Posesivo y Stalker.

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Sonrisa. Esa sonrisa que sus fanáticas dicen, puede curar el cáncer. Su hilera de dientes perfectos y relucientes, un sonrojo que teñía un poco el puente de su nariz, sus hermosos labios un poco brillosos por la costumbre de lamerlos frecuentemente; tal vez era un signo de ansiedad u otra costumbre rusa para evitar los labios agrietados. La verdad era que para él, aquella sonrisa no era más que un símbolo de la hermosa fortaleza que poseía Yuri Plisetsky.

Otabek Altin era un hombre de escasas expresiones, solo el patinaje era capaz de sacar lo mejor de él, o así fue, hasta que se dio cuenta que necesitaba de una fortaleza de hierro para convertir su deporte favorito, en una profesión para él. Un Kazajo en el patinaje sobre hielo profesional, era tan raro como una vaca en el desierto. Una imposibilidad que él logro sortear, luego de intensos entrenamientos en Detroit, Moscú, Francia y en muchas otras ciudades del mundo; aunque ese esfuerzo se vio recompensado, al lograr sus objetivos de convertirse en uno de los patinadores más esperados en el Grand Prix Final de aquel año y doblemente recompensado porque gracias a sus entrenamientos, se encontró con él.

Aquel joven de hermosos ojos esmeraldas llenos de determinación, se convirtieron en un ejemplo a seguir para el Kazajo, y aun más que un ejemplo de fortaleza; Yuri Plisetsky se convirtió en el mayor objeto de su admiración profesional y romántica. Por ello a pesar de su fría personalidad, se deshizo de sus inhibiciones y se arriesgó a pedirle a Yuri que fuese su amigo, aunque él, deseaba más.

Y luego de una noche hablando incoherencias en un restaurant de la magnífica Barcelona, ellos terminaron por intercambiar números telefónicos y agregarse a sus respectivas redes sociales. Sin saber cómo, se volvieron cercanos en escasas horas, inclusive se sentaron uno junto al otro en la cena con el resto de los competidores al Grand Prix y culminaron la noche especulando sobre la verdadera relación entre Yuuri y Viktor; después de todo, ese intercambio inesperado de anillos y los comentarios del quíntuple campeón del mundo, fueron bastante sugerentes. Yuri estaba enojado, sumamente molesto con Viktor y con el "tazón de cerdo".

-Y eso que le compartí de los piroshky de mi abuelo, en su cumpleaños. Katsudon traidor –vociferaba molesto Yuri mientras caminaba junto al Kazajo rumbo al hotel.

-Yuri –llamo Otabek- ¿Acaso tú... por Katsuki? –argumentó.

-¿Qué? –Exclamo el rubio molesto- Eso es un insulto, solo Viktor sería capaz de querer a alguien tan incapaz como ese Katsudon –respondió velozmente.

Notando la vergüenza de Yuri, el kazajo decidió no preguntar nada más, pero realmente se sentía dolido por notar que, aunque él no lo admitiera, Yuri sentía algo por el representante japonés. El resto del trayecto hasta el hotel transcurrió en silencio, pasaron por recepción retirando sus llaves y subieron en aquel tenso silencio por el ascensor, hasta que Yuri bajo antes de Otabek.

El hombre de cabellos oscuros al cerrarse las puertas del ascensor, dejo escapar un suspiro y permitió que sus hombros cayesen en señal de abatimiento. Al parecer el nunca lograría ocupar el sitio que él deseaba en el corazón del ruso. Con las emociones revueltas y la mente tratando de dominarlas se bajó dos pisos luego de Yuri, recorrió el pasillo con parsimonia, entro a su habitación y se dejó caer cual peso muerto en su mullida cama; agradecía en ese momento no tener que compartir habitación con su entrenador.

Muy en contra de sus reservadas costumbres con un esfuerzo sobrehumano se levantó de la cama, se quitó todas sus ropas exceptuando la interior y volvió a la cama, en el proceso de destender las cobijas cuidadosamente dobladas un sonido zumbante llego hasta sus oídos; era su teléfono, pensando que podía ser de algún familiar se dirigió hasta el amasijo de ropa en el piso y saco el aparato del bolsillo de sus pantalones.

Era una notificación de seguimiento en Instagram, otra fan más intentando que la aceptara. El azabache volvió a suspirar y se dirigió nuevamente a la cama con el aparato en mano, reviso su propio perfil de Instagram y recordó aceptar la solicitud de Yuri; fue hasta el icono de corazón y presiono aceptar la solicitud del rubio, inmediatamente sintió ganas de ver aquellos ojos esmeralda que le aceleraban el pulso. Como quien no quiere la cosa, fue hasta la página del ruso y comenzó a observar sus fotos, como su perfil era publico era natural que este tuviera cientos de comentarios y likes en sus fotos; muchos comentarios eran de las Yuri Angel's.

Por curiosidad siguió bajando hasta fotos más antiguas hasta encontrarse con algo desconcertante; una chica. Fotos de Yuri abrazando a una chica, besándola en la mejilla, sonriendo juntos, ellos en la playa, ella sonrojada, ellos en el hielo, ella con una corona de flores en el cabello y él escondido en su cuello como si la besara allí. Lleno de celos reviso los comentarios:

"¿Quién es ella?"

"¿La novia de Yuri?"

"Es fea"

"No es famosa, no se merece a Yuri"

"Yuri merece a alguien mejor"

"Dejen de meterse en la vida de Yuri, somos solo fans"

"Es su novia y es muy linda"

"Que Yuri fuera soltero, era demasiado bueno para ser verdad"

Muchos comentarios despreciaban a la joven rubia de ojos grises y otros eran de ánimos a la supuesta novia de Yuri, alentándola a no prestar atención a las fans. Lo que más impacto a Otabek, fue un pie de foto posteado por el mismísimo Yuri Plisetsky.

"Tu sonrisa, me hace fuerte"

Y más abajo comentaba:

"Ella es la razón de que deje todo en la pista"

La foto era bastante bonita, ambos estaban sonriendo a la cámara, ella usaba un vestido veraniego de color menta y tenía una margarita en su oreja, mientras que Yuri tenia igual una margarita tras la oreja y vestía con una sencilla camiseta negra y pantalones jean oscuros; ambos estaban en lo que parecía un prado de flores muy sonrientes y con las mejillas arreboladas.

-¿Yuri, tenía novia? –murmuro desconcertado para sí mismo.

¿Yuri era bisexual? ¿Acaso seguía con ella? ¿Habían terminado su relación? ¿De verdad Yuri no gustaba de Katsuki?

La foto no era suficientemente reciente para especular nada. Otabek volvió a subir las fotos, se dio cuenta que la última foto de ella fue en el verano de ese año, luego estaban fotos de sus entrenamientos, en algunas salía Mila Babicheva con Yuri, otras de su viaje a Japón y de sus entrenamientos recientes. El kazajo estuvo a punto de rendirse cuando vio una nueva foto publicada hace 3 minutos atrás.

Era una foto normal de Yuri tomada por él mismo ese día, la foto no tenía nada de malo, el problema era el pie de foto:

"Lo daré todo mañana, te quiero PlisetskyM"

Controlado por los celos abrió el perfil de la persona etiquetada en la foto, encontrándose frustrantemente con un perfil privado, rápidamente le mando una solicitud que fue respondida de inmediato y fue acompañada de un mensaje privado:

"Vi que eres amigo de Yuri, suerte mañana en el Grand Prix Final. Si mal no recuerdo, eres uno de los competidores.

Mia"

El mensaje solo enfureció más a kazajo, aquella aparente cortesía y dulzura le parecían de lo más hipócritas, y eso que el mundo del patinaje estaba lleno de hipocresía; bueno todos los deportes lo estaban, pero en este caso, a Otabek le pareció el caso más extremo desde su punto de vista, tal vez era porque estaba sentimentalmente ligado al suceso.

