Extra

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

"Han pasado tres meses. Muchos días, muchas horas, muchos minutos y muchísimos segundos desde que la temporada de invierno termino. Durante todos estos meses mi hermano ha estado entrenando, pero, al fin tuvo tiempo para venir a la casa del abuelo a pasar tiempo con nosotros.

Sé que vivimos en un pueblito, y que por acá no tenemos pistas de hielo, no estamos muy alejados de Moscú, pero igual no podemos ver a Yuri tanto como quisiéramos el abuelo y yo. Sus entrenamientos son muy arduos, demasiado para lo poco que dura la temporada de patinaje. Pero es el deporte que Yuri y yo amamos con locura, aunque él no lo admita, se convirtió en patinador por mí y también por el abuelo, más que por decisión propia.

Soy un año menor que Yuri, y siempre tuve salud débil, eso no me detuvo. Yo deseaba con todas mis fuerzas ser una patinadora profesional, y estaba determinada a lograrlo, sabía desde muy joven que era un camino largo, pero si lo lograba podría ayudar a la pobre economía de nuestra familia. Hace mucho tiempo cuando Yuri solo era un bebé y yo apenas estaba en la barriga de mamá; nuestro padre se alejó de nosotros, aun ignoro los motivos de que lo hiciera. Mamá luego de mi nacimiento enfermo gravemente y las medicinas eran muy costosas para el bajo salario del abuelo como cocinero en un restaurante local. Por lo tanto, mamá murió y al final quedamos siendo criados por nuestro abuelo.

No fue malo, a pesar de que éramos de bajos recursos, tuvimos una infancia feliz. Con el tiempo yo me interese por el patinaje, Yuri amaba apoyarme, decía que: "Me vería muy linda en esos trajes" y el abuelo también dio todo de sí para pagar mis clases, teníamos que viajar casi todos los días a Moscú desde muy temprano para que yo pudiera asistir a mis entrenamientos y el abuelo consiguió un trabajo a tiempo parcial en el horario en que yo entrenaba, mientras era cuidada por Yuri en la pista. Todo iba bien, a los 6 años empezaron entrenamientos más rigurosos para que mi cuerpo empezara a controlar los saltos y piruetas, yo salía muy cansada de los entrenamientos, más de lo normal.

Un día, me desplome en la pista. Yo había heredado la enfermedad de mamá, el doctor dijo que nunca podría ser una profesional ya que los saltos y piruetas eran demasiado para mi cuerpo. Me deprimí, todos tenían tantas esperanzas en mí. Una noche nevó tanto que todo el pueblo se cubrió de un hermoso manto blanco y el lago cercano se congelo, a la mañana siguiente Yuri vino emocionado a levantarme diciendo que podría patinar. Aun me negaba a subirme al hielo, pero Yuri lo logro, tomo el papel de un entrenador ese día y cuando menos lo esperamos, él sin saber cómo, termino ejecutando con fluidez una de mis anteriores secuencias. Yuri tenía el talento, la salud y la determinación para lograrlo.

Durante meses le rogué, llore e incluso deje de hablarle; para que aceptara la idea de que él cumpliera mi sueño. De tanto suplicarle acepto y termino en clases intensivas para alumnos prometedores, creo que allí conoció a Otabek. Los años de rígidos entrenamientos pasaron, y Yuri fue quien mantuvo a flote nuestra pequeña familia cuando el abuelo tuvo que jubilarse.

Hace un año, él insistió que pasara una semana con él, en Moscú. Cedí, a pesar de que necesitaba aún muchas medicinas. Se desvivió por darme los mejores cuidados mientras estuve a su lado, esa misma semana cumplía 13 años, fue el día más hermoso de mi vida, Yuri había mandado a confeccionar un vestido para mí, un vestido de patinaje, hermoso como siempre soñé que seria. Aun sin haber practicado más que lo básico durante mucho tiempo, pude patinar y tomarme unas hermosas fotografías con mi amado hermano, el mejor hermano del mundo.

El año siguiente no lo vi mucho, sucedió lo de Viktor, y Yuri fue tras él a Japón. Luego dio inicio la temporada de patinaje en las cuales Yuri la paso muy rudo, yo recaí en cama, el abuelo estuvo enfermo un tiempo y ni mencionar su arduo entrenamiento con la ex esposa del Coach Yakov. Pero al final de cuentas, lo logro. Mi amado hermano logro hacer un debut senior digno de campeones, obteniendo el segundo lugar en el Grand Prix Final, superando en el podio a Jean-Jaques Leroy. Todos queríamos que él ganara, pero la pasión de Yuuri Katsuki fue mayor de lo que todos pudimos creer, al parecer él quería verdaderamente casarse con Viktor y está a solo días de lograrlo. Sí, en una semana se oficializara el matrimonio Nikiforov-Katsuki. Aun no sé, quien se apellidara como, pero son una pareja encantadora.

¿Otabek y Yuri?...Ellos son algo especial..."

-¡Oye Mia! ¿Qué tanto escribes en mi laptop? –irrumpió el rubio en el cuarto de su hermana menor.

-¡Dijiste que me la prestabas! ¡No seas entrometido! –refunfuño Mia tapando con su menudo cuerpo la pantalla.

-¿Con quién hablas? –insistió Yuri tratando de ver a quien escribía su hermana.

-¡Déjame! ¡Cuñado ayuda! –grito desesperadamente Mia.

En ese momento un joven alto, de piel bronceada y cabello azabache entro a la habitación de la adolescente.

-¿Cuántas veces debo decirte que no le digas cuñado? –Refuto Yuri- No gano el Grand Prix, no somos pareja –argumento con los mofletes algo inflados y una mirada orgullosa al infinito.

-No, claro –hablo con sarcasmo la Plisetsky menor- No son pareja, pero duermen juntos, salen a todos sitios juntos y se hacen arrumacos como si no hubiera mañana. O y ni hablar de los soniditos nocturnos ¿Cómo dicen? –Dijo haciéndose la que estaba tratando de recordar algo lejano- ¡Ah ya! O-otabek ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Sí! ¡Mierda, duele! –comenzó a decir Mia poniendo voz de excitación.

-¡¿Qué?! – exclamo el rubio, sabiendo que fue atrapado infraganti.

-Las paredes son delgadas, hermanito. Suerte que el abuelo no duerme en el piso de arriba y no puede escucharlos –dijo la chica- Por cierto, gracias por los audífonos Otabek. Si no, no pudiera dormir, son bastante ruidosos –comento mostrando en alto los cascos de color azul celeste metalizado, regalo del kazajo para su cuñada.

Otabek, ya acostumbrado a la lengua libre de su cuñada, no le impresiono todo lo que estaba diciendo. Pero Yuri que si era bastante penoso respecto a sus cosas, estaba impactado del detalle con que su hermana describió sin pudor sus encuentros sexuales.

-¡Mia! –grito Yuri y estuvo a punto de comenzar a corretear a su hermana por toda la casa, pero fue detenido por su "no-novio", quien lo cargo sobre su hombro como un peso pluma -Bájame, Otabek. Estoy enfadado con los dos. Me las pagaran – continuo amenazando.

-¡Oh! Ya sé quién va debajo, suerte hermanito. Otabek, llévalo al cuarto y enséñale lo que es bueno –dijo Mia sin pudor alguno.

-Hablare con él, Mia controla tu lengua o me dejaras sin novio –dijo el kazajo con voz profunda.

-¡Bajame! ¡No te dejare tocarme, Otabek! –continuo sus "amenazas" Yuri.

-Nos vemos en una hora, vamos a comprar la ropa para la boda –anuncio el azabache.

-¡Ohh un rapidito que intenso! ¡Te dolerá hermanito! ¡Después me cuentas si te puedes sentar! –continuo molestando Mia a su hermano.

Yuri estuvo por replicar, pero Otabek lo saco de la habitación de su hermana. Mia conecto los audífonos a la laptop, puso música a reproducir aleatoriamente y prosiguió escribiendo su correo.

"En fin Katsuki-chan; acabo de tener un momento con Yuri. Pero Otabek se lo llevo para tranquilizarlo; Yuri insiste en que ellos no son nada. Pero vieras como se deprime cuando no están juntos o pasan mucho sin verse. Su aguante máximo es un mes.

Algún día terminaremos viéndonos en la boda de mi hermano, pero por el momento nos veremos en la boda del tuyo, falta una semana para que Viktor sea un Katsuki o Yuuri sea un Nikiforov. No lo sé, sigo sin entenderlo.

Besos y abrazos

Mia Plisetsky"

Mia termino de redactar su correo para la hermana de Yuuri y le hizo 'click' en enviar, para seguir escuchando música, con un poco de temor a sacarse los audífonos, no vaya a ser que escuchara alguna cosa extraña.

Las dos hermanas de los medallistas del Grand Prix, se conocieron por casualidad cuando se sentaron una junto a la otra en la competencia final de la temporada de patinaje. Se hicieron grandes amigas y habían mantenido correspondencia, comentando cosas de la boda y de que ambas esperaban algún día encontrar parejas que las quieran tanto como sus hermanos a sus novios. En fin, platicaban de sueños y esperanzas, logrando una bonita amistad. Al poco rato de escuchar música, Mia queda dormida con los audífonos puestos, mientras Yuri era "acosado" por su "no-novio".

-No entiendo porque Mia ahora habla así –comento Yuri enfurruñado sobre su cama estando en posición fetal, dándole la espalda a Otabek.

-Déjala crecer, no será una niña por siempre –argumento Otabek mientras se recostaba al lado de su pareja en la cama y acariciaba sus cabellos rubios.

-¡Te dije que no te dejaría tocarme! –dijo molesto volteando a ver a kazajo.

-Yuri, no hare nada de lo que sugirió Mia. No soy de esa manera, lo sabes y también sabes que Mia exagero bastante. Pero tú sobre reaccionaste –argumento el azabache.

-Me impacto que hablara de esa manera –se justificó Yuri.

-Y a mí me impacto que negaras lo nuestro por trillonésima vez –contraatacó el azabache mientras abrazaba al quinceañero por la cintura y lo atraía más contra su cuerpo.

-Y no lo aceptare hasta que me superes –dijo enfurruñado.

-¿Y qué tal si nunca lo hago porque eres el mejor de la generación? ¿Entonces nunca podre aspirar a casarme contigo? –continuo argumentando Otabek mientras acariciaba el sedoso cabello de Yuri.

-Uhm –murmuro.

-Y ahora que entrenaras con Viktor y Yuuri, serás mejor cada día. Me costara aún más alcanzarte ¿No quieres estar juntos? ¿Pretendes que siempre nos escondamos del mundo?

-¡No, eso no! Pero... -contesto con voz dudosa.

-No hay pero que valga Yuri –murmuro Otabek para unir sus labios con los de su amado en un fogoso beso- Amo esto –dijo para volver a besar al ruso- Tocarte, hacerte mío y sentirme tuyo –confesó con voz determinada- Pero no viviré en la oscuridad –termino de decir para rematar su afirmación con un apasionado beso que dejo sus labios y los de su acompañante, hormigueando y de color rojizo.

Yuri se subió al torso de su "no-novio" y volvió a arremeter contra sus labios; el kazajo coloco sus manos en las caderas del ruso y lo presiono contra su creciente erección.

-¡Ahh! –gimió Yuri y deslizo sus manos bajo la playera de Otabek.

-No, Yuri no –pronuncio Otabek deteniendo las manos del rubio- No jugare a lo que tú quieras, o somos pareja, o no somos nada.

-¡Imbécil! ¡Sí lo somos! ¡Solo que no divulgo mi vida privada! –argumento cruzándose de brazos y desviando su mirada.

-Lo dice el que tiene tres mil fotos en Instagram –se burló- Ven, vamos a comprar la ropa para la boda –dijo extendiendo su mano al ruso.

-Creo que hay algo en lo que mi hermana tiene razón –dijo Yuri acomodándose la ropa- Soy el uke en la relación –murmuro deprimido- ¿Podemos cambiar? –pregunto con un poco de esperanza en la mirada.

-No creo que suceda –respondió.

-¿Y si lo echamos a la suerte? –sugirió Yuri.

-Hagamos algo –propuso Otabek- Esta noche volvemos a esta cama y te demuestro que te gusta ser el uke.

Con ese último comentario Yuri quedo mudo y a la merced de Otabek quien lo arrastro hasta la habitación de su hermana, y luego al auto para ir de compras a Moscú; y prácticamente le tuvo que decir que ropa comprar debido a que el mayor de los Plisetsky seguía aturdido por aquella propuesta tan directa, y por todo lo que implicaba la corta conversación que tuvieron en la alcoba.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro