29. Dᴏʟᴏʀ

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Astrid Lee.

De nuevo, una vez más el sonido del disparo, llegó a mis oídos junto al quejido de Eric.

-Noo. - grité al verlo tirado en el suelo, había mucha sangre en la herida.-No.No. No.

Agarraron mi brazo, alejándome de Eric, y de inmediato traté de safarme, pero fue imposible, me alzaron y me cargaron como saco de papas.

-SUELTAME! AUXILIO. QUIERO A MI MAMÁ. - gritaba y veía como me alejaban de Eric, que estaba herido. - AYUDA!.

Comencé a golpear la espalda del tipo que me cargaba, me llevaba de vuelta al campamento, el idiota no sabía que ahí, había mucha gente, el idiota no saldría de esta.

-SUELTAME!. - grité una vez más, con esperanzas de que me oyeran y me ayudaran, pero esta vez, esta vez ví, habían chicos por el suelo, estaban heridos o tal vez muertos, ese fue el momento donde me di cuenta que realmente, todo, todos se habían jodido, y que los malditos fuegos artificiales eran los malditos disparos.

Todo el campamento parecía una maldita carnicería.

-LLUVIA! MADISON!. - Ellas no podían estar. Ellas no.

Llegamos a una camioneta, abrió la puerta y me tiró en ella, adentro había otro hombre, que me agarró las manos para atarlas mientras me apuntaba con una arma, vendó mis ojos, dejándome ver absolutamente nada.

Después de mucho tiempo, no sé cuánto, la camioneta se detuvo, escuché como el conductor bajaba de la camioneta, sentí que llegó a mi, y me bajó bruscamente haciéndome caer de rodillas al suelo, mi ropa seguía empapada, pero recordé algo, tenía un haz bajo la manga, y agradezco a mi madre por ello.

-Ella es estúpida, porque hacemos todo esto. - escuché los susurros de una mujer, que de hecho no sabía que estaba entre nosotros. La hicieron callar.

Me levanté del suelo, caminé mientras me empujaban, volví a tropezar.

-Es tan inútil, hasta para caminar. - volvió a decir la chica.

-Eso es porque estoy vendada, tarada, como quieren que camine, si no puedo ver una mierda. - dije absolutamente enojada, que les costaba tratar bien a su secuestrada, definitivamente les daría 0 estrellas, por su pésimo servicio.
Escuché varias risas, lo que me enojó, un poco.

Despues de caminar un poco más, y escuchar abrir unas puertas, por fin me ofrecieron una silla, en la cual me ataron, una vez más, para que no escape, digo, como podía escapar, si ni siquiera podía ver.

-Podrían quitarme esta cosa. - dije, esperando que al menos, me ayudarán con eso.

Escuché varios pasos, alejándose, ignorando mi pedido.

-Lo haré, amor.- Que mierda?.

Sentí sus manos, quitando las vendas de mis ojos, había poca luz, lo que ayudó para acostumbrarme de la luz. El lugar era sencillo, todo era blanco, iba a volverme loca. Mire el suelo, viendo mis pies, que también estaban atados, subí mi mirada, al maldito tipo que me tenía en esta situación.

HIJO DE PERA.

-Astrid, hasta que por fin, me pones mucha atención, sin que te lo pida. - mi vecino, este era el estúpido, tarado, imbecil, idiota, que me tenia atada y que había disparado como loco en el campamento.
Al recordar todo el caoz, el corazón se me encogió con dolor.

-DETESTAR, SABES SOBRE ESO?. - él asintió, el fue quien disparó en contra de Eric, al recordarlo me daba ganas de llorar, estaría bien?. - ES LO ÚNICO QUE SIENTO POR TI, LO ENTIENDES CIERTO?.

-Astrid, creo que no estás en posición de reclamar e insultar, te recuerdo que eres tú, la que está atada en la silla, tan solo verte alli, indefensa. - se dio la vuelta, y agarro su cabello, desordenandolo, él me daba asco, repugnancia. - Sabes cuanto tiempo, estuve esperando esto? Sabes lo increíble que era entrar a tu habitación y saber que no sospecharias nada. - aplaudió, cínicamente. - admiro tu forma de rechazar a la gente, veo que no te importa para nada el físico, pero tampoco los sentimientos, cuéntame algo, Astrid, como le haces para que no te importe nada?

Este idiota, había estado en mi habitación, cuantas veces? Cuantas veces y no me fijé.

-Déjame, te explico, ojala que tu pequeño cerebro capte mi explicación, porque, si tienes cerebro?. - dije sarcástica. - Solo me intereso, por algo que valga la pena, creo y confirmo, que tú, tu no vales ni una hectárea de mierda, sabes porque ? Por el simple hecho de que la mierda, siendo mierda, vale mas que tú...Pero hay algo que podrías decirme, al menos, lo merezco por todo esto, porqué lo hiciste?.

-Que cosa, Astrid?. - su falsa inocencia me causaba náuseas. - Déjame y te explico desde el inicio. - la alegría en su voz era totalmente detestable. - todo empezó el día que te conocí, una chica hermosa, con un temperamento único, dije, oh esto será divertido, acostarme contigo, pensé que sería fácil, una noche y se terminó, pero luego me rechazaste por primera vez en la escuela, pensé, ella se está haciendo la difícil, cada día era más difícil para no tener mis ojos en ti, el día en las duchas, me dije que sería la última vez que me rechazabas, pero va de nuevo y la señorita Astrid me rechaza, una vez más. -todo esto, era un descaro, quería soltarme y golpearlo tantas veces. - no eres la primera que me rechaza, de hecho eres la segunda, pero si te contara lo que sucedió con la primera, te asustarias. Yo solo quiero que me quieras, pero te rehúsas. - su voz, su voz ronca, la conocía, pero no lograba entender de dónde, prowue de la escuela no era, hasta que lo entendí.

-Fuiste tu, eh, tu asesinaste a Dalia. - Esto era aterrador, sentía escalofríos, tan solo con pensarlo.

Sus ojos brillaron.

-No, sabía que fueras tan inteligente, creo que te he subestimado mucho, cada vez me sorprendes, tal vez, es por eso que me atraes mucho. - quería matarlo, si pudiera matar con la mirada, no lo dudaría, ni un segundo. - ella me hizo la vida más fácil, dejar una nota suicida, ella hizo todo, yo solo le di... El empujoncito. - su sonrisa era diabólica.

-Eres lo más despreciable del mundo. - dije con repugnancia.

-Tú eres lo más repugnante, Astrid. - dijo, alguien, entrando por la puerta, sin que me diera cuenta. - Hola, Astrid, soy Alex, nunca nadie nos había presentado.

El detestable ex de Alisha, también estaba aquí, con una sonrisa de ganador.

-Necesito agua. - dije, evitando la mirada de dos egocéntricos.

Alex salió y volvió, pero sin mi vaso con agua, detrás de él venía alguien más, una chica.

-Hola, querida Astrid. - Harley, lo único que faltaba, en que momento me hice tantos enemigos? Esto es una cruel broma del idiota destino.

-Creo, que ya esta el circo completo, o falta alguien más?. - dije burlona.

Ganándome una bofetada de Harley, mi mejilla ardía demasiado, creo que debería cerrar mi boca.

-La verdad duele, no es así Harley? Te crees mucho, por golpearme mientras estoy atada, sin oportunidad de defenderme?.

Ambos se sentaron justo al frente de mi, creo que era el momento en el que me juzgarán.

-Yo empezaré. - dijo Harley. - Eres una Zorra, siempre lo supe, desde que comenzaste a salir con mi chico te odié y desee que murieras.-empezó pero la interrumpí.

-Eso ya lo sabia, tienes algo nuevo que decirme? Alguna nueva novedad, que no me de sueño?.

-Si, es verdad, Harley sal de aquí. - la votó Julian, por primera vez hacia algo coherente, Harley salió renegando y dijo que lo hacía solo porque quería, y no por el hecho de que la apuntaron con el arma, admito que sentí pena.

-Es la primera vez que estas mucho tiempo callada, estas incomoda Astrid?. - dijo Alex, riendo cómo estúpido.

-Claro que no, en mi casa tenía bastantes animales, ya estoy acostumbrada a vivir con ello. - era claro que no tenía animales, además, los animales eran más inteligentes que estos idiotas, asquerosos.

-Ya veo, por eso robaste todas las llantas de mi coche?.

Oh, mierda!

-Como lo - me interrumpió Alex.

-Supe?. - dijo divertido.

-Oh, tomaré el crédito. - dijo mi vecino, el secuestrador. - El día que te fuiste de mechas con Harley, tu celular se resbaló de tu calentador, no fue muy difícil desbloquearlo y leer todo.

-Eres un hijo de-

-Puta? Ya lo sabíamos. - dijo riendo, como odiaba verlo reír, quería matarlo, pero eso ya dije.

Alex recibió una llamada, haciendo enojar a Julian, que no dudó en votarlo.

-Porque me tienes aquí?. - mi duda, mi gran duda existencial.

-Astrid, que aún no lo ves, estás tan ciega?.- claro que no, necesitaba distraerlo mientras desataba mis manos, cuidadosamente, una vez me ataron en mi antigua escuela, me dejaron tirada y amarrada, luego se fueron, pase horas en tratar de quitarme la soga, pero luego, luego fui experta en ello.

-No, claro que no, pero cuando salga de aquí, te mataré. - dije, distraída en mis manos.

-Cariño, quien dijo que ibas a salir de aquí? Primero vamos a divertirnos. - su mirada era asquerosa.

-Primero muerta, oíste? Primero muerta.

-Cariño, eso será después de que me divierta junto a ti. - oh santa mierda, tenía que encontrar la manera de salir de aquí y encontrar ayuda.

-Tengo hambre, podrías ser por primera vez en tu vida amable?.

El asintió y salió.

Logré desatar la soga, luego fui por mis pies, también los desate, escuché muchos gritos y luego disparos.

Mierda!

Cuanto extraño la tranquilidad de mi casa, las lágrimas empezaron a  rodar por mis ojos, tenía miedo, mucho miedo.
Los gritos seguían y volví a escuchar los disparos.

Empecé a sollozar, pero cubrí mi boca.

Me escondí detrás de la puerta, en cuanto se abrió, le di un gran golpe a Julian, quien cayó al piso, y la arma voló lejos de él. Patee la arma, prowue la intentó recoger, el seguía en el piso, me agarró del pie haciendo que caiga al piso, junto a él, intentó treparse encima de mi, empezó a tocar mis piernas, riendo, pero alce mi pie, golpeando sus partes privadas, demasiado duro, porque rodó por el suelo, del dolor, me levanté y agarre el arma, salí por la puerta, pero para salir había otra puerta, acababa de ver la libertad, la paz estaba llegando a mi, en cuanto abrí, la decepción llegó a mi, tenía seguro, vi unas llaves, en la mesa, corrí a ella y las agarre, habían tres, tenía que intentarlo, intenté con la más pequeña, pero no, la segunda y tampoco, mis manos temblaban demasiado, como para intentar con la tercera.
Julian llegó a mi, me agarro del cabello, y me arrastró hasta el piso, la pistola y las llaves se resbalaron de mis manos, estaban cerca, pero no tanto, sus labios estaban en mi boca, con mis dientes lo mordí, tan duro que mis dientes dolían, lo aparte, pero no se de donde sacó una pequeña navaja, pero cortó mi mejilla, lo sabía por el ardor y lo tibio de la sangre.

Lo volví a tumbar, intenté agarrar las llaves, pero estaban más lejos, agarre la pistola que si puede, pero los reflejos de mi vecino fueron más rápidos que mi mano, y la tomó, iba a disparme, lo sabía, más lágrimas salían de mis ojos, este era mi fin, ni siquiera iba a morir con estilo, moriría en  una pijama de patitos, unos lindos patitos, era muy colorida, pero ahora estaba segura de que, tenía mucho lodo, y que estaba arruinada, el labial rojo que me había puesto antes de ir con Eric, ya casi ni existía en mis labios, y tenía un corte en mi cara, muchos golpes, y un hombre con una pistola.

Volví a golpearlo con mi pierna en sus bolas, pero no soltó la pistola, agarre la pistola, quería quitársela, lo necesitaba para vivir.

Un disparo. El disparo.

Seguro parecía a una Magdalena, de tanto llorar, pero no podía evitarlo, tenía miedo.

Había sangre en mis manos, y no, él no me disparó, quien disparó fui yo, a él. Lo tumbé, mientras veía la escena, le había disparado en el abdomen, había mucha sangre, casi me arrodillo para ayudarlo, pero fue, cuando vi eso, en la esquina de la habitación estaban los dos cuerpos, los había matado, habían discutido y les había disparado, Harley y Alex estaban tirados en el piso, en una esquina, sangrando, no podía ver, si aún respiraban, no lo sabía y mi corazón latía fuertemente.

Tomé las llaves, y fui a la puerta, con la tercera la abrí, por fin, por fin saldría de este lugar de pesadilla, fue cuando se quejó muy cerca de mi, salí corriendo, la luz del sol me cegó por un pequeño momento, pero el pequeño momento le dio ventaja a Julian, el cayó encima mío, por detrás, era asqueroso, solo habían árboles, por todos lados, esto era el infierno, pero fue cuando escuché a los carros, eran seis en total, seis camionetas negras y blindadas, de ellas bajaron muchos hombres, hombres vestidos de negro, pero el último señor en bajar de la camioneta, él era el más elegante, llevaba joyas, joyas que con la luz del sol, afectaban mis ojos.

-Que nadie se mueva, o disparamos.-dijo con exigencia.

Y así, fue como resultó, que mi secuestrador, resultó secuestrado.

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ADIÓSSSS, ÚLTIMO CAPÍTULO DEL MARTES. BESITOS, BESITOS.
En serio, en serio, este capítulo me dejó loca, jaja y a ustedes?
Capítulos finales, no olvides de votar 🗳 🌟 , comentar 📣 y seguirme🧷, Thank you, Next Next.
Xoxo. ♥️
S.




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