Las historias de amor casi siempre son escritas en tercera persona. Yo siempre me he preguntado cómo sería un libro escrito desde el punto de vista de un tipo que se enamoró sin siquiera darse cuenta y de la persona menos esperada.

Sí, ya sé que suena a un cliché, pero a mí los clichés me importan una mierda.

Me llamo Karim, soy un tipo que, con dieciséis años, mido casi un metro ochenta.

Muchos dicen que el aspecto no lo es todo, pero yo digo que al carajo con quienes dicen eso. Mi aspecto y mi forma de ser me han traído tantos problemas que en la secundaria la gente me tiene miedo porque piensan que soy un bully.

¿Apesta? Sí, apesta a veces. La parte positiva es que nadie se mete conmigo porque todos piensan que voy a quebrarles el cuello. Lo malo es que la persona que me gusta también lo piensa, así que cada vez que trato de acercarme sale huyendo como si yo fuese un especie de monstruo o algo por el estilo.

A ver, admito que quizá alimenté ese rumor sin querer. Tengo una forma de ser bastante particular, diría mi madre. Es que antes de pegar el estirón era un enano escuálido que no valía nada y parecía que hasta tenía un cartel pegado en la frente que decía: "jódanme la vida". Me hicieron tanto bullying en la escuela, que un día me harté. Todavía recuerdo cómo me agarré a piñas con Rubén Sosa mientras lloraba, porque sí, estaba cagado de miedo, pero también estaba cansado de que me pegara. Así fue como pasé de ser un perdedor a ser quien soy ahora. No es que me encante que la gente me tenga miedo, pero es lo que hay, he aprendido a convivir con eso. Ahora, el problema es este: ¿Cómo le hago entender a esa persona que no soy lo que cree que soy? La vida me ha puesto en situaciones comprometedoras demasiadas veces como para negarlo. Es que cualquier justificación que busque va a sonar a excusa.

No voy a decir que me encontró pegándole a un tipo pero... Bueno, a quién engaño, sí me encontró pegándole a un tipo, a varios en realidad, pero todo tiene una explicación, lo juro. Si se quedan para leer este pedazo de historia que estoy por contarles les puedo asegurar que no se van a arrepentir. No si les gustan los buenos chismes. Y yo sé que a ustedes les encanta el chisme.