Capítulo 44

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Estaban juntos, estaban sentados en el sofá de su casa pero ninguno estaba tranquilo. Imposible estarlo después de la forma en que Jimin se marchó. Todo pasó muy repentinamente pues, sus planes fueron otros. Salir, divertirse un rato con sus amistades y como haría cualquier pareja. Acompañar al rubio con su psicóloga y por último, una sorpresa que el mayor había preparado y sabían disfrutarían. Ahora, conociendo la relación de Jimin con su padre y la forma en que reaccionó al ver el teléfono de su hermano, no podían estar tranquilos.

— Cálmate, nos mandó un mensaje hace media hora diciendo que todo estaba bien, que no nos preocupáramos y que regresaría rápidamente. — Habló Taehyung viendo al pelinegro cerrar sus ojos y recostar su cabeza al respaldo. — Todo está bien, tranquilo.

— Eso debería decírtelo a ti que no dejas tus piernas quietas. — Sostuvo los muslos del castaño que lo miró asintiendo. — Jimin seguro está al llegar. Cuando lo haga, dale su espacio y no lo llenemos de preguntas, sabes que hablará a su tiempo.

— Pero...

— Preparémosle un baño, si tiene hambre lo acompañaremos a cenar y luego le hacemos compañía ya siendo viendo alguna película, durmiendo o lo que él quiera hacer. Lo más importante es que sepa que no está solo y tiene nuestro apoyo. — Taehyung mordía las cutículas de su pulgar cuando el resplandor de unas luces le avisaban de la llegada de Jimin. El castaño se levantó apresuradamente para ir hacia él pero Jungkook lo detuvo. — Mi amor, no lo agobies, deja que entre y venga a nosotros.

Pasaron escasos minutos hasta que Jimin hizo entrada en el salón principal yendo directamente hacia ellos. Se inclinó primero hacia Jungkook para besarlo un poco más pasional y fuerte de lo normal hasta sentir que necesitaba aire. Su mirada se encontró con la de un preocupado Taehyung, una de sus comisuras se elevó antes de estirar su mano enhebrando sus dedos en su cabello, atrayéndolo de forma demandante a un nuevo beso de igual intensidad.

Las manos de Taehyung por inercia viajaron a sus caderas para llevarlo a su regazo con un poco de dificultad por los pantalones que traía Jimin, escuchándolo gemir estirando su cuello. En cualquier otro momento, eso hubiera parecido normal para todos pero para el pelinegro no se veía así. Ahora conocía muchísimo mejor a Jimin, no solo ese niño que fue su primer novio sino también al hombre que sufrió por muchos años en silencio y a ese que por cuenta propia pero con su apoyo volvía a florecer.

Hablaron junto a su psicóloga esos temas que a Jimin le daban un poco de pudor y vergüenza contarles, como el hecho de que su dolor los refugiaba en medicamentos y alcohol para intentar alejarse del mundo. El sexo también fue una vía de escape para canalizar sus emociones y no quería que eso volviera a darse. No sabía lo que pasó entre él y su padre pero estaba claro que ese Jimin que viajaba de unos labios a otros, estaba utilizándolos en ese momento como un método de escape. No permitiría que volviera a caer en ese pozo.

Aceptó que el rubio se pasara a su regazo, era difícil ignorar esa lengua ávida que lo recorría, esos dientes que se aferraban a sus labio inferior o esos labios que lo devoraban. Esas caricias bañadas de necesidad eran envolventes pero no lo suficiente para borrar sus pensamientos. Sostuvo sus manos con cuidado de no ejercer mucha fuerza e intentó acomodarse en el sofá para separarlo, recibiendo un gemido profundo por parte de Jimin que no supo cómo tomar, no le estaban haciendo nada para que estuviera en ese estado.

— ¿Recuerdan la sorpresa que les tenía esta tarde? — Preguntó relamiendo sus propios labios, mirando a los hombres confundidos que tenía frente a él asintiendo.

Su corazón se calentaba solo con verlos y amaba que ellos con su sola presencia lo hicieran sentir tan bien. Justo esa noche, necesitaba perderse entre sus brazos hasta que el semen de todos se transparentaba y él perdiera la noción de todo. Quería sentirse no solo amado como ya lo era sino que necesitaba que lo desarmaran y volvieran a armar por piezas.

— Quizás ya es un poco tarde, creí que podría dárselas más temprano pero aún tenemos tiempo. — Una vez más se inclinó hacia ellos y los beso antes de ponerse de pie. — No se muevan de ahí.

Con su teléfono abrió la aplicación de la casa, controlando las luces para bajar un poco la luminosidad y de paso poner un poco de música que evidenciaba sus intenciones. Los dos siguieron los movimientos de sus manos hasta que llegaron al botón superior de su camisa, desabotonándolo con sensualidad y parsimonia. Cuando el segundo salió del ojal, en su cuello se vio un muy fino collar negro o eso creyeron pues a medida que descendía, notaban como aquello no era más que el comienzo de varias tiras negras que formaban un arnés.

Del cuello a su cintura solamente había una tira. Otra más que lo rodeaba pero que tanto en la paste posterior como en el frente tenía un pequeño aro plateado del que descendía otra tira muy corta, máximo dos centímetros hasta un nuevo aro. De este salían dos más hacia los lados y ahí, sobre cada cadera, había otro círculo de metal pero aquí las tiras se anchaban, perecían cinturones con hebillas que descendían hasta cerca de su rodilla.

Los ojos de Taehyung se ensancharon reconociendo el arnés de cuero que tan sexy le pareció cuando fueron a comprar sus juguetes aquella vez y que no había tenido la oportunidad de estrenar. La entrepierna de Jimin dejaba ver su erección presionada en uno de los anillos también comprados y sus muslos húmedos evidenciaba que hacía mucho tiempo había estado soportando eso. ¿Cómo había llegado a ese estado o mejor dicho, cómo pudo mantenerlo?

Los dos se preguntaron lo mismo mentalmente sin apartar la mirada de aquel panorama. Jungkook estaba a punto de hablar pero una vez más, sus palabras se vieron cortadas al verlo darse la vuelta e inclinarse, mostrando un tapón anal negro con una hermosa piedra circular multicolor. Su miembro se contrajo con aquella vista, su garganta buscaba una saliva que no tenía con la creciente resequedad.

En la parte posterior de sus muslos, habían dos tiras que parecían extras guindando gasta sus rodillas con dos anillos más en sus puntas, justo como el que él llevaba alrededor de su miembro. Con suaves pasos se acercó para besar a Jungkook una vez más y luego a Taehyung.

— Justo ahora quiero hacerte el amor muy fuerte, quiero escucharte gritar y después, me voy a entregar completamente a ustedes para que hoy, se encarguen de mí. Quiero que se concentren en mí, que me quiebren de placer, no deseo que se contengan, quiero perder el conocimiento entre sus brazos debido a los orgasmos que me proporcionarán.— Hablaba acariciando sus endurecidos miembros por arriba de sus pantalones, pasando su mirada de uno al otro.

— Chim... — La voz de Jungkook finalmente se escuchó. — Estoy dispuesto a complacerte, sabes que siempre lo estoy pero no hoy, no ahora. — El rubio frunció su ceño, quedándose quieto en su lugar con dos manos que acariciaban sus mejillas. Taehyung podía estar compartiendo pensamientos con Jungkook aunque su propio deseo estuviera retrayéndolo un poco. — Lo que estás tratando de hacer ahora, mi amor, no es...

— Lo único que deseo hacer ahora es el amor con mis novios. No hay otra cosa detrás de eso. — Intentó alejarse pero Jungkook no se lo permitió, sostuvo su mano y Taehyung lo acarició para que los mirara.

— No te vamos a preguntar qué pasó con tu padre pero no es correcto que intentes refugiarte en el sexo en estos momentos. Hay mejores formas de liberar las tensiones. — El castaño dijo aquello que Jungkook pensaba.

— ¿Piensan que estoy haciendo esto por mi padre? — El mayor enarcó una ceja, hubiera reído si aquel plus que rozaba su próstata no lo tuviese ya al borde de la desesperación. — Sí, discutí con mi padre pero eso no es nada nuevo. Planeé esto prácticamente desde que me levanté. Después de lo de ayer, decidí darme mi propia felicitación por llevar ahora esta alianza en mi dedo. Porque me muero por hacer el amor con los dos de la forma más salvaje y amorosa que solo ustedes son capaces de brindarme. Porque dese Tailandia no puedo sentirlos al mismo tiempo, yo estuve con Jungkook en la oficina pero no me siento por completo satisfecho si no los tengo a los dos. Porque los deseo con jodida locura no porque el estúpido señor Park haya llegado a joder como siempre lo ha hecho.

— Bebé, nosotros también te deseamos, queremos hacerte el amor pero...

— No lo parece y lo comprendo. Pueden no tener el deseo y es entendible pero no me digan que me estoy refugiando cuando llevo desde que salimos del río Han con esta cosa en mi trasero porque estúpidamente me lo puse creyendo que ya veníamos para la casa tras pasar por el consultorio de mi psicóloga. Creí que tendría esto máximo una hora y media no cuatro. Estoy al borde de la desesperación y por eso llegué así. Mierda, los deseo muchísimo.

Como si se hubieran puesto de acuerdo, castaño y pelinegro se inclinaron para besarlo, chocando sus frentes y haciendo que los tres rieran. Fue Taehyung el primero en posar sus labios sobre los contrarios, acercándolo, sintiendo los gemidos de Jimin en sus labios.

— Entonces te llevaremos a nuestra habitación y te consentiremos. — Musitó Jungkook acariciando la mano del castaño sobre la nuca del mayor, acercando sus labios para besarlo. — Te haremos el amor bien suave hasta que pierdas la cordura.

— Puedo ceder en no perderme en Taehyung ahora mismo pero no en que quiero desmantelarme entre sus brazos, perderme, sentirme completamente lleno de ustedes, que acaben conmigo y me compense por toda esta semana en que no he podido tenerlos. No quiero ni siquiera ir a nuestra habitación, quiero que me lo hagan aquí, hoy quiero sentirlos a los dos dentro de mí.

— ¿A los d-dos? — Preguntó Taehyun como si hubiese escuchado mal.

— A los dos, separados... Juntos... — Musitó sonriéndoles con lascivia, apretando sus duras erecciones antes de levantarse y caminar hasta el ventanal de cristal. — ¿de verdad no consentirán a su bebé esta noche?

— No debiste decir eso. — Espetó Jungkook con una mirada afilada sobre su cuerpo. Ahora que veía ese arnés, agradecía Taehyung por haberse fijado en ello y comprarlo. Una magnífica inversión sin lugar a dudas.

— Dios, bebé, ¿has tenido esto, todo el tiempo? — La incredulidad en la voz de Jungkook era realmente divertida, pero Jimin ya no podía procesarlo, ya que la mano del castaño ahora estaba en su trasero, dos dedos deslizándose ligeramente entre sus mejillas como si buscara el objeto ofensor.

— Por su estado y lo que nos contó, creo que por lo menos cuatro horas, Kookie. No sé cómo lo ha conseguido. — La voz de Taehyung estaba llena de emoción.

Había llevado desde que salió de casa con todos el arnés, le resultaba emocionante andar con eso bajo su ropa sin que nadie supiera, imaginando sus caras si lo descubrían. Mentalmente estuvo invitándose desde que la idea cruzó por su mente. Conocía que para mejor dilatación y sensibilidad lo más apropiado era llevar el tapón por al menos una hora. Debido a esto lo llevó consigo, siguiendo sus cálculos, desde el momento en que con cuidado lo pusiera adentro y el momento que llegarían a casa después de su consulta habría pasado aproximadamente una hora y media.

Pensaba en sus ojos libidinosos mientras trabajaba cuidadosamente el gran plug de silicona — aunque no lo suficientemente grande en comparación con otros, — centímetro por centímetro lo fue introduciendo escondido dentro de aquel baño luego de lavarse las manos y cuidadosamente sacarlo de su estuche original, maravillado por el estiramiento y la plenitud, hasta que se asentó en lo más profundo de él. La base ajustada contra su agujero estirado, el grosor del mismo apretado contra su próstata, perfecto.

Pensando en sus fantasías favoritas, preguntándose cómo sería tenerlos a ambos tomándolo, usándolo con amor según sus fantasías aunque en todas estas ellos fueran mucho más bruscos de lo que hasta el momento los había visto ser. Entonces, tuvo que ir a encontrarse con su progenitor todavía con el tapón, aún erecto, tenso por mucho tiempo y sin nada que hacer al respecto.

Los dedos de Taehyung se están deslizando dentro de su ropa interior tan húmeda como sus muslos junto a la mano de Jungkook que estaba pasando sobre su goteante erección. Jimin jadea ante ambas sensaciones y casi se le doblan las rodillas. En parte deseaba que hubiera pasado, para poder ofrecerles su boca como sabía que adoraban. Se perdió en la mirada compartida sobre su cabeza por sus novios; expresiones gemelas de anhelo, amor y lujuria.

— Mierda. Chicos, pueden... Yo solo... Dios.

Los dedos de Taehyung presionaron contra la base del tapón, empujándolo más profundo y más fuerte contra él y sacudiéndolo, escuchándolo jadear, gemir mientras su pene latía y goteaba. La única razón por la que no se ha venido, en todo este tiempo, era el anillo para penes que se había puesto antes incluso ponerse el tapón. Los dedos inquisitivos de Jungkook lo encontraron, confirmando sus sospechas.

— Jimin... Cómo, es que, no deberías haber tenido esto tanto tiempo. — Musitó el pelinegro.

— ¡Lo sé! — Se las arregló para dejar salir cuando Taehyung vuelve a presionar el tapón, mientras sofoca lo que parece un gruñido de pura necesidad en el cabello rubio. Es un diseño muy moderno y seguro, me aseguré de eso, joder, joder, jode-er...

Taehyung estaba presionando el tapón rítmicamente y Jimin comenzaba a sentir seriamente que podría morir por du propia calentura. Jungkook lo estaba sosteniendo, con una mano grande presionando contra su erección, iban a tener que mandar directamente al cuarto de lavado sus ropas a ese ritmo. Los dedos del pelinegro probaban los bordes del anillo para pene que él mismo compró para ellos.

— Kook, Kookie... ¿Podemos? ¿Por favor? — Taehyung suplica. Jimin había escuchado su voz ya de muchas maneras pero nunca antes había escuchado ese que ahora usaba.

Sobre su cabeza ninguno de los dos se ha movido, sus dedos aún en los calzoncillos, sus labios respirando un aliento caliente a través del cabello humedecido por el sudor de Jimin. Hay una pausa. Los dedos de Taehyung nunca dejan de moverse y la mano de Jungkook sigue presionando, buscando, sintiendo las crestas del anillo.

— ¿Jimin? — Jungkook tenía su voz de mando activada, así que el nombrado se las arregló para mirar hacia arriba, obligando a su cerebro a ponerse en marcha a pesar del placer de ser manejado tan bien por sus hombres. — ¿Cómo se te ocurrió hacernos esto?

—Bebé, maldita sea... — Los dedos del castaño dejan de moverse y simplemente presionan, deleitándose con esos gestos de queja. — Te ves tan caliente así, tan jodidamente caliente. Es tu última oportunidad de echarte hacia atrás. Podemos darte lo que has pedido pero si quieres que sea de otra manera, como acostumbramos, así lo haremos. ¿Continuamos?

A Jimin en realidad no le importaba echarse atrás, no lo quería, una de sus muchas fantasías parecía estar lista para suceder. No lo estaban rechazando como tantas veces que pedía que no lo trataran como una delicada rosa.

Atrapa los ojos de Jungkook luego los de Taehyung y y muy deliberadamente, a pesar de la forma en que su cuerpo tiembla y sus respiraciones todavía vienen en jadeos cortos, habla.

— Sí. Por favor. — Él quiere esto, realmente, realmente lo quiere.

De repente es levantado, las fuertes manos de Jungkook ahuecan su trasero y lo levantan. Sus piernas se abren automáticamente, las envuelve alrededor de su también estrecha cintura y gime todo el tiempo, todos los cambios y movimientos presionan el tapón de formas nuevas e interesantes. Su pene se asienta contra su piel.

De alguna manera se tropiezan y llegan al amplio sofá, Taehyung se apresuró para abrirlo y tener más comodidad, como una cama cualquiera solo que justo en el medio de la casa. Todas las luces a media luz, sintiéndose expuestos a pesar de la privacidad de su hogar dado a que todas las ventanas de cristal estaban descubiertas.

Jimin casi les dice que están siendo igual de cuidadosos que siempre pero cuando Jungkook entierra el rostro en su cuello, lamiendo, chupando, mordiendo, dejando contusiones lo suficientemente altas como para que nunca pueda ocultarlas, simplemente jadea, gime y balancea un poco sus caderas. Una gran parte de él estaba muy feliz de ser marcado, como si fuese reclamado, poseído de una manera tan visible por uno de sus hombres a pesar de saber que Taehyung detestaba las marcas. Lo miró esperando el regaño pero este no dijo nada, solo acarició su cabello, inclinando un poco más su cabeza para exponerlo.

De acuerdo, era una buena señal de que esa noche las reglas estaban quedando de lado y que ellos se entregarían como siempre lo hacían solo que con menos control, más salvajes, fieras. Muchas veces se avergonzó de sus deseos, de sus fantasías un poco subidas de tono pero con ellos, con ellos nada importaba porque no solamente no tenía vergüenza, sino que se sentía verdaderamente seguro. Ninguno haría jamás algo para lastimarlo deliberadamente y lo sabía. Se amaban, se adoraban y por muy salvaje que pudieran volverse, sabía perfectamente que velarían siempre por su bienestar ante cualquier otra cosa.

Taehyung tiró los cojines y la pequeña manta al suelo como si le estorbaran. Pese a su negativa a separarse de los labios del pelinegro, tomó el cuerpo de Jimin para dejarlo de espaldas sobre el sofá, jadeando y mirando hacia arriba mientras ambos se desnudan sobre él. Si estaba delirando, se quedará con lo que sea que le den y lo atesorará, nunca renunciaría a ellos dos.

El mayor se retuerce mientras los observa desnudarse, sonriéndose, besándose suavemente porque, aunque esa noche fuera para Jimin, ellos jamás podrían dejarse por completo de lado y los tres amaban eso. Por eso, Jimin los contemplaba enamorado y deseoso, deslizando la mano hacia abajo y envolviendo suavemente su dolorido miembro. Notándolo, Taehyung extiende la mano y empuja la contraria hacia atrás.

— No, déjanos, Jesús, ahora solo déjanos como tanto querías, ¿de acuerdo? — Le dice acercándose para besarlo sutilmente.

Jimin cumplió con un gran interés, porque eso es exactamente lo que quería, quiere que lo rompan y lo vuelvan a unir. Quiere que lo hagan una y otra vez. El castaño desciende cuidadosamente sus calzoncillos empapados rozando su pene, sus caderas, sus hermosas piernas y luego los arroja a un lado. Ahora está completamente desnudo a excepción del arnés que n retiran y, cuando Jungkook termina de hacerse un moño en ese cabello que no sabía había crecido tanto en las últimas semanas para que no lo estorbara, Taehyung extiende las piernas del mayor, levantando sus rodillas para que ambos lo vieran bien.

Debe ser algo digno de ver. Los colores brillantes del tapón ajustado en su entrada, contra sus mejillas rosáceas, estirándolo de par en par, su agujero apretado fuertemente alrededor de la intrusión. Jimin siente su piel erizarse y una parte de él espera que verdaderamente les guste esa vista.

— Por dios, mi amor, eso es... Eso es. Dios, Jimin, eres... Sabes lo que eres, ¿verdad? — Jimin no sabía lo que creen que es exactamente aunque se hacía una idea por sus expresiones.

Jungkook estaba sin aliento y Taehyung parecía que simplemente no poder formar palabras. Sus pulgares, frotaban pequeños círculos en sus pantorrillas, mientras ambos lo miran, lo adoraban mientras él se sonrojaba.

Retorcerse solo bajo sus miradas es algo que Jimin hacía mucho porque con ellos estaba siempre mucho más expuesto de lo que nunca estuvo con nadie. Nunca, en ninguno de sus encuentros fortuitos o en su más larga aventura sexual. Este tipo de cosas eran algo que no había podido disfrutar antes de ellos. Los juegos que terminaban o no en anal, la sumisión, las fantasías nada de eso. Park Jimin, el hijo del empresario Park se mostraba siempre lejano, inalcanzable incluso en la cama. Con ellos... Una mirada o caricia bastaba para que su armadura cayera.

Por eso ahora, mientras los miraba y Jungkook extendía la mano para tocar la base del tapón, presionándolo ligeramente haciéndolo suspirar, se mueve, se retuerce aún más. Ignoraba algunas de las palabras dichas, se concentra en las sensaciones sentidas.

Es levantado levemente, hasta que su cabeza y hombros quedan sobre un regazo desnudo, un miembro sólido presionando su nuca, dejando pequeñas rayas de líquido pre seminal mientras se movía para ponerse cómodo. Él mira hacia arriba y es Taehyung quien lo sostiene. Es el castaño quien le sonríe con los ojos encendidos y se lame los labios. El tapón se mueve y Jimin grita.

Jungkook, entre los muslos abiertos de Jimin lo acaricia, con mucho cuidado tuerce, hala y desliza el tapón. Empuja aquella silicona dentro y fuera reiteradamente, casi gentilmente, demasiado para lo que Jimin quería pero aún así no podía evitar las lágrimas que amenazan con correr por su rostro, el goce era demasiado y no lo suficiente. Trata de alejarse, jadea sin palabras, casi rogando.

Taehyung lo tranquiliza, desliza sus manos sobre su pecho, evitando sus rígidas protuberancias, bajando por su estómago y regresando hasta sus hombros, mientras el pelinegro seguía empujando el tapón.

— Sólo. Dios, mi amor, un poco, un poco más, ¿de acuerdo? — Musitaba Jungkook anestesiado con lo que observaba. — Mírate, mira esto. Cuatro horas, eres tan, tan- — No termina con palabras, termina finalmente liberando el tapón.

Jimin gemía mientras su estirado agujero se cerraba en la nada. Ni un segundo después, dos dedos empujaban dentro de él muy fácilmente debido a la cantidad de lubricante que había usado para el tapón horas atrás. El mayor se quejaba, aquellos dedos no eran suficientes, ni siquiera un poco, necesita más. Había tenido el tapón por demasiado tiempo era ancho y ni siquiera los dedos grandes de Taehyung o Jungkook serían suficiente. Pero no puede decir nada, está jadeando y quejándose mientras el castaño continuaba tranquilizándolo y el pelinegro tocándolo.

— Tae, si tuvieras mi vista... Está tan... Está tan mojado, suelto y listo. — Murmuró desviando mu fugazmente la mirada hacia el castaño antes de buscar el sonrojado rostro de Jimin y volver a ese lugar mágico.

— Puedo verlo, no como tú pero con sus piernas elevada tengo una vista prodigiosa. Cielos, Kook, sigue, entra en él. — Pidió sin dejar de acariciar a Jimin. — Vamos, quiero ver.

Los muslos de Jungkook se deslizaron debajo de los del rubio, los dedos que abandonaron su interior inmediatamente fueron reemplazados por la presión de carne caliente y firme contra su entrada estirada y sensible.

En un empuje largo y profundo, se perdió en lo más profundo de ese angelical hombre que se arqueó, inclinándose hacia atrás, con la cabeza enterrada en el regazo de Taehyung, los dedos agarrando el pedazo de la manta que no cayó por completo al suelo, dejando salir un grito silencioso mientras el pene de Jungkook, más grueso y largo incluso que el tapón, lo penetraba y llenaba hasta reventar.

Nadie se movía mientras Jimin gemía y jadeaba ajustándose. Levantó la vista, los miraba perdido en la bruma hasta que el pelinegro se movió. Un solo empuje duro y profundo que aplastó los hombros de Jimin contra los muslos de Taehyung. Sacando un gruñido de placer mezclado con dolor de aquel pecho que subía y bajaba aceleradamente. Duele, lo hace, pero de una manera en la que sabe, pronto será increíble.

— Mierda, Kookie, Dios mío... — Imposible para el castaño no jadear con esa vista, moviendo las manos sobre los hombros de Jimin para mantenerlo quieto mientras el pelinegro repetía el procedimiento.

Jimin observaba cómo Jungkook algo desesperado envolvía una mano alrededor de la parte posterior del cuello de Taehyung, halando hacia un beso justo encima de él. Admiraba cómo las lenguas se enredaban, los labios y dientes muerden, succionan mientras Jungkook empujaba dentro de él. Eso era tan caliente como hermoso, alguna vez presenciar esos besos causaron dolor, angustia, ahora era todo lo contrario, producían alegría, lo excitaban. El dolor de estar tan estirado comenzaba a ceder para dar paso al placer y no puede soportarlo.

Ellos se ven tan alucinantes besándose desordenadamente sobre él mientras el miembro del menor se estrella contra él una y otra vez, las caderas golpeando su trasero y la parte posterior de sus muslos. Intentó dirigir nuevamente una mano a su descuidado y atrapado pene probando suerte pero esta vez, Taehyung no simplemente alejó su mano, sino que envolvió sus fuertes dedos alrededor de sus muñecas para retirarlas y levantarlas.

Ambos lo estaban mirando ahora, Jungkook había dejado de embestir aunque sus caderas todavía se movían ligeramente, su grueso miembro moviéndose minuciosamente dentro de Jimin. La falta de movimiento real permite que el borde del dolor regrese, Jimin no dice nada, no puede, en realidad. El pelinegro jadeó salvajemente por encima de él, con sudor goteando de su barbilla mientras besaba desenfrenadamente al pelinegro que con su mano libre apretaba con fuerza su negra cabellera.

— No, no te vas a venir. Aún no. — Sentenció el pelinegro frente a la suplicante mirada del rubio cuando se inclinó para besarlo con dulzura. Jimin se quejó de nuevo, ¡ha estado esperando tanto tiempo! No puede, ¡no hay forma de que pueda soportar eso! — Hermoso... — Murmuró distanciándose pocos segundos antes de volver a atrapar los labios de Jimin con los suyos. El beso es... bueno, es suave, casi una disculpa por si está siendo demasiado severo.

— Yo... — Taehyung sintió el aire escaparse de su garganta cuando vio el miembro de Jungkook completamente afuera, brillando por el lubricante. — Nosotros queremos ver cuánto tiempo eres capaz de aguantar. ¿Está bien, bebé? — Su columna le duele al jorobarse para besar esos labios pero no le importa. — Estás siendo tan malditamente bueno, eres perfecto.

Aquellas palabras viajan directamente a su erección, contrayéndolo, haciéndole cerrar sus ojos y a Jungkook hacer una mueca, mientras se toma un momento. Trataba de ordenar sus pensamientos. Definitivamente estaba un poco delirante por la estimulación previa y el placer del menor dentro de él pero no podía decirles que no. Quería venirse, pero también quería extender aquella noche, que lo hicieran gozar, él verlos disfrutarlo. Quiere que lo llenen y lo reclamen, que lo hagan suyo de diferentes maneras y por eso asintió respirando profundamente.

La sonrisa aniñada y desvergonzada que Jungkook le da, la ve reflejada en el rostro de Taehyung. Cómo ellos conectan tan bien sin necesidad de palabras era un verdadero misterio, no tiene la capacidad mental para entenderlo a la perfección pero le encanta. Era una conexión que él también comenzaban a tener con ellos.

Un segundo después, no le importaba nada más porque de repente, Taehyung lo mantuvo quieto y Jungkook embistió nuevamente, logrando que el dolor se desvaneciera y el placer se volviera a construir.

— Mierda. ¡Mierda! — Se las arregla para gemir. Nunca se sintió tan... tan lleno, tan abierto y en el mejor sentido de la palabra, follado. Eso era exactamente lo que quería, sus novios dándole sin contemplaciones.

Los dedos de Jungkook agarraron sus caderas, lo suficientemente fuerte como para saber que ya está desarrollando moretones que atesorará durante al menos una semana y por los que quizás volverían a ser regañados cuando la euforia pasara. Una mano se deslizó hacia su muslo, lo agarró, levanto y extendió cuando lentamente los dejaba caer.

Jimin se ahogó con un jadeo cuando le cambiaron el ángulo y, el pene de Jungkook lo golpeaba justo allí, una y otra vez, sin permitirle moverse, con las muñecas levantadas y alejadas por un Taehyung que presionaba besos en sus dedos. Se siente impotente, atrapado, como si fuera solo un prisionero en manos de los mejores captores que podrían existir. Unos que nunca han sido crueles con él deliberadamente a pesar de todo lo que han pasado para estar ahí, los tres como un triángulo lleno de armonía. Le gustaría que le hicieran eso todo el tiempo.

— Joder, Jimin. Tae, estoy... ¡Mierda! — Las caderas de Jungkook se aceleraron aún más y Jimin ni siquiera sabía que podía hacer eso.

Aceleraba mirándolos a ambos, intercalando sus caricias por ambos rostros, cerrando sus ojos para escuchar a Jimin gemir entregado a él mientras se arqueaba tanto como podía, aguantando sus fuertes penetraciones sin poder retroceder. El placer es casi abrumador incluso para Taehyung que tenía su miembro anhelante y loco con las fricciones del cuerpo de Jimin.

La creciente necesidad de correrse llega a ser tan insistente, un recordatorio constante en sus sentidos. Si no estuviera atrapado en el anillo, estaba seguro de que todo se acabaría para él, probablemente lo hubiera hecho desde el primer momento en que Jungkook había empujado en él. El orgasmo de Jungkook lo sorprende tanto como sus gemidos.

— ¡JImin! — Tiró de su trasero al ras de sus caderas, lo sostuvo allí mientras lo apretaba y el aludido podía sentirlo, podía sentir su miembro retorciéndose contra su entrado donde está tan, tan sensible, estirado hasta el punto de romperse y probablemente rojo, mojado. El pelinegro se corre, gimiendo largo y profundo como tanto le gustaba, apretando fuerte y lento contra su trasero para luego desplomarse. — Mierda, Chim... Mi amor has abusado de mí. — Rió besando su abdomen y los costados de este. — T-Tae, ven... Ven aquí, amor, tu turno.

Dos pares de manos colocan a Jimin entre sus dos regazos y luego pasan sobre su cuerpo. Ninguno de los dos se movía mientras el rubio temblaba, el miembro de Jungkook todavía dentro, podía sentirlo, puede sentir incluso a través de sus temblores, la reacción a la negación de su propio orgasmo. Sentía el semen deslizándose contra su borde con cada movimiento suave de las caderas de Jungkook.

— No, todavía no. — Taehyung se inclinó para agarrar el tapón. Jimin retuvo un chillido mientras todo el movimiento conducía a nuevas sensaciones, nuevos placeres mientras el pene medio duro del menor todavía se movía dentro de él. Sin embargo, capta la mirada que comparten los dos.

— ¿Q-Qué? — Jadeó su pregunta mirándolos.

Jungkook tomó el tapón ofrecido por el castaño acompañado de un beso y antes de que el rubio pueda reaccionar, lo presionó contra su entrada al lado de su miembro. Sacó su pene y empujó bien la silicona hacia adentro con un movimiento rápido haciendo a Jimin gritar sin poder evitarlo. Él lo aprieta automáticamente para no dejarlo escapar, era una exquisita sensación. Eso estaba siendo mucho más de lo que esperaba. Mucho más de lo que podría haber fantaseado.

Deslizando sus manos sobre el pecho de Jimin una vez más, Taehyung se inclinó para presionar besos en la línea de su cabello, sobre su sien y la línea de su mandíbula.

— Lo siento, lo siento, bebé pero solamente seguimos tus peticiones. — Besó suavemente sus labios. — Dios, lo estás haciendo bien, mírate. — Jimin no supo cómo reaccionar más allá de gemir un poco ante el efecto del tapón que mantiene el semen Jungkook dentro de él. Manteniéndolo lleno y resbaladizo.

El pelinegro se movió lenta y cuidadosamente de abajo de las piernas de Jimin, permitiéndole enderezarlas y ponerse tan cómodo como podía, antes de inclinarse y unirse a Taehyung para besar su piel caliente, a ambos lados de su torso, bajando por su pecho y sobre su estómago. Él mayor de todos no sabía cómo reaccionar. Todavía no se había venido, todavía estaba duro, sus nervios estaban ardiendo, sentía todo mucho más de lo habitual. Le encantaba, no podía negarlo. Lo amaba tanto como los amaba a ellos.

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1/...

Chicos lo siento muchísimo, me puse a escribir este capítulo y el lemon, esa paz antes de la tormenta y no me di cuenta lo mucho que se extendió hasta que terminé.🥺 Quedó demasiado largo todo 12k de palabras, imposible poner todo eso en una sola parte. Debido a esto lo he dividido e intentaré ir resumiéndolo porque es como demasiado smut. 🤦🏾‍♀️🤦🏾‍♀️🤦🏾‍♀️ Perdonen.

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