Capítulo 49

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La primera vez que Teresa tuvo que presentar una pareja había salido mejor de lo esperaba. No hubo muchos momentos vergonzosos de parte de sus padres o de su hermano, aunque eso sí, estuvo algo nerviosa.

El sábado siguiente después del partido, como habían concordado, Henry fue a la casa de Teresa a comer con su familia. Si bien ya lo había hecho antes, esta vez era diferente, estaría él solo y además sería llamado novio en vez de amigo. En un principio le dio algo de miedo.

En cambio, este desvaneció con el pasar de la comida. La madre de Teresa, Jennifer, era una mujer muy encantadora, expresiva y alegre, algo diferente a Teresa, pues ella era tímida, mientras que su madre le gustaba siempre tener una conversación.

Transmitía cierta seguridad y confianza hacia los demás. Con su padre, Jack, era muy opuesto a su madre; reservado, algo serio, pero respetuoso con los demás. Su forma de hablar le intimidaba un poco, porque parecía que lo quería fulminar con la mirada; a pesar de que era posible, lograron tener una buena comunicación.

Con Ricardo no tuvo ningún inconveniente, seguirían llevándose igual, aunque puede que lo quiera mantener más cerca para vigilarlo.

Hubo un momento en que Teresa casi se muere de incomodidad, cuando su madre empezó a platicarle sobre todo lo que hacía cuando tenía siete años, por suerte no logro llegar a peores.

Durante el mes de junio volvieron a pasar cosas emocionantes, entre ellas un viaje a una cabaña en una playa, con todos sus amigos, su hermano y Paula, sin padres, sólo ellos.

Planearon esta salida una semana después de que terminara el mes de mayo, para poder llevarlo a cabo a finales de junio. Fue algo difícil convencer a los padres de Avril para que la dejaran ir, pues esta vez los únicos "adultos" eran Paula y Ricardo. Al final lograron convencerlos.

La salida fue con el objetivo de celebrar que terminaban la preparatoria y en tan sólo unos meses más irían a la universidad. Fue una semana llena de diversión, relajación y sobre todo alegría.

Hicieron varias actividades como ir a la playa a asolearse, caminar, conducir cuatri-motos, dibujar en la arena y hacer una fogata, la cual fue la parte favorita de Teresa.

También lo fueron las mañanas que despertaba con todas las chicas en la misma habitación y al bajar, encontraban a Henry y Ricardo intentando hacer el desayuno, casi siempre lo terminaba haciendo Paula con ayuda de las demás.

No iba a admitir que durante el viaje notó a Ricardo y Paula hacerse más unidos, quería pensar que fue por el hecho de su relación con Henry, pero a veces tenía una idea diferente.

Esta salida fue también un motivo más para que los padres de Henry quisieran conocer más a Teresa, ya que no lo habían hecho el día de la fiesta de Henry o el día de la graduación.

Por lo que ahora, primer sábado del mes de julio, estaba frente a la puerta de los Lambert, algo nerviosa y feliz al mismo tiempo. Para esta ocasión decidió vestir luciendo más su personalidad y sus gustos.

Traía una blusa de manga larga color lila, unos jeans mom color azul claro con un cinturón negro alrededor, tenis blancos con un diseño que ella misma hizo, una bandana en la cabeza del mismo tono que su blusa y una pequeña bolsa blanca. Trato de irse lo menos arreglada para poder causar una buena impresión.

Se limpió el sudor de las manos con su jeans y tocó el timbre, así como fue su primera vez presentando pareja, era su primera vez ser presentada como una pareja; esperaba que la mala suerte no llegara de manera imprevista.

La puerta fue abierta por un sonriente Henry; amaba cuando vestía con un estilo parisino vintage, dándole reflejo a sus genes maternos. Llevaba una camisa blanca, un pantalón de vestir beige y unos zapatos negros.

—Hola.

—Hola—respondió Henry haciéndose a un lado para dejarla pasar.

—Te vez hermosa, como siempre—alagó mientras cerraba la puerta.

—Gracias, tú igual te ves bien—respondió esto con el leve sonrojo en sus mejillas.

Henry le sonrió en respuesta acercándose para besar su mejilla, luego tomó su mano y se dirigieron a la sala, donde estaban sus padres.

—Ya llegó Teresa—anunció Henry, ella estaba con la mirada un poco baja y sonriendo levemente.

—Hola.

—Tere, que bueno verte de nuevo le he insistido a Henry que ya quería conocerte tu ne sais pas comment il parle de toi—dijo acercándose para saludarla. Ella soltó una risa nerviosa.

—Un gusto volver a verte Teresa—dijo el padre de Henry, igualmente saludándola.

—Hola señor Lambert—con él no tuvo la oportunidad suficiente de conocerlo mucho el día de la graduación.

—Puedes llamarme Alex—ella asintió en respuesta.

—Voy por tu hermana Hen, mientras pasen al comedor—Este estaba ubicado justo atrás de la sala. Su madre salió y los demás pasaron a sentarse, obviamente Teresa a lado de Henry y en frente de ellos estarían sus padres y Paula.

—¿Estás nerviosa? —Susurro Henry.

—Un poco la verdad—dijo acomodándose la blusa y colgando su bolsa en la silla.

—No te preocupes, sólo se tú misma—tomó su mano por debajo de la mesa, acariciándola.

—Siento que si lo soy tal vez no les agrade mucho.

—Ni digas eso bebé, tú me has gustado por cómo eres y a ellos les agradaras, así como con mi hermana.

No respondió, sólo volteó a verlo sonriéndole levemente. Segundos después llegó Paula y Jeannette con la comida. La mesa ya estaba puesta por lo que sólo trajeron los alimentos y la bebida, con ayuda de Teresa, entonces comenzaron a comer.

—Dime Teresa, ¿cómo conociste a Henry? —Preguntó Jeannette, iniciando lo que sería próximamente la ronda de preguntas.

—Bueno, nos conocemos desde muy chicos y fue hasta secundaria que nos hicimos algo cercanos—respondió tratando de bajar los nervios.

—Awww un amour d'enfance.

—¿Cuánto tiempo llevan saliendo? —Preguntó esta vez Alex mirando a ambos.

—Llevamos cuatro meses saliendo, este mes, a finales, cumplimos cinco—respondió Henry. ¿Tanto tiempo ha pasado?, pensó Teresa.

—¡Wow, eso es sorprendente!

Dites-moi Teresa, ¿Henry es bueno contigo? —Él susurro un incómodo "mamá" acogiéndose en su asiento. Paula rio de fondo.

Antes de responder Teresa, también rio levemente—¡Claro que lo es Jeannette!, es un gran chico, muy caballero y respetuoso conmigo—dijo esto con tanta emoción.

—Más le vale, se ve y me ha contado que eres una gran chica.

—Muchas gracias—sonrió.

—¿Y qué piensas estudiar? —Volvió a cuestionar Alex minutos después.

—Antes creía que tal vez repostería, pero cambie de opinión y voy a estudiar diseño.

—Es realmente buena en ambas cosas—agregó Henry sonriéndole.

—Wow ambas son muy... requieren mucha inspiración—dijo Jeannette.

—Es cierto y a veces es difícil encontrarla—respondió ella.

—¿Una cosa que a ti te inspira? —Preguntó esta vez Paula, quien no había dicho nada, además de saludar, desde que comenzaron a comer.

—Sin duda Paris, quede encantada con ese lugar.

—Y no te lo voy a negar querida—mencionó Jeannette.

La comida continuó con otros temas poco relevantes hasta que no hubo más alimentos sobre los platos. Amablemente Teresa se ofreció a ayudar a Jeannette a limpiarlos y Henry a guardarlos. Conoció más sobre ella, que parecía ser muy parecida a su propia madre, en el sentido de socializar.

Quince minutos más tarde, no había más platos en el lavadero, por lo que los tres salieron de la cocina. Su madre iba camino a la sala junto con los demás, pero ellos tenían otros planes.

—Voy a darle un recorrido a Teresa—mencionó Henry cuando observo como la miraba su madre, algo confundida.

La porte ouverte ou assortie s'il vous plaît —respondió dejando salir una risa. Henry y Teresa se sonrojaron un poco por el doble sentido que tenía eso.

—Si sabes que no necesito de esto, ¿verdad? —Mencionó Teresa mientras subían las escaleras.

—Lo sé, pero en teoría no has conocido mi casa de manera correcta—ambos rieron por eso.

Al llegar al piso de arriba le mostro las pocas habitaciones que no conocía. Era un pasillo algo largo en donde de lado derecho estaba la habitación de Paula y luego la de sus padres; obviamente no entraron a la de su hermana por que 1. Ya la conocía y 2. No quería invadir su privacidad.

De lado izquierdo, casi en medio de esa parte, estaba una habitación que correspondía a la del baño y en las paredes de sus lados había varias fotografías familiares. Una de los cuatro en la que parecía ser la playa, con un Henry de aproximadamente nueve años y Paula de entre once o doce años. Otra en la que sólo estaban ambos hermanos el día que Paula salió de la secundaria; muy unidos y sonrientes como hasta ahora se han mantenido.

La última habitación, que se encontraban al final del pasillo, era la de Henry. Esta era la única que no conocía por dentro por lo que, al abrirla Henry, él se hizo a un lado para que Teresa pudiera observarla.

Era ligeramente más grande que la de Paula; a primera vista estaba su cama, cubierta por colores neutros y encima de esta había una pequeña ventana rectangular. De lado derecho estaba parte de su armario y una segunda puerta, supondría ella su baño personal. Se introdujo más al lugar para ver más de cerca las cosas que él tenía, mientras Henry la observaba desde la puerta.

Había una pequeña mesa de noche del mismo lado, derecho, donde había una lámpara y libros. De lado izquierdo se encontraba su escritorio, muy ordenado y minimalista y a sus lados repisas adornadas con fotos con amigos, trofeos y más libros.

En la parte de atrás de la puerta, a un lado, había una pared llena de muchas hojas, fotos, tickets y un calendario. Sonrió por una foto en específico; la copia de la polaroid que se tomaron aquella vez en la cima de la Torre Eiffel. No pudo evitar sentirla con la yema de los dedos.

—Debo decir que es de mis fotos favoritas de todas las que tengo ahí—mencionó Henry entrando a la habitación y dejando la puerta ligeramente abierta.

—También lo es para mí—volteó a ver a Henry que estaba detrás de ella para sonreírle y después pasearse por el lugar hasta llegar a su cama donde se recostó.

—Debo admitir que tienes una habitación muy ordenada y linda—el repitió la misma acción que Teresa y se colocó a un lado de ella. Ambos voltearon a verse.

—Muchas gracias, la verdad me estresa tener todo botado porque así no puedo encontrar nada—ambos rieron.

—¿Tú elegiste los colores? —Su habitación tenía un piso de alfombra, a excepción del baño. Las paredes estaban pintadas de un café muy claro, mientras que el techo era totalmente blanco.

—Me ayudaron muy padres.

—Te creo, apuesto a que hubieras puesto un rojo ladrillo y un verde—se burló Teresa de Henry, él la miro fingiendo estar ofendido.

—¿Insinúas que tengo malos gustos? —Preguntó divertido.

—No insinúo, creo que tienes mal gusto—ella rio por la expresión de enojo de Henry.

—Oh, ¿enserio? —Henry se levantó y poco para empezar a hacerle cosquillas a Teresa, quien no paraba de sonreí.

Ahora las carcajadas se escuchaban por toda la habitación, la cama comenzaba a desordenarse y él no tenía intención de parar.

—Henry... ya... basta... me... me duele... el estómago... de reír—decía Teresa como podía ya que era interrumpida con las risas.

—¿Admites que tengo buenos gustos? —Dijo sin dejar de hacerle cosquillas.

—Esta... está bien... sí... sí los tienes—él dejo de hacerle cosquillas y Teresa se decido a regular su respiración.

—Es muy amable de tu parte que me lo digas—mencionó orgulloso Henry.

—Te odio, pero no puedo hacerlo por mucho porque me gustas.

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