•Mujer•

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Dedicado a mi hermana Yesenia que está de cumpleaños el 26 de julio. Te amo tatica. Se feliz que lo mereces.

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—...Hasta aquí mi reporte señor. —Concluyó el guardia de cabello verde oscuro.

—Buen trabajo.

—Si me permite una pregunta señor... —Samon le miró en señal de permiso—. ¿Ya está mejor del resfriado?

—Sí, yo tampoco sé por qué. Anoche me sentía mareado así que tome un descanso. —Le supo amarga la mentira, pero no podía decir que había tomado hasta perder el conocimiento en su puesto de trabajo—. Pero cuando me di cuenta ya era de día y estaba perfectamente sano. Aunque igual se me acumuló el trabajo. —Añadió mirando con pesar la pila de papeles que reposaban en su escritorio al haber despertado tarde.

—Si quiere puede dejarnos el trabajo a nosotros. —Le propuso—. Ya va siendo hora de entrenar a la N°15, ¿verdad? Vaya.

—...Eso haré. —Contestó mientras se erguía para salir de la habitación, no sin antes poner una mano en el hombro de su subordinado y decir—. Gracias Rokuriki.

Al salir de su oficina fue directamente al patio, donde entrenaba con Hime y Upa en las mañanas.

Estaba inquieto, no sabía la razón pero desde que despertó esa mañana lo único que pensaba era en la chica. No era raro para él pensar en ella, hace ya un tiempo había admitido sus sentimientos por Hime, los cuáles, por más inadecuados que fueran por sus posiciones, ahora se sentían malditamente correctos.

Y eso lo tenía inquieto. Apenas ayer se estaba ahogando en alcohol por la frustración, y hoy... Su pecho estaba liviano, como si se hubiese sacado un peso de encima. Para el ya era natural amar a la chica, solo unos meses le habían bastado para caer por ella. Aún cuando el no había logrado siquiera obtener la verdadera confianza Hime, y eso le doliera. Quería verla.

—¡Samon-san! —Lo llamó Upa sorprendiéndolo, tan ensimismado iba que no se percató de cuando llegó a su destino, cosa que le pasaba demasiado últimamente—. Buenos días.

—Buenos días N°58. —Le devolvió el saludo mientras buscaba con la mirada a Hime.

—¿No estaba con usted? —Preguntó la china, que al ver la cara de confusión de Samon especificó—. Me refiero a Jyugo, no la he visto esta mañana pero como usted tampoco venía creí que estaban juntos.

—¿Miraste su celda?

—Como reclusa no tengo tanta libertad Samon-san.

A veces olvido que ella y el N°2 son reclusos...

—Gracias por decirme N°58, lo siento pero continúa sola el entrenamiento por hoy. —Le dijo antes de salir corriendo hacía la celda de la heterocromática.

Al llegar tocó la puerta pero no recibió respuesta, por lo que entró con sus llaves.

—¿N°15? —La llamó en voz baja, por algún motivo se sentía cohibido de estar en su celda, aunque no fuera la primera vez que entraba.

—...V-vete... —Respondió Hime desde su cama.

—Así que estabas despierta, ¿eh? —Dijo cruzándose de brazos—. Pues ya va siendo hora de que te levantes.

—Dije que te fueras. —Recalcó al sentir al guardia acercarse.

—Y yo dije que es hora de que te levant...

—¡Dije que me dejes sola! —Exclamó apartándolo de un manotazo cuando intentó tocar su hombro para espabilarla.

—...Hime. —Por un momento se quedó estático al ver el estado de la chica.

Sus ojos irritados e hinchados como si hubiera llorado, marcadas ojeras, el rostro rojo y su frente perlada por el sudor, no fue hasta que la vio toser que reaccionó y rápidamente se quitó los guantes y se acercó para tomarla por los grilletes.

—¿¡Q-qué haces!? —Intentó zafarse pero fue inútil, estaba demasiado débil para resistirse, o para percatarse del leve flujo de Qi que emanaba Samon para revisarla.

—Menos mal, tu Haki no está descontrolado. —Dijo aliviado y soltando sus grilletes—. ¿Pero entonces por qué..? —Murmuró mientras unía su frente con la de ella para sentir su temperatura—...¿Por qué estas tan débil?

—...Es por... Tu culpa... —Fue lo único que pudo decir antes de perder la conciencia en los brazos del guardia, a duras penas pudo sentir como llamaban su nombre y como era rápida pero cuidadosamente levantada por el guardia.

Sangre

Gritos

Oscuridad

Muerte

Familia

Pasado

Esta era la razón por la cual Hime odiaba la fiebre, podía soportar el dolor o las nauseas, pero la bruma que nublaba su mente en ese estado derrumbaba todas sus defensas, aquellas que había erguido desde pequeña pero que nunca eran suficiente.

Porque con la fiebre, siempre recordaba los gritos de su familia, el sabor de su propia sangre, el olor de la muerte, y la tortura de la vida. Porque con la fiebre, solo eran ella y sus terrores. Sin nadie que la ayude. O así debería ser.

Y aún así, ahí estaba él. Con su mirada verde manzana reflejando preocupación, y sus manos limpiando suavemente el sudor de su frente con un paño frío.

—Debiste decirme antes que te sentías mal. —Ella lo miró interrogante—. Una fiebre de 39 grados no sube en una noche de la nada.

—...De verdad... ¿No te acuerdas..? —Le preguntó en un susurro.

—¿El qué? —Preguntó de vuelta sin saber a qué se refería.

—...Nada. —Respondió y se volteó dándole la espalda—. ¡Ya vete!

—...Me voy, pero solo a cambiar el agua. —Dijo recogiendo la pequeña tina de agua fresca.

—No vuelvas... No me veas... Siendo débil...

—Enfermarse no es cosa de débiles Hime, es cosa de humanos.

—¡Ja! Lo dices como si fuera humana.

—Lo eres.

—No mientas...

—No estoy...

—¡¡No hay forma de que me consideres humana después de ver esa forma!! —Le gritó, incorporándose en la cama a pesar del malestar para mirarlo con ojos llorosos, Samon estaba de espalda a ella ya en la puerta de la enfermería.

—...Independiente de lo que los demás o tu misma piensen sobre ti. —Empezó a decir mientras volteaba y la miraba a los ojos—. Yo solo veo a una mujer, una muy hermosa. —Dijo con una sonrisa y cerró la puerta.

Todavía habían demasiadas cosas que él ignoraba, pero su decisión estaba tomada. La protegería, así lo quisiera ella o no. Si ella le ocultaba algo, él investigaría para ayudarla. Si enfermaba, la cuidaría. Y si la amenazaban, la protegería. Porque el creía en ella.

Continuará...

Yo: ¡¡¡¡¡¡Wwuuooooooooooooooooo😤!!!!!! —Gritando al más puro estilo seiyajin.

Mitsuru: ¿Y a ti qué te dió ahora😲?

Yo: ¡No lo sé! ¡Solo sé qué me acosté y esto salió de la nada! ¡¡¡Muajajajajajaja!!! ¡Pase 3 horas escribiendo esta cosa! ¡¡¡Ijijijijijijijiji!!!

Mitsuru: ¡¡¡Decidete si vas a usar la risa de bruja o la de villano!!! —Ella siguió con su ataque de histeria—. Buff, la hemos perdido😓...

Tres horas después...

La autora está👻 en el piso jadeando, agotada de su ataque de histeria.

Mitsuru: ¿Puedes hablar? —Le pregunta, pinchándola con una ramita.

Ella asiente y se incorpora mientras se aclara la garganta.

Yo: Hola queridos lectores, mucho tiempo sin vernos en esta historia😅, hace alrededor de... —Revisa las fechas de publicación en su celular—. ¿¡¡Un añoo😨!!? ¡¡Piin**turita verde!! ¡Ya debían pensar que no iba a seguir la historia😱! ¡Lo siento muchísimo🙇🏻‍♀️!

Mitsuru: ¡¡Más te vale😡!! ¿¡Y ahora qué excusa traes!?

Yo: La vida ya no es lo que era antes.

Mitsuru: ¡O por favor🙄!

Yo: Voy en serio Mitsuru. La vida cambia y nosotros tenemos que adaptarnos a ella, y por desgracia para mi, los cambios son la cosa que más odio porque me dan mucho miedo. Y he tenido que hacer y aceptar muchos este último año. Algunos buenos pero agobiantes, otros no tan buenos y aún más agobiantes. No voy a empezar a relatar mi vida, ustedes no vienen a escuchar eso. Solo diré que hasta el año pasado, yo tenía el privilegio de ser una niña sin responsabilidades, ajena al mundo y a la que mamá y tatá (es como se les dice a los hermanos en Cuba) siempre la cuidaban. Y en un año me ha tocado volverme una MUJER. Y eso me ha aterrado y frustrado bastante, aún cuando mi situación es microscópica en comparación a la de otras personas y que muchos de mis problemas son por culpa de mi inmadurez. Pero hago lo que puedo a mi ritmo para no salir por la ventana y realmente la escritura no estaba en mis prioridades por más que me encante. No voy dejar ninguna historia incompleta, ya sea que las termine en 10 años las voy a terminar, pero no prometo que esos 10 años no se vuelvan 20 (es un decir... Espero). Yo soy así y tengo que seguir tirando porque la vida también tiene cosas buenas y no las puedo dejar pasar solo por un berrinche mío o por cobarde. Perdón por soltar todo esto aquí, no pensaba hacerlo. Realmente iba a escribir tonterías, como que me inspiré leyendo un fic Tododeku de Boku no Héroe Academia, y no sé cómo, salió esto. Supongo que tenía que salir por algún lado. Muchas gracias si llegaste al final de esta nota. Espero el capítulo sea de tu agrado, se que es diferente a lo que normalmente escribo pero no me sale de otra forma. Los amo a todos😽💞😽💞😽💞😽💞.











































Mitsuru: ...¿Y yo donde quedé?

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