Capítulo 47

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—¡Muchas gracias linda! —Contestó arrogante fingiendo una sonrisa.

—¿Por qué lo hiciste? ¿Qué te hice para que me humillaras de esa forma? —La ira estaba empezando a invadirla, no obstante, no se dejaría perder el control.

—Y yo que quería pasar un bueno rato—murmuró para él mismo—. Escucha... no hay razones para lo que hice—se encogió de hombros.

—¡¿Cómo que no hay razones para lo que hiciste?! Claro que las tienes—Henry escuchaba en silencio todo lo que pasaba.

En cielo empezó a hacer ruidos de truenos lo que daba indicios de que empezaría a llover.

—Mm...—fingió pensar—, tal vez sea el hecho de que era tan fácil jugar contigo—ella abrió más los ojos sin decir nada, esperado que continuara—. Si... resulta que sólo pasaba el tiempo contigo por que eras muy inocente, quería algo de diversión en mi vida y qué mejor que tú.

Se sentía como un golpe bajo o una herida que ya había sanado y ahora estaba volviendo a abrirse de la peor manera.

—¿Y entonces cómo...?

Kevin rodó los ojos harto y comenzó a acercarse más hacia ellos. Pequeñas gotas del cielo empezaron a caer—. Tuve algo de ayuda y por razones obvias, no voy a decir quien me ayudaba a pasarte las cartas que rechazaste, ni a tomar la foto el día de la fiesta de tu novio.

Las gotas comenzaron a intensificarse y por instinto Henry se quitó un poco el abrigo que tenía para cubrir a Teresa, tanto ella como él querían terminar con esto de una vez.

—Fue sólo capricho, ¿eh? Entonces supongo que también fuiste el causante de lo que paso hace años, ¿no? —Dijo Teresa, estaba luchando mucho porque no le salieran la voz rota.

—Siempre reconocí que a veces eras inteligente, básicamente fue mi excusa para salirme de esta escuela—Kevin sonrió satisfecho, tal vez la verdadera razón de todo esto era burlarse de ella en su cara.

Estaba formulando muchas cosas en su cabeza para decirle en ese instante, algo que lo hiciera sentir mal o peor, sin embargo, ella no era así. No era vengativa con los demás por las cosas malas que le hicieran; miro a Henry, quien estaba serio mirando al otro chico. Recordó las palabras que el mismo le dijo.

—Bueno debo decir que te agradezco—Henry y Kevin se voltearon en dirección a Teresa muy confundidos. Los tres ya estaban muy empapados, aunque Teresa y Henry no tanto por la "sombrilla" que se hicieron.

—¿Agradecerme?

—Sí, agradecerte porque te importaba más mi vida que la tuya—sonrió levemente satisfecha—. Todo lo que hiciste me causó un miedo que hasta ahora sigo superando, pero eso solamente me demuestra que estas aburrido de tu vida.

Kevin se quedó callado y Teresa continuó hablando, acercándose a él dejando que la lluvia cayera más sobre ella, suerte que no se había maquillado mucho si no sería vergonzoso.

—Tú mismo lo dijiste, buscabas diversión y, ¿sabes qué? No importa que me hayas utilizado—mentía, pero estaba en una postura orgullosa que no dejo que la tristeza la detuviera—. Tengo a Henry y muchas personas a las que les importó.

Volteó a ver a Henry y le sonrió, soltó un suspiro y volvió a Kevin, quien fingía no sentirse intimidado—. Por mi parte yo termine con esto, lo que pasó se queda a atrás y yo decido avanzar—estaba a punto de retirarse cuando agrega—. No quiero que vuelvas a meterte en mi vida, te aconsejo que te concentres en la tuya, créeme, no pierdas el tiempo—dio la vuelta corriendo hacia Henry para tomar su mano y salir ambos corriendo hacia el coche de él.

Obviamente hubo algunas dificultades debido a los zapatos de Teresa, pero lo bueno es que no estaban tan lejos del vehículo.

Una vez ahí rápidamente se subieron para evitar mojarse más de lo que ya estaban. Estuvieron unos momentos tratando se regular el ritmo de su respiración, también, Henry encendió el aire caliente para intentar secarse un poco.

—Siento el coche mojado—dijo Teresa, aunque realmente no tenía motivo para hacerlo.

—No te preocupes—contestó sacudiendo su cabello haciendo que pequeñas gotas salieran disparadas. Teresa rio por eso mientras intentaba acomodarse en el asiento.

—Esperemos a que por lo menos estemos en calor, no quiero que tus padres me maten—mencionó divertido. Ella se recostó en el asiento llevando su cabeza hacia atrás y cerrando los ojos.

—Me alegro al fin haber terminado esta mierda de los rumores...Gracias por estar a mi lado—abrió los ojos mirando a Henry, quien le mostró una sonrisa sincera.

—No hay de que agradecer, no puedo imaginar lo duro que fueron esas cosas que te hizo, pero...—acarició su mejilla—, aun así, lo enfrentaste y estas en proceso de superarlo, además de que tu repuesta fue muy inteligente.

—¿Tú crees? —Teresa se acomodó de lado para ver mejor a Henry, él hizo lo mismo.

—¡Claro! Básicamente lo dejaste boca abierta—Henry rio.

—Bueno sólo recordé un consejo que una vez la persona que más tiempo pasa conmigo me dijo—no importaba el tiempo que pasara, Teresa jamás dejaría de sonrojarse enfrente de Henry.

—Mm... et pouvez-vous découvrir qu'il est?

No lo conoces—rio por la falsa decepción que Henry expresó.

Teresa tomó iniciativa acercándose un poco más a él, tomando su mano y entrelazando sus dedos. El sonido de la lluvia caer que se escuchaba de fondo, hacía que el ambiente no estuviera en absoluto silencio.

—Te quiero, Henry.

Sonrió más y beso su frente—. También te quiero, Tere.

Veinte minutos después de que Henry fuera a buscar a Teresa, Lazy y Mark decidieron irse también, por lo que ahora estaban de nuevo ellos dos, a solas, como empezó a ser desde que regresaron de Paris.

Ya tenía muchas ganas de decirle todo, pero había muchas personas, el ruido era demasiado y no podrían escucharse. Llevarlo a un lugar más privado era una opción, pero también existía la probabilidad de que los vieran, y no importaría porque no harían nada malo, sin embargo... Si le estaba dando muchas vueltas al asunto.

—Abby, ¿quieres irte a casa? —Preguntó Gideon. No había notado que el tiempo paso rápido, revisó el celular y podía afirmar que ya era tarde, once y cuarto.

—S-si Gideon—él asintió y se levantó de su lugar juntando sus cosas, ella también hizo lo mismo y salieron del gimnasio.

El camino era silencioso a excepción de la lluvia que se escuchaba caer, era la oportunidad perfecta para hablar, pero Avril no lo hacía. Estaba pensando seriamente en ya no decirle y dejar las cosas para después. Si no era hoy, ¿hasta cuándo?

Al llegar a la entrada, Gideon saco su abrigo y cubrió a ambos para llegar al coche. Igual hubo problemas por los zapatos de ella. Una vez ahí, el castaño se aproximó a prender el aire caliente.

Las manos de Avril le sudaban, estaba pensando y pensando cómo iba a empezar a decir las cosas; lento pero segura, en caso de que las cosas se tornaran mal. La vida es una vez, así que jodela.

—Gideon...—este volteó a verla. La ojiazul desvió la mirada evitando verlo, si no, se detendría ella misma y lo que ya quería era quitarse ese peso.

Él se dio cuenta de que estaba más nerviosa, jugaba con sus dedos y era obvio que evitaba su mirada, intento tomarla de la mano, pero lo hizo lento para evitar que se alterara.

—¿Qué pasa Abby?

—Yo... bueno...te-tengo algo que decirte Gid, es di-difícil, pero...—hablaba despacio y con algo de balbuceos en sus palabras. Él se acercó un poco más—. Sé que tal vez no valga la pena...

—Abby, todo lo que digas tiene una razón, no estés nerviosa y dime qué pasa, por favor—hacia su mayor esfuerzo para animarla sin llegar a obligarla.

—Lo sé, pero... tenemos una gran amistad—suspiro y finalmente volteó a verlo—, que no quiero perder—comprendió al fin de qué se trataba, el alivio y la emoción llego que ahora le causaba ternura verla.

—Tú estás interesando en alguien...—fue interrumpida por Gideon besado sus labios.

Sorpresa y confusión sentía en ese momento, estaba en shock total y no sabía que hacer ¡Estaba dando su primer beso! Jamás pensó que sería así.

—Gid... creí que...—se alejó un poco para hablar, no obstante, Gideon se lo impidió y, a pesar de eso, lo empezó a disfrutar, pues comenzó a cerrar los ojos, dejándose guiar por él.

Esto estaba pasando, realmente estaba pasando, no había posibilidad de que sea un sueño y si lo era, se sentía tan real. Con su otra mano acarició la mejilla de Avril y con la que sostenía su mano, empezó a acariciarla. Ella dejo su mano sobre su regazo, pues no sabía que otra cosa hacer.

Lentamente Gideon se empezó a alejar de Avril, quien aún seguía confundida, por lo que espero a que él empezará hablar. Ambos estaban algo sonrojados.

—Escucha Abby, la chica que me gusta, eres tú y siempre has sido tú—abrió la boca para pronunciar palabra, sin embargo, Gideon continuó—. Fue un tonto plan que hice para intentar acercarme a ti, más de lo que ya estábamos.

Tenía los ojos muy abiertos de la impresión, los nervios desaparecieron y sólo existía la emoción. Experimentaba cosas que hace años ni sentía, como las mariposas en el estómago y también, la sensación del primer beso. Ese que con sólo leerlo en los libros le causaba curiosidad saber si era cierto todo lo que decían sobre esos.

—Supongo que ya sabes que te quería decir y por eso me besaste, ¿no? —Estaba actuando un poco más tímida, que con movimientos suaves acercó la otra mano a la del chico, para tomarlo de ambas.

—Perdón por eso, sé que fue tu primer beso y posiblemente lo arruine, pero quería hacerlo, fue un impulso que ya no podía resistir y....—está vez él fue interrumpido por un pequeño beso.

—No te disculpes Gid, me gustó el beso y fue mejor de lo que esperaba—más sonrojada, le sonrió.

Tuvo suerte ella porque no tuvo que decirlo exactamente con las palabras que eran, simplemente con una acción ambos se entendían. Podría decirse que eso era lo que caracterizaba mucho a ellos dos, no tenían que dar mayores explicaciones porque existía algo especial entre ellos que con tan poco o nada se comunicaban.

Casi siempre este tipo de conexiones las hay entre mejores amigas, en cambio ellos, en tan poco tiempo la desarrollaron, pero el hecho de que tuvieron sus dudas respecto a sus sentimientos, los hizo pensar que la conexión era inexistente.

—Supongo que ahora que sabemos lo que sentimos yo...—Avril lo calló colocando su dedo índice en sus labios.

—No quiero que lo digas así Gid, simple y sólo porque la situación lo indica. Además, quiero entender todo esto, es... muy nuevo para mí. No te preocupes, ya no es posible que me aleje de ti.

—No iba preguntar eso, te conozco Abby y sé que te mereces algo cursi—ella rio—. Gracias por decirme que necesitabas tiempo, me puede ayudar a planear las cosas.

—Entonces, ¿qué ibas a decir? —Preguntó ella jugando con las manos de ambos, fingiendo desinterés.

—Iba a preguntar si te podía besar otra vez—ambos se miraron mutuamente, sonrojados y sonriendo a más no poder.

Avril asintió tímida mientras se acercaba y cerraba los ojos.

Todo ha cambiado de una buena manera, muchas cosas se aclararon y justo a tiempo antes de que tomarán caminos diferentes, lo cual, no sería problema para ninguno. Estaban seguros de que nada los separaría por más lejanos que estén.

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