Erin Mckenna 

Querido padre, me duele el pecho.

Escribir se hace difícil algunos días.

Hoy la persona que más aprecio me contó una historia y aún no puedo dejar de llorar, es una mierda demasiado grande para que yo haga algo al respecto. No creo en Dios, pero hice el intento más patético de mi vida y recé por él.

Papá, si estás en el cielo ayúdame y habla con esos seres que hacen milagros porque Jules necesita uno. Es una persona demasiado buena para tener un cuento sin final feliz, entiendo que este es el mundo real y las desgracias son gratis... pero maldita sea, denle una oportunidad a ese hombre lastimado.

Por favor, escúchenlo llorar y deshagan sus lágrimas.

Quiero vomitar, me he sentido enferma últimamente, temo tener un destino similar al de la tía Moira, debería de haber ido al médico y aquí estoy escribiendo una carta.

Atentamente, una hija estúpida.

Posdata, dame un milagro, papá. Te amo como nunca amé a nadie.