que lo estoy intentando, pero no puedo — ambos reímos nuevamente.

   Quito suavemente su mano de mi cintura y separo mis pechos de su rostro, él no deja de observarme.

— Llegamos — comenta Gueil — debemos salir rápido, antes de que lleguen.

   En cosa de segundos abre y ayuda a Max a salir, me bajo rápido y también ayudo, a los minutos Max ya está sobre una camilla, mi pecho se aprieta, sé que estará bien, aunque perdió mucha sangre quiero creer que todo estará bien.

   Llamé a Keira y le comente todo lo que sucedió, también le dije que no llegaría a casa, no puedo irme sin verlo, necesito estar segura de que esta bien, que nada en su interior fue dañado por los disparos, Gueil me deja en la sala de espera mientras sale a revisar el perímetro. 

   Aún no puedo creer todo lo que sucedió, fue demasiado rápido, jamás me había sucedido algo así, Alex es un maldito loco.

   Pasan alrededor de cuatro hora y por fin sale un medico, Max está en observación, pudieron extraer ambas balas, no tuvo daño interno en sus órganos, así que solo queda dejarlo descansar y esperar a que despierte, por el momento no puede tener visitas hasta el horario indicado, observo la hora y son las 6:43 am. El horario de visita comienza a las 10:30 am, falta bastante, así que voy por un café y me siento en la sala a esperar.

   En cuanto observo que son las 10:30 busco al doctor que atendió a Max, necesito verlo, pero aún está dormido. Cuando dan las 14:20 aparece el doctor por la puerta, corro a él y noto que mis pies ya me duelen demasiado, llevo demasiadas horas con estos zapatos.

— ¿Emma Ezeiza? — pregunta y asiento.

— Sí, ¿despertó?

— Sí, ya lo revisamos, quiere verla — sonrío.

   Caminamos hasta la habitación, en cuanto entro nuestros ojos se encuentran, ambos sonreímos y como una verdadera idiota corro a abrazarlo, rodeo su cuello muy fuerte, ni siquiera me percato de su lesión, no me despego de él, sus brazos rodean mi cintura con mucho cuidado, pero con fuerza.

— ¿Estás bien? — pregunto sin soltarlo.

— Sí, no te fuiste... ¿Has comido algo? — pregunta, aún no nos soltamos.

— No, no tengo nada de hambre, pero sueño sí, estoy agotada.

— Debes comer, yo pedí comida, muero de hambre, pediré algo para ti.

— No es necesario, enserio, no tengo hambre.

   Cierro los ojos unos segundos, quiero disfrutar cada segundo en esa posición, pero nada es eterno y mis recuerdos me invaden, mis muros comienzan a levantarse por completo y la decepción vuelve a recorrerme sin dejar nada por alto, lo vuelvo a ver en la cama con esa mujer, ¿Quién podría olvidar algo así?, por unas horas yo lo hice, pero ahora esa imagen no me deja, intento tomar distancia, pero él no me suelta, es como si supiera que todo se acaba de enfriar nuevamente y que nada a cambiado.

— Max... — digo como advertencia.

— Por favor dame un minuto más... — niego con la cabeza y me suelta.

— Ya debo irme — comento y su rostro se oscurece.

— Acabas de entrar... yo...

— Quería ver que estabas bien — digo interrumpiéndolo — y lo estás, ahora come y descansa.

— Por favor... — pide — conversemos, solucionemos esto — punzada de dolor directo al corazón.

— No hay nada que solucionar, ya no hay vuelta atrás — afirmo.

— Hay todo que solucionar, Nena te amo.

— No — digo negando con la cabeza — tu no me amas... — su rostro es de sorpresa, incluso molestia.

— ¿Cómo puedes decir eso? — pregunta indignando — Emma yo te amo — dice con toda seguridad.

— No Max, estás confundido — inclina su cabeza — no me amas... si así fuese no hubieses querido estar con otra, si me amaras, no te hubieses ido o por lo menos hubieses esperado una respuesta, no ir y prácticamente vengarte de la misma forma buscando lastimarme, eso Max... eso no es amor, está muy lejos de serlo, aparte... tu ni siquiera crees en ese sentimiento — me encojo de hombros — estás confundido — me levanto, toma mi mano y me sienta nuevamente.

— ¿Qué no te amo? — está tenso — estoy loco por ti, ¿no lo ves?, lo dejé todo por venir hasta aquí y solucionar lo nuestro, sé que me equivoque, cometí un error, uno gigante y no tengo excusa, porque aunque malinterprete todo, no debí hacerlo, pero el enojo y la decepción me ganaron — niego con la cabeza — me arrepiento cada segundo de lo que hice... Emma yo te amo, puedo ser lo que quieras, pero no soy un mentiroso.

— Que más da lo que crea o no, de todas formas las cosas pasaron de una forma y no se pueden cambiar.

— Lo sé, daría lo que fuera porque jamás hubiese pasado... te juro que no e estado con nadie, absolutamente nadie en todos estos meses — pongo los ojos en blanco — ¿No me vas a creer nada?, te lo juro, no toque a nadie, no me interesa, yo te quiero a ti, te amo a ti.

— Es irónico pensar que no hiciste nada cuando no teníamos nada, pero si cuando lo teníamos todo — cierra los ojos.

— Te cerraste — dice casi inaudible — pensé que había logrado acercarme nuevamente, pero no, volviste a poner muros.

— ¿Tu lo perdonarías? — niega con la cabeza y sonrío — ¿lo vez?, no es algo que simplemente se olvida...

— Lo sé y no quiero olvidarlo, lo quiero siempre presente, para no cometer un error así nuevamente, no me voy a rendir Nena, lo voy a dar todo por ti... como lo hiciste tu por mí, aunque cueste y me tarde — lleva su mano a mi rostro — me vas a creer — le cubro la boca.

— No lo hagas — digo rápidamente — no me hagas promesas, nunca las cumples — baja su rostro.

— ¿No puedes ver lo que siento? — levanta su rostro — mírame a los ojos — lo hago — ¿De verdad no lo ves?

— Como ya dije, ¿Qué mas da eso ahora? — me encojo de hombros y me abraza.

— Mi amor, te amo — dice en mi oído — te pensé cada momento, te extrañe todo el tiempo, sé que no te merezco, no te protegí, te traicione, cometí error tras error...

— Cállate — digo interrumpiéndolo, mi voz se quiebra.

— No, solo escúchame, por favor... — niego con la cabeza.

— ¿Por qué lo hiciste? — mi llanto invade cada espacio de la habitación — ¿Por qué me hiciste eso?, yo enserio te creí — niego con la cabeza y no dice nada — sé que no te dije, pero, ¿Por qué?, ¿siempre fue así?

— ¿Qué? — es lo único que puede decir.

— Por eso no ponías limites ¿cierto?, siempre te llamaban, estabas conmigo y luego, ¿Te ibas con ellas? — Me abraza más fuerte.

— No, yo nunca te traicione — su voz se quiebra — solo fue esa maldita noche, antes yo jamás, yo nunca, yo no Emma... de verdad.

— Mentira, fui muy estúpida, te creí todo.

— Emma, no sigas... — pide — sabes que no es así, yo jamás te he mentido, nunca, Nena yo lo arruine — su voz esta quebrada y siento sus lagrimas en mi piel — sé que lo arruine, pero jamás te mentí en nada — niego con la cabeza y lo abrazo.

   Enserio quiero creerle, es como si lo necesitara, esto me duele y no quiero soltarlo, no quiero dejarlo, sé que todo acabó hace meses, pero sé siente muy presente, se siente aquí, Max se acomoda en la cama llevándome con él, ni uno de los dos se suelta, ambos lloramos como niños y nos amamos como adultos, al menos yo...

— Quédate conmigo, dame una oportunidad , la ultima — pide entre lagrimas — por favor, te lo suplico — niego con la cabeza – Por favor mi amor, por favor...

— No... — mi voz es casi inaudible, pero sé que lo escucho porque no dice nada.

   Ambos nos quedamos así, sin soltarnos, sigo llorando y el cansancio y sueño de toda la noche comienzan a vencerme, me acomodo en su pecho mientras mis lagrimas recorren mi rostro, poco a poco mi llanto comienza a cesar y el sueño se apodera finalmente de mi.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro