Capítulo 5

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Abrí los ojos de par en par al sentir como el sueño abandonaba mi cuerpo, comencé a estirarme a la vez que me sentaba. Mire a mí alrededor percatándome de que estaba en una habitación que jamás había visto, lo que realmente me preocupo, pero tan pronto visualice a Cero sentado en el sofá de la esquina limpiando sus armas, me calme.

—¿Cuándo llegamos? —le pregunté mirando en dirección al balcón, en el cual se podía ver un bello atardecer.

—Ayer a las 6 de la tarde. —respondió seriamente, a lo voltee a ver sorprendida.

—¿¡De verdad llevo durmiendo tanto!? —cuestione avergonzada mientras me levantaba de la cama. —Al menos dime que dormiste un poco. —

—Dormí lo suficiente. —dijo él parando su acción para verme. —Alístate, saldremos dentro de poco. —avisó prosiguiendo con la limpieza de sus pistolas.

—Está bien. —contesté caminando hasta la puerta que a mi parecer era la del baño, y justamente era esa.

Pero antes de entrar busque mi maleta con el fin de escoger la ropa que me pondría, opte por una camisa manga corta de color blanco, unos shorts de tela negros y unos tenis blancos. Me lleve el conjunto al baño, tome una ducha, me cepille los dientes y me cambie.

—Estoy lista. —avisé una vez salí del baño, Cero se dio la vuelta y me miro de arriba a abajo.

—No, no estas lista. —negó acercándose a la otra esquina del cuarto, en donde había una silla con mi mochila y la fedora encima. Él los tomo antes de acercarse a mí con lentitud, c, me puso el sombrero en la cabeza escondiendo mis orejas, a la par que me extendida la mochila. —Ahora sí. —tome la mochila susurrando un pequeño "Lo siento".

—¿A dónde vamos? —indagué siguiendo a Cero a las afueras del hotel en el que nos quedábamos, aun así, solo obtuve mi respuesta cuando entramos al auto.

—Iremos a ver a unos amigos, necesito que cambies de imagen de pies a cabeza. Quiero que por lo único que te reconozcan como Holly Ferrer sea por las orejas de conejo. —habló provocando que lo mirara con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

—¿Y por qué tengo que ser la única que cambie? —me queje poniéndome el cinturón de seguridad a la par que él ponía en marcha el auto.

—Porque todas las personas que terminan conociéndome y tienen malas intenciones conmigo terminan muertas. —dijo provocando que lo mirara con cierta confusión, esto se debía a que aquel comentario termino siendo bastante tétrico gracias a la seriedad con la que había sido dicho. —Y si quieres, luego puedo llevarte a comer. —sugirió mirándome de reojo.

—¿Mariscos? —él asintió sacándome una sonrisa. —Está bien, me convenciste. —afirmé mirando por la ventana.

A los pocos minutos llegamos frente a una tienda que tenía varios esmóquines bastante elegantes en exhibición, lo cual me desconcertó un poco ya que no sabía que tanto me haría cambiar el ponerme un esmoquin.

Al entrar todo parecía como otra tienda de trajes más, una pareja salió de detrás de una cortina y me miraron de arriba hacia abajo. Dicho dúo estaba compuesto de un hombre y una mujer de aproximadamente 50-60 años, eran bastante extravagantes a la vez que elegantes.

—Es bueno verte después de mucho tiempo Agente 0A. —saludó el hombre que tenía un acento británico muy marcado.

—¡Y mucho más al ver que traes a una señorita tan bella a tu lado! —exclamó la señora con un acento igual al del hombre, se acercó a mi sonriente. —¿Cuál es tu nombre? — pregunto acercándose a mi rostro.

—H-Holly. —contesté algo incomoda por su cercanía.

—¡Eres un grandioso lienzo en blanco que espera a ser explotado! —dijo emocionada enderezándose.

—En ese caso estas de suerte, quiero que la cambies de pies a cabeza. También necesito un traje para ella. —pidió mi protector provocando que los ojos de la mujer se llenaran de brillo.

—¡Este es el trabajo que he estado esperando por años! —chillo emocionada extendiéndome la mano. —Ven cariño. —mire a Cero algo dudosa, pero este asintió indicándome que podía confiar.

—De acuerdo. —susurré tomándola de la mano, me jalo hasta una puerta de metal que se abría al escanear el ojo de la mujer.

—¡Bienvenida a mi salón de belleza! —dijo dejándome pasar primero, permitiéndome ver varios artilugios de última generación, productos de todo tipo y hasta una pequeña sala de estar.

—Esto es genial. —susurré impresionada mirando el gran lugar. —Por cierto, aun no se tu nombre. —recordé observando como ella buscaba una cinta de medir, una pequeña libreta y un lápiz.

—Lo siento, me emocione tanto al verte que se me olvidaron mis modales. —pidió disculpas tomándome las medidas bastante rápido. —Mi nombre es Bridget Henderson, y el hombre que estaba junto a mí es mi esposo, Archie Henderson. —se presentó finalizando su acción. —Ahora siéntate, vendré dentro de unos segundos. —avisó antes de salir del lugar, pero detuvo su andar repentinamente. —¿Prefieres falda o short? —

—Falda. —ella asintió complacida para segundos después dejarme sola. —¿Qué tanto terminare cambiado? —me pregunté en un susurró mirándome al espejo.

No me consideraba una chica fea, de hecho, era bastante guapa, sin embargo, no era nada fuera de lo normal. Mi cabello era castaño, me llegaba a la cintura aun estando rizado. Mis ojos cafés eran bastante grandes y estaban rodeados de unas pestañas de color negro de un largo considerable, lo que los hacia parecer bastante elegantes, todo lo contrario a mis cejas, que siempre andaban tupidas obligándome a limpiarlas muy a menudo.

Tenía un bonito cutis gracias a las diversas mascarillas y exfoliantes que me ponía, lo que me recordaba lo muy dedicada que era al cuidar mi piel bronceada.

Mi cuerpo tampoco daba mucho de que hablar, no tenía una abdomen de infarto o algo por el estilo, de hecho diría que era rellenita. Aun así tenía una bonita cintura, grandes caderas (Las cuales a veces no me gustaban tanto.) y bonitas piernas.

—Ya llegué. —anunció Bridget sacándome de mis pensamientos. —Veamos que tenemos aquí. — dicho eso, me soltó el cabello para comenzar a moverlo un poco y darle volumen. —¡Tienes un cabello precioso del cual podemos sacar mucho provecho! —afirmó emocionada sacándome un suspiro. —Dime. ¿Cuál es tu color favorito? —preguntó mirándome por el espejo.

—El morado. —conteste algo nerviosa por lo que se aproximaba.

—Bueno, vamos a decirle adiós a esta Holly porque no la volveremos a ver en mucho tiempo. —habló dulcemente comenzando a girar la silla lentamente, a lo que ambas empezamos a despedirnos de mi reflejo con la mano y una gran sonrisa.

Luego de eso solo pude sentir como ella trabajaba con mi cabello mientras me ponía mucha conversación, algo que realmente no me desagradaba, la verdad era que Bridget era muy agradable. También eso me ayudo a descubrir muchas cosas, como por ejemplo: Este lugar es utilizado por la gran mayoría de los agentes de la G.M.A (Global Mercenary Agency o Agencia Mundial de Mercenarios), que ella y su marido llevan casados más de 25 años, etc.

—Y dime. ¿Qué piensas del Agente 0A? —preguntó cuándo íbamos a mitad de nuestra charla.

—Bueno...—cerré los ojos por unos segundos para pensar en lo que diría. —Es bastante frio hasta el punto de llegar a ser insensible, a veces eso me hace cuestionarme si realmente es humano...Pero luego de que lo conocer mejor te das cuenta de que es una gran persona: Disciplinado, dedicado a cumplir lo que se propone, paciente y muy profesional. Gracias a su estilo de vida aún le falta aprender un montón de cosas que estoy dispuesta a enseñarle. —respondí finalmente con una pequeña sonrisa observando como la estilista me miraba sorprendida.

—Ya veo. —dijo luego de un tiempo, sonriéndome dulcemente. —Espero que puedas cumplir con tu cometido Holly. —deseó antes de proseguir su trabajo, el cual termino luego de maquillarme.

—¿Ya me puedo ver? —pregunté emocionada, pero ella negó.

—No hasta que estés totalmente lista cariño. — contestó acercándose a una estantería de donde saco un maletín. —¿Qué color de ojos te gustaría tener? —yo la mire confundida ante esa cuestionaste.

—¿A qué te refieres exactamente? —

—Hace mucho cree unas gotas capaces de cambiar el color de ojos de la gente, gracias a eso muchos agentes llegan a pasar desapercibidos por cualquier lado. —explicó girando el maletín hacia mi mostrándome que estaba lleno de pequeños envases de gotas. —El efecto solo dura 24 horas, por lo que necesitas ponértelas a diario. —explicó cruzándose de brazos. —Así que dime el color que quieres. —

—En ese caso, verde estaría bien. —contesté y ella asintió complacida.

—Esto puede picar un poco, no obstante, pasa bastante rápido. —advirtió tomando uno de los pequeños frascos, luego se acercó a mí para echarme una gota en cada ojo, que tal y como dijo me picaron. —¡Estás preciosa! —exclamó con una gran sonrisa. —Pero aun no te puedes ver. —afirmó rápidamente tomándome de la mano para sacándome a rastras de la habitación hasta llevarme a un vestidor sin espejo, allí me percaté de que había todo un conjunto que suponía era el mío. —Cuando termines ven al frente de la tienda por favor. —pidió dejándome sola.

Empecé a revisar el conjunto, el cual me dejo impacta a la vez que me preguntaba cómo era posible el haber creado algo de tan alta calidad en tan solo unas horas. El traje constaba de un sombrero que escondía perfectamente mis orejas, una camisa manga larga, un chaleco con el patrón de una enredadera, unos guantes de cuero, una falda de pliegues que me llegaba tres dedos arriba de la rodilla, unas pantimedias y unos zapatos de charol. En general el conjunto era totalmente negro, pero debajo de toda esa ropa había algo que resaltaba bastante, eso era un corbatín rojo.

Al terminar de cambiarme doble mi ropa y salí con ella en las manos, llegué a la parte frontal de la tienda en donde todos se encontraban hablando, pero tan pronto notaron mi presencia se callaron y una gran sonrisa se pintó en el rostro de Bridget.

—Realmente hiciste un buen trabajo querida. —comentó el señor Archie con un notable orgullo.

—Muchas gracias querido. ¿Qué dices tú? —le preguntó a Cero, el cual solo me miraba con su usual seriedad.

—Estoy seguro que no la reconocerán. —contestó con frialdad dejándome algo decepcionada.

—¡Bah! ¡Realmente eres un zopenco! —se quejó la señora Henderson a medida que se acercaba a una sábana que tapaba algo. —Ven a verte cariño. —me llamo dulcemente, una vez estuve frente a la sabana ella la jalo y pude ver mi reflejo.

Ya no era yo en ningún aspecto, ahora mi cabello era de color morado, no siendo eso suficiente era lacio y me llegaba unos centímetros debajo de los hombros. Asimismo, mis ojos cambiaron, ahora eran de un verde brillante que resaltaba aún más por el maquillaje que adornaba mi cara.

—¿Te gusta? —preguntó la responsable de mi cambio sosteniendo agarrando un bolso, el cual quería pensar que había buscado mientras yo me veía en el espejo.

—¡Me encanta! —afirmé acercándome a ella para abrazarla. —¡Muchas gracias! —exclame contenta, para luego hacer lo mismo con Archie.

—Nos alegra que te haya gustado. —respondieron los dos al mismo tiempo sonriendo ampliamente.

—Por cierto, este es un regalo de mi parte. —dijo Bridget extendiéndome el bolso. —Dentro están las gotas y unas cuantas cosas que pueden servirte. —

—¿Estas segura que puedo tomarlo? ¿Acaso esto no es demasiado? —pregunté sintiendo que me estaba aprovechando de su amabilidad.

—Para nada, sería demasiado si no lo tomaras. —contestó ella con sinceridad.

—En ese caso, gracias por este presente. —susurré tomando el bolso, el cual era bastante pesado. —¿Qué es lo que tiene exactamente? —pregunté mirando a la mujer con los ojos muy abierto.

—Lo sabrás luego de que la abras cuando llegues al hotel. —más que un simple comentario, había aparecido una orden de su parte.

—Ya tenemos que irnos. —interrumpió Cero saliendo del local.

—¡Espérame! —le pedí algo confundida por su repentina acción, me despedí de los señores Henderson antes de salir de su local y entrar en el auto. —¿Qué fue eso? —pregunté con el ceño fruncido sin recibir respuesta, solté un suspiro mientras que él ponía en marcha el auto.

—Te ves bien. —habló por fin cuando íbamos a mitad de camino al restaurante.

—¿De verdad lo crees? —pregunté sorprendida volteándolo a ver.

—Sí. —respondió mirándome de reojo.

—Gracias. —susurré desviando la mirada hacia la ventana con una pequeña sonrisa en mis labios.

Tal vez aquellas palabras resultaban muy simples y hasta frías para cualquier persona que las escuchara, sin embargo, para mi esas tres palabras de su parte realmente me ponían muy feliz.

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Espero que no les moleste un capítulo un día antes >uO

Les ama: Blondegals.

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