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Maratón 1/3
















La estadía de Choi YeonJun había pasado de un par de semanas, a meses.

Aún así, no era algo que a ninguno de los dos le molestara.

Nadie de su familia había dicho nada, ni siquiera sus padres pues ellos sabían que desde muy pequeños eran unidos, y tenían una buena relación familiar.

No le veían nada de malo, sólo eran dos primos viviendo juntos.

—¡N-no me anudes! ¡Ngh! —el primo mayor, YeonJun, el omega con aroma a limón soltó un gemido, aferrado a los hombros del alfa que ignoró sus palabras, anudandolo mientras besaba su cuello sudoroso.

—Sólo toma los anticonceptivos y ya —solucionó pasando su nariz por su cuello, dejando un par de besos húmedos, escuchando la respiración agitada del otro.

—No pienso abortar por ti, hijo de puta —señaló, mirando al alfa sobre él, en medio de sus piernas.

—Eso no va a pasar —negó con una sonrisa, el otro rodó los ojos estirando una mano a un lado, tomó una cajetilla de cigarrillos y un encendedor, lo encendió, soplando el humo a la cara del alfa que sólo suspiró— Hay que hablar de negocios —recordó, el otro se quejó.

—Ahora no, SooBin —negó fumando con el ceño fruncido, el otro chasqueó la lengua.

—Es importante...

—Si, pero no vamos a hablar de negocios mientras estamos pegados, ¡Espérate por lo menos! —se quejó dejando el cigarro en los labios de su primo que lo aceptó, fumando de vuelta, manteniendo el humo en la boca para besar al omega que lo aceptó, sintiendo como le pasaba el humo.

Esperaron unos minutos más hasta que el nudo bajó por completo, el alfa se recostó a su lado, ambos desnudos y sudados, relajados luego de una ardua sección de sexo que había empezado en la cocina, y terminado en la habitación.

Así habían llevado sus días desde que el omega se mudó, su relación se había vuelto hasta más estrecha por el hecho de vivir juntos.

—¿Qué negocios quieres hablar? —preguntó el omega, recostando su cabeza del pecho ajeno.

—Es sobre los vídeos —contestó con seriedad— Necesito más personas, no basta con los que escogí en el club, ha habido una gran demanda el último mes, así como hemos subido de consumidores y personas que pagan aún más por el contenido... Y tú, como buen conocedor, puedes buscar personas...

—No soy proxeneta —negó rodando los ojos, el otro asintió.

—Eso lo sé, pero te juntas con personas que sí... Entonces, hazme ese favor —pidió, YeonJun alzó la cabeza, mirándolo con una cena arqueada.

—Yo no hago favores.

—Te pagaré el treinta por ciento de las ganancias totales de los vídeos en donde aparezca cada persona que me consigas —ofreció, el omega pensó un poco, asintió luego de un rato.

—Trato hecho —afirmó volviendo a su puesto, recostando su cabeza del alfa que suspiró.

Le había estado funcionando muy bien el negocio, los números iban subiendo, la cantidad de dinero que se empezaba a mover era más de la común, y no se quedaría ahí, seguiría  produciendo para duplicar esas cantidades o hasta más.

Pensó en BeomGyu, en el dinero que había perdido con su salida del club, se lamentaba haber puesto las cosas tan fáciles para él, porque aunque el club estaba generando lo mismo de siempre y hasta un poco más, sabía que BeomGyu era una parte importante de él.

O bueno, lo fué.

Buscar un reemplazo se estaba complicando un poco a nivel de finanzas y los gustos del público, aún así, se las podía arreglar.

—He oído un rumor... —recordó YeonJun levantándose por completo de la cama, el alfa lo observó fijamente colocarse la playera del suelo, peinando su cabello luego.

—¿Sobre qué?

—Sobre las autoridades, no sé si es cierto aún... Pero deberías estar atento —señaló, el alfa frunció el ceño.

—¿Autoridades...?

Agentes de inteligencia nacional —aclaró haciendo al alfa tomar asiento en su lugar, escuchando con atención— Tienen en la mira algunos casos de niños desaparecidos, junto a sus apariciones en videos de adultos... Sólo lo escuché por ahí...

—Yo no tengo nada que ver con esos niños —negó, YeonJun volteó a verlo por sobre su hombro.

—Pero estás en la misma red de pornografía, primito, si te descubren estás muerto, no es la policía que los compras con un par de billetes, es inteligencia nacional —señaló, SooBin suspiró.

—Investiga más de eso —pidió, YeonJun asintió caminando al espejo, mirando su cabello y peinando con sus dedos.

SooBin frunció el ceño, pensando por unos segundos.

Él no podía acercarse a la inteligencia nacional, sabía que estaba jodido si caía en la mirada de esa autoridad tan grande.

Aún así, un foco se encendió en su cabeza a recordar cierta persona, que estuvo en su club hace un tiempo.

—Creo que tengo un posible contacto ahí... —murmuró mirando a YeonJun que volteó a verlo con impresión.

—¿Enserio? —preguntó acercándose a él, pasó sus manos por sus hombros, SooBin asintió— Pero que inteligente es mi primito —rió besando su cien, dejándose abrazar por la cintura.

SooBin tenía que recurrir a ese contacto, y aferrarse a él.

Debía salvar su pellejo sea como sea.















[...]
















El camino al mirador nunca había sido tan largo.

—¡Estás conduciendo lento a propósito! ¡Acelera! —regañó el omega en el lugar del copiloto, se había quitado el abrigo, mordió su labio inferior aferrándose al tablero frente a él.

—Estoy conduciendo como siempre —mintió TaeHyun doblando a la izquierda, el camino vacío.

BeomGyu negó con la cabeza empezando a mover su cadera en círculos, jadeando.

—¡M-mentira! ¡Conduces como un maniático! —acusó, TaeHyun volteó a verlo.

—¿Un maniático? —preguntó subiendo a la máxima intensidad, el otro gimió quedándose estático en su lugar, ambos escuchando la vibración.

El otro se recostó por completo del asiento, arrojó la cabeza hacia atrás, mordiendo su labio inferior, arqueó sus cejas con gusto aguantando un gemido, dejó sus manos en sus muslos, apretando.

Inevitablemente, empezó a mover su cadera de adelante hacia atrás, en círculos, moviéndose de manera que consiguiera estimularse aún más con el juguete.

En el auto hacia calor, el alfa intencionalmente había apagado el climatizador.

—Ya casi llegamos —avisó, el omega lo ignoró, desabrochando sus pantalones para poder dejar una mano en su entrepierna.

Soltó un gemido necesitado, sintiendo su ropa interior húmeda, por delante y por detrás. Cerró los ojos empezando a tocarse por arriba de la ropa, perdido en el placer y buscando tener su orgasmo, sin poder aguantar un poco más.

No se dió cuenta cuando al auto se detuvo, estacionado en un puesto alejado del mirador, solamente soltó un gemido, juntando sus piernas al sentir su orgasmo llegar después de tanto tiempo aguantando.

Agachó la mirada, soltando jadeos de cansancio, sintió una mano en su barbilla, la respiración del alfa en su mejilla.

—Ya llegamos al mirador, precioso —avisó el alfa, besando su mejilla caliente y sonrojada, el omega abrió los ojos, mirando frente a él la ciudad, las hermosas luces, varios colores, el movimiento de los autos.

Era hermoso.

Aún así, desvió la mirada, pasando una mano a la nuca del alfa, buscando besarlo.

Ya había tenido su orgasmo, pero el aparato seguía vibrando dentro de él, sobrestimulandolo.

—Pasate para atrás... —pidió el alfa en un susurro sobre sus labios, el otro negó.

—No quiero —negó antes de dejar un pequeño beso en sus labios, sujetándose del tablero para cambiar de lugar, al del piloto.

El alfa sólo lo observó, tomando su lugar correctamente, reclinando un poco el asiento.

El omega lo sujetó de los hombros, tomando asiento a horcajadas del alfa que observó fijamente.

¿Cuántos hombres vieron esto? Pensó pasando sus manos por los muslos desnudos del otro, el aroma a fresas llegó a él, era dulce, atrayente.

¿Cuántos te tocaron así? Pensó de vuelta, metiendo una mano por la ropa ajena, tocando su pecho.

¿A cuántos tocaste así? Pensó mirando fijamente al otro bajar su cremallera y su ropa interior, para empezar a masturbarlo.

El alfa suspiró, el aroma a canela mezclado con la fresa siendo agradable, el vapor de ambos cuerpos encerrado en ese auto.

La estaban pasando bien.

El bailarín lo masturbó sólo como él sabía hacerlo, dándole el placer suficiente al alfa.

¿A cuántos tuvo que masturbar para hacerlo así de bien? Se preguntó, mirándolo a la cara fijamente, sus expresiones de gusto, sus ojos claros cristalinos de placer, sus labios rojos y algo hinchados de tanto morderlos, sus mejillas sonrojadas.

Cualquiera pagaría por ver esa cara... Pensó, sacando el juguete del interior del omega, mojando sus dedos y sintiendo la viscosidad del lubricante.

Lo dejó en el asiento de al lado, sin importar que seguía vibrando, el omega se sujetó del asiento, alzándose lo que el espacio le permitía.

El alfa se alineó con él, ambos gimiendo al unisono.

El bailaron gimió, sintiendo que era diferente esa vez, era...

—¡El condón! —recordó el alfa alzando la mirada al otro que pasó una mano por su cuello, tocando la piel del alfa, apretando su miembro por su propia voluntad, el otro suspiró, sintiendo el cosquilleo, su cuerpo caliente y con la necesidad de ver al omega moviéndose sobre él.

—Ya es muy tarde para condón... —susurró dejando un dedo en su barbilla, se inclinó al alfa, sacando su lengua para lamer su labio inferior, el otro abrió la boca empezando un beso necesitado, con saliva, succiones y jadeos que desaparecían en la boca del otro.

El bailarín empezó a moverse, de adelante hacia atrás, gimió separándose del beso, se sostuvo con ambas manos del asiento del auto empezando a ir de arriba hacia abajo con jadeos constantes, sintiendo las manos del alfa tocarlo por todos lados, apretando su piel, tocando su cintura y besando su cuello con gusto.

TaeHyun lo sostuvo de la cintura, apretando con sus manos, olió su cuello con gusto, gimiendo cerca de su oído.

—Hueles divino, precioso... —murmuró inevitablemente, excitado, pasó su lengua por toda la extensión de su cuello, saboreando su sudor, el sabor de su piel, el aroma a fresas intenso, tentando a morderlo, a saborearlo de cualquier manera.

Tomó la piel entre sus dientes, dando una succión, empezó a succionar su cuello por varios lugares, creando chupetones con desespero, apretando aún más su cintura, deteniendo sus saltos para guiarlo de adelante hacia atrás, el omega se abrazó a él, soltando un gemido.

—Eres delicioso... —murmuró el otro, besando su hombro antes de darle la libertad de moverse como quisiera, aferrándose a sus muslos. Dejando la marca de sus dedos ahí por lo fuerte del agarre.

Dejó de besar su cuello cuando sintió su orgasmo cerca, gimió sintiendo a la perfección como el otro subía y bajaba, la falta de condón y el contacto piel con piel siendo aún más deliciosa para ambos, podían sentir aún más que con un condón de por medio.

Un par de sentones más, y el nudo empezó a formarse, apenas el omega sintió eso, se alzó en sus rodillas, sacando su miembro de inmediato, gimió aún más fuerte cuando se corrió por segunda vez, manchando la camisa del alfa que lo abrazó por la cintura, pasando su lengua por sus clavículas, repartiendo besos en su cuello, dando pequeñas mordidas.

—Eres... Precioso —murmuró besando su barbilla, subió, dejando sus narices rozar.

El omega ladeó la cabeza con una sonrisa, pasando sus brazos por los hombros ajenos.

—¿Te gusto? —preguntó sin tanta importancia, sabiendo cuál era la respuesta a eso.

—Me encantas, precioso —contestó el otro, dejando sus manos en cada glúteo del omega— Me encanta tu cuerpo... Cómo se mueve y como lo haces... —susurró sobre sus labios, apretando la piel entre sus manos, el otro sólo ladeó su cabeza, recibiendo más besos en el cuello, besos que le causaban cosquilleo por lo sensible que era esa zona.

TaeHyun estaba loco por él, lo sabía, lo sentía, no era tan complicado darse cuenta de la forma en la que lo veía en esas situaciones, lo veía con ganas de comérselo, lo desnudaba con una sola mirada, TaeHyun estaba muy a gusto con su cuerpo y las sesiones de sexo que tenían.

—¿Por qué no cambiamos de posición? —preguntó el alfa bajando un poco más sus pantalones.

—Como quieras —contestó el otro, accediendo a cambiar de posición, se las arreglaron para que el omega quedara debajo, reclinaron por completo el asiento, quedó por completo acostado.

El alfa lo observó desde su lugar, algo encorvado para no golpear la cabeza al techo del auto, lo tomó de las piernas, haciendo qué las encogiera a su pecho.

—Dame tus manos, precioso —pidió señalando por dónde debía pasar sus manos, por el medio de sus piernas. El omega las pasó, sintiendo el agarre del alfa en sus muñecas.

Soltó un gemido cuando él alfa volvió a embestirlo, jalando sus muñecas, saliendo por completo y volviendo a entrar, sacándole aún más gemidos, en tonos altos.

El chapoteo se quedó en el auto, todos los jadeos, los gemidos, los lloriqueos de placer, las súplicas por ir más rápido, el choque de sus pieles, el vapor de ambos cuerpos empañando las ventanas del auto.

Todo quedó allí, nadie pensaba lo que pasaba en el auto. Y tampoco había nadie cerca como para captar el leve movimiento del auto.

Para cuándo cambiaron de posición, el omega llevó sus manos hacia atrás, sosteniéndose del asiento, sus piernas abiertas lo que el auto le permitía, el alfa besando sus clavículas mientras apretaba su cintura para seguir embistiendo una y otra vez a su próstata, sacándole gemidos y lloriqueos.

Escuchó un halago del alfa, otro halago de su belleza, de su aroma, de su cuerpo, de lo bien que lo apretaba.

Sólo eran comentarios al aire que sacaba el placer, una manera de demostrar el gusto que le causaba la situación.

Más de un hombre le había dicho lo mismo, más de un hombre había dicho en medio de jadeos lo mucho que les gustaba, no eran palabras nuevas.

Arqueó su espalda aferrado a la ropa del alfa, gimió retorciéndose en el asiento del auto, teniendo su tercer orgasmo, apretando aún más al alfa que gimió, apoyando su frente de su pecho.

Nuevamente, habían llegado a su climax.

El omega suspiró, tratando de regular su respiración, mirando al alfa sobre él, el aroma a canela y fresas por todo el auto, como una nube de vapor, el aroma a sudor, el aroma a sexo impregnandose en todo el auto.

TaeHyun lo observó de su lugar, mirando su expresión de gusto, su expresión de estar satisfecho.

—Definitivamente tu cara luego de un orgasmo es la mejor —afirmó pasándose al lugar del copiloto, dándole espacio al omega que tomó asiento, mirando sus piernas húmedas, el asiento debajo de él humedo.

—Gracias —agradeció dándole una sonrisa.

¿Cuántos vieron esa cara? Se preguntó cerrando los ojos un segundo, suspirando y regulando su respiración luego de lo intenso que había sido.

No dejaba de preguntarse ese tipo de cosas, sabía que era un prostituto.

Volteó a ver al omega que pasaba sus manos por su cabello.

Siquiera él sabe con cuántos se acostó. Pensó, sin saber muy bien como sentirse respecto a ese hecho.

Abrió el tablero del auto, sacando un paquete de toallas húmedas, la entregó al omega que las aceptó con un agradecimiento.

No importa, ahora yo soy el único.



















































Maratón sorpresaaaa!

The_Dark_Diamond04

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