Capítulo 7

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Se estaba quedando en cero, sentía que sin Taehyung ni siquiera su alma era necesaria. Sus caricias, sus besos se apoderaban de su mente y por más que luchaba no podía detenerse en esos momentos. Estaba consciente que no podía enmasillar sus problemas haciendo el amor pero necesitaba al menos lograr que ambos bajaran las defensas por varios minutos, los necesarios para detenerse a dialogar.

Jungkook lo tumbaba y lo levantaba a la misma vez, una historia que no terminaba pero tampoco avanzaba. Se mantenían estáticos en un mismo lugar y eso ya lo había cansado. Rezaría eternamente por su bienestar, sería algo que ambos harían pero no podía permitir que la forma en la que su cuerpo reaccionaba a él en ese momento cubriera el hecho de que todo eso era temporal. Cuando la mañana volviese a llegar, comenzaría el mismo ciclo.

Él volvería a complicarse por el trabajo, le diría, le recriminaría y discutirían sobre ese tema, se disculparían e intentarían seguir adelante pero, esa historia no acabaría ahí.

— ¡Mírame! — Ordenó con una carrasposa voz el pelinegro besando cada párpado contrario. — Por favor, mira al hombre que te besa, este que se está muriendo internamente por tu partida.

Obedeció, no podía resistirse a ello y su corazón estuvo a punto de quebrarse cuando vio esos ojazos que siempre le sonreían llorando por él, por su relación. Aceptó un nuevo beso, lánguido e íntimo como pocos, él tenía la habilidad o el don de que cada beso se sintiera diferente y aún así con un sello reconocible. Así eran los besos del hombre que robó su corazón hacía casi una década.

— Te amo, te amo con todo lo que tengo al punto de pensar que soy adicto al sentimiento de amarte, porque no puedo estar sin ello, sin una dosis de tu amor. — Musitó besándolo acto y seguido sin permitirle responder verbalmente porque sus labios y cuerpo le estaban dando la respuesta que necesitaba.

Se abrazaron besándose con vehemencia hasta caer acostados en el suelo, rodando entre las ropas. Era claro que no pasaría mucho antes de que las prendas comenzaran a sobrar. Ambos se desnudaba desesperados sin poder contenerse pero, de cierta forma conservaban algo de calma.

Sentirse en las tres dimensiones: cielo, tierra e infierno a la misma vez era algo que siempre ocurría con Jungkook. Tenía ese poder de llevarlo a todos esos lugares con simples caricias, con suaves lamidas y mordiscos como los que recibían sus pezones en esos momentos. Mas él no era el único que se sentía así, el pelinegro lo acompañaba en sus sentimientos, Taehyung era su religión y él el más fiel de los creyentes.

Rozaba su entrepierna entre los muslos del castaños mientras descendía lentamente dejando un surco de besos y mordidas, listo para eliminar esa última pieza que le impedía disfrutar de un exquisito manjar. Apretó la tela entre sus dedos y la hizo caer en el mismo instante que el contrario se incorporaba para apartarlo.

— ¡D-Detente, no podemos hacer esto! — Espetó tembloroso bajo la atenta mirada de Jungkook, quien arrugaba su frente con el cuello un poco ladeado. Siguió su mirada y cubrió rápidamente su ingle. — Voy a terminar de recoger.

Se levantó colocando nuevamente el bóxer, se agachó a tomar su camiseta pero cuando iba a dirigirse hacia el baño el pelinegro que había permanecido casi inerte lo sostuvo.

— ¿Cómo te hiciste eso? — Elevó la mirada para poder mirarlo.

— ¿Cómo me hice qué? — Respondió rápidamente, seguido de las firmes manos que lo voltearon y descendieron su ropa interior sin preámbulos.

— Eso. — Señaló la roja sugilación que tenía en su ingle derecha, estudiando el resto de su cuerpo con la vista. Su corazón latía desbocado alejando cualquier imagen negativa de su mente, aislando los pensamientos que mutilaban sus entrañas — ¿Qué es esto Taehyung? — El tono se había agudizado pero se sentía ronco mientras sostenía su cadera con fuerza. — ¿Es eso un chupón?

— No sé de qué estás hablando, ¿cómo voy hacerme un chupón por arte de magia? — Respondió alejándose, vistiéndose nuevamente. — Eso seguro fue ayer cuando molesto recogía el arbolito de navidad, me golpeé con una de las bases al hacerlo caer pero no pensé que hubiese dejado marca.

— ¿Por qué reaccionas así, tan defensivo y esquivo? — Habló levantándose para dejar que sus ojos se encontraran sin tener que hacer el esfuerzo. — Estás temblando.

— Claro que estoy temblando porque toda esta situación me supera. Terminamos, no sé si lo recuerdas pero aún así estuvimos a punto de acostarnos. — Se quebró en un llanto sin precedentes y Jungkook lo abrazó sintiéndose culpable. — Eso fue lo que me hizo alejarme y reaccionar así no ese hematoma que ni siquiera había notado.

Era consciente de que la piel del castaño era muy sensible y que solía en ocasiones hacerse moretones con tan solo un fuerte pellizco. Sin embargo, había mejorado en los últimos años luego de visitar al dermatólogo por las excesivas marcas constantes. Ver nuevamente esas marcas que él jamás dejaba en un lugar tan íntimo y poco propenso a ser golpeado con cualquier cosa, lo hizo pensar mal, aún cuando sabía que era poco probable.

Simplemente la separación, la situación que estaba atravesando lo tenía con las emociones a flor de piel. Que Taehyung hubiese llegado tan tarde, que le mintiera diciéndole que había estado con Hoseok cuando no fue así, su firme idea de separarse, hasta la forma en cómo reaccionó cuando lo dejó completamente desnudo. Todo se unió en su mente creando falsas hipótesis.

El castaño puso distancia entre ambos secándose sus lágrimas y se fue hacia al baño, dejando a un contrariado Jungkook sentado en la cama a medio vestir. No pasaron muchos minutos antes de que regresara completamente vestido, cerrara las maletas y las colocara en el suelo.

— Tae...

— No alarguemos más esto Kook. Puedes quedarte aquí, después de todo eres quien cubre todos los gastos y sería absurdo pedirte que te marches, lo haré yo. — Fue abrazado sin aviso, besado incluso pero no se retiró hasta que el propio pelinegro se alejó. — Te amo, lo hago. No quiero que pienses que ese sentimiento murió.

— Lo sé, sé que ambos nos amamos con intensidad y que es posible que ese hecho nunca cambie. — Unió sus frentes acariciando sus mejillas y volvió a besarlo. — Al menos dime a dónde vas, déjame llevarte.

— Iré a casa de mis padres mientras tanto, no es necesario que me lleves, pediré un taxi. — Sonrió con tristeza, sintiendo la sangre de su corazón drenarse en lágrimas que no brotaban.

— Vamos, te ayudaré con todo ese equipaje y te llevaré. Todavía no entiendo por qué hemos estado utilizando un solo vehículo cuando podemos tener dos más. — Negó confundido colocándose la capucha del negro jersey que se había puesto, tirando de dos de las grandes maletas. — Coge el resto.

Bajaron hacia el estacionamiento y guardaron las maletas sin decir absolutamente nada. El trayecto a casa de los Kim no fue diferente, una música a la que ninguno le prestaba atención por andas ensimismados en sus cavilaciones amenizaba el incómodo silencio. Para cuando llegaron, los mayores esperaban afuera con evidente consternación. Jungkook se acercó a saludarlos pero, pese a no ser descorteses se mostraron distantes, motivo por la cual la estadía no fue extensa. Se marchó en taxi, no podía conducir y fue por eso que decidió dejarle a su ex pareja el vehículo, él podría comprarse uno en los próximos días.

No volvieron a mirarse y así fueron pasando los días en los que evitaban ponerse en contacto con el otro, en los que batallaron para poder lograrlo.

+++

Park Jimin

Buenos día, chico de radiante sonrisa. Dime que hoy amaneciste de mejor ánimo porque estoy esperándote en las afueras de tu casa, me debes un desayuno.

Con un ojo abierto y el otro cerrado, Taehyung abrió la notificación y leyó el mensaje con una sonrisa.

El primer mensaje que recibió del rubio fue justo después de despedirse la tarde del primero de enero. Ni siquiera recordaba en el momento que intercambiaron número pero pudo leer el texto en donde le reiteraba que fue bueno verlo y se cuidara, deseándole que fuera bien a casa. Horas después recibió otro que no leyó hasta que estuvo en casa de sus padres.

En un comienzo fue raro pero, hasta pensó en bloquearlo pero sus emojis y la foto de perfil se lo impidieron.

Te voy a matar por despertarme, dame quince minutos.

¿Y mis buenos días?

Te doy diez, apresúrate

Buenos días.

Sí, ya se había acostumbrado en esas tres semanas a su presencia, a su cercanía. Le hacía bien su amistad y lo ayudaba a no estar sumido en su separación con Kook todo el tiempo. No eliminaba sus llantos y el simple hecho de extrañarlo, solamente le hacía un poco más fácil el sobrellevarlo.

Aún cuando sabían que el otro estaba en el trabajo o mientras deambulaban por sus casa, intercambiaban un largo hilo de mensajes que terminaban en llamadas donde hablaban de su día, ideas futuras o simplemente temas sin mucha relevancia.

— ¿A dónde me llevarás a desayunar hoy? — Preguntó aceptando el abrazo y los besos en la mejilla que le ofreció.

Jimin era un hombre que a pesar de su edad se comportaba en ocasiones como ese mejor amigo de secundaria e incluso universidad que no mide sus acciones, alguien transparente.

— A mi casa, haremos desayuno juntos. — Le guiñó un ojo y Tae se removió incómodo en su asiento. — No pongas esa cara que no te estoy invitando a comer ramen. No nos comeremos mutuamente es un verdadero desayuno. — Bromeó echando andar el auto.

— Idiota, no es por eso. — Se apresuró a responder, dejando libre su cinturón luego de abrocharlo. — ¿Realmente me levantaste de mi cama para llevarme a cocinar a tu casa? De haberlo sabido antes hubiera permanecido en la mía, siendo atendido por mi mamá.

— Bueno, dijiste que querías hacer algo así para tu canal y te voy ayudar, además, pienso que será divertido.

— ¿No tienes que trabajar hoy?

— Sí, pero tendré la mañana libre. — Se encogió de hombros mostrando su amplia sonrisa.

— Yo necesito saber cuál es ese trabajo que te hace vivir tan bien y tomártelo tan a la ligera. ¿Eres el dueño de la empresa o algo así?

— Algo así...

Jimin había preparado la cocina de su casa con luces y diferentes cámaras, todos los utensilios e ingredientes que creyó necesitar. Bromearon sobre el hecho de que se veía muy elaborado para un simple desayuno casero, sobre no ser un chef pero, le agradeció el gesto.

No recordaba hacía cuánto no disfrutaban o divertían tanto al hacer algo tan sencillo como preparar el desayuno. La constante cámara que el rubio sostenía se centraba en las expresiones del contrario, fingiendo ser un camarógrafo con tomas un tanto inservibles para publicar pero, gratas y entretenidas para mirar.

— Esta sí quedó bien. — Susurró casi al oído del castaño mostrándole uno de los videos mientras este terminaba de servir el desayuno preparado, sobresaltándolo por la cercanía. — Eso se ve delicioso, creo que no te faltaría mucho para ser un excelente chef.

— Deja de burlarte de mi arte culinario. — Lo empujó con la cadera y se volteó, quedando atrincherado entre los brazos de Jimin. — ¿Comemos?