Dejo en visto el mensaje y reviso las fotos del perfil, había pocas de su dueña sola, en algunas estaba con Yuri y la mayoría eran fotos de Yuri en competencias o entrenamientos. Muchos pie de fotos eran frases de ánimo o mensajes "Estoy orgullosa de ti", inclusive frases románticas.

Otabek bajo compulsivamente hasta las últimas fotografías, había dos de la rubia hermosamente vestida con un traje azul, su cabello trenzado y recogido en forma de corona contra su cráneo, estaba en el medio de una pista de patinaje en un pose sumamente estética, en la siguiente ella estaba ejecutando perfectamente un paso de águila y por ultimo una foto de ella y Yuri patinando juntos, él sostenía su cintura mirando al infinito con un fuerte sonrojo en las mejillas al igual que ella, mientras ambos ejecutaban un extendido perfecto.

Al parecer ella también patinaba, pero, al azabache no le sonaba ninguna Mia en el patinaje profesional. Ella no era famosa, pero era buena, se notaba en aquellas fotografías, y más se notaba el cariño que fluía entre ambos rubios.

Furibundo, decepcionado, celoso y con el corazón roto, Otabek apago su celular para evitar seguir viendo cosas como aquella, eso no era sano antes de una competencia. Aun sin saber cómo, el azabache concilio rápidamente el sueño.

La mañana siguiente comenzó temprano para los patinadores y sus entrenadores, muchos salieron a trotar y otros simplemente a tratar de despejar sus mentes de la presión pre-competencia paseando por las calles de Barcelona.

Pronto se hizo la hora en que todos debían ir a la pista, los reporteros, fans y asistentes; se agolpaban en la recepción de la pista para fotografiar a los entrenadores y competidores, lentamente las gradas se fueron llenando, los jueces tomaron sus lugares, el zamboni termino de pulir la pista y se dio inicio al evento con los comentarios y estadísticas de los comentaristas deportivos por los altavoces, seguidamente comenzó la vuelta de calentamiento donde todos los competidores salieron al hielo en actitud imponente, dispuestos a todo por conquistar el oro.

Otabek permaneció callado, inclusive distraído hasta que JJ paso por su lado en actitud retadora, para luego hacerle una señal de pulgar abajo, indicándole que él era el eslabón más débil y que él lo quebraría. El kazajo frunció el ceño ante el desafío y recordó quien era, y con qué motivos trabajo tanto para llegar allí. Él no era el tipo de hombres que se deprimían por amor, él enfrentaba todos los obstáculos y salía airoso.

Termino la vuelta de calentamiento y era hora de iniciar el programa corto, iniciando con Chris. Otabek estaba concentrado en sus ejercicios cuando una voz femenina lo saco de su hilo de pensamientos.

-¡Yuri! –grito una rubia lanzándose sobre el patinador ruso.

-¿Mia? –Pregunto el desconcertado ruso a la joven- ¿Estás sola? ¡Boba, es peligroso!

-Vine a animarte, no seas gruñón –acoto la ojigris con sus mofletes inflados como una niña berrinchuda.

-Me preocupas ¿Si, algo te pasa? –argumento preocupado.

Decidido a aclarar su cabeza, Otabek se levantó del área donde hacia calentamiento y se dirigió a la pareja de rubios. Estos al darse cuenta de su presencia dejaron de estar abrazados y voltearon a mirarlo.

-¡Hey Otabek! –saludo Yuri.

-Hola, un placer. Mia –dijo la rubia extendiendo su mano al joven.

-Hola –saludo el azabache de forma seca.

-Tal vez deba retirarme –dijo Mia por la presencia del azabache que la estaba inquietando.

-Viniste sola, prefiero que te quedes aquí –argumento Yuri.

-No estoy sola, vinimos el abuelo y yo –revelo la joven- Así que, Yuri, da lo mejor ¿Si? –dijo la joven esbozando una hermosa sonrisa.

