11. UN NIÑO ENAMORADO

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Richard en multimedia.

CATALINA POV'S:

Luego de salir de ese salón me fui al gimnasio otra vez, encontrándome a mis mejores amigas donde había dejado a Antonio. Cuando llegué a ellas no les conté nada, pero sí les pedí que nos vayamos, a lo que accedieron algo extrañadas.

Me había afectado mucho lo que el tal Richard hizo. Hay que ser bien estúpido y estar mal de la cabeza para creer que una desconocida formaría parte de Los Populares, mucho menos si esa desconocida soy yo.

<<Ese chico necesita un psicólogo>>

Llegué a mi casa a mucho antes de lo que creí por aquella experiencia horrible con Los Populares. Abrí la puerta con mi llave y me despedí de mis amigos, quienes se encontraban en el taxi.

Entré a mi casa con cuidado de no hacer mucho ruido y cuando caminé hacia el living, puede ver a papá durmiendo en el sillón. Esa imagen era tan dulce.

—No tenías que esperarme —susurré para mí misma acercándome a él.

—No quería que nada malo te pasara —habla haciendo que me sobresalte. Realmente pensé que estaba dormido.

—¿Sabes que te adoro? —pregunté mientras él se paraba del sillón.

—Y yo a ti, pequeña. —Me abrazó y subimos las escaleras con cuidado de no caernos por la leve oscuridad.

—Hasta mañana. —Caminé hacia mi habitación luego de separarme de mi padre.

—Descansa princesa —fue lo último que dijo.

Al entrar en mi habitación no hice más que sacarme los zapatos, ponerme el pijama y recostarme en la cama. No quería pensar en nada que me llevara al insomnio. Estaba muy cansada para ello.

[...]

—¡Cata, despierta! —gritaba en mi oído una desesperada Beily.

—Buenos días hermanita. — Me sobé los ojos para que estos se acostumbren a la luz y un bostezo se escapó de mis labios.

—Al fin te despiertas, alístate que ya nos vamos —dijo antes de salir de mi habitación a paso apresurado.

Me bañé y alisté con una rapidez que hasta a mí me sorprendió. No debía demorar mucho si no quería que mi hermana empezara a enloquecer, si es que no lo había hecho ya.

Cuando bajé las escaleras y fui hacia el comedor, me encontré con Beily y Robert, quien esta vez era el desesperado.

—¡Catalina apresúrate que ya estamos tarde!—gritaba Robert mientras yo empezaba a desayunar.

Mi cabeza estaba llena de dudas y mi confusión aumentó.

<< ¿Acaso cambiaron de papeles? >>

Al parecer Beily había contagiado a mi hermanito con su síndrome del miedo a llegar tarde.

—¿Por qué el apuro? —pregunté mientras saludaba a mi madre con un beso en la mejilla cuando apareció en el comedor con mi zumo de naranja.

—Resulta que nuestro hermanito conoció a su futura enamorada —dijo Beily mientras terminaba de desayunar, para nada desesperada, a diferencia de Robert. O a lo mejor solo estaba fingiendo.

—¿Qué?

Esto es algo realmente nuevo. Robert solía ser coqueto con mis amigas o las de Beily, pero nunca con una niña de su misma edad. Solía decir que eran ridículas e inmaduras.

—Ella es hermosa —habló con tono enamoradizo mientras sonreía— Y la conquistaré con mis encantos —soltó con firmeza.

Se acomodó el cabello y se miró al espejo cerca al comedor mientras hacía caras coquetas. Mamá se acercó hacia él y le agarró las mejillas.

—Tú eres mi bebé y de nadie más, mi niño precioso —dijo actuando como si le incomodara cuando todos sabemos que en el fondo le pone contenta esta noticia. Ella siempre ha querido que Robert socialice con las hijas de sus amigas, pero él lograba huir y evadir cualquier momento con las niñas.

— ¡Mamá!—le regaña Robert mientras se aleja—Yo ya no soy un bebé.

—Sí lo eres. — Mamá se acerca de nuevo a mi hermano y empieza a llenar su cara con besos.

—Mejor me voy a lavar los dientes —gruñe luego de escapar de las manos de mamá y sube a su habitación casi corriendo.

Apenas mi hermanito sale de nuestro campo de visión, empezamos a reírnos. Incluso Beily se une a nuestras risas.

—¿Y conociste a alguien en la fiesta Cata?

Cuando escucho la pregunta de mi hermana, de inmediato pienso en el estúpido de Richard. Ese chico me intrigaba, pero su actitud y egocentrismo acababa con mis ganas de conocerlo. Seguía enojada por lo de anoche.

—No —mentí e hice una mueca.

Es como una clave que creamos Beily y yo para decir hacer referencia a que hablaremos luego sobre el tema. Nos sirvió demasiado cuando papá quería saber sobre su ex chico y nosotras no queríamos soltar nada de información sobre él.

— ¿Qué traman? —Mamá alza una ceja mientras sonreía levemente.

—Nada—hablamos al unísono y nos empezamos a reír.

Acabamos de desayunar y nos fuimos a lavar los dientes. Luego de unos cortos minutos bajé, tomé mi mochila y fui hacia la cochera, no sin antes despedirme de mamá. Hoy no pude ver a papá, ya que había salido muy temprano a ver los negocios.

—Nos vemos, suerte hermanito. —Beily le guiñó el ojo a Robert cuando llegamos a la escuela. Él solo sonrió.

Minutos después estábamos mi hermano y yo en la puerta de entrada.

—Romeo, suerte con tu Julieta —bromeé aguantando la risa.

—Jaja chistosa —dijo sarcástico—Suerte con Ricky. —Se adentró en la escuela dejándome confundida y sin poder decirle nada más.

<< ¿Quién demonios era Ricky? >>

Dejé de darle importancia al asunto y estaba por ingresar a la escuela cuando volteo y veo a un chico que viene en su skate hacia mi dirección.

Dejándome en shock y sin tiempo de moverme, choca conmigo.

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