•Riesgo•

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Una semana.

Una semana en la que Hime lo había evitado a toda costa desde que se recuperó de su fiebre. No entendía a la chica. Estaba seguro de que aunque ella no le confiara todo, igual era una de sus personas más cercanas en esa prisión.

¿Había metido la pata al confesarle que la veía como una mujer?

El pobre habría entrado en un completo estado de histeria de no ser porque el alejamiento de la chica había traído buenas noticias.

Su Haki se había estabilizado al fin. Prueba de esto era que Hime fue capaz de continuar sus ejercicios de meditación y control por sí misma esa semana que lo evitó. Samon tenía planeado esperar un poco más hasta dejarla por su cuenta pero una vez más lo había sorprendido.

¿Qué tanta fortaleza tenía esa chica?

Llegados a ese punto ya solo necesitaba la aprobación de Okina para solicitar a la alcaldesa el permiso y colocar los sellos en la heterocromática.

Solo era un papel con su sello afirmando que Hime estaba en condiciones de soportar el proceso y listo. Debía ser algo fácil... ¿¡Así que por qué Okina se rehusaba a darle el maldito papel!?

—¡Ya te dije que es necesario Okina! ¿¡Por qué estás tan renuente si ella está saludable!?

—Porque no estoy de acuerdo con tu método de sello, busca otra forma. —Le respondió expulsando el humo de su pipa.

—¡No hay otra forma! ¿¡Es que no me estabas escuchando!? ¡Si no paro el desarrollo de su Haki ella va a morir!

—Yo la veo bastante sana ya. Tal vez no necesita los sellos....

—¡Ahora está saludable pero puede recaer en cualquier momento si no se hace algo! ¡Su flujo ya de por sí es muy grande, si recae ahora no habrá forma de salvarla! —No se iba a ir sin ese permiso, no señor.

—¿Y por qué no usas pergaminos como en la N°58?

—Porque el Haki es tan fuerte que los pergaminos se quemarían. ¡Estamos dando vueltas en círculos desde hace rato Okina! Dime por qué no quieres que coloque los sellos en la N°15. —Exigió cruzándose de brazos.

—...Porque no quiero que esa chiquilla pase por más torturas. —Confesó desconsertando a Samon.

—¿Qué quieres decir? ¡Yo no voy a torturarla! —Prefería cortarse las manos antes que lastimar a Hime.

—Lo harás si colocas los sellos en sus grilletes. —Ante la expresión confusa de Samon expulsó otra bocanada de humo y continuó—. Para estas alturas ya debes ser más que consciente que sus grilletes no son normales. Sin embargo no son la única anormalidad en su cuerpo. Esa chica... no tiene brazos ni piernas.

—¿¡De qué mierda estás hablando!? ¡Claro que tiene! —Él conocía muy bien el calor de sus manos, la delgadez de sus brazos o la resistencia de sus piernas.

—Te explicaré, pero si me interrumpes una sola vez pararé. —Al ver qué Samon iba a decir algo aclaró en tono firme—. ¡Se me revuelve el estómago de hablar de esto! Así que no te atrevas a alargarlo o te quedarás en esas.

Samon se estremeció ante la mirada de Okina, sus ojos expresaban una rabia y asco contenidos que sin duda no iban dirigidos a él ni a Hime.

¿Qué mierda me vas a contar Okina?

Fue lo que pensó pálido antes de asentir a lo que el anciano suspiró y continuó.

—Todos piensan que los grilletes son los que cambian su forma y se transforman en espadas o cubren su cuerpo en tiras de metal, pero eso no es verdad. Son sus propios brazos y piernas los que adoptan esa forma de combate, los grilletes son solo los activadores e indicadores de que ella fue un éxito. —Al ver el rostro exasperado del supervisor que se aguantaba las ganas de apresurarlo aclaró—. En resumen, sus brazos y piernas son prótesis experimentales implantadas a la fuerza en ella.

...¿Qué?

Fue lo único que su cerebro fue capaz de producir ante esta revelación, ni siquiera era capaz de articular palabra por el shock.

—Debes haber visto que ella tiene cicatrices a la mitad de sus muslos y brazos, esas son las cicatrices de la cirugía que le hicieron. Cortaron sus extremidades y en su lugar instalaron esas prótesis sumamente dañinas. A juzgar por el estado de sus cicatrices y la información recabada sobre ella estimo que no debía tener ni 10 años cuando ocurrió. —Acercó una silla en una invitación silenciosa la cual Samon aceptó por pura inercia, sus enguantados puños tornándose blancos de apretarlos tan fuertes y sudores fríos corriendo por su frente—. Las prótesis están completamente conectadas a sus nervios, la verdad ni yo ni Kazari tenemos idea de cómo las hicieron o de cómo ella logró sobrevivir, pero el caso es que si fundes el metal de sus grilletes para que la tinta de los sellos traspase será como si fundieras sus huesos. Una total tortura, por no decir que peligroso por el grillete de su cuello. Por lo que vimos en los rayos X ese grillete está fundido con su médula ósea, probablemente sirva de conexión directa con el cerebro. No sé que podría pasar si colocas ahí los sellos.

El silencio se estableció tras estas palabras, ambos meditando las opciones e intentando tragar el nudo en sus gargantas para pensar con la cabeza fría.

—...Aún así... —Pero no había forma de que lo lograran, al menos no Samon —...Yo no... ¡Sé de otra forma de salvarla! —Exclamó frustrado con las lágrimas corriendo y sus puños halando sus cabellos naranjas tras haber arrojado su sombrero.

Para Okina no era de extrañar está reacción. Después de verlo llegar con Hime en brazos y ver la dedicación con que la cuido, no fue difícil percatarse de sus sentimientos. De echo estuvo feliz en ese momento. Porque esa chiquilla sarcástica e infantil se merecía alguien que la amara y cuidara como Samon había echo, y confiaba en que lo volvería a hacer.

Pero la vida no es fácil y el dios de la desgracia parecía haber sido cautivado por Hine desde muy temprana edad.

Okina solo pudo rezar por ellos mientras esperaba a que Samon se calmara.

Varias horas pasaron. Y los reclusos ya se encontraban en sus celdas tras haber cenado.

Para Hime el día había pasado tranquilo y monótono. Si bien sus amigos de la celda 8 y Kuu eran más que divertidos, su día se sentía vacío sin la presencia de Samon.

Odio ésto.

Pensó, sumida en la soledad de su celda, pues el gato había salido hace poco.

Estaba a punto de caer dormida cuando escuchó como su puerta era abierta. Se incorporó en la cama para ver a su visitante que resultó ser Samon. Y si bien su primera reacción fue maldecir mentalmente el echo de que no tenía forma de evitarlo esa vez, se olvidó por completo de eso en cuanto observó la expresión demacrada de Samon.

—Necesito hablar contigo. —Le dijo entrando en la habitación y cerrando la puerta tras de si.

—C-claro, ¿pero estás bien? —Le preguntó a lo que él solo esbozó una sonrisa quebrada y le dijo.

—La verdad no. ¿Puedo sentirme junto a ti? —Ante la pregunta ella se apartó para que Samon tomara asiento a su lado y empezara a hablar—. Fuí a ver a Okina hoy, necesitaba que corroborara tu buena salud para poder colocar los sellos...

—¿¡Vas a colocarlos ya!? —Preguntó emocionada, pues una vez tuviera los sellos debería estar a salvo. Pero al ver la expresión rota del guardia se preocupó —. ¿Samon qué ocurrió?

—Okina se opuso a los sellos.

—¿¡Qué!? ¿¡Por qué hiso eso!? ¡Él sabe que es mi única opción! —Hime se levantó de la cama para posicionarse frente al guardia mientras exigía explicaciones.

—Porque para colocar los sellos debo fundir parte del metal de tus grilletes con mi Qi para que la tinta especial traspase. —Ante esta revelación ella se quedó estática y el color de su rostro desapareció.

—...S-solo por eso...

—Me contó lo de tus prótesis. —La interrumpió antes de que intentara encubrir la verdad—. Tambien me dijo los riegos que conlleva colocar los sellos para ti. —Confesó apretando los puños y sin ver a la chica frente a él, que tomó aire para después hablar.

—¿Y qué hay con eso? —Ante esta pregunta Samon levantó su rostro para verla, si bien se mantenía pálida su mirada era dura y determinada—. ¿Acaso tienes otra forma de detener el Haki?

—...No la tengo.

—Entonces no hay necesidad de pensarlo —Dijo cerrando sus ojos a lo que Samon se levantó y exclamó.

—¿¡Entiendes lo que estás diciendo!? ¡Aún si ignoramos el dolor que te causarían los sellos el grillete en tu cuello podría matarte durante el proceso!

Al estar fundido con la médula ósea y las terminaciones nerviosas todo estímulo causado en ese grillete tenía consecuencias directas en el cerebro. Ella podría entrar en shock o sufrir un derrame cerebral. Aun si eso no pasaba algún nervio podía resultar dañado.

—No lo hará. —Afirmó con una sonrisa y abriendo los ojos para mirarlo —no lo hizo cuando fue dañado antes, así que no creo que esta vez pase.

—¿Dañado? —Hime desvío su mirada al suelo al escuchar su incrédula pregunta.

—No es... Algo de lo que me guste hablar. —Samon volvió a sentarse en la cama y masajeó sus sienes, intentando procesar el echo de que alguien casi la había matado, una vez más—. Samon. —Él no levantó el rostro—. Ambos sabemos que no hay otra opción si quiero vivir. No voy a mentirte ni hacerme la fuerte, va a ser un infierno para mi. —Y él iba a ser quien lo provocara—. Pero aún así... Quiero vivir.

Samon se sorprendió al escucharla decir esto, si bien ella no estaba dispuesta a morir, nunca la escuchó decir que quería vivir. Hajime mismo le había dicho que ella carecía de deseos, que estaba vacía y que apenas empezaba a llenar ese vacío.

Hime se arrodilló frente a él y tomó entre sus manos la suya que mantenía cerrada en un puño sobre su rodilla.

—Quiero vivir. Pero sé que no podré soportar el proceso dos veces si lo dejas a medias, por eso necesito que me prometas que no pararás sin importar que grite, llore, ruegue o sangre. Necesito que me lo prometas Samon... Por favor.

Samon finalmente observó los ojos de la chica. Ahí, arrodillada frente a él con la luz de la luna que se filtraba por las rejillas de la celda iluminando las lágrimas que luchaba por retener, sus pequeñas manos temblando al igual que todo su cuerpo. Estaba aterrada. Pero su sonrisa y sus ojos mostraban su deseo y esperanza de vivir. Ella quería luchar. Quería que él la ayudara a luchar.

La abrazó. Apoyó su frente en el hombro de Hime y acarició sus cabellos azabaches.

—Estarás bien... Estaremos bien...

Tal vez no debía prometer algo que quizás no se cumpliría. Pero ahí, en ese instante en el que no podían hacer nada más que derramar lágrimas aferrándose al otro, sintió que debía hacerlo.

Rezaba a todos los dioses y demonios que existían porque el calor entre sus brazos no desapareciera de su vida.

Continuará...

Yo y Mitsuru: ¡¡Buaaaaaaaaaah!!😭😭😭😭😭

1 hora de llantos y muchos pañuelos desechables después...

Mitsuru: ¿¡¡Cómo puedes ser tan cruel!!?😭😭😭

Yo: ¡Lo sientooooo!😭😭😭😭 ¡Solo me salió así!😭😭😭

MITSURU: ¿¡Te vas por... 3 meses y esto es lo que traes!?

Yo: ¡Perdón😭😭! Pero al menos traje abrazo como me pidió @anisolme 🥺🥺🥺.

Mitsuru: ¡No compensa!

Yo: ¡Perdoooooon!😭😭😭

Mitsuru: 1896 palabras de puro drama... De verdad te pasaste ಠ_ʖಠ.

Yo: No lo planeé😅. Me puse a escribir y esto fue lo que salió, es triste pero la verdad me gusta🥰.

Mitsuru: 😒... —Saca el celular y hace una llamada—. ¿Mic? Llévate a está loca fuera de mi vista antes de que la mate y nos quedemos sin saber el final de sus historias😐💢.

Mic: ¿¡Pero you no te has leído sus borradores🤣🤣!?

Mitsuru: 😶... —Voltea y ve que la autora se a largado a matar a su otro locutor a lo que cuelga—. Hay que aprovechar que no hay moros en la costa😎. —Se va a rebuscar en los cajones donde están los borradores.

Espero les haya gustado el capítulo🤗. Dedico este capítulo a todos esos lectores que me animan a seguir escribiendo esta historia🥰. Los amo a todos🥰🥰😍😍😘😘

Recuerden quedarse en casa leyendo ficsฅ^•ﻌ•^ฅ

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