Capítulo 32

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La elegancia desbordada del lugar estaba lejos de ser acogedora, le pedía relajarse por completo pero aún así, cualquier lugar que pudiese compartir con Yoongi para Hoseok valía la pena. En el último tiempo poco habían hablado, de hecho, desde el día de la reunión en donde el mayor llegó con Jimin, el distanciamiento llegó de forma inminente.

Sin embargo, el gusto no desaparecía tan rápidamente como quisiera, de ser así, lo hubiera abandonado años atrás. En las últimas semanas comenzó a tener más tiempo para sí mismo y, aunque no pudo encontrarse con Taehyung como quiso debido a que su amigo estaba algo complicado, Namjoon siempre estuvo ahí como casi siempre. No hablaba mucho pero su oído siempre le prestaba atención y, si debía decirle algo, usa palabras justas que daban siempre en el clavo.

Eran amigos desde la universidad, siempre compartían juntos pero muy escasas veces solos, siempre fueron acompañados por alguien más. Cada uno vivía en su mundo, el menor ocultando sus penas por Seokjin y él evidenciando las suyas por Yoongi. Sus personalidades eran muy diferentes pero en el último tiempo en el que no hacían mucho más que hablar y beber algunas cervezas de vez en cuando, perdiéndose en conversaciones profundas o simplemente monólogos de su vida, se fueron conociendo nuevamente.

A pesar de eso, cuando esa tarde se dirigía a ver una película con Namjoon y su teléfono vibró mostrando en la pantalla "Yoongi Hyung", todo él revolucionó irradiando la mayor de las sonrisas. Cuando el mayor le dijo para verse, no dudó en aceptar, despidiéndose con una gran disculpa, asegurándose de compensarlo en otro momento.

Ahora, estaba ahí, cenando con un Yoongi que le hablaba de los progresos de su empresa, lo bien que iba marchando y todos los logros archivados. No lo podía negar, estaba feliz por él, siempre lo estaba pero a lo largo de esa comida. Solo hubo un momento en el que el mayor pareció hablo de algo más que no fuese él. Cuando al saludarlo le preguntó como estaba, cambiando de tema rápidamente cuando le informó que se encontraba bien.

— ¿Te gusta el lugar? — Cuestionó dándole un sorbo a su copa de vino tino mientras lo miraba con una comisura haciendo ademán de elevarse. Evidentemente, Hoseok asintió, era bonito, nada que ver con su estilo y ya el peliverde lo sabía pero no se podía negar que era hermoso. — Me alegro, me lo recomendaron hace unas semanas y la verdad es que me fue un poco difícil hacer reservación, tuve que utilizar mi nombre para ello. De lo contrario, no hubiera logrado reservar días atrás.

— ¿Días atrás? Wow, sí que tiene una gran lista de espera este restaurante. — Sonrió imitando a su acompañante. — ¿Por qué no me dijiste con anterioridad? Me has avisado a última hora.

— Oh, bueno... — Calló sopesando su respuesta y fue entonces que lo supo. Él era el suplente de quien sea que Yoongi había invitado. No planeó realmente ir con él a ese restaurante, no lo escogió pensando en él y no era de sorprenderse, pero algo lo hacía. — Tenía una reunión importante pero fue cancelada a último momento. Recordé que hacía mucho no nos veíamos y quise verte. Te extrañé... — Extendió su mano para tomar la contraria y el pelirrojo sonrió falsamente. — ¿Ya terminaste?

— Sí.

— ¿Postre? — Hoseok negó y él asintió. — De acuerdo, entonces pediré la cuenta y así nos vamos a mi casa.

Una rutina bastante conocida... Cenar en algún lugar cuando el mayor tenía tiempo mientras hablaban de cualquier tema trivial. Algunos besos en el auto para ir entrando en calor antes de dirigirse a su casa y luego, entrar por ella desgarrándose sus ropas justo como hacían en ese momento. Claro, habían otras veces en los que la parte de la cena se omitía y la del a uno también ya que se encontraban directamente ahí tras ponerse de acuerdo por mensajes de texto o alguna llamada nocturna.

— No sabes cuánto mi cama te echó de menos... — Musitó presionando los hombros del pelirrojo para que este descendiera hasta donde lo quería.

En otro momento, el corazón de Hoseok hubiese dado brincos al escuchar que lo extrañaba, que lo echaba de menos pero por algún motivo, esa noche la venda de sus ojos se estaba transparentando, mostrándole el verdadero color de las cosas para que no se dejara llevar más por su imaginación.

No lo extrañaba a él, extrañaba tener sexo con él y ni siquiera estaba seguro de ello. Parecía no ser más que el trasero asegurado y disponible cuando los que verdaderamente quiere no están a su alcance y eso, justo en ese momento, estaba cuarteando su interior en fragmentos mucho más pequeños.

Su boca repentinamente se volvió más chica, Yoongi parecía haber aumentado de tamaño pero lo cierto era que solamente lo sentía así porque su fuego interior mermó. Esas ganas y deseos que siempre tenía de estar con el hombre del que absurdamente se enamoró no estaban en ese momento pero el mayor no lo notó. Muy por el contrario, se aferró a sus rojizos cabellos y folló su boca sin contemplación provocándole fuertes arcadas hasta que lo separó de golpe para no venirse y lo elevó para besarlo lascivamente.

El cuerpo del menor impactó con la cama mientras se obligaba a dejar de lado cualquier pensamientos para disfrutar al menos esos minutos de pasión que compartían. Creyó que sería muy difícil pero se equivocó, tampoco es que fuera muy fácil pero si algo sabía Yoongi cuando quería, era usar su boca, su lengua intrépida que borraba su memoria como si él fuera un ordenador antiguo que al fusionarse con la nueva tecnología comenzaba a presentar fallas generales.

— ¿No lo haces desde la última vez que nos vimos? — Indagó el peliverde besando du cuello, invadiéndolo lentamente. — Siempre has sido estrecho pero ahora... Tu trasero es una delicia.

Hoseok no respondió, se quedó concentrado en el placer, entregándose y persiguiendo un orgasmo que parecía ir más adelantado que el suyo pero, por mucho que corrió detrás, masturbándose a la par de las embestidas de Yoongi, por mucho que jugó con sus propios pezones y dejó su cuello besar, no lo alcanzó. El contrario llegó a su meta mucho antes que él, dejándolo atrás a medio camino en esa carrera en pareja.

Una vez liberado, el mayor salió de su interior proporcionándole un beso. Tomó la caja de pañuelos húmedos que tenía a su lado para limpiarse al retirar el condón, pasándosela a Hoseok para que se limpiara mientras se levantaba para ir al baño.

— Siempre eres genial. — Le guiñó el ojo y el pelirrojo asintió.

Sí, era jodidamente genial para estar ahí una vez más. Exceptuando el sudor, no tenía nada que limpiarse. Miró el paquete que le entregó y lo dejó a un lado dejándose caer en el colchón cubriendo sus ojos con el antebrazo. Ardían pero no de cansancio sino de frustración, quería llorar por alguna estúpida razón pero sus lágrimas no saldrían, él no lo permitiría.

— ¿Qué has sabido de Taehyung y Jungkook? — Lo escuchó preguntar varios minutos después. Abrió los ojos, encontrándoselo envuelto en una elegante bata, secándose aún su cabello con una toalla porque sabía que a Yoongi no le gustaban los secadores de pelo.

— No he hablado con ello desde hace varios días... — Fue lo único que dijo antes de levantarse para ir hacia el baño.

— No los he visto desde que se llevaron a Jimin de la fiesta como si les perteneciera. ¿No te pareció eso raro? La vez que fui a la disco con Jimin, ellos también se lo llevaron, los vi irse juntos cuando salía del baño. La tarde del reencuentro universitario también. Tanto Taehyung como Jungkook me miraron de una forma que... — Ladeó su cabeza dándole vuelta a sus ideas. — No sé, entiendo que sean amigos, conocidos desde hace mucho tiempo pero todos lo somos y ellos se comportaron como si Jimin fuera el novio de alguno de los dos.

