17

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Las visitas a casa de pronto empezaron a volverse cada vez más frecuentes.

A veces era para jugar, a veces para hacer proyectos del liceo o a veces simplemente para pasar el rato.

Facundo todavía no era el ser humano más feliz del mundo, pero por lo menos se había adaptado. Tenían varias cosas en común y de a poco estaban empezando a congeniar, eso ya era un montón.

Esa tarde nos pusimos a conversar sobre varias cosas. Fuimos conectando temas hasta que a Pablo le dio curiosidad saber cómo Facundo y yo nos habíamos hecho amigos.

—Ustedes dos son el agua y el aceite —comentó.

—Yo te dije —dijo Facu—, Karim no es lo que parece. Tiene cara de forro, a veces es medio bruto para hablar pero tiene un corazón enorme.

—Gracias, Facu, no me ayudes tanto.

Pablo se rio.

—Bueno... Por lo menos al final mencionó lo de tu corazón. Algo es algo.

—¿Y qué onda contigo? No sabemos nada de vos —indagó Facu.

Yo tenía muchísima curiosidad por saber algo más sobre Pablo. Pero como nos habíamos hecho amigos desde hacía tan poco tiempo no me animaba a preguntarle mucho. Facundo, por otro lado, era mucho más desinhibido en ese sentido. Eso por no decirle chusma.

—Ya saben que me llamo Pablo. Mi segundo nombre es Ramiro. Tengo dieciséis años y soy adoptado.

Los dos nos quedamos callados al escuchar el último comentario. Pablo se dio cuenta de que ambos nos sorprendimos, así que añadió:

—Ser adoptado no es algo que me estrese, por eso lo comparto de manera abierta con todo el mundo. Hay gente idiota que piensa que haciendo comentarios sobre eso me va a herir, pero la realidad es que ser adoptado es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida. Mis viejos son unos capos. Me han enseñado un montón de valores que probablemente mis padres biológicos no hubiesen podido enseñarme.

—Es muy genial que te sientas así —añadí yo—. Para algunas personas, ser adoptados representa un vacío emocional muy grande, por el tema de la identidad y eso.

—Para mí no. Pude conocer a mi madre biológica. No es una mala persona, pero sus circunstancias no la hacían apta para criar un niño. Lo entendí por ese lado, así que no le guardo ningún rencor.

—Eso está buenísimo. Es una manera de vivir en paz contigo mismo —añadió Facu.

—Y en cuanto a esos tipos... —pregunté yo, un tanto tímido.

—Ah... Esos imbéciles estaban en mi clase. Eran "los graciosos" del grupo. Al que me sacó los auriculares le gustaba una piba y supuestamente esa piba gustaba de mí, así que al cabeza de maní no le entró en la cabeza que ella se fijara en un afeminado de pelo largo antes que en él, que era un musculito con patas.

—¿Por eso te empezaron a hacer bullying? —preguntó Facu.

Pablo alzó una ceja y sonrió de forma burlona.

—Se calentó conmigo porque empecé a salir con esta chica y llamó a sus amigotes para intimidarme. El asunto es que la cosa empezó a escalar a tal punto que tuve que hablar con el adscripto, ahí fue cuando me cambiaron de salón.

—¿Por qué te cortaste el pelo? —pregunté yo—. ¿Fue por culpa de ellos?

—Ellos me lo cortaron y no tuve más remedio. También estaba cansado de que se metieran conmigo por eso. Admito que me dejé llevar un poco por los comentarios. Cuando me acuerdo me enojo conmigo mismo, a mí me gustaba tener el pelo largo.

—Te quedaba re bien —me apuré a decir.

Facundo me miraba de reojo con una cara rarísima.

—Vos también me confundiste —continuó Pablo.

—Es que la primera vez que te vi no te presté mucha atención —mentí.

Obviamente no le iba a decir que me pasaron un montón de cosas y que caí como un pelotudo. Ya bastante vergüenza había pasado como para admitir que incluso me había gustado.

—Pero Karim, si vos me dijiste...

Facundo paró en seco en cuanto le clavé la mirada encima. De inmediato se dio cuenta de que yo estaba intentando omitir esa parte de la historia, pero le llegó tarde el agua al tanque.

—¿Qué dijo? —preguntó Pablo.

Quería saber, obvio que quería saber.

—No, nada. Iba a decir cualquier cosa —Facu la trató de pilotear.

Para mi suerte Pablo no quiso seguir ahondando en la metida de pata de Facu y cambió radicalmente de tema.

Seguimos conversando hasta que la mamá de Pablo lo llamó y tuvo que irse antes de tiempo.

Yo sabía que Facundo iba a hacer un comentario al respecto, así que, cuando regresé al cuarto después de acompañar a Pablo a la puerta, me preparé para lo que fuera.

—Boludo, me hubieras avisado que no teníamos que contar nada.

—Era obvio, pelotudo. ¿Cómo le iba a contar que no solo lo confundí con una mina sino que encima me gustaba? ¡Es un montón, Facundo!

Facundo asintió e hizo una mueca.

—Bueno, pensándolo así tenés razón. Pero... ¿Y ahora qué? No te sigue gustando, ¿no?

La pregunta me dejó helado.

—¡No! —exclamé de inmediato.

A decir verdad no sabía qué tan cierta era esa respuesta. Cuando supe que Pablo era un chico me estuve haciendo la cabeza durante un par de días, pero después enterré el tema y no volví a pensar más en eso. Pero había algo en él que me seguía llamando la atención. Todavía tenía que terminar de definir de qué se trataba.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro