Mensaje de Voz y Carta

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Jules D'amico 

—Nicol, no seas mala con Pietro, es un idiota... pero de todos los hombres de la familia es el más inteligente. Asumo que Fio te contó lo que me dijo, admito que quise confrontarlo y hacerle "ESA" pregunta, pero no estoy listo para saber esa verdad.

Me da miedo saberla.

Tú sabes que no llevaría a nada más que a remover la mierda del pasado, no obstante es una herida que no cicatriza y no sé lidiar con ella.

Me asusta tanto, Nicol. Te juro que sí.

Yo siento algo por Erin y es muy pronto, pero no me importa. Es paradójico, desde el principio supe que no iba a permitir que esto llegara lejos... solo quería escapar de la vida recluida en el duelo que me construí para castigarme, y aún con eso siento que la voz de esa hada me tienta a salir fuera del refugio que me ahoga.

La ansío, pero no voy a tocarla. Ella es de esos tipos de sueños que se desvanecen.

Adiós flor pequeña, delicada y bonita.

Erin Mckenna

Querido padre, esta es la segunda carta que te escribo esta noche. Soñé con el día que me enteré de que estabas enfermo, recuerdo haber entendido perfectamente que el tiempo contigo me seria robado y que no debía cometer ninguna travesura que te pusiera de mal humor. Pensándolo mejor, viéndolo con los ojos de una adulta puedo prestar atención a otros detalles de aquel día... ¿Puedes creer que nunca me cercioré de que mamá te era infiel?

Ese es uno de los secretos que nunca te dije, el Señor de Ojos Azules venía todos los fines de semana desde que cumplí seis años y mamá me hizo jurar que escondería aquel insignificante suceso de ti. Pero tú lo supiste siempre ¿No? También tenías tus secretos, yo lamento no haberte contado los míos.

¿Tanto me amabas que te quedaste con una mujer así?

Mi madre es una hipócrita, esparció rumores y habló a las espaldas de la tía Moira por haber tenido una hija fuera del matrimonio, pero ella era un maldita serpiente mentirosa. Le hizo la vida imposible a Ivelisse maltratándola por ser una bastarda y ella dejaba a su hija en el frío para acostarse con un hombre de clase alta. Sino mal recuerdo el imbécil era doctor del hospital donde ella era enfermera... sí, él hasta me vacunó una vez.

Bueno, no viene al caso esa mierda. Perdona los insultos, me preocupa Jules. Hablamos hace rato y tuvo que irse... sé que no está bien. ¡No soporto estar sentada aquí! ¡Me despertó y debe hacerse responsable de ello!

Atentamente, tu hada con insomnio.

Posdata, ojalá pudieras contarme tus secretos, papá. Te amo como nunca amé a nadie. 

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