Hoseok escuchaba sus palabras, él también sabía que ahí ocurría algo, al menos entre Taehyung y Jimin pero no era quién para decir algo. Para él, era una situación incómoda dado a que tanto el castaño como Jungkook, eran sus amigos. Ignoró las insinuaciones de Yoongi aún cuando este seguía hablando siguiéndolo hasta el baño.

— He intentado hablar con Jimin pero no me responde. Fui a su empresa pero tampoco pude hablar con él. Me mandó a Lee Taemin , su asistente, para que hablara conmigo en su lugar. ¿Puedes creerlo?

Ahí estaba, ese era al punto que Yoongi quería llegar. Park Jimin... El pelirrojo suspiró con cierta molestia perdiéndose en la ducha, pretendiendo no escuchar nada.

— Creo que cambió de número de teléfono. Si hablas con Tae en estos días...

Hoseok empezó a cantar a todo pulmón bajo la ducha, ignorándolo para no gritarle cuatro cosas en cara que no debía, no le correspondía. Agradeció en silencio cuando estuvo a solas, permitiendo finalmente que sus lágrimas se liberaran amortiguadas por el agua que corría caliente por su cuerpo.

Al salir, Yoongi no estaba en su habitación, caminó en silencio por toda la casa hasta encontrarlo en la cocina hablando por teléfono. No sabía con quién pero era claro que Min Yoongi y él jamás podrían ser más que eso, dos hombres que se envolvían en encuentros casuales poco fructíferos.

— ¿Vendrás? Eso me alegra la noche aunque debo preguntarte si estás seguro. Parecías muy renuente y ahora me llamas para quedar. ¿Por qué no me dijiste hoy en la tarde? Incluso me dejaste plantado en la comida. — Hoseok lo escuchó hablar, conteniendo su respiración y huyendo a la habitación principal cuando notó que el peliverde iría en su dirección. — Aquí te espero. — Entró a su habitación viendo al pelirrojo ponerse su ropa interior. — Esta noche no podremos dormir juntos, quedaré con alguien y...

— No me interesa lo que hagas con tu vida de ahora en adelante, Min, fóllate a quien te de tu reverenda gana pero a mí, no me vuelvas a llamar. Pretende que mi número no existe como a veces haces, solo que esta vez, asegúrate que sean más de unos meses, hazlo definitivo.

— No estoy para dramas, Jung.

— ¿Drama? — El pelirrojo se carcajeó terminándose de vestir. — Drama insufrible el de tu mediocre vida. Espero que seas feliz.

El menor salió de aquella casa como alma que llevaba el diablo, odiándose por permitir que una vez más Yoongi lo denigrara de esa manera. Ellos no eran novios, nunca lo fueron y al menos eso debía concederle que de cierta forma, siempre le habló claro y él fue quien se hacía tontas ilusiones que quedaban rotas cada vez. Luego llegaba un mensaje simple como "¿estás despierto?" o "¿quieres venir a mi casa". "Te extraño..." Ahí caía nuevamente pero ya no más, lo podía sentir en lo más profundo de su ser.

No quería saber nada más de Min Yoongi, aunque como cristal, su interior continuara quebrándose, desangrándolo lentamente. Aún le quedaba algo de amor propio y no lo iba a desperdiciar en alguien que no lo valoraba o a quien le interesaba.

Caminó entre lágrimas, pensamientos y recuerdos hasta la avenida más cercana en busca de un taxi, llamó a Taehyung, llamo a Jungkook pero, ninguno de los dos respondieron y, por la hora de su última conexión, ninguno había mirado su teléfono por un buen tiempo. Necesitaba hablar con alguien de cualquier cosa, no quería ir para su casa porque sabía que se desmoronaría y lloraría hasta secarse y eso no era una opción.

Sin embargo, tampoco es que tuviera muchas personas a las cuales podía llamar y escribir a cualquier hora. Su hermana a esa hora ya invernaba sus amigos más cercanos no respondía y... Namjoon, podría escribirlo a Namjoon porque estaba en línea pero no quería que lo viera en esas condiciones así que desistió.

Le indicó al taxista que lo dejara cerca del río Han. Compraría unas cervezas y se sentaría allí donde tantas personas pasaban pero donde también tenía privacidad y sosiego porque cada cual vivía en su propio mundo sin estar pendiente a los demás.

Ya con la bebida rebuscó en sus bolsillo sus audífonos, colocó la música en el volumen máximo y se fue a un rincón que ya conocía bien. Al llegar, superó derrotado al verlo ocupado por alguien más, se iba a ir pero, justo en ese momento, el invasor se volteó.

— ¿Hobi?

— Nam... — Musitó sonriendo tímidamente mientras bajaba con cuidado los escalones y se sentaba a su lado. — No me imaginé encontrarte aquí.

— Podría decir lo mismo, pensé que estarías hoy con Yoongi. — El pelirrojo sintió abriendo la primera lata de cerveza, ofreciéndole otra y brindando con Namjoon. — Me imagino que no fue como esperabas.

— Imaginas bien aunque, creo que no hace falta tener muy buena imaginación para saber que nuestros encuentros tienen como resultado heces fecales... El muy imbécil ya ni venirme me deja. — El contrario se carcajeo por un segundo, recomponiéndose porque no creía prudente reírse en ese instante per al notar que Hoseok le acompañó en su risa, volvió a reír. — ¿Tú que haces aquí? ¿Seokjin?

— Hoy después de dejarte, desistí de ir solo al cine así que me fui a una desconocida galería de arte para pasar el tiempo como solía hacer en la universidad y allí lo vi. Me saludó, recordándome que un día como hoy hubiésemos cumplido ocho años de relación. ¿Puedes creerlo? — Negó sonriendo. — Claro que recordaba en el fondo, hoy es nuestro aniversario de relación y ruptura. Un día como hoy lo encontramos Jungkook y yo follando con otro tipo en el apartamento que compartíamos.

Hoseok no dijo nada, se dedicó a escucharlo en silencio porque de alguna forma, escuchar las desgracias de otros reconfortaban la suya.

— ¿Sabes qué es lo peor? — Preguntó después de un rato Namjoon.

— ¿Que todavía lo amas?

— No sé si lo que sienta por él todavía sea amor. Creo que estoy enamorado de los buenos momentos compartido juntos, físicamente sigue siendo un hombre atractivo, me gusta pero eso no es lo peor. Lo peor es cuando me encuentro a mí mismo preguntándome qué hubiera sido si... Escuché muy vagamente sus excusas, sinceramente, ya no recuerdo ni la mitad y aún me persigue la culpa por no darle la oportunidad de hablar, cerrar el ciclo. Eso es lo que más me perturba.

— Podrían verse, hablar... No lo sé, aunque sea para cerrar ese ciclo que no te ha permitido avanzar.

— Lo he pensado, he estado pensando en darle la oportunidad aún sin que lo merezca. Yo no puedo seguir con esto, ya son demasiados años y quiero librarme de esta carga pero también tengo miedo. Soy un cobarde que teme escucharlo y debilitarme, volver a caer en sus brazos porque muchas veces el cuerpo y el corazón tienen memoria selectiva. — Musitó poniéndose de pie, estirándole la mano a Hoseok para ayudarlo a levantarse. — ¿Una caminata? Te acompaño a tu casa, después de todo no es tan lejos de aquí.

—¿Qué tal si te acompaño yo a la tuya?

Namjoon ladeó la cabeza ante su proposición pero no se negó. En el último tiempo se había vuelto costumbre en sus encuentros terminar en el apartamento de alguno de ellos conversando por horas, perdiendo la noción del tiempo. Esa noche, ambos necesitaban compañía, a un amigo.

— No te fijes en el reguero... — Avisó al encender la luz y darle paso a Hoseok. — Ya me vas conociendo.

— Nunca me fijo en ello siempre y cuando no sea en mi casa.

— Dices eso pero después comienzas a recoger mi apartamento como si lo fuera. — Ríe cerrando la puerta. — Eres un adicto de la organización, admítelo.

— Lo admito y esto... Parece una pocilga, una acogedora, por cierto.

Ambos se rieron, recogiendo juntos mientras hablaban por un largo rato. No se le podía echar la culpa al alcohol pero, no se sabía qué fue lo que les ocurrió cuando sentados en el suelo delante del sofá, sus manos terminaron entrelazadas. A esto, siguió la sorpresa de ambos, se miraron buscando una respuesta que ninguno tuvo.

Hobi se relamió sus labios y el contrario, aún sabiendo que los corazones de ambos estaban aún inseguros, que el pelirrojo horas antes había estado en la cama de alguien más, se aventuró a besarlo. En un segundo se miraban y al siguiente, ambos se besaban desenfrenadamente aferrándose a los cabellos del otro.

Sus manos se desinhibieron, con libertad se fueron desnudando. Abundaba la calma a pesar de la pasión del momento porque se estaban conociendo como amantes. Hoseok desconocía que el casi siempre callado Namjoon fuera ser tan pasional pero a su vez cuidadoso en la intimidad. Era agradable, tomarse el tiempo para verdaderamente entrar en inmersión.

Lentamente zafó los botones de su camisa, dejándola deslizarse por sus hombros y caer al suelo. El pelirrojo miraba fijamente su pecho, luego sus manos mientras deslizaba sus dedos debajo de la cintura de sus pantalones para deslizarlos hacia abajo y afuera poniéndose de pie. Un momento después, estaba parado ante el Namjoon completamente desnudo.

No apartaba los ojos de ese cuerpo era maravilloso. Extendió su mano, luego vaciló cerca de la piel de Namjoon pero aún no tocaba. Era casi como si no estuviera seguro de sí mismo o esperando a que el más alto se lo permitiera, o ambos.

Una mano se estiró para tomar la del pelirrojo... Su piel estaba tibia y suave al tacto. Obedeció cuando Namjoon lo empujó hacia adelante para presionar su palma contra su pecho. Jadeó suavemente, extendiendo sus dedos, sintiendo el calor de la piel contraria y los latidos de su corazón debajo. Namjoon tomó aire y el más bajo lo siguió, bajando su mano mientras Namjoon exhalaba.

Su mano continuaba trazando las líneas del estómago del peligris antes de descansar en su cadera bajo su atenta mirada. Los ojos de Hoseok seguían sus propias manos, hasta que ambas se posaron en los huesos de la cadera de Namjoon. Su vista continuó descendiendo, hacia donde la zona en constante creciendo entre sus piernas. Parecía extasiado.

— No sabía que estabas tan... — Buscó los orbes de Namjoon y se relamió los labios resecos, dejando que algunos hiperactivos dedos curiosearan. — Tan bien...

El movimiento hace que Namjoon se estremezca y las palabras provocan que un calor florezca en sus entrañas. Ese hombre al que jamás miró como tal lo estaba deseando.

— Si quieres tocar, hazlo... — Musitó acercándose para besarlo.

Tomó la mano alebrestada en la suya y lo guió, envolviendo los dedos alrededor de su longitud, mostrándole tácitamente cómo le gustaba que lo acariciaran, cómo girar su muñeca correctamente. Namjoon lo guió hasta que sus movimientos se volvieron más seguros, y luego deja caer su mano permitiéndole libertad.

Hoseok no recordaba la última vez que experimentó algo así, se movió lentamente al principio, con una mano todavía apoyada en la cadera de Namjoon. Este lo mira mientras trabajaba, su expresión se centró y se fijó en ese bien dotado miembro. Apretó su agarre y lo escuchó jadear, estirando la mano para agarrar su hombro.

— ¿No te gusta esto? — Se detuvo inmediatamente, mirándolo, preguntando vacilante.

De alguna forma su seguridad y autoconfianza disminuyó junto a Yoongi, más ese día. No obstante, la sonrisa de la que fue testigo le dio cierta esperanza.

— Sí, — respondió — se siente bien. Sigue haciéndolo.

Reanudó sus movimientos, pero ahora parecía aún más ansioso. Experimentaba con su agarre, tratando de descifrar sus gusto. Apretó alrededor de la punta y luego giró, provocando otro suave jadeo de Namjoon. Cuando mira hacia arriba, continuaba sonriendo y eso hacía su gozo ir en aumento. Bombeaba su mano comenzando a recibir el mismo delicioso trato por parte de Namjoon, sintiendo sus piernas flaquear un poco.

Como si notara que el estar parado ya no era la mejor opción, el más alto cargó al contrario, dejando que sus piernas lo rodeaban para trasladarse hacia la habitación. Lo más fácil hubiera sido caer sobre el sofá pero él lo llevó hacia su cama, dejándose caer con Hoseok en su regazo, mismo que sonrió ante la nueva posición.

Deslizó un brazo alrededor del hombro de Namjoon mientras se acomodaba bien en su regazo, moviendo sus piernas para sujetar la cintura del peligris entrando en un profundo contacto visual. Le gustaba eso, lo pensaba mientras que con las yemas de los dedos recorría el pecho contrario, tan firme y marcado.

Namjoon se presionó contra el pelirrojo para que sus miembros se tocaran, las puntas se unieran y el gemido de este se convirtiera en un suave gemido, dándole paso para que los frotara mutua y simultáneamente.

A tientas rodaron por la cama, el peligris necesitaba encontrar su olvidado lubricante y condones. Se tomó el tiempo para estirarlo, besarlo, prepararlo y masajear sin clemencia su próstata hasta que Hoseok le dejó saber que estaba listo.

Colocándose entre los muslos de Hobi, apoyándose con las manos al lado de su cabeza, se agachó para acariciar su miembro y restregarlo, para asegurarse de que estuviera preparado.

— Mierda, — jadeó, estirando la mano para agarrar la parte superior de los brazos de Namjoon mientras este empujaba lentamente.

Empujaba hacia adelante hasta que la tensión se volvió demasiado, escuchando el sutil quejido del pelirrojo para luego regresar atrás, solo para ir hacia adelante nuevamente, provocándolo. Los dedos de Hoseok se clavaron en los músculos color canela e impulsó las caderas, balanceándose cada vez que el contrario embestía para ayudarlo. Luego, lento, insoportablemente lento, Namjoon lo abrazó, hasta que sus caderas se presionaron al ras y ambos respiran con dificultad.

— Nam, te sientes ...

— Muy bien. — Gruñó risueño, dejando caer su cabeza contra el hombro del pelirrojo, yendo más más profundo, escuchándolo gritar ante la sensación.

Era una rutina lenta, moviendo sus caderas en pequeños círculos, empujando tan profundamente en Hoseok como podía para poder estimular ese punto que tardó en encontrar. Al pelirrojo le encantaba, arqueaba la espalda para presionar más fuerte contra él.

Namjoon deslizó un brazo por debajo de la parte baja su espalda para elevar las caderas y acercarlo más. Fue entonces que la fuerza de los envites comenzaron a sentirse, una ola de excitación avasallaba a esos amantes que por primera vez se miraron como hombres y se entregaban gimiendo sus nombres con naturalidad y confianza.

— Puedes... — Hoseok gimió cuando el contrario se golpeó la próstata fuerte y correctamente. — Puedes moverte más, por favor. — Suplicó.

Pero fue ignorado, Nam se retiró y volvió a entrar lento, ala brusco. Cada embestida lo empujaba más lejos, lo arrastraba más profundo a un placer mutuo y para nada egoísta. Moviéndose despacio, acunó a Hoseok en sus brazos, torturándolo con ese ritmo suave. Él guió a un reencuentro con su persona, meciéndolo dulcemente, con calma, hasta que este se dejó llevar por completo, relajado y suspirando debajo de él. El pelirrojo no estaba seguro de lo que esperaba cuando se abalanzaron a besarse, pero no era eso. No la dulzura y ciertamente no el ritmo.

El rostro del peligris enterrado en la garganta contraría les permitía sentir el calor húmedo de sus alientos contra sus pieles. Hoseok sentía los labios ajenos moviéndose contra su clavícula, como si le estuviera hablando, pero no podía distinguir las palabras. Todo lo que pudo comprender era el verdadero deseo que se despertó entre ellos esa noche.

Se sentía como si se estuviera ahogando en Namjoon, sus pulmones trabajando tan duro pero incapaces de recuperar el aliento. No le importa. Daría en ese instante todo su aliento si eso significaba que podía seguir bebiendo de esa ambrosía hasta el final de la noche o más allá.

Namjoon gimió en su garganta y el sonido se sintió apagado, distante... Cambió su peso, apoyándose en un brazo al lado de la cabeza de Hoseok, tirando de sus caderas hacia su regazo hasta que estuvo completamente fuera del colchón, arqueando la columna y forzando un ángulo más agudo que lo golpeaba en ese milagroso punto con cada empuje alternado entre suave y brusco. Pero el ritmo no era suficiente, el pelirrojo parecía estar llorando de placer luego de tanto tiempo sin estar con alguien que verdaderamente se entregara y procurara el placer de ambos pero todavía no era suficiente. Necesitaba más.

— Más fuerte, por favor. — Jadeó y su pedido fue acatado, escuchando los fuertes golpes cuando con cada penetración sus cuerpos colisionaban.

¿Cómo era posible sentirse tan bien con alguien que no amaban y que hasta el momento, jamás habían mirado? ¿Cómo podían complementarse tan simétricamente?

Habían olvidado lo bien y abrumador que ese acto podía sentirse aunque fuera sexo, aunque hicieran el amor sin amar, si es que eso entre ellos era posible. Cuando Hoseok llegó con sonoros gemidos, se arqueó más con gran elasticidad, su estómago se apretó mientras se inclinaba hasta que sus hombros abandonaron el colchón. No exageraba si decía que vio estrellas, sus manos volando a su lado, buscando algo a lo que agarrarse mientras el placer lo recorría. No encontró nada que agarrar y no pudo tomar un respiro mientras Namjoon seguía embistiéndolo cegado por el placer, besando la piel expuesta a ratos.

Su ritmo no se ralentizó y sus embestidas siguieron siendo contundentes y fuertes. Hoseok bajó de las alturas que alcanzó, apresurándose para aferrarse a los brazos del peligris, para conectarse a tierra de alguna manera mientras Namjoon seguía persiguiendo su propio placer. No quería que se detuviera porque era maravilloso ver a un hombre tan cegado en el disfrute compartiendo el momento con él, sin dejarlo de lado u olvidado. Quería seguir sintiéndose así para siempre, roto de placer, usado con carió y lleno de Namjoon.

Podría haberse venido ya pero estaba tan sobre estimulado, que creyó que su pico de goce nunca terminaría. Cada vez que comenzaba a bajar de esa nube, Namjoon lo golpeaba justo en su próstata perdido en su mirada y lo mantenía atrapado allí.

Primero sintió la tensión en el estómago de Namjoon, luego el temblor en sus músculos y fue que supo que estaba cerca. Giró sus caderas, meciéndose contra en los empujes de Namjoon, se apretó más a posta y gozó viéndole perder el control, moviéndose de forma errática.

— Hobi...— Gimió en su garganta, sacudiendo sus caderas y presionando tan profundo como pudo, golpeando su interior mientras se derramaba dentro del preservativo.

Se quedaron allí juntos durante un largo momento, Namjoon respirando pesadamente en la piel contraria, abrazándolo con fuerza. Aquello quebró silenciosamente a Hoseok, cuán diferente era ese encuentro a los que por años vivió atesorando y anhelando. Cuando su respiración finalmente se calmó, el peligris se retiró lentamente y el contrario tomó una bocanada de aire. Ahora que el placer se ha ido, la sensibilidad se ha convertido en dolor pero no se arrepentía.

— Quédate a dormir, es muy tarde para que te vayas a casa. — Musitó Namjoon tirando de su cuerpo para abrazarlo, sin permitirle siquiera levantarse para limpiar su cuerpo. Ninguno sabía realmente que decir pero, se quedaron ahí, abrazados y dormido.

A la mañana siguiente, Hoseok fue el primero en despertarse pero con el sueño ligero, Namjoon pronto estuvo igual. Se ducharon sin hablar mucho aunque fue agradable para el pelirrojo las atenciones de Namjoon, los besos que siguieron llegando aún con el sol alumbrando. Incluso salieron a desayunar a un hotel cerca antes de despedirse. Hoseok llamó rápidamente a Taehyung y, Namjoon, llamó a Jimin.

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Saluditos por aquí, otra actualización llegando🥰

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