12

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—Estoy aburrido —bufó cansado el pálido.

Inmediatamente, la atención de los demás presentes se puso en su persona. Sus dos hermanos junto con Taehyung y Jimin, habían estado jugando a mancharle la cara al que perdiera en piedra, papel o tijera. Algo estúpido a su parecer, ya que por nada del mundo dejaría que manchen su hermosa piel.

—Venga a jugar con nosotros, hyung —sonrió Jimin, con flores y Dios sabe que cosas más dibujadas en sus dulces cachetes.

—No seas aguafiestas, Yoongi —se metió a hablar esta vez Hoseok—. Solo juega una ronda con nosotros y luego te dejaremos para que tomes tu siesta.

Todos los presented rieron mientras el solo soltaba un suspiro acompañado de un pequeño gruñido.

—Ya te dije que no tomo siestas, idiota —mintió, no quería quedar mal frente al omega, porque le restaría puntos si este se enteraba de que amaba dormir.

—Ajá, y a mi me gusta hablar mucho —rodó los ojos Hoseok, riendo a carcajadas.

—En realidad, tú hablas hasta por el culo, Hobi —Woozi dijo con una sonrisa burlona.

Una pequeña riña comenzó entre los hermanos Min, mientras Jimin y Taehyung se miraban de reojo sin saber que hacer, pero al final, terminaron por comenzar a reír ante las incoherencias que decían los hermanos.

Jimin por un momento se quedó viendo las reacciones que Yoongi tenía. El omega arrugaba su nariz y hacía muecas molestas cada vez que sus hermanos le decían que era un holgazán de primera. Al menor sólo pudo causarle ternura cada acción del chico. Realmente se veía demasiado tierno.

—¡Tengo hambre! —gritó moderadamente Taehyung, intentando acabar con la tonta pelea de hermanos, aunque de verdad tenía hambre.

—Lo hubieras dicho desde antes, cariño —Hoseok dejó de prestarle atención a los insultos de sus dos hermanos, para acercarse al hermoso omega y pasar uno de sus brazos por el hombro de este—. Yo hago unos platillos tan deliciosos, que hasta querrás casarte conmigo mañana mismo —sonrió abiertamente, importándole poco cuando el omega rodó los ojos—. Vamos a la cocina.

En medio de quejas y lloriqueos, Hoseok se llevó a Taehyung fuera de la habitación de Woozi. El chico solo quería consentir al castaño en todo lo que quisiera.

—Voy a ver que no haga nada estúpido —susurró Woozi para que solo su hermano le escuchara.

Yoongi suspiró agradecido con su hermano omega, ya que él no tenía ninguna intención de levantarse de la cama. Cerró sus ojos y se acomodó buscando la suavidad de la cama, importándole poco si era la de su hermano. Sólo quería dormir, y nadie le iba a interrumpir.

—Hyung... —puchereó Jimin, acercándose hasta la cama—. Yo también tengo hambre~

El pálido abrió sus ojos, levantándose rápidamente de la cama para así mirar el adorable puchero que su menor le estaba regalando.

—Puedo cocinar para ti —le sonrió mostrando sus rosadas encías—. Soy muy bueno en la cocina.

Y también en la cama..

Yoongi ignoró a su lobo. Ya estaba harto de que fuera un metiche y siempre hablara en las situaciones menos oportunas.

—No quiero interrumpir su siesta, hyung —infló sus cachetes avergonzado.

No sabía por qué simplemente quizo llamar la atención del chico, solo tenía la intención de comprobar si Yoongi era igual de amable como lo era Hoseok con su mejor amigo. Y vaya que se sorprendió cuando vio que el alfa ya tenía los ojos cerrados, dispuesto a dormir pero se levantó como un resorte cuando le dijo que tenía hambre.

Se sentía raro ser consentido por otro omega.

—No iba a dormir, Jiminnie —mintió de nuevo.

—Pero hasta había cerrado sus ojitos —dijo creando otro puchero, haciendo que el corazón de Yoongi latiera a mil por hora.

—Solo estaba descansando mis ojos de la luz —quiso pegarse por su excusa tan tonta.

Jimin rió melodiosamente, contagiando al pálido a su paso. —Está bien, vamos.

Ambos chicos comenzaron a dirigirse hacia la puerta. Yoongi sentía que su corazón se saldría de su pecho al ver la sonrisa tan hermosa que el omega tenía en esos momentos.

Al diablo con la siesta, Yoongi. Durmiendo no vamos a poder tener cachorritos.

Volvió a ignorar a su lobo, decidiendo que era mejor prestarle atención al peli-negro.

Cuando salieron, Yoongi se giró tan solo unos segundos para poder cerrar y cuando se dio vuelta, frunció su ceño al ver como el omega se dirigía en dirección contraria a la de las escaleras que dirigían hacia la planta baja; específicamente, se dirigía hacia donde estaba su habitación.

—¿Jiminnie? —preguntó confundido, acercándose al omega, viendo como este se quedaba parado frente a su puerta. Pero hubo algo que lo terminó de confundir por completo, y es que el chico tenía su naricita hacia arriba, como si estuviera oliendo algo que le había llamado la atención.

—¿Qué hay aquí, hyung? —ronroneó mientras hablaba con un tono más agudo, y pegándose contra la puerta, intentando oler más de ese delicioso aroma.

—No hay nada... —se acercó confundido— solo es mi habitación.

—¿Y ese aroma a alfa? —arrugó sus cejas, pero sin quitar la atención de la puerta—. ¿Por qué huele a alfa?

Ahora, Yoongi ya no estaba confundido, sino que nervioso por no saber que contestar ante la interrogativa del pequeño. ¿Qué iba a decirle?, ¿Qué tenía pareja? No, ni en sus más locos sueños.

—Abra la puerta, Hyung —rogó, intentando girar la perilla pero llevándose una gran decepción cuando se dio cuenta que estaba con llave—. Déjeme entrar, por favor.

Jimin definitivamente no estaba en sus cinco sentidos, y es que ¿como estarlo cuando el aroma a café amargo, eucalipto y menta estaba muy potente en ese lugar? El omega se reprendió por no haberlo sentido cuando llegó a la casa de sus nuevos amigos, pero también debía de darse crédito porque Woozi ni siquiera lo había dejado respirar.

—Solo es el aromatizante, Jiminnie —el alfa se felicitó internamente ante su excelente idea.

—Entonces dígame donde puedo comprarlo.

El alfa tragó saliva duramente, ahora se regañaba por la idea tan estúpida que tuvo.

—Dígame la verdad, Yoongi hyung —susurró el omega con una tristeza que no sabía que sentía—. ¿Ese olor es el de su alfa?

El chico negó rápidamente. —Te juro que no tengo alfa.

—Entonces déjeme entrar —siguió rogando.

—Mejor vamos a comer —se acercó a paso lento, pasando sus manos por los hombros del omega.

—¡NO! —gritó, comenzando a llorar.

El omega realmente necesitaba entrar e impregnarse con ese delicioso aroma. Quería hundir su nariz en lo que sea que provocara ese olor, pero no podía hacerlo si Yoongi no le quería abrir la puerta.

El corazón de Yoongi se estrujó al ver los ojitos hermosos del omega lleno de lágrimas, por lo que suspiro rendido. Dios, se había convertido en alguien tan fácil de manipular cuando se trataba de ese chico que había conocido hace poco.

Se agachó, y levantó un poco la alfombra que estaba en el piso, la cual, era de color gris y tenía una gato con la palabra “go away” a la par. Sacó la llave que estaba “escondida” ahí, y lentamente la metió en la hendidura de la perilla para abrir la puerta.

Ni siquiera había sacado la llave cuando Jimin ya había entrado como tornado a su cuarto. El alfa sonrió, y se adentro también, cerrando la puerta a su espalda.

—¡Jimin! —entre risas el alfa habló.

El omega se había tirado sobre su gran cama y se revolvía en ella como si fuera un perrito intentando impregnarse de su olor. Aunque el alfa se preguntó seriamente si algún espíritu maligno había invadido el cuerpo del menor. Sentía que en cualquier momento el chico se terminaría doblando el cuello por la rudeza con la que se movía sobre la cama.

—¡Yoongi hyung! —gritó felizmente el omega— ¡Venga a revolcarse conmigo! —rió tiernamente.

El alfa no iba a desaprovechar tal oportunidad, por lo que sin importarle nada, corrió hacía su cama y se tiró como si de una piscina se tratara, cayendo junto al omega.

Ambos chicos comenzaron a restregarse sobre las colchas como si de cachorritos pequeños se trataran. Las melodiosa risas se escuchaban por toda la habitación, sin saber que estaba compartiendo un momento demasiado íntimo.

...

Un pequeño ronroneo fue lo que hizo que Yoongi despertara un poco confundido. Abrió sus ojos lentamente, intentando acostumbrarse a la luz que pegaba en su cara. Bajó un poco su vista al sentir un peso encima suyo, encontrándose con una mata de cabellos negros. Sonrió al darse cuenta que Jimin estaba dormido y lo abrazaba como a un oso de peluche, su nariz estaba hundida en su cuello y ronroneaba suavemente.

Estuvo a punto de despertar al chico después de ver la hora en su reloj de mesa, pero se sentía tan a gusto con el menor de esa forma, que decidió por abrazarlo de la misma forma para volver a cerrar sus ojos y dormir un poco más.

<<Apenas lo conoces, Min>>

Se reprendió a sí mismo. Tal vez había sido un enamoramiento a primera vista lo que tuvo con el menor, porque no encontraba otra explicación más lógica. Su corazón latía rápidamente de tan solo ver al pequeño sonriendo de una manera tan única, o tal vez eran esos ojitos grandes y llenos de ternura y felicidad. No lo sabía, pero intentaría averiguarlo.

Pasaron dos minutos en los que intento volver a dormir, pero no pudo. Su mente comenzó a recordar los momentos que pasó con el dulce omega hacía tan solo una hora. Jimin había sido muy terco con el tema del aroma que inundaba toda la habitación, y él, a duras penas había podido desviar del tema al chico, insistiendo en que solo era el aromatizante que su padre le había traído desde América.

Una gran sonrisa se instaló en su rostro. Realmente quería saber mucho más sobre el chico que tenía entre sus brazos; sin embargo, hizo una pequeña mueca cuando recordó que el peli-negro no sabía nada sobre él, y temía que fuera a reaccionar mal si le confesaba que era un alga.

Sabía de antemano que no encajaba en el tipo ideal que quería Jimin. El mismo chico lo había dicho.

Yoongi también lo sabía. Todo omega quiere a un alfa fuerte, alto e intimidante.

Puede que el no sea el tipo ideal, pero de lo que sí estaba muy seguro, era que, haría todo lo posible por hacer feliz a su futuro omega. No importaba si terminaba perdiendo su orgullo y dignidad, porque el protegería a su omega a como diera lugar.

Solo esperaba que ese omega al cual proteger y mimar llegara a ser Jimin.

—¿Yoongi hyung? —Una tierna y adormilada voz sacó al chico de sus pensamientos. Suspirando, dirigió su vista al pequeño.

Jimin tenía sus ojitos hinchados y entrecerrados, un pequeño hilo de saliva en la comisura de sus gruesos labios, algo que en lugar de darle asco, le causó cierto grado de ternura. El chico parecía un bebé.

—Pensé que no despertarías nunca —le sonrió cariñosamente, acariciándole el cabello—. Te veías tan tranquilo.

El peli-negro se sonrojó un poco al darse cuenta de la posición en la que se encontraba con el mayor. Le dio un poco de vergüenza cuando vio que lo estaba abrazando como si tuviera miedo de que se escapara.

—Está muy calientito, hyung —susurró, restregando su nariz en el hombro del pálido.

—¿En serio? —abrió sus ojos sorprendido—. Hoseok siempre me dice que soy como un cubo de hielo.

—No le haga caso, hyung —rió divertido, pero de un momento a otro, la realidad le pegó de golpe—. Hyung... —susurró preocupado.

—¿Qué pasó? —preguntó alerta ante la tensión que apareció de repente en el menor.

—¿No le molesta que lo este abrazando así? —preguntó tímido—. Es decir... no nos conocemos hace mucho...

Yoongi rió graciosamente. El omega se había muy tímido después de hablar, y al alfa le encantaba verlo así.

—No, no me molesta —continuó pasando sus dedos por el cabello del chico—. Me siento muy cómodo, pero si tú no te sientes así, solo piensa en que es para fortalecer nuestra nueva amistad.

Jimin suspiró cohibido. Muchas veces había dormido abrazado con su padre omega y Taehyung, sintiéndose muy cálido, pero el estar abrazando a un omega como Yoongi se sentía muy diferente, y le frustraba, porque la sensación era nueva, algo que jamás había experimentado antes. Sentía que algo no cuadraba.

—No le vaya a decir esto a TaeTae... pero, los abrazos suyos son mejores —dijo, para después hundir su nariz en el cuello del mayor para que este no viera su sonrojo. Aunque, gruñó cuando no pudo encontrar ningún olor.

La sonrisa de Yoongi ni siquiera cabía en su rostro. — Yo te diré un secreto —susurró roncamente sobre el odio del menor, creando que a este se le pusieran los pelos de punta—. Tú eres mi omega favorito.

El chillido de felicidad que soltó Jimin hizo que Yoongi soltara una gran carcajada, acurrucando más a su amigo entre sus brazos.

—Esto podrá sonar algo extraño, hyung, pero realmente me siento a gusto con usted... bueno, mejor dicho con todos ustedes —rió avergonzado—. Nunca pensé que me llevaría tan bien con alguien además de Taehyung —suspiró.

—¿Por qué?

—No sé, la verdad es que nunca me interesó hacer más amigos —hizo una mueca—. Siempre creí que Taehyung iba a ser la única persona que necesitaría en mi vida.

Yoongi sonrió como tonto.

—Tal vez no te conozca tanto como Taehyung, o pueda crear un vínculo tan especial como el que tienes con él —suspiró—. Pero ahora también me tienes a mí, Jiminnie.

—Lo sé, hyung.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro