Capítulo 35

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Pasaron alrededor de dos minutos cuando la puerta fue finalmente abierta revelando a Henry, ambos compartieron una sonrisa, saludándose.

—¡Hey! ¿Qué tal, todo bien? —Preguntó él.

—Todo bien, sólo vine al baño y estirar las piernas un poco—rio algo nerviosa, sin dejar a un lado la sonrisa—¿Y tú?

—Igual vine al baño y te entiendo perfectamente sobre las piernas, créeme que estar nueve horas sentados no es algo que disfrute hacer cada que vengo aquí—mencionó divertido.

—Pero al menos estás un poco acostumbrado, ¿no? —Henry negó con la cabeza.

—Vengo cuando se trata de algo especial o para vacacionar, es decir que lo hago sólo dos veces en el año, puede parecer mucho, pero...sigo sin acostumbrarme—soltó una risa contagiando también a Teresa—. Lo siento dijiste que ibas al baño y yo estoy impidiéndote el paso—dijo haciéndose a un lado para dejarla pasar.

—No te preocupes Henry—antes de que Teresa pudiera cerrar la puerta ella habló nuevamente—¿Te veo luego? —Sonrió en dirección al él.

Por primera vez sentía que estaba tomando la iniciativa y aunque unas mariposas estuvieran haciendo de la suyas, la sensación que sentía en ese instante era agradable.

—Te veo luego—fue lo último que contestó antesde volver a los asientos.

Por fin estaban en tierras parisinas, y lo supo en el momento que desde la ventana observo gran variedad de luces amarillentas, donde una destacaba de las demás, obviamente se trataba de la Torre Eiffel, también lo supo cuando el pilotó dio su aviso en francés.

Justo en ese momento la energía por fin se le había agotado, eran las once, su vuelo pareció durar menos de lo esperado, y se sentía ahora mismo sin muchos ánimos de emocionarse estando en un país que más ha esperado visitar.

El camino fue mucho más tranquilo y se demoraron alrededor de cuarenta y cinco minutos para llegar al lugar donde estarían las dos semanas; parecía ser un hotel, la única diferencia es que este era exclusivamente para estudiantes de intercambio.

Sin duda todos ya estaba muy cansados, lo único que tenía en mente era irse a dormir lo más pronto posible. No obstante, tenían que esperar unos minutos más en lo que bajaban sus equipajes y les asignaba sus habitaciones.

—Bueno alumnos entiendo que ahora estén cansados, por lo cual sólo les asignares sus habitaciones y mañana temprano les daremos aviso de todo lo que haremos en estás dos semanas—habló la coordinadora de francés posicionándose en medio de todos.

—Lo primero que haremos es que formen grupos de tres, obligatoriamente de sólo chicas o sólo chicos, no puede haber dos chicos y una chica y viceversa—mencionó ahora la directora—. Y también que nos comenzaremos a comunicar en francés puesto que para eso fue a lo que venimos—se escucharon algunas quejas—. A partir de mañana.

Las tres chicas permanecieron juntas dado que obviamente decidirían compartir habitación. Tomaron sus cosas y fueron con la coordinadora para que las registrara y les diera su habitación. Lo mismo hicieron Henry y sus amigos.

—¿Qué habitación les toco? —Preguntó Gideon mientras los seis se dirigían a los elevadores.

—La seiscientos trece, ¿y a ustedes? —Respondió con algo de flojera debido a lo exhausta que se encontraba, Avril.

—Parece que somos vecinos de piso—mencionó Henry—. Nos tocó la seiscientos treinta.

Teresa soltó un fuerte bostezo que cubrió con ambas manos—. Lo siento—se disculpó apenada—. Es genial que al menos nos encontraremos.

Finalmente, el ascensor llegó y los seis se subieron en este, ninguno comentaba nada, el único sonido que se escuchaba era el de propio elevador y de la música de fondo, la cual era mejor que las que había en su país.

El hotel tenía en total doce pisos por lo que estar a la mitad de este no sería tan malo después de todo.

Cuando llegaron a su piso, sólo se despidieron con un movimiento de mano diciendo que mañana se verían, esta vez con mucha más actitud y energía.

Avril, quién tenía la llave de la habitación laabrió para encontrase con un muy hermoso lugar, lástima que ninguna pudoadmirarlo, porque una vez dejaron sus maletas en cualquier parte de lahabitación y de haberse cambiado por el piyama, lo último que recuerdan es caerprofundamente dormidas sobre sus camas. Lazy en la primera, cerca de la puerta,Avril en la segunda y Teresa en la tercera, junto una gran ventana, que por elmomento permanecía cerrada.

"Bonjour à tous, c'est une nouvelle journée qui commence. S'il vous plaît, le coordinateur et moi-même serons à la réception de l'hôtel pour donner des indications. Nous vous attendons à dix heures"

¿A quién rayos se le ocurre poner una alarma así? Mínimo una pequeña melodía hubiera sido mejor y no hubiese provocado que Teresa y Avril se cayeran de la cama de tremendo susto.

Cuando se alivianaron de eso lo primero en revisar Teresa fue la hora, ocho de la mañana, era demasiado temprano como para que los citaran a las diez.

Abrió más los ojos cuando pudo por fin apreciar la habitación en la que estaban, era realmente enorme, considerando que podía estar tres personas ahí. Frente a sus camas estaba una pequeña mesa de centro y frente a esta el gran televisor, con algunos cajones en la parte de abajo, de lado derecho de este había otra entrada, por lo que curiosa se levantó para abrir la puerta.

Dentro de este había una gran cantidad de más cajones, suponiendo que ese sería el armario. Saliendo del lugar había un pasillo largo que daba dirección a la entrada de la habitación y de lado izquierdo, viendo desde el punto de la entrada, estaba lo que imaginó que era el baño.

Finalmente, de lado derecho de la habitación estaba el gran ventanal del lugar. Vio a Avril acercarse a ella de manera lenta, compartiendo miradas y teniendo algún tipo de comunicación telepática para saber que pensaban en lo mismo.

Avril tomó la iniciativa, llevando sus manos hacia la cuerda que colgaba y de manera intencional tiró de esta de forma lenta, dejando que poco a poco el asombro le comenzará a invadir su cuerpo y el de Teresa.

Las palabras simplemente no salían de su boca, quería decir que era algo bello lo que estaba viendo, pero su mente se quedaba en blanco. Eso sí, apartaron la mirada debido al deslumbrante luz del sol.

—No, apaguen la luz—se quejó Lazy quién sorprendentemente seguía dormida después de que esa particular alarma sonará.

—¿Cómo puedes seguir dormida Lee?, ven tienes que ver esto—Avril camino hacia la cama de la mencionada y al conocerla perfectamente sabía que pedírselo amablemente no sería una opción, por lo cual tomo las sábanas tirando de ellas.

A ciegas, la ojiazul las buscaba de vuelta, sin embargo, fue levantada por Avril, dejándola sentada sobre la cama.

—¿Qué hora es?, y ¿por qué la intención de abrir las cortinas? —Preguntó tallándose los ojos, tratando de despertarse mejor.

—Será mejor que abras bien los ojos—dijo esta vez Teresa. Cuando por fin pudo conservar los ojos abiertos por más de dos segundos su mirada se amplió.

—Oh... por... dios—fue lo único que pudo decir.

Sin duda se habían ganado la lotería con su habitación, la vista, que tanto estaba admirando, era simplemente inigualable.

Siempre supieron que París tenía una de las mejores vistas gracias a las fotografías, aunque tenían que verlo en persona para creerlo. Frente a ellas tenían una de las típicas avenidas de Francia, con edificios altos, cubiertos de ventanas, balcones y, por supuesto, pintados de colores grises, azules y blancos. El sol sin dudar alguna le beneficiaba al paisaje, sin importa que hubiera una que otra nube cubriéndolo.

Por instinto, Teresa se aventuró a abrir la ventana, ya que este tenía un balcón, y no supo cuánto se arrepintió de eso hasta que una brisa súper helada le atravesó por todo el cuerpo, haciendo que de inmediato cerrase la ventana.

—Mierda, sabía que Paris era un lugar frio, pero no imaginé que se sentiría tanto teniendo un poco de luz solar—dijo con un poco de escalofrió, abrazándose a sí misma.

—Creo que era algo obvio, normalmente aquí el frío es parte de la rutina en Francia—mencionó Avril.

—Dejando a un lado la temperatura aquí... la habitación es realmente lujosa como para sólo recibir estudiantes de intercambio—dijo Lazy observando su alrededor.

—Concuerdo contigo... supongo que será la forma de impresionar—Lazy y Teresa rieron por el comentario de Avril.

"Oh, et j'allais oublier que vous faut ailez au restaurant de l'hôtel pour le déjeuner, dans exactement vingt minutes car nous avons des tables réservées pour vous"

—¿¡Qué!? —Exclamaron al mismo tiempo Avril y Teresa comenzando a buscar sus maletas.

—No he practicado mucho mi francés, así que... deduzco que lo que dijo no fue nada bueno por sus reacciones—mencionó Lazy empezando a levantarse de la cama.

—Dijo que tenemos que estar en veinte minutos para almorzar—respondió Teresa algo desesperada buscando qué ponerse.

—Mierda—dijo, e igualmente empezó a apurase con su ropa.

—¿Alguno tiene información sobre las chicas? No las he visto ni aquí, ni en el pasillo del piso—preguntó Gideon.

—Ya sabes cómo son ellas, se toman su tiempo—dijo Mark tratando de estar tranquilo, cuando en realidad quería ir a ver si todo estaba bien.

—Iré a buscarlas, no....—mencionó Henry dándose vuelta para volver a los elevadores, en cambio, chocó con alguien haciendo que tanto él como la persona se cayeran.

—¿Henry? —Hablo Teresa al mismo tiempo que se sobaba la cabeza. Él por instinto sonrió hacia ella, levantándose rápidamente para ayudarla.

—Perdona, ¿estás bien? —Se quedó unos segundos embobada por la mirada que él le dirigía, como respuesta ella asintió y tomo su mano levantándose.

—Qué bueno que al fin llegaron, ya estábamos a punto de entrar y ustedes no llegaban—dijo Gideon interrumpiendo las miradas que se dedicaban Henry y Teresa.

—Lo sentimos, nos distrajimos un poco con observar la habitación y la vista que tenemos—respondió Avril.

—¿Verdad que es asombrosa? Literalmente tome fotos de cada ángulo—comentó divertido Gideon.

Teresa notó, mientras los demás seguían conversando, que Lazy ni siquiera la mirada le había dirigido a Mark, quien parecía estar un poco desanimado.

Supo que no habían resuelto nada o al menos Lazy no había hablado con él, lamentablemente no podía decir nada al respecto ya que era problemas de ambos, pero sí le comentaría a Lazy que tiene que hacer algo.

Pasaron como unos cinco minutos más cuando por fin entraron al restaurante, era igual de enorme que al parecer todas las estancias del hotel, tenía una iluminación blanca y lo que era lo mejor, un buffet llenó de alimentos realmente deliciosos. A ellos le tocaron unas mesas cerca de este muy apetecible buffet, precisamente para evitar pasar entre las otras mesas de otras personas.

Algunas mesas eran de tres, cuatro, hasta seis personas, lógicamente eligieron la de más grande para ellos.

Aunque a la hora de sentarse, se volvió algo, ¿raro?, por así decirlo; Avril y Gideon querían sentar a Teresa y Henry juntos, para así ellos estar juntos sabiendo que Lazy y Mark querrían sentarse con el otro, pero... al igual que Teresa la tensión entre ellos se notaba, debido a que ninguno se saludó de la forma habitual. Los lugares quedaron finalmente en que Lazy, Henry y Teresa en una fila y frente a ellos, Gideon, Avril y Mark.

Siendo sinceros el desayuno no se sintió tan malo como lo esperaban, podían ir y venir por sus alimentos sin tener algún tipo de límite, claro que no había razón de exagerar, ¿cierto? Se sentía como cualquier hotel, ya sea en Estados Unidos o cualquier parte del mundo. Todo mundo conversaba dando sus impresiones del lugar y la opinión de los alimentos.

Fingió no haberlo notado, pero durante la mayor parte del desayuno atrapó a Henry observándola, haciendo que se pusiera algo nerviosa y en dos ocasiones casi se cayera. Por suerte para ella, a él le gustaba verla sonrojar, porque claro, por fin se había percatado de eso.

No vamos a mentir, la comida del desayuno estuvo mejor de lo esperaban, no le tenían muchas expectativas debido a que era un lugar sólo para alojamiento temporal, pero el hecho de que este reciba personas de diferentes partes del mundo, puede que allá sido una ventaja.

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