Swedish house Mafia - Heaven takes you home

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There's nothing wrong with you

But it has hurt to watch you fade away

I don't wanna see the end of the world without you

There's nothing wrong with youYou're perfect, you're cool

You took the best parts of you

Showed me what love can do

Todo estaba listo para que se fueran de viaje a México, su primera parada sería en el estado de Jalisco de donde era el señor Pedro, posteriormente tenían pensado ir a la ciudad de México y de ahí ir a lo que sería Cancún, siendo que la señora Leticia, era de ascendencia Maya y pensaba ir a un pequeño pueblo que es de donde provenía la matriarca Quezada.

Andy estaba emocionada por esto, iba a poder conocer a sus demás primos y familiares por parte de su mamá, de hecho, había estado practicando el español mucho durante esos dos meses previos al viaje. Había empezado a ver películas en español y muchas de las caricaturas o series que llegaba a ver en Netflix, Disney o Amazon, las ponía en aquel idioma latino. Quería estar más que lista para cuando fueran a la tierra de sus abuelitos, su mamá y de ella.

Por su parte, Erick y Jenny habían arreglado todo para que saliera de maravilla este viaje, ya tenían las tarjetas de ciudadanía de los padres de la cosplayer, aunado a eso ya estaba igual el pasaporte de los tres al ser ellos americanos, ya que Jenny y Andy habían nacido en el país de las barras y las estrellas, por ende, tenían la ciudadanía y eran consideradas americanas.

De igual manera habían ya comprado los boletos de viaje para todos los destinos, siendo que se quedarían en jalisco unos tres días, en la ciudad de México una semana y en Cancún otros cinco días.

Sin embargo, en este viaje, los iban acompañar alguien más, Astrid y Fer junto con Annie y los motivos eran, número uno por que la bajista de Beyond the Light quería comprar una casa en el país latino para vacacionar, y habiendo investigado en internet, ya tenía una idea de donde comprarla y se había puesto en contacto con la compañía de bienes raíces en aquel estado que había captado mucho su atención.

Algo que también había impresionado a todo mundo, es que Fernanda hablaba un perfecto español y era Astrid la que les contaba que lo había estado estudiando desde hace ya más de siiete años, casi a la par de que se habían casado la gótica y la bajista.

Esto le emocionaba mucho a Erick, viajar con una de sus mejores amigas, sería algo divertido más siendo que los dos se habían vuelto muy cercanos últimamente, siendo que ella le estaba enseñando a tocar el bajo a la pequeña Andy mientras que Annie le estaba ayudando Jenny a diseñar ropa, que se había convertido en una pasión para la hija de Astrid.

Sin embargo, ambas parejas se daban cuenta que Andy y Annie no se toleraban, tal vez por los gustos diferentes de ambas, pero siempre que estaban cerca la una de la otra se notaba un ambiente muy pesado, pero era notorio y más desde el momento que Annie había iniciado una relación con Nick, el hijo adoptivo de Chris y Becca, algo que había lastimado mucho a Andy, de hecho, se le notaba mucho su tristeza, algo que le dolía ver a sus padres siempre que estaba cerca de Nick, pero sabían que no podían meterse en ese aspecto, tenían que vivir ese tipo de cosas todos, saber lidiar con ello y salir adelante.

El timbre se escuchaba en la casa de Erick y Jenny, siendo el vocalista el que iba abrir la puerta, viendo que habían llegado sus suegros ya con sus maletas listas.

—¡Erick! Buenos días— decía la jovial voz del señor pedro que traía cargando una mochila más dos maletas, una de él y una de su esposa.

El rubio los dejaba pasar dirigiéndose a la sala donde dejaban su equipaje y se sentaban mientras que Andy venía corriendo a saludar a sus abuelos.

—¡Abuelitos!

La voz de la chiquilla captaba la atención de los señores Quezada que se les iluminaba el rostro al ver a su pequeña nieta corriendo hacia ellos, siendo Pedro quien la recibía felizmente.

—¡Hola! ¿Cómo está mi niña preciosa?

—¡Bien Abuelito! —decía la pequeña Levaister abrazándolos tiernamente

—Eso nos alegra pequeña, ya te extrañábamos —En la voz de la señora Leticia se le notaba la felicidad de tener Andy ahí con ellos.

—Y ella a ustedes. No ha dejado de hablar del viaje con sus abuelos y tías por más de un mes —Iba bajando Jenny con una pequeña maleta de mano que llevaría siendo que ya todo el equipaje tanto de Andy como de ellos dos ya estaba en la sala, siendo que Erick era quien lo había bajado unas horas previas al arribo de sus suegros.

—Estamos igual hija, estábamos muy emocionados por todo esto, créeme que parecíamos niños chiquitos —se carcajeaba el señor Quezada mientas que su esposa asentía ante lo dicho.

—Ven mami y papi no era la única emocionada —decía de manera tierna la pequeña Andrea quien iba subiendo a las escaleras para ir por su mochila de viaje, donde llevaba cuadernos para sus canciones, sus tres diferentes tipos de audífonos, libros de música y su Switch para entretenerse.

La kitty que le habían dado como primer juguete sus papás estaba colgada en su mochila como si de un adorno se tratará, nunca la dejaba y siempre buscaba estar cerca de ella, siendo que la calmaba mucho cuando se sentía abrumada de sentimientos o tenía algún problema, era demasiado especial aquel juguete para ella, la hacía sentirse segura.

Se colgaba su mochila y comenzaba a regresar a la sala cuando se escuchaba el timbre nuevamente, siendo que esta vez iba abrir Jenny, viendo que eran Astrid y Fer junto con su hija Annie.

—¡Hola, chicas! ¿Qué tal el trayecto? —preguntaba la latina sonriéndole a sus amigas.

—En lo que cabe bien amiga —Astrid la abrazaba para después esta Fer chocará sus puños con ella y Annie saludará a su tía con un fuerte abrazo.

Las chicas entraban y saludaban a los padres de Jenny, Astrid los conocía más que Fernanda siendo que a veces cuando hacían reuniones las chicas del grupo iban también los papas de la cosplayer.

Erick se acercaba a su amiga y la abrazaba de manera fraternal.

—¿Cómo estas Fercita?

—Bien, en lo que cabe, la bendita pierna con el frio me ha estado matando, he estado tomando un poco más de analgésicos por lo mismo.

—¿Ya fuiste al médico hija? — cuestionaba el padre de Jenny.

—Si señor Pedro, pero me comentan que es por el frio, ya sabe que luego los doctores solo dicen lo obvio y no se ponen a hacer su trabajo. Ya estoy viendo un ortopedista nuevo, tengo cita para cuando regresemos de México.

—Espero todo salga bien Fernandita, ya sabes que cualquier cosa que necesites mija aquí estamos para ti.

La sonrisa de la señora Leticia era amplia, ellos querían mucho a la pareja de chicas, las admiraban mucho.

Con ello este Erick ya estaba pidiendo el un Uber grande al igual que Fer uno de tamaño normal para que pudieran irse al aeropuerto en esos momentos.

—Este viaje va a ser maravilloso —se escuchaba la jovial voz de Jenny salir de la cocina, se le notaba en su rostro lo feliz que estaba, iba a ser la primera vez de ella visitando aquel país y conociendo a su familia de ahí.

—Si que lo será preciosa.

Erick la abrazaba de la cintura para besar su coronilla haciendo que la latina sonriera de gran manera.

Después de un tiempo, los transportes llegaban y entre todos sacaban las maletas, para irlas subiendo a los carros dividiéndose los señores Quezada en el carro grande con Erick y Jenny mientras que Fer y Astrid se iban a ir con las niñas en el de tamaño normal.

—Me alegra mucho que sus amigas nos vayan a acompañar en este viaje— sonreía el señor Quezada.

—Ellas también están muy emocionadas, pero deberían de ver como Fer habla ya tan fluido el español, y lo empezó a estudiar hace apenas casi siete años o más—comentaba Erick.

—Por lo que nos comentas ella siempre ha sido muy inteligente ¿verdad?

—Si suegra, es una chica demasiado inteligente, siempre fue muy buena en la escuela y bueno ahora en su trabajo es la mejor de todas.

—Aparte su esposa es una belleza, esa niña Astrid es una muñeca andando—señalaba Leticia.

—Si que lo es mamá, ella siempre ha sido muy guapa en general, muchos chicos se morían por ella en la escuela, pero fue Fer la que logro conquistarla. — reía Jenny.

Los señores Quezada querían mucho a todos los amigos de Jenny y Erick, los veían como parte de la familia, siendo que todos ellos se mostraban como gente muy preparada y sumamente buena en todo aspecto, más viendo como trataban a su hija.

—Por cierto, la tía Clara dice que ya hizo reservaciones en Xcaret para cuando vayamos a Cancún, que nos va a tocar en temporada alta así que habrá mucha gente ahí, por ello ya hicieron lo necesario para las entradas —la señora Leticia le comentaba a su hija y yerno.

—¿Cuánto va a ser para depositarle? — Preguntaba Erick.

—Ya lo pagamos nosotros, no se preocupen.

Esto hacía que Jenny frunciera el ceño.

—¡Ay Pa! Les hemos dicho que no hagan eso, de verdad me tienes que decir cuanto fue —decía seriamente Jenny viendo a su progenitor.

—No lo sé hija ya se me olvido.

Los señores Quezada reían al ver el rostro de frustración en cara de su hija.

—Pues si tendrán que decirnos, porque Fer es capaz de depositarles cien mil dólares si no le dicen cuanto fue de lo de ella— señalaba Erick con una amplia sonrisa en sus labios.

Los señores Quezada abrían los ojos como ventana, sabían que a las Lancaster les iba muy bien pero no que les iba tan bien.

—Eso no es justo, quisimos darles ese regalo, ya que gracias a ustedes pudimos obtener la ciudadanía y fue gracias a las Lancaster que nos apresuraron nuestro día de la prueba, tómenlo como un agradecimiento por todo lo hicieron por nosotros.

La voz de Leticia era seria, ellos se sentían feliz de poder compartir estos momentos con todos ellos, por eso no les preocupo pagar la entrada para todos y cada uno de ellos, los habían apoyado en todo aspecto durante estos momentos donde ellos tenían miedo de no pasar el examen e incluso de ser deportados, algo que Jenny no hubiera permitido.

—Ustedes se lo dirán a Fer.

—Cuenta con ello, sabes que un buen mexicano jamás se raja hija —decía Pedro con una sonrisa muy confiada en su rostro.

Con ello veían que ya estaban en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, donde los Uber los dejaban el a entrada del Check-in y bajaban sus maletas.

Fernanda traía de la mano a Annie mientras que Erick jalaba una maleta de Jenny y el y la de Andy y Astrid jalaba la maleta de ella y su esposa y la cosplayer ayudaba jalando la de Annie.

El trámite había sido rápido, sin embargo, lo que no se esperaban es que un grupo de adolescentes iba a ubicar a Fer y a Erick y se acercaban a ellos y su familia.

—¡Valgame el cielo! Son el Goblin King y la Emperatriz.

Era la fuerte voz emocionada de una chica quien estaba a lado de su novio y unos amigos.

—Por favor, ¡dennos su autógrafo!

Exclamaba otro de los chicos mientras sacaba un plumón.

Por obviedad los integrantes de Beyond the light aceptaban tomarse algunas fotos con los chicos y firmarles sus mochilas haciendo sentir a los adolescentes muy felices y contentos.

Por su parte, Andy veía todo esto y se sentía aún más motivada de esto, quería poder llegar a tener la fama y éxito que tenía su tía y su papá, quería ser alguien en la vida y muy reconocida por ello.

Al terminar eso, se dirigían a poder abordar el avión, habiendo ellos arribado con dos horas de anticipación primero pasaban la revisión y de ahí se iba a comprar bebidas para el viaje de cuatro horas con cuarenta minutos que tendrían para llegar a Guadalajara, comprando golosinas para las niñas, una revista para Astrid de moda gótica, la revista más reciente de "Kerrang!" para Erick y una de inversionistas para Fernanda.

Cuando anunciaron el abordaje todos iniciaban a subir al avión habiéndose ido en primera clase, y gracias a Fer entraron antes por su problema en la pierna.

Todos estaban muy felices de que todo estaba saliendo bien en esos momentos, Fer se sentaba con Astrid y Annie, mientras que Erick y Jenny con Andy, dejando a los señores Quezada juntos durante el viaje.

—Gracias Goblincito—decía tímidamente Jenny.

—¿Por qué gracias, amor?

—Por todo esto y siempre estar ahí para todos nosotros.

—Lo hago porque los amo y son mi vida.

La sonrisa de Erick era cálida llena de felicidad de estar ahí.

Jenny sin duda había elegido muy bien al amor de su vida.  

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