Capítulo 6

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—Sí, se lo voy a decir—mencionó Mark sosteniendo ambas bebidas y comenzando a caminar.

—¡Al fin! —Expreso Gideon en voz alta, Henry se río.

—¿Cuándo lo harás? —Preguntó ahora Henry.

—A principios de octubre—mencionó como si nada. Henry y Gideon se detuvieron, mirándolo con sorpresa y confusión.

—Mmm, ¿e-estás seguro? —dijo riendo nervioso, Henry.

Mark lo miró confundido y detuvo su paso—¿Hay algún problema?

—Si sabes cuándo cumple, ¿verdad? —Cuestionó Gideon

Mark rodó los ojos—Obvio, es como su sorpresa, ¿saben?

Si Gideon y Henry hubieran tenido las manos libres ya se hubieran golpeado el rostro mientras negaban con la cabeza.

—Mark, ¿eres idiota? Es la peor forma de preguntarle eso—mencionó Henry abriendo los ojos en forma de sorpresa.

—¿No es un lindo detalle? —Respondió Mark aún confundido.

—¡Claro que no!, si llega a haber una ruptura en el futuro, que ojalá no pase, va a recordar su cumpleaños de la peor manera—Indicó Gideon y Mark abrió más los ojos dándose cuenta de su error, ¿en qué estaba pensando?

—Si vas a decírselo, será mejor que lo hagas antes o después—Henry señalo con un dedo a Mark y luego a Gideon estando de acuerdo con él.

—Dios, tienen razón como no lo pensé antes—mentalmente el pelirrojo se golpeó la cabeza.

—Ahora que te diste cuenta, ¿cuándo se lo dirás? —Preguntó nuevamente, Gideon.

—Entre más pronto mejor entonces...—hizo una breve pausa, pensando antes de continuar—A principios de septiembre—respondió sonriendo.

—Bien, tú sí que no pierdes tiempo, vamos Mark sin miedo al éxito—mencionó Henry y los tres chicos soltaron una pequeña risa antes de continuar su camino hacia las chicas.

La fiesta ya había comenzado al igual que el ritmo de la música, era una mezcla entre canciones actuales y canciones del pasado, lo cual le agradó bastante a Teresa, pues desde muy pequeña, su padre le puso muchas canciones de su época por lo que se podría decir que creció con ellas, obviamente también le gustaba la música actual, pero tiene cierto fanatismo por las de los sesenta, ochentas y noventas, además de que influyeron en su forma de vestir.

El lugar estaba lleno de estudiantes en movimiento, algunos iban por refrigerios, otros a refrescarse con bebidas y otros solamente a charlar. Al principio Teresa tenía algo de pena de bailar, ya que no era muy buena, pero sus amigas prácticamente la jalaron para que tuviera más confianza. Ahora mismo las tres chicas se encontraban riendo y bailando.

—Cuidado, que no se te caiga la baba—comentó de forma divertida Gideon a Henry.

Estaban descansando a lado de la mesa de bebidas después de haber bailado durante una hora, Mark estaba con las chicas también bailando pues, aunque no lo pareciera, los cuatro son mejores amigos, sin embargo, rara vez hablaban entre todos.

—Cállate—dijo dándole un leve codazo y riendo.

—Ya van a comenzar las canciones lentas así que, ponte listo—le recordó.

—Ni que lo menciones, estoy con los nervios de punta.

Antes de que pudiera decir otra cosa Gideon, la música cambio, escuchándose Last Kiss de Taylor Switf, haciendo que todos se fueran de la pista dejando sólo a los que venía con acompañante. Como Lazy y Mark ya estaba cerca, Teresa y Avril se fueron alejando poco a poco, no mucho porque en eso llegaron Gideon y Henry a su lado. Ambos tomaron a sus parejas y se dirigieron de vuelta a la pista.

—Sólo quiero decir que lo siento si te piso, nunca he bailado este tipo de bailes—confesó en voz baja, Teresa.

—No te preocupes, de hecho, tuve que tomar clases—mencionó riendo un poco, Henry.

—¿Enserio? Bueno yo lo hice hace tiempo cuando fueron mis XVI, ¿lo recuerdas? —A pesar de que apenas este año comenzaron a hablar más, Teresa y Henry se conocían desde antes, la única diferencia es que sólo hablaban cuando estaban en mismos equipos de trabajo, de ahí en fuera nada. Ella pensó que sería buena idea invitarlo para no dejar sólo a Mark el día de su fiesta.

—Sí lo recuerdo—Henry en ese momento le da una vuela a Teresa. Ambos tenían una sonrisa dibujada en el rostro.

—¿Puedo preguntarte algo Teresa?

—Claro.

—¿Por qué nunca habíamos hablado? Digo nos conocemos desde hace mucho.

Pánico, eso fue lo que había sentido Teresa con esa pregunta, tenía sus motivos, pero no iba a decírselos, aún.

—Am.... b-bueno yo, yo creo que porque em... ¿no te conocía mucho? Sí, eso y am.... era muy tímida—respondió, mintiendo un poco, no le iba decir la verdadera razón; con mucho nerviosismo en su voz, esperaba que Henry no lo notara.

—Bueno, debo decir que...—dijo dándole otra vuelta—me caíste muy bien—sonrió.

—G-gracias, tú igual me caíste bien, eres muy divertido—igual sonrió.

—¿En qué aspecto divertido? —Arqueo una ceja, sin borra la sonrisa de su rostro.

—B-bueno eh... cuando estábamos en la cabina de fotos, por las caras que hacías—respondió sonrojándose un poco.

—¿Dices que te da risa mi rostro?

—¡No! O sea, me refiero a las fotos donde hacíamos el ridículo, no digo que lo eres sólo agh, ¿me entiendes no?

Henry soltó una pequeña risa antes de darle la última vuelta—Descuida estoy bromeando.

La primera canción lenta había concluido dando paso a la siguiente inmediatamente. Las chicas pusieron ambos brazos sobre el cuello de los chicos y ellos dirigieron sus brazos hacia la cintura de ellas.

—Am... ¿Hay algún problema Henry? —Preguntó Teresa, pues la melodía ya había comenzado y él aún no tomaba su cintura como los demás.

El chico negó al instante—. No sólo... ¿No te molesta o incomoda? —Teresa lo miro confundida.

—No, está bien Henry—él asintió para luego llevar sus manos hacia la cintura de Teresa y comenzar a bailar.

Segundos después ambos ya estaban muy cerca entre ellos, prácticamente abrazándose; Teresa con la cabeza recargada en el hombro de Henry y él recargado un poco su barbilla en el hombro de Teresa. Henry comenzó a cerrar sus ojos, disfrutando el momento.

Sentía el ritmo de la respiración de Henry sobre su cuello, haciéndola sentir un escalofrío por todo el cuerpo y que las piernas le empezarán a temblar, temiendo que en algún momento pudiera caerse.

Teresa veía desde lejos a Lazy y Avril, quienes les hizo una seña de ok con sus manos; dejo salir una pequeña risa antes de cerrar los ojos también.

Al terminar la canción, volvieron las canciones movidas por lo que muchos se volvieron a integrar a la pista, otros se fueron por algo de tomar o comer. Las tres chicas se fueron a refrescar mientras que los chicos se quedaron en la pista.

—Ese baile Teresa—mencionó de forma divertida Avril, dándole un leve codazo.

—Ya Avril, tú mejor ni digas nada—Teresa sonrió y sus mejillas se tiñeron de un tono rojizo.

—¿De qué hablas? Yo me la pase discutiendo con él porque piensa que Erika y Ángel hacen bonita pareja.

—¿Tú le crees, Lazy? —Cuestionó mirando a la antes mencionada, con una ceja arqueada y una sonrisa.

—Digamos que le creemos—cruzó sus brazos, Lazy.

Las chicas ya habían llegado a la mesa, tomaron un vaso y se sirvieron de cualquier refresco que hubiera.

—Pero si tú no te quedas atrás, Lee—mencionó Avril dirigiéndose a una esquina para recargarse, las otras chicas la siguieron.

—Y esta vez no voy a negar lo obvio, sentí millones de mariposas alteradas en mi estómago—suspiró con una sonrisa.

—Se notaba a kilómetros—Teresa río y en eso su teléfono suena indicando que llego un mensaje.

—¿Quién es? —Preguntó Avril en lo que Teresa trataba de abrir el mensaje con una mano.

—Mi hermano... dice que ya son ocho y media, que si ya viene por mí.

—Dile no, que Henry te lleva—contestó inmediatamente Lazy.

—Pero no ha dicho que se quiere ir aún, además no pienso preguntarle.

—Dios, te lo complicas mucho bestie em...—dijo deteniéndose para pensar un poco—Acércate y dile que ya te tienes que ir, él asentirá y preguntará si tienes con quien, le dirás que no que apenas le pedirás a alguien y ahí es cuando él se ofrece a llevarte—sonrió Avril.

—Yo, e-está bien... sólo le aviso a Rick—tomó lo que sobraba de su vaso para luego tirarlo a la basura y comenzar a textearle a su hermano.

—Nos cuentas que pasa Tere—dice Lazy.

—Por supuesto yo... em, ¿se van a quedar todavía? —Cuestionó Teresa mientras se colocaba el suéter.

—No te preocupes por nosotras, anda ve—le dijo Avril, Teresa asintió y se dirigió a dónde estaba Henry.

Respiró hondo antes de continuar cuando estuvo a espaldas de él—Em... Henry y-ya me tengo que ir.

Henry se volteó a verla—Claro está bien, ¿quieres que te lleve?

Resultó ser más fácil, pensó Teresa—S-sí, si no te molesta—sonrió levemente.

—Para nada—volteó a ver a sus amigos—Chicos yo me retiro, nos vemos el lunes.

—Claro, suerte—dijo Gideon, la última palabra lo dijo en susurro mientras le giñaba un ojo. Henry se rio y comenzó a caminar a la salida a lado de Teresa.

—¿Te divertirse? —Preguntó Henry una vez estuvieron fuera del gimnasio ya que en los pasillos había muy poca gente.

—¡Claro! Nunca la había pasado tan bien como ahora—respondió sonriendo.

—Me alegro mucho—Henry igual sonrió.

El trayecto al coche de Henry fue silencioso, aunque no incómodo. Cuando llegaron, él se adelantó para abrirle la puerta y una vez Teresa se subió, este rodeó el coche hacia el asiento del piloto, ambos se pusieron el cinturón de seguridad y Henry encendió el auto.

Al encenderlo, se empezó a reproducir "Euphories", una canción que Teresa conocía muy bien, Henry quiso apagarla, pero la ojiverde colocó su mano encima para impedírselo, dejando a ambos sonrojados.

—Espera, ¿te gusta Videoclub? —Ambos retiraron sus manos.

—Em sí... tiene buenas canciones—dijo un poco nervioso Henry.

Teresa se sonrojó un poco más—. A mí igual me gusta, es genial al fin encontrar alguien más que los escuche—sonrió.

Mientras tanto Henry comenzó a salir del estacionamiento dejando la música y escuchando a Teresa al mismo tiempo.

—Tienes razón, ¿desde cuándo los escuchas? —Continúo preguntando Henry ya con la vista en frente.

—Desde que me apareció Amour plastique en un tiktok—contestó sonriendo con las manos entrelazadas sobre su regazo.

—A mí me mostraron la de Enfance 80 y me encantó al igual que mi a hermana.

—¿Tienes hermana, también entiende el francés? —Cuestionó Teresa, jamás había escuchado sobre ella.

—Sí, es mayor que yo y bueno... sólo Gideon lo sabe, pero tengo descendencia francesa de parte de mi madre—sonrió levemente.

Teresa abrió más los ojos—¡Wow, eso es increíble! —Llevo su vista hacia enfrente—Por cierto, no te he dicho aún donde vivo, perdóname.

—No te preocupes, pon el GPS en tu teléfono y colócalo aquí— señaló el soporte para celulares que esta abajo del espejo retrovisor.

Teresa asintió en respuesta y puso su dirección en su teléfono, una vez lo hizo, ambos continuaron charlando.

—Con razón eres bueno en la clase de francés—mencionó divertida Teresa.

—Bueno tú no te quedas atrás—ambos rieron.

Unos treinta minutos después ya habían llegado a la casa de Teresa, por lo que Henry salió primero para abrirle; ella agradeció y caminaron a las puertas de su casa.

Antes de abrir la puerta, Teresa se dio la vuelta para mirar al chico—. Gracias por traerme e invitarme al baile Henry—sonrió con las mejillas sonrojadas.

—No hay problema Teresa, espero y lo hayas pasado bien—respondió igual sonriendo.

—¡Claro que lo que pasé súper!

—Tal vez podamos salir... los seis e-en grupo—propuso rascando su nuca y riendo nerviosamente.

Las mejillas de la ojiverde aumentaron su enrojecimiento—. P-por supuesto—hizo una pausa—. Y-yo... —bajo la mirada jugando un poco con sus dedos—. Nos vemos el lunes—rápidamente se acercó a besar la mejilla de Henry, dándose vuelta inmediatamente empezando a caminar hacia la puerta de su casa sin mirar a atrás, no podía soporta que la viera tan sonrojada al punto que pareciera un tomate.

Henry, se mantuvo estático unos minutos, procesando lo que acababa de pasar. Al salir finalmente de su trance, una enorme sonrisa se dibujó en su rostro al mismo tiempo que sus mejillas tomaba el tono rojizo.

Se rio de sí mismo por lo estúpido que se vería ante la mirada de los demás si estuvieran despiertos, pero simplemente no podía evitarlo, no podía evitar que Teresa le hiciera sentir tantas cosas en tan sólo una noche.

Negó con la cabeza tratando de controlar sus acelerados latidos, para después darse vuelta, subir a su coche y empezar a conducir camino hacia su casa.

Esta noche el cielo lo vio más iluminado queantes y sabía perfectamente la razón del porqué.

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