— ¿Qué? — Bromeó sonriendo con lascivia, dejando a un lado la cámara. — ¿Te pongo nervioso?

— No. — Contestó firme haciéndose espacio para ser él quien lo arrinconara, estrechando su cintura para plantarle un cándido beso en los labios que fue ampliamente correspondido. Fueron segundos, quizás algo más que eso porque para cuando se separaron la leche había dejado de humear. Taehyung sostuvo su mandíbula y lo alejó. — Olvidemos esto, mejor vamos a desayunar.

El rubio no atinó a decir nada más, pensó que todo se quedaría en un simple juego de provocación y no que Taehyung tomara las riendas para besarlo de esa manera tan... Tan exquisita. Había tenido muchas aventuras pero antes de él, solamente hubo una persona capaz de apropiarse de todo su raciocinio con un beso. Acarició sus labios viéndolo alejarse con su bandeja y segundos después lo siguió.

Kookie

Necesito que vengas mañana en la tarde a la casa. Sé que quedamos en no hablar más por un tiempo pero es importante y necesario.

Su corazón se detuvo en el instante que recibió ese mensaje. Estaba sentado en el sofá del apartamento de Jimin mirando sus redes sociales cuando la notificación entró. Divagó unos instantes antes de entrar a loa mensajes, su mente estaba en blanco y lo único que era capaz de escuchar eran los latidos de su corazón y el bombeo de la sangre que corría por sus venas.

Leyó el mismo mensaje un aproximado de veinte veces y se tuvo que contener para no salir hacia su antiguo departamento en ese mismo instante, estaba preocupado, ansioso...

¿Es urgente?

Muy urgente.

¿Era urgente y le decía que tenía que esperar al otro día? ¿Qué estaba ocurriendo?

Voy para allá ahora.

No estoy en el apartamento y debo sentarme para hablar contigo, mostrarte algo. Mañana después del mediodía puedes ir en cualquier momento.

De acuerdo

Eso fue lo último que escribió, viendo que había sido leído al instante y no pudo evitar pensar que en ese mismo instante, Jungkook se encontraba en algún lugar sosteniendo su teléfono al igual que él. Un nuevo nudo se creó en su garganta, lágrimas corrieron por sus mejillas haciéndolo sentirse pésimo.

— ¿Qué sucede? — Preguntó Jimin al regresar de la llamada en la que estaba. — Me fui dos minutos y te encuentro así. ¿Todo bien?

— Sí, sí.. Yo solo... Yo simplemente tengo que irme, me pondré en contacto contigo. — Respondió poniéndose de pie, alejándose a toda prisa. — Te escribiré.

La puerta del elevador se cerró y Jimin se sintió extraño frente a esa repentina partida. Peinó su cabello y suspiró siguiendo el mismo recorrido, después de todo, debía ir a su trabajo.

La última cosa que se esperó esa tarde, fue que los directivos exigieran reunirse con él para llegar a un acuerdo importante que no se podía retrasar más. Lo entendía y se comportó de acorde a la situación pero hubiera sido una mentira el decir que todo su cuerpo y corazón no vibraba al estar tan cerca de Jungkook.

¿Por qué era tan difícil dejar de amar a alguien?

— CEO Park...— Musitó Kim Mingyu acercándole nuevamente el documento. — Necesitamos su firma.

— De acuerdo, — volvió en sí — le echaré un rápido vistazo y lo firmaré, envía a tu secretaria en veinte minutos a buscarlo. ¿Algo más?

Todos se levantaron simultáneamente buscando la salida pero Jimin permaneció sentado esperando a que Jungkook se retirara pero este continuaba sentado. Tamborileaba los dedos sobre la mesa, rememorando sus años de estudiante, cuando eran novios.

Solían a veces quedarse a la hora del recreo dentro del aula para besarse a escondidas con esa adrenalina palpitante, otras simplemente lo aprovechaban para hablar. Esos momentos fueron tan importantes, marcaron tantas cosas que no podría nombrar porque muchas quizás perecieron en su memoria, aunque las más importantes, como cuando planearon hacer una escapada romántica para tener su primera vez, seguía latente.

— ¿Esperas alguna cosa, Jeon? — Se atrevió a preguntar rompiendo el hielo antes de que la incertidumbre lo consumiera.

— Necesitaba hablar con usted. — Comentó uniendo sus manos, jugando con sus pulgares. — De hecho, son varios puntos los que quería tratar, para comenzar, mi ascenso.

— ¿Qué hay con eso?

— Hemos estado esperando a anunciarlo oficialmente en un evento que se postergó, no obstante, me han estado enviando actividades que solamente el director general debería hacer y a quien supliré aún sigue ejerciendo el cargo.

— No debes preocuparte por eso, el evento no es más que una formalidad y tradición de la empresa. El anterior director estará mostrándote algunas cosas mientras organiza su traslado, aún así, es bueno que ya te vayas familiarizando con las tareas que desempeñarás. Estoy consciente que las conoces y estás capacitado para ello sino no te hubiésemos dado el puesto pero nunca está demás un poco de preparación. Dentro de una semana que pase el evento, estarás completamente a cargo de esa posición,

— Ya veo, si es así entonces me quedo más tranquilo. — Asintió levantando la mirada, sintiendo como la corbata comenzaba a estrangularlo. La aflojó disimuladamente y prosiguió con la siguiente pregunta. — Tengo entendido que a partir de mañana entrará a trabajar quien será mi asistente. ¿Cómo es eso posible?

— Estamos claro que tu asistente es algo que debes escoger tú porque después de todo será tu mano derecha, no vamos a interferir en algo que únicamente te compete a ti y recursos humanos. Los rumores por la empresa se esparcen rápido pero no siempre son cierto. Sí hay alguien que sugerí pero pasará las entrevistas como cualquier empleado más, sin favoritismo, todo dependerá de tu elección.

— ¿Puedo preguntar quién sería esa persona?

— Kim Seokjin, creo que debes recordarlo bien, estuvo junto a nosotros en la universidad. — Jungkook asintió al escuchar el nombre, nunca más lo había vuelto a ver y no era muy amigo suyo, de hecho, solamente lo trató por Namjoon pero nada más. — ¿Alguna otra pregunta?

— Quería informarle que mañana me tomaré la tarde libre por asuntos personales, ahora es usted mi superior directo y como aún no estoy completamente a cargo, quería comunicarle mi decisión.

Jimin se acomodó en su asintió dejando entrever su preocupación, quizás no debía entrometerse más de lo necesario pero no pudo evitarlo.

— ¿Tu mamá está bien? ¿Está todo bien en casa? — Jungkook frunció el ceño sacándose la nuca y asintió. — Oh, entonces... ¿La señora Jeon está bien?

— Sí, mi mamá se encuentra bien, gracias por preocuparse. Esto es otro asunto personal. — Sus miradas se encontraron y por primera vez desde que lo volvió a ver, vio a Jimin sonreír.

¡Wow! ¿Era así como se sentía en aquel entonces? No pudo evitar sonreír también, su sonrisa embrujaba hacía que todos la imitaran. Recordaba como Jimin siempre lo hacía sonreír aún en sus peores días y, cuando se reencontraron en la universidad, incluso hacía sonreír a Taehyung. Era agradable estar juntos, todavía no comprendía el motivo de su repentina partida. Estuvo semanas preocupado y tratando de comunicarse con él hasta que finalmente se dio por vencido.

— Es un alivio que esté bien, mándale un saludo de mi parte. En algún momento iré a visitarla ahora que estoy nuevamente en Corea. — Vio el rubor en las mejillas de Jungkook y tuve que hacer de tripas su corazón. — No hay problema, puedes ausentarte todo el día de mañana, no es necesario que vengas.

— ¿De verdad? — Asintió. — Entonces, le tomaré la palabra porque realmente necesito el día de mañana. Muchas gracias, eso era todo. — Se levantó para con una venia despedirse correctamente y retirarse con evidente alegría sin darle tiempo a decir nada más.

Su vida personal era un maldito caos que cada vez entendía menos. Se recostó a la silla y dejó escapar un suspiro con sus ojos cerrados. Tomó su móvil para escribirle a Taehyung luego de unos minutos, únicamente para preguntarle cómo estaba luego de la forma en que lo vio partir de su apartamento.

No obstante, luego de la escueta pregunta guardó el móvil en su bolsillo y se encaminó a su oficina. No entendía por qué pero en ese momento sentía que el tipo de cercanía creada con el castaño era incorrecta. Él y Jungkook no tenían ninguna relación, pero ahora que lo pensaba a cabalidad por primera vez, recordaba las palabras de su hermano que olvidó. Eran conocidos y de cierta forma sus vidas se mezclaron en el pasado, no había necesidad de mezclarlas ahora.

Habiendo tantas personas en las que fijarse, ¿por qué tenía que poner sus ojos en la ex pareja del hombre que todavía amaba con todo su ser? Era como una maldita tendencia a sentir cosas por hombres que no estaban disponibles ya fueran física o emocionalmente. En este caso, eran muchas los cosas que le hacían pensar de que profundizar más con Taehyung, era caer en un pozo sin salida, más cuando sus sentimientos por Jeon eran tan persistentes.

Taehyung no pudo tranquilizarse el resto del día, la noche no fue muy diferentes estuvo desvelado, sufriendo de un insomnio que tenía nombre y apellido. Cuando la mañana llegó también lo hizo el diario mensaje de Jimin que respondió por educación porque realmente no tenía deseos de responder. Sin embargo, no podía ahora simplemente ignorarlo cuando el otro solamente se estaba preocupando por su bienestar.

El desayuno preparado por su madre no le pasaba pero cual infante, esta lo obligó a consumirlo en su totalidad. Tomó una larga ducha y para hacer tiempo, — así como por gusto propio — se probó un sinfín de conjuntos, optando finalmente por una camisa de pequeños cuadros negros y blancos semi ajustada al cuerpo, mucho más estrecha que las que acostumbraba a utilizar. Un pantalón y zapatos negros de vestir, peinando su cabello de forma que dejara su frente descubierta, algo más que casi nunca hacía.

Para cuando miró el reloj, faltaba un cuarto de hora para que marcara las doce. Mordiendo sus labios controló por última vez su aspecto frente al espejo, aplicó bálsamo labial y se despidió de sus padres tratando de no parecer muy ansioso sin conseguirlo. Agradeció el tráfico de la ciudad para poder ir más despacio y no como corredor de autos rápidos hacia su antiguo departamento.

Se debatió unos minutos antes de salir del vehículo, no sabía por qué estaba tan nervioso de ver a Jungkook pero su barriga se retorcía y sus manos sudaban. Se miró una última vez en el retrovisor y subió. No quiso poner la clave y entrar simplemente porque ya no vivía allí pero luego de tocar varias veces sin una respuesta, optó por introducirla y esperar dentro a que el pelinegro llegara.

Sin embargo, cuán grande fue su sorpresa al ver el comedor de ambos decorado al igual que la sala, el aroma de las flores y una muy tenue música lo invadieron. Pero, su sorpresa no llegó a la cúspide hasta no ver arrodillado en un costado de la sala a Jungkook, sosteniendo una pequeña cajita que dejaba en evidencia su contenido al estar abierta.

— Sé que no debía ser así. Se suponía que yo llegaría a tiempo a casa de tus padres y tendríamos una agradable cena de navidad, para justo a las doce de la noche hacer lo que estoy haciendo ahora. — Se levantó y caminó temeroso pero firme hasta donde el castaño seguía petrificado. — Tae, ¿aceptas casarte conmigo?

💜💜💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro