Eric Cooper.

El sonido de los animales y la brisa de la lluvia.

Estaba sentado, en un tronco, a las orillas del lago, observando la oscuridad de la noche.
Llevaba aquí más de lo que quería, estaba evitando a todos, mi abuela, me obligaba a venir, no era una opción.

Escuché ruidos, pero no me moví en absoluto, tal vez era un animal buscando agua para beber y saciar su sed pero los ruidos seguían, voltee y me encontré a Astrid.

Astrid.

Ella estaba en una pijama de patos, lo que hizo que soltara una pequeña risa, junto a su pijama, tenía un abrigo de arcoiris, que la cubria del frío de la noche, sus labios hermosos labios estaban rojos, llevaba en su corto cabello, de cada lado una cola, su peinado parecía al de burbuja, de las chicas superpoderosas, las conocía por culpa de Stephanie, quien de bebé no paraba de verlas y mencionarlas. Astrid se veía hermosa, dulce y tierna, ocultando su parte más dura y fría.

-Ho... Hola. - su voz era casi inaudible.

Se sentó junto a mi, en el tronco, su cercanía me estaba matando.

-Esta frío aquí.-dijo, esta vez tratando de no sonar nerviosa. - ahora estas ignorandome.

-No, solo no quiero hablar. - dije por primera vez.

Sus ojos me observaron, sus hermosos ojos.

-No quieres hablar, o no quieres hablar conmigo?.

Ambas.

-Pero si fuera Harley si, eh. En que momento se volvieron tan amigos.

-No somos amigos.

-Entonces el chico de los videos, no eras tu? No eras tú y Harley?.

El maldito video.

-Ese si soy yo, pero no somos amigos.- dije ignorando el hecho de que me estaba interrogando.

-Claro, tampoco sales con muchas chicas, últimamente, o también tienes excusas, para eso?.

-ASTRID QUE PASA CONTIGO, DESDE QUE LLEGASTE NO PARAS DE CONFUNDIRME, ME CONFUNDES, PRIMERO DEJAS QUE TE BESE, LUEGO YA NO QUIERES QUE TE BESE,  SI ME VES CON UNA CHICA, ME CELAS, PERO LUEGO TE ALEJAS Y TE VUELEVES A ACERCAR, NO PARAS DE CONFUNDIRME...Un día eres tierna y amable, al otro día eres grosera y te me evitas todo el día, ah y no puedo olvidar ese beso que te diste con ese idiota, no te entiendo.

-El beso? El idota me lo robo, nunca me daría un beso con ese tipo.-Ese idota me iba a escuchar en cuanto lo viera. -Lo sé, soy un desastre.-aclaró. - sabes es difícil, todo, todo es difícil para mí, desde el día que mi padre murió. - mi confusión era obvia, ella casi nunca hablaba de su familia, y si lo hacía, solo hablaba de su madre. - sé que no lo sabias, y en realidad, no quería que nadie lo supiera, desde el día en que murió, hay días en que ni yo me entiendo. - me volvió a mirar, estaba vez sus ojos estaban tristes y aguados. - me gustas, más de lo que quisiera. - lo que acabó de decir, me dejó congelado. - y sé que sólo estábamos fingiendo, pero esta claro que me olvidé de eso, se que no te gusto, pero solo quería decirlo, no tienes que responder... Soy tan patética.

-Repite lo que dijiste.

-Que? Estas loco? No diré, de nuevo, que soy patética. - se levantó, sus intenciones eran irse.

-No, no eso, lo otro. - dije levantándome, también.

Astrid parecía no entender lo que le decía.

-Que cosa? Que me gustas? Eso?

Lo dijo una vez más, pero esta vez se sentía, se sentía más real.

Me acerque con mis grandes pasos, que pusieron poca distancia entre nosotros.

-Adoro, la manera en la que estas vestida.- puse mis manos en sus mejillas, y puse un mechón rebelde detrás de su oreja. - también me gustas.

Eliminé la poca distancia que había entre nosotros con un beso, besar de nuevo sus labios era exquisito, sabian a fresas, se que suena loco, tal vez yo estoy loco, pero por ella.

-Eric. - mi nombre sonaba sexi al salir de su boca, sus labios tibios y carnosos, eran estar en el cielo, se me escapó un pequeño gemido ronco con su nombre.

Agarré con suavidad su cintura, escuchamos varios fuegos artificiales, pero seguíamos inmersos en nuestro caliente y apasionado beso.

-Astrid, lamento haberte gritado la otra vez, también lamento haberme comido tus gomitas, las del tarro. - Astrid se separó de mi, como si tocará fuego.

-En serio, te las comiste. - su rostro expresaba enojo, vaya la regué.

-Si, pero siempre, te dejaba dulces en tu casillero. - eso no era mentira.

Su enojo se borro inmediatamente y se reemplazó por una sonrisa, sabía que a esta chica podria comer dulces todos los días y no se enojaria.

-Si, también sé que me tomabas fotos cuando estaba distraída, luego las guardabas en un álbum.

Vergüenza. Eso era lo que podía sentir.

-Si le dices a alguien, olvidaré que eres mi novia y me vengaré. - me di cuenta de lo que había dicho. Yo mismo la había terminado, el día que la vi, aun lo recuerdo y me odio por haberlo hecho.

-Aún no me has dicho, la razón de que salias con muchas chicas. - Astrid dijo, cambiando de tema.

-Si, no es lo que parece, la tarde que terminamos-

-Que me terminaste. - interrumpió Astrid.

-Si, eso, esa tarde, me fui en el auto, muy cabreado, choqué con un árbol antes llegar a casa. - Astrid se preocupó. - no me sucedió nada, no hasta que llegue a casa, mi madre y mi abuela se enojaron demasiado, mi castigo por eso fue venir al viaje y darle clases a las chicas que estaban mal con las notas.

-Si, yo perdí mi celular y luego estuve detenida, mi madre parecía un ogro enojado y gordo con la barriga de su embarazo "Estas advertida, Astrid" esas fueron sus palabras, así que ando juiciosa.

-Si, esa noche, donde subiste una historia con el hashtag "soltera" y un video besándote con un chico que desconozco. - había recordado, casi poniendome de mal humor.

-Si, resultó ser gay, además, solo quería darte celos, pero no funcionó, así que, te perdono y tu me perdonas. - dijo riendo, había dicho, cuanto amaba verla sonreír?.

Unos ruidos, cerca de nosotros nos distrajo a ambos, mirando el lugar de donde venía, pero la oscuridad no lo permitía, hasta que el ruido se detuvo, pero dejándonos ver, a un hombre armado hasta los dientes y encapuchado.

Astrid agarró mi mano, su mano temblaba, o tal vez era la mía, pero no sabría decir de quien era la mano que temblaba.

-Quiero a la chica. - la voz de ese hombre era ronca y fuerte. - o les disparo a los dos.

Agarre a Astrid más fuerte, no la dejaría, no con un desconocido, que era peligroso.
Recargó su arma y disparó, sin dudar.
Astrid  no se inmutó ante el ruido, me tomé unos segundos para observarla, y no hasta ahora, me di cuenta, de que llovía más fuerte y que ambos estábamos empapados.

-Tu eliges. - el hombre miró a Astrid, ella soltó mi mano, dejandome solo, vacío, ella no me miró, solo se alejó de mí.

Corrí y la abracé.

Un segundo disparo, se escuchó.

El dolor no tardó en llegar y el grito de Astrid fue lo último que escuché.

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Aejskieksbwiais!
Este capítulo me dejó en shock 🤯, narrado por Eric, la verdad era el capítulo que más me ansiaba escribir y mierda, mi Eric ha sido disparado, por quien sabe quien.
Quién es el misterioso hombre?
Para qué quieren a Astrid?
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Xoxo.
S.