-¿Él está aquí? –pregunto Yuri emocionado.

-Sí –asintió la joven.

Ante aquella noticia Yuri esbozo una sonrisa; perfecta, deslumbrante, hermosa, encantadora. Un pequeño sonrojo tiño sus mejillas y estuvo a punto de depositar un beso en la mejilla de la chica para despedirse de ella, pero esta acción fue interrumpida por un jalón fuerte en su muñeca derecha, que lo arrastro hasta dentro de las instalaciones, alejado de las cámaras y el público.

-¡Hey Otabek! ¡Suéltame! ¿Qué diablos te pasa? –pregunto a gritos Yuri mientras era arrastrado.

Tanto fueron sus intentos por soltarse del agarre del kazajo que el azabache lo lanzo contra un muro cercano y lo acorralo con su cuerpo.

-¿Oye que te pasa imbécil? –grito Yuri acercando su cara a la del azabache pero al percatarse de la cercanía se encogió ante la imponente aura que desprendía su captor.

-¿Quién es ella? –pregunto con tono autoritario.

-¿Qué diablos te importa? –rebatió el ruso sin dejarse intimidar.

-¡Mucho! ¡Eres mi amigo! ¡Me perteneces! –reclamo Otabek sin pensar.

-¡Soy tu amigo! Pero eso no significa que sea tuyo ¿Y qué clase de acoso-violador es este? –exigió Plisetsky.

-¿Y no querrías? –pregunto suavizando la voz y observando con ojos de perro aquella mirada esmeralda que le aceleraba el pulso.

-¿Querer qué? –pregunto frustrado por el rumbo ambiguo de aquellas palabras.

-Ser mío... -admitió el kazajo.

-¿Cómo? –pregunto desconcertado Yuri.

-¡Me gustas Yuri! ¡Y quiero que seamos algo, no amigos, algo romántico! No sé, si novios o como se le llame, pero quiero llamarte mío y que tú puedas decir lo mismo de mí –confesó mirando directamente los ojos de Yuri.

Otabek se perdió en la mirada esmeralda de Yuri y fue acortando la mirada entre ambos rostros, estuvo a punto de rozar aquellos labios que tanto anhelaba pero una mano se interpuso en su camino.

-¿Es por ella verdad? –pregunto con tono lastimero.

-Yo no salgo con perdedores –dijo Yuri mirando al suelo con un fuerte sonrojo decorando sus mejillas- Entra al podio o supérame en la clasificación y saldremos. Convierte a esa chica en tu cuñada.

-¿Cuñada? –pregunto desconcertado.

-Mia, es mi hermana. Ella y mi abuelo vinieron a verme; yo soy fuerte por ellos. Demuéstrame que puedes serlo por mi... -explico Yuri para luego escapar de los brazos de Otabek y caminar dignamente por el pasillo hasta la pista de hielo.

Al parecer en aquel Grand Prix, no solo se jugaba el futuro matrimonio de Viktor; si no la relación entre Otabek y Yuri. Muchas cosas serían decididas por las puntuaciones de aquella competencia, muchos destinos se sellarían eternamente; y una cosa era segura, Otabek Altin superaría a Yuri Plisetsky en aquella competencia, costase lo que costase. Haría a ese chico suyo, y nada se lo impediría.

Con paso desenfadado Altin volvió hasta la pista, para encontrarse con la chica rubia esperándole.

-Hazle feliz –dijo Mia.

-Está bien, cuñada –acepto el kazajo con una sonrisa ladeada. 

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Un angelito amante del Yaoi y del Otayurio me hizo darme cuenta que no tenia esta obra publicada, y como yo soy una muy mala persona le rompí el corazón con un fanfic donde Yurio era heterosexual, pero vengo a reivindicarme con una oda al bello Otayurio. La-ONU-Yaoi esto es para hacerte feliz, si te hace feliz deja tu felicidad en un comentario y te regalo un extra.

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