SEIS

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— oportunidad pérdida —

Poco a poco, piso por piso, Chloe avanzaba hacia abajo. La tensión en sus músculos era intensa, pero su determinación no menguaba. Finalmente, llegó al suelo, con los pies tocando tierra firme. Una mezcla de alivio y emoción la invadió. Había logrado escapar y ya solo faltaba correr un par de metros y se encontraría finalmente con sus amigos, su familia.

Con paso firme, Chloe se alejó del edificio abandonado, sintiendo cómo la emoción la envolvía.

El grupo A estaba congregado a metros de distancia, podía observarlos con claridad. Se detuvo unos segundos mientras una sonrisa aparecía en su rostro, luego de moverse unos centímetros, había logrado reconocer la silueta de Minho. Contrastaba con los demás al ser uno de los más altos y altleticos, colo era usual, los músculos de sus brazos resaltaban y por la pose que mantenía, con las manos sobre su cadera, supo que debía estar agotado. No estaba segura de cómo ellos se habían trasladado al Desierto.

Otra silueta se le acercó, un poco más pequeña: Newt. Aquella  sensación de calor y hogar se extendió por su cuerpo al reconocer a sus amigos. Tenerlos cerca una vez más le hacía tener esperanza de que, tal vez, las cosas no saldrían del todo mal. Podrían arreglarlo.

Se llevó ambas manos a la boca, posicionandolas alrededor de su boca y lista para llamar la atención de sus amigos, algo inesperado sucedió. Harriet emergió de la nada y se abalanzó sobre ella. El impacto fue repentino y Chloe se vio empujada bruscamente hacia adelante, cayendo sobre la arena caliente y golpeando su mentón.

Ambas chicas forcejearon en medio del desierto, rodando y luchando por mantener el control. Chloe intentaba liberarse y gritar pidiendo ayuda, pero Harriet estaba decidida a mantenerla inmovilizada y le lanzó arena al rostro, la cuál entró a su boca y le impidió decir cualquier cosa. La determinación de la morena para detenerla era evidente en sus ojos.

Chloe luchaba por escapar, empujando y retorciéndose bajo el agarre. La arena se adhería a su piel sudorosa mientras se esforzaba por liberarse. Pero Harriet parecía la mantenía firmemente bajo su control.

El corazón de Chloe latía con fuerza mientras trataba de encontrar una salida. La desesperación y la confusión se apoderaron de ella. Miró de reojo a Minho y Newt, quienes todavía estaban a cierta distancia, parecían inconscientes de la lucha que estaba teniendo lugar a pocos metros de ellos.

A medida que el forcejeo continuaba, Harriet se dio cuenta de que no podría detenerla por mucho más tiempo.

—Detente —Jadeaba la chica—, deja de luchar.

La respiración agitada de Chloe llenaba el aire mientras era inmovilizada contra la arena. Las lágrimas de frustración se mezclaban con el sudor de su rostro y de reojo vio a Sonya acercarse a ellas, había algo de arrepentimiento en su mirada.

—Poe favor Chloe —Le dijo la rubia—. No puedes irte, te necesitamos aquí. —Su tono reflejaba una mezcla de súplica y valentía.

La arena caliente seguía extendiéndose a su alrededor mientras las tres chicas permanecían inmóviles, esperando una respuesta por parte de la castaña.

—Se las arreglaron bien todos estos años sin mí —Espetó Chloe, sintiendo la arena herir el interior de su boca—. No me necesitan.

—Eres la única que puede convencer a las demás de no seguir con la misión, de no matar a Thomas.

Sólo entonces Chloe le dirigió una mirada de interés a Harriet.

—Creí que no les interesaba su muerte.

—Eso era antes —Le aseguró Sonya—, nos hiciste cambiar de opinión. Por eso te necesitamos con nosotras.

—Tú conoces bien al chico, podrías usarlo a tu favor —Le sugirió Harriet, aflojando la fuerza que utilizaba para mantenerla inmovilizada—. Teresa parece estar obsesionada con cumplir la misión, casi como si se tratara de una venganza personal. Si lo haces notar, las chicas dejarán de confiar en ella.

Chloe se carcajeo.

—Como si eso fuera posible —Espetó—. Esas chicas parecen verla como su salvadora.

—Pero la salvadora eres tú Chloe, es lo que dice tu tatuaje —La mencionada alzó las cejas, lo recordaba pero en ningún momento lo había asimilado con lo que ocurría—. No dejes que Teresa te quite tu alias.

Notando que la chica había dejado de resistirse, Harriet soltó sus brazos y se puso en pie, ayudándola a reincorporarse.

Chloe se encontraba sumida en una lucha interna mientras observaba a Minho y Newt a lo lejos, aún inconscientes de su presencia. Giró la cabeza y observó el  edificio que se alzaba detrás de ella, el lugar donde Thomas se encontraba con Teresa.

Sus pensamientos se agolparon en su mente mientras contemplaba la situación. Sentía el fuerte deseo de unirse a Minho y Newt, de estar con sus amigos, pero al mismo tiempo sabía que debía ayudar a Thomas. Debía encontrar la manera de salvar su vida.

Sonya y Harriet, notando la situación, se dirigieron hacia el edificio sin esperar a Chloe. Pero en lugar de seguirlas de inmediato, se quedó quieta, observando una vez más la silueta de Minho. Sus ojos se encontraron en un instante, y por un breve momento, Chloe sintió que Minho había reconocido su presencia.

El tiempo pareció detenerse mientras Chloe y Minho mantenían esa conexión especial a la distancia. En esos breves segundos, percibió una complicidad y una comprensión mutua. Era como si él supiera el debate que al que de estaba enfrentando, tal vez fue obra de su imaginación, pero creyó verlo asentir. Chloe había tomado una decisión.

Aunque le doliera separarse de Newt y Minho, sabía que algo había cambiado dentro de ella. Thomas se había convertido en alguien importante, y sentía la necesidad de protegerlo, incluso si eso significaba alejarse de sus amigos.

Con un suspiro resignado, Chloe desvió la mirada de Minho y se apresuró a seguir a Sonya y Harriet hacia el edificio. Cada paso que daba la alejaba más de Minho, de la conexión especial que habían compartido por un breve instante. A medida que se adentraba en el edificio, un nudo de tristeza se formaba en su pecho, pero también una determinación inquebrantable.

Nunca imaginó que tomaría la decisión de alejarse de Newt y Minho, su única familia en aquel mundo incierto. Sin embargo, reconocía que la importancia de Thomas había crecido en su corazón en tan solo unos días. Estaba dispuesta a arriesgarse por él, sabiendo que su decisión la alejaba de su mayor deseo.

Con cada paso, Chloe se aferraba a la esperanza de que, muy pronto, tendría la oportunidad de reencontrarse con Newt y Minho. Pero por ahora, sabía que su prioridad era salvar a Thomas y enfrentar los desafíos que se avecinaban en el Desierto. Aún no era el momento de volver con ellos.













Con la visión nublada a causa de las lágrimas, Thomas huyó dando traspiés en medio de la creciente oscuridad. Regresó con los Habitantes y se negó a responder sus preguntas. Les dijo que debían irse, correr, alejarse lo más rápido posible. Él les explicaría más tarde. Sus vidas estaban en peligro.

No se detuvo a esperarlos ni se ofreció a llevar el morral de Aris. Bloqueando a sus compañeros y al mundo entero, se dirigió hacia el pueblo a toda carrera, hasta que finalmente tuvo que disminuir la velocidad a un ritmo más razonable. Sabía con certeza que huir de Teresa era lo más duro que había tenido que hacer en toda su vida. Aparecer en el Area con la memoria borrada, adaptarse a esa vida, estar atrapado dentro del Laberinto, pelear con los Penitentes, ver morir a Chuck: nada de eso se comparaba con lo que sentía en ese momento.

Ella estaba allí. La había tenido entre sus brazos. Habían estado juntos de nuevo. Y ahora tenía que irse y dejarla.

Unos sollozos ahogados brotaron de su garganta. Lanzó un gruñido y oyó el sonido miserable de su voz quebrada. El corazón le dolía con tanta fuerza que le resultaba muy difícil no desplomarse en el suelo y abandonarlo todo. La tristeza lo oprimía y más de una vez se vio tentado a regresar. Pero debía respetar lo que ella le había ordenado hacer y se aferró a la promesa de encontrarla nuevamente.

Al menos estaba viva. Eso era lo único que importaba.

Se lo repetía a sí mismo una y otra vez. Eso era lo único que lo hacía seguir adelante. Ella estaba viva.

Su cuerpo estaba exhausto. Unas dos o tres horas después de haber dejado a Teresa se detuvo, convencido de que el corazón le estallaría si daba un paso más. Volteó y vio unas sombras que se movían en la distancia: eran los otros Habitantes, que se encontraban muy lejos. Tomó grandes bocanadas de aire, se arrodilló, apoyó los brazos en una rodilla y cerró los ojos para descansar hasta que lo alcanzaran los demás.

Minho fue el primero en llegar, y no se veía nada contento. Aun bajo la luz tenue —el amanecer apenas comenzaba a iluminar el este del cielo— pudo ver claramente que echaba chispas mientras caminaba a su alrededor.

—¿Qué... ? ¿Cómo... ? ¡Shuck! Thomas, ¿qué clase de idiota eres?

No tenía ganas de hablar de lo que había ocurrido. En realidad, no quería hablar de
nada.

Al no recibir respuesta, Minho se arrodilló a su lado.

—¿Cómo pudiste hacer eso? ¿Cómo pudiste salir de ahí y comenzar a correr como si nada? ¿Sin ninguna explicación? ¿Desde cuándo hacemos las cosas de esa manera, pescado?

Lanzó un gran suspiro y, sacudiendo la cabeza, se echó hacia atrás para sentarse.

—Lo siento —Murmuró al fin Thomas—. Fue muy traumático.

En ese momento, los otros Habitantes ya los habían alcanzado: la mitad de los chicos estaban doblados tratando de recuperar la respiración, y la otra mitad se había amontonado para escuchar lo que hablaban Thomas y Minho. Newt se encontraba allí, pero pareció preferir que Minho se encargara de indagar lo que había sucedido.

—Dime al menos que viste a Chloe —Pidió Minho—. Ella está bien, ¿cierto?

Thomas levantó la mirada, perplejo. Sabía que Minho se molestaría aún más si le decía que no, que en todo el tiempo que estuvo en ese edificio el nombre de Chloe ni siquiera se le había venido a la cabeza. Se había olvidado de ella por completo.

—Tienes que estar bromeando, larcho —Espetó el pelinegro con molestia—. ¿Y a quién viste ahí adentro, entonces? ¿Qué te dijeron?

Thomas se dio cuenta de que no le quedaba alternativa: no podía ni debía guardárselo para sí mismo.

—Era... era Teresa.

Esperaba exclamaciones de sorpresa, gritos ahogados, acusaciones de ser un maldito mentiroso. Sin embargo, en el silencio que sobrevino solo se podía escuchar el viento de la mañana soplando a través de la tierra polvorienta.

—¿Qué? —Exclamó Newt después de un instante—. ¿En serio?

Thomas simplemente sacudió la cabeza, con los ojos fijos en una piedra de forma triangular. En los últimos minutos, el aire se había aclarado considerablemente.

—Güey, vas a tener que empezar a hablar y decirnos lo que pasó.

Por mucho que lo lastimara y se le partiera el corazón al recordarlo, Thomas relató la historia. Haber visto a Teresa, cómo lloraba y se estremecía, que se había comportado como Gally —casi poseída— antes de matar a Chuck, la advertencia que le había hecho. Les contó todo. Lo único que obvió fue lo del beso.

—Guau. —Dijo Minho con voz cansada, resumiendo el relato con esa expresión de
asombro.

Se dejó caer a su lado, observando un punto muerto mientras pensaba. Thomas se había encontrado con Teresa, y él había visto a Chloe a la distancia. Sabía que era ella, no había sentido en él que no podría reconocer a la chica. Sin embargo, notó que tenía un comportamiento extraño, casi como si no deseara alejarse de ellos, de él.

Y entonces se le vino la idea a la cabeza: Gally. ¿Estaría Chloe siendo controlada por CRUEL? Esa imagen le heló la sangre.

Pasaron varios minutos. El viento seco azotaba el suelo, llenando el aire de polvo mientras la cúpula naranja del sol emergía del horizonte y oficialmente comenzaba el nuevo día.

Nadie habló. Minho escuchó la fuerte respiración de los Habitantes, algunas toses y el sonido que hacían los chicos al beber de las bolsas de agua. El pueblo parecía haber crecido durante la noche. Las construcciones se extendían hacia el cielo despejado, azul y violeta. Solo les llevaría uno o dos días llegar hasta ellas.

—Fue una especie de trampa —Dijo finalmente Thomas—. No sé qué hubiera ocurrido o cuántos de nosotros hubiéramos muerto. Quizá todos. Pero yo pude comprobar que, cuando ella logró liberarse de lo que fuera que la retenía, no había ninguna duda en sus ojos. Ella nos salvó y estoy seguro de que ellos la... —Tragó saliva—. Apuesto que la hicieron pagar por eso.

Minho extendió la mano y le apretó el hombro.

—Sobrevivirá. —Dijo con sequedad, aún fastidiado por no obtener información de Chloe a través de Thomas.

El chico tomó una gran bocanada de aire y lo exhaló con fuerza. Se sentía mejor. Era increíble, pero se sentía mejor. Minho tenía razón.

—Sí, lo sé. En cierta forma, lo sé.

Minho se puso de pie.

—Deberíamos habernos detenido hace algunas horas para dormir. Pero gracias al Corredor del Desierto aquí presente —Le dio a Thomas un golpe leve en la cabeza—, trotamos como unos desesperados hasta que el maldito sol salió nuevamente. De todas formas, creo que necesitamos descansar un rato. Háganlo como puedan, con sábanas o sin ellas.

Para Minho no fue muy sencillo. Mientras el resplandor del sol manchaba sus párpados de negro y carmesí, lo único en lo que podía pensar era en Chloe, no había mucho más que le importara además de ella. Ni protegerse de las quemaduras del sol, el resto de Habitantes o cualquier otro problema.

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