12. ESTÚPIDO MARK

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Mark en multimedia.

CATALINA POV'S:

Mi trasero, casi inexistente, cayó sobre el suelo generando un leve dolor en aquella parte de mi cuerpo.

Al instante, me levanté con la intención de irme y no provocar problemas, evitando a toda costa enojarme por algo tan simple; pero este descarado aparte de hacerme caer, me reclamó por interrumpir su camino.

—¿Acaso no ves cuando caminas? —preguntó con mala cara y el ceño fruncido.

Fijé mi atención en él, era un chico de ojos verdes, cabello rubio y piel clara. Sus facciones me permitieron darme cuenta de su enfado.

<< ¿Él estaba enfadado? Vaya ironía. >>

—¡Tú fuiste el estúpido que venía a toda velocidad!

Mis ganas de no enfadarme y mantener mi postura desaparecieron. Es que con gente así no se puede ni vivir tranquila. Ahora solo tenía ganas de darle un gran golpe.

—¡Cata! —Almendra se acercó a mí, con evidente preocupación.

—Hola —saludó el estúpido a mi lado, guiñándole un ojo a la rubia.

<< Encima quiere coquetear con mi mejor amiga. Vaya estúpido. >>

—Hola. —Almendra sonrió tímida y giró su mirada hacia mí—¿Qué te pasó?

—Este estúpido vino en su skate y me hizo caer —fruncí el ceño, sin quitar mi mirada del ojiverde.

El tonto estaba haciendo una escenita, se le caía hasta la baba por Almendra.

—¡Cata! Ven, vamos a clase —Ryan llegó corriendo y me tomó de la mano.

—Vamos —dije avanzando con Ryan a la puerta principal y tratando de olvidar mi enojo con aquel idiota—¿Almendra? —pregunté al ver que mi amiga se había quedado atrás y parecía estar más concentrada en su conversación con el chico ese.

—Avancemos, ya vendrá.

Decidí hacerle caso a Ryan y dejé de mirar a mi otra amiga. No me gustaba la idea de dejarla sola con ese chico, pero no quería tarde a mi segundo día de clase, además del hecho que ella había pasado de nuestro llamado.

Ryan y yo entramos al salón, en el cual, por suerte, no se encontraba aun el profesor. Luego de varios minutos apareció Almendra y se sentó con nosotras. Estaba a punto de contarnos los detalles de su conversación con el tipo de afuera, pero el profesor llegó y, para mi mala suerte, él presentó al tonto que chocó conmigo como "el alumno nuevo".

—Hola, mi nombre es Mark Pattinson, soy de Carolina del Norte y vine a este colegio porque a mi padre lo transfirieron aquí, además de que en mi otro colegio no me soportaron y me botaron. —Encogió sus hombros, mostrándose tranquilo. Como si la expulsión de un colegio fuera algo de todos los días.

—Y los comprendo —susurré para mí misma, pero todos me escucharon y algunas carcajadas estallaron en el salón.

No lo niego, se sintió bien decir aquello.

Mark me retaba con la mirada, mientras que yo solo sonreía angelicalmente. Almendra parecía querer matarme por mi comentario, lo que me molestó e hizo que mi desagrado por el rubio aumentara.

Este chico estaba haciendo que mi amiga se ponga en mi contra y eso no lo permitiré. Nunca.

La clase terminó luego de casi una hora y nos tocó el curso de arte, donde se trabajaría en parejas. Lamentablemente, el profesor las escogió por lo que me tocó con mi persona favorita de toda la escuela: Valentina.

Detesté esa clase por completo. Cuando me enteré que tendría que soportar a la rubia, supe que sería la peor parte del día.

El trabajo del curso se centraba en retratar a nuestra pareja, así que terminé dibujando a una bruja horrible con vestido y tacones rosados.

Cuando se lo enseñé a Valentina, ella solo chilló y me miraba con enojo; sin embargo, a los demás les gustó mucho mi dibujo, incluso al profesor, quien dijo que tengo mucha imaginación. Valentina se quejó varias veces, pero nadie le prestó atención a sus reclamos.

[...]

Tomé mi bandeja, donde se encontraba mi comida y me senté en la que consagramos como nuestra mesa. No había alguna etiqueta que la hiciera nuestra, pero ya nos estábamos acostumbrando a comer allí.

—Hola, Antony —saludé a Antonio mientras le daba un beso en la mejilla y me sentaba a su lado.

Había algunos cursos que no nos tocaba juntos, por ello no lo había visto en toda la mañana.

—¿Y Almendra? —preguntó Ryan, mientras miraba la cafetería.

—Pensé que estaba con ustedes —habló mi mejor amigo, frunciendo el ceño.

—Ahí viene.

Ryan y Antonio voltearon al instante hacia donde yo estaba mirando. Almendra y Mark venían hablando y muy sonrientes con sus bandejas de comida.

<< Que no haga lo que creo que va a hacer >>, rogaba internamente.

—Hola chicas y Antonio, Mark es nuevo aquí, ¿se puede sentar con nosotros? —Almendra nos miró con rostro de súplica, esperando que terminemos accediendo a su petición.

—No —respondí aún enfadada.

—Sí —dijeron Ryan y Antonio al unísono.

Alta traición.

Miré mal a Ryan y Antonio, quiénes no hacían más que ignorar mi mirada y hacerme muecas que no entendía.

—¡Johnson! —Almendra se quejó por mi negativa, mientras cruzaba sus brazos a la altura de su pecho.

—Puedes sentarte aquí —dijo Antonio tratando de ser amable con el idiota.

Achiné mis ojos en dirección de mi "mejor amigo" que decidió unirse al grupo de la traición.

Genial, todos en contra mío, gran plan.

Al parecer, mi respuesta en contra del tonto de Mark fue ignorada, ya que mis amigos no hicieron más que darle una cálida bienvenida. El rubio se sentó en nuestra mesa, al igual que Almendra, y, como si fuera poco, se sentaron juntos.

—Johnson, sé que empezamos mal, pero ya pedí perdón —dijo Mark mientras se acomodaba en el sitio frente a mí.

— No me importa Pattinson, a mí no me llegó ninguna disculpa. —dije de mala manera, mientras fruncía el ceño.

—Cata, no sé lo que pasó, pero se le ve arrepentido.

Antonio se ganó mi atención por lo que dijo. Me sorprendía que hasta él se haya puesto de su lado. Lo miré por breves segundos y rodé los ojos.

Mierda. Antonio, te odio por hacerme eso.

—Está bien, te perdono Pattinson. —Me rendí ante la mirada suplicante de mi mejor amigo.

Debo admitir que Antonio es el único que me puede convencer en casi todo. En estos momentos, odio que tenga ese poder.

—Gracias amigo. —Le dijo Mark a Antonio.

Estuvimos sentados por pocos minutos, hasta que tanto Antonio como Ryan empezaron a moverse constantemente en sus asientos. No entendía por qué, ¿acaso tenían pulgas?

—Yo me tengo que ir a... La biblioteca... Mi libro favorito llega hoy — Ryan se puso de pie y desapareció al instante.

Nada sospechoso, considerando que ella no es muy fan de la lectura.

—Cata, ¿qué te parece si vamos a dar una vuelta por el colegio? —preguntó Antonio, mientras sonreía y miraba constantemente a Almendra y Mark, mostrando su nerviosismo.

—No tengo ganas —dije sin más, pero el castaño no dejaba de hacer muecas y gestos que no podía entender.

—Vamos —insistió Antonio y me tomó de la mano, impulsando a que me levantara de aquel asiento de madera que empezaba a adormecerme el trasero.

Ahí fue cuando comprendí lo que pasaba. Ryan y Antonio querían dejar solos a los tórtolos. A Almendra no le gustaría esta idea, lo sabía, pero merecía un leve castigo por defender al idiota. Consideraría esta como mi venganza.

—Está bien, vamos. —Acepté y fui con Antonio, bajo la mala mirada de la rubia.

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