✒e n d i n g s c e n e

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

¿Realmente había sentido algo durante todo ese tiempo?

Quizá no.

Quizá sí.

No lo sabía realmente. Le daba vueltas al asunto mil y un veces, esperando que su mente le diese alguna pista, o incluso mejor, una respuesta a todo.

Claro, sabía que había estado en coma, en riesgo de no despertar nunca más, durante cinco meses. Sin embargo, lo sucedido en cinco meses había sido tan real para él, todo lo que su frágil corazón requería lo obtuvo con Setsuko. Por eso, quiso saber aún más si todo se trató de un sueño, si es que llegaron a existir sentimientos de por medio, a pesar de sólo ser un producto de su mente.

¿Dónde encontrar lógica a eso?

Por supuesto que solamente se trató de una ilusión que su imaginación le presentó; se sintió devastado al pensar que probablemente, el único que tuvo un amor presente en su vida era él.

Setsuko nunca existió y por lo tanto, su amor tampoco.

Intentaba no amargarse. Planeó ser el Raphael de antes, esperanzado en que podría lograrlo, pero su presencia por ese lapso influyó de una manera poco realista.

No es que Raphael no fuera capaz de tomar la iniciativa y decir que cambiaría. Consistía, más bien, en un cambio drástico de ver al mundo y todo lo que hay en él.

La confusión se instaló una vez más en sus pensamientos al analizar cada uno de sus sueños.
Recordaba con bastante claridad cada palabra, mirada, risa, abrazo y beso que había compartido juntos. Pero, ¿qué era ese vacío que de repente sentía? ¿su amor fue tan falso qué, se estaba borrando? ¿o sólo estaba dejándolo ir?

La última cuestión era más razonable y, aunque podría ser muy pronto, no había problema.

Es mejor deshacernos de lo que creemos que puede hacernos daño (a veces, aunque no creamos que tendrá repercusión alguna, debemos dejarlo ir). Tal y como sucede con las enfermedades.
Nadie se encariña con una enfermedad, sabemos de sobra el daño que puede hacernos hasta el grado de matarnos, por eso razón, queremos curarnos y quedar sanos, libres.

De igual manera, sucede con el amor.

Mientras seamos jóvenes y estemos en esa etapa de buscar a nuestro querido nadie, debemos liberarnos de lo que nos apresa y hunde, lo que nos daña.

Tal vez, Raphael Hamato debía dejar a quién nunca existió.

Prefería estar solo desde el día en que abrió los ojos y se dió cuenta de que ella nunca existió.
No requería inversión, no tendría que hacer reír a alguien.
Pero, ese vacío, ese hueco en su mente que le decía constantemente que algo le faltaba, hacía que pensara que necesitaba alguien para abrazar, alguien con quien tener un amor de jóvenes aun siendo viejos.

Deseaba una vida así, por más frívolo que pareciera.

Al final, el más duro corazón puede conseguir ablandarse.

Siempre llevaría un cachito de la joven peligris en su mente, intentando mantenerla en algún rincón y recordarla cuándo más necesitara.

Si no había sido un amor real, o incluso, si había sido algo unilateral, aprendió algo especial que siempre le serviría el resto de su vida.

De cada experiencia en la vida se obtienen aprendizajes y sabes qué cosas hacer y cuáles no.

Sin duda, le dolía y debía dejarla ir.
Pero, prefería vivir amándola en vez de no ser amado por nadie más como ella lo había hecho.



–Fuimos una gran historia. La historia que me agradará contar una y otra vez sin duda, aunque me digan loco. Exististe en mi corazón y con eso me basta. El día que muera, tu nombre será lo último que mis labios pronuncien, porqué sé que me escucharás. Tú estás en el viento.

O5.O3.2O19

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro