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—¡YOONGI! —unos toques desesperados desde la puerta se escucharon por toda la habitación— YOONGI, YOONGI, YOONGI.

El alfa gruñó molesto ante la voz escandalosa de su hermano, abrió sus ojos perezosamente y volvió a gruñir cuando se dio cuenta de que Jimin también se había despertado, dejando de abrazarlo para levantarse rápidamente e ir hacia la puerta.

El pequeño omega casi se cae ante el mareo que sintió, causado por el haberse levantado de un solo, pegando un chillido frustrado ante la insistente voz detrás de la puerta.

—Nuestro pa-... —el peli-rosa se quedó callado por un momento, analizando las fachas en las que el omega se encontraba—. ¿Qué estaban habiendo ustedes? —preguntó, olvidando a lo que iba.

Jimin tenía todas sus ropas revueltas, y sus cabellos también. Sus ojos se veían adormilados y sus mejillas abultadas tenían un pequeño color carmín.

Hoseok alzó una ceja, par a luego ver sobre el hombro del omega, dando con un Yoongi echado panza arriba en la cama.

—Estábamos durmiendo, Hobi hyung —contestó, dando un pequeño bostezo después— ¿Por qué estaba tan alterado?

Y como si de un resorte se tratara, Hoseok comenzó a chillar y a dar saltitos en su lugar, mientras se mordía su labio inferior.

—Necesito hablar con Yoongi —fue lo único que dijo. Jimin lo entendió, así que se hizo a un lado para dejarlo pasar.

El alfa menor corrió hacia su hermano, tirándose en cima de este sin importarle el que le haya sacado todo el aire al otro.

—¡Papá está abajo! —se adelantó a decir en un susurro, antes de que su hermano se quejara.

Yoongi se puso más pálido de lo normal. —¿Cómo que está abajo? Se supone que venía dentro de una semana.

—Al parecer sus socios decidieron que podían dejar las reuniones para otro momento.

Maldijo en su interior. Todo esto se acabaría si su padre se daba cuenta de la gran mentira que habían creado, aunque internamente, le preocupaba más el hecho de que Jimin se diera cuenta y se alejara de él.

—Trata de entretenerlo mientras yo veo la forma en la que escondo a Jimin —le susurró. Mientras miraba de reojo al omega, quien aún se encontraba en la puerta demasiado perdido a causa del sueño.

Todo estaba mal. Eran las siete de la noche, por lo que no le podía decir al omega que se fuera a su casa, y es que, el tampoco quería que se fuera. Quería seguir durmiendo con el hermoso chico, pero por otro lado, estaba su padre, el más grande problema porque a él no lo podían echar de la casa, ya que le pertenecía.

—Espera... ¿Qué hiciste con Taehyung? —cuestionó curioso, antes de que su hermano se levantara.

—Sobre eso... —el peli-rosa se puso nervioso de un momento a otro, dando pequeños balbuceos—. Él ya sabe la verdad.

—¡¿Qué?! —gritó angustiado—. No, no, no.

El alfa quería salir corriendo y abrazar a Jimin para que este no se fuera. Si Taehyung lo sabía, entonces todo estaba perdido. El chico era el mejor amigo del peli-negro, y no creía que por nada del mundo este les guardara el secreto.

—¡Cálmate! —ordenó susurrando, viendo como Jimin los miraba curioso—. Taehyung me siguió el juego, me dijo que no iba a decir nada, al menos hasta que le de una buena explicación —dijo, calmando un poco al pálido—. Me dio un jalón de orejas que me dolió mucho —puchereó levantándose, y dirigiéndose hacia la salida de nuevo, intentando comportarse lo más normal ante Jimin.

—¿Qué pasó? —preguntó el peli-negro algo confundido al ver el caminado exagerado del alfa.

—Hey, Jimin, te ves radiante el día de hoy —soltó lo primero que se le vino a la mente sin dejar que el otro contestara y huir de ahí.

El omega se quedó parado con el ceño fruncido. Los hermanos Min eran demasiado extraños, y actuaban demasiado  extraño también. Y aunque no era de su incumbencia nada de la vida de ellos, no fue impedimento para que su curiosidad se disparara.

—¿Yoongi hyung?, ¿sucedió algo malo? —preguntó, cuando el alfa llegó hasta él, cerrando la puerta.

—No, nada... es solo que Hoseok está próximo a entrar en celo, ya sabes, las hormonas y todo eso —intentó excusarse, dejando más confundido a Jimin.

—Per... —fue interrumpido por unos suaves toques en la puerta.

—Yoongi, ¿Estás ahí? —Se escuchó una voz ronca proveniente del otro lado.

—Mierda —maldijo sonoramente, agarrando a Jimin de su brazo y jalándolo hacia su cama—. ¡NO VAYAS A ENTRAR, PAPÁ! ESTOY DESNUDO —gritó hacia la puerta para luego voltear, viendo a un omega con la ceja alzada y con los ojos destellando de un “exijo una buena explicación” —. Después te lo explicaré, solo haz lo que te pida, ¿sí?

—¿Por qué...

—Métete debajo de la cama —ordenó desesperado, sin dejar de ver hacia la puerta, esperando que esta no se abriera.

El omega comenzó a balbucear sorprendido. —¿Q-qué?

—Por favor, solo métete —pidió ahora, viéndolo con ojos de cachorrito.

Suspiró pesadamente, acatando las indicaciones del pálido, metiéndose debajo de la cama.

Yoongi suspiró aliviado porque Jimin no le había cuestionado ni desobedecido sus peticiones. Intentando calmar su respiración, comenzó a caminar hacia la puerta, abriéndola suavemente.

—Papá... —sonrió falsamente al ver a su padre frente a él.

—Yoongi, nece... —el hombre calló de golpe, sus ojos miraban confundido hacia algún lugar en el suelo dentro de su habitación.

Pasaron unos segundos y su padre no apartaba su vista de algún punto, por lo que cansado, siguió la dirección en la que el alfa mayor veía. Su corazón casi se sale por su garganta, queriéndose matar ahí mismo.

—¿Qué es eso?...

Los pies. Los pequeños pies de Jimin sobresalían debajo de la cama, meciéndose de un lado a otro como si estuviera desesperado.

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—Yoongi —advirtió minuciosamente— ¿Qué está pasando? —alzó una ceja sin dejar de ver los tiernos y pequeños pies que se movían como parabrisas.

—Yo... —se mordió el labio, no sabía que excusa poner y tampoco si iba a salir de esta—. Estábamos... Estábamos jugando...

—¿Jugando? —el alfa se cruzó de brazos, apoyándose en el marco de la puerta— ¿Se puede saber a qué estaban “jugando”?

—A las escondidas —sonrió lo más inocente que pudo—. Ahora, si me permites, debemos seguir —dijo, intentando empujar a su padre y cerrar la puerta, fallando en el intento.

—¿Sabías que eres un mal mentiroso? —Rió divertido—. Eso lo heredaste de tu madre.

Yoongi estuvo a punto de cerrar la puerta de un solo golpe para no ser más descubierto, pero un ruido junto con un adorable chillido hizo que detuviera toda acción. Volteó a ver hacia debajo de su cama, viendo como Jimin intentaba salir de esta a duras penas.

El padre de Yoongi al no ver ninguna reacción de su hijo, se adentro en la habitación, recibiendo un gruñido suave de parte de su hijo, ignorándolo olímpicamente. Se acercó a los pies que querían salir y lo jaló de un solo, haciendo que un hermoso chico de cabello peli-negro lo viera con sus ojos abiertos.

Jimin se levantó rápidamente al ser descubierto. El no quiso hacer ningún ruido, pero la oscuridad y la falta de oxígeno ahí abajo lo estaba volviendo loco, por lo que no tuvo otra opción.

—¡Pero que criatura más hermosa! —chilló el alfa mayor, acercándose al omega, tomando las mejillas de este y apretándolas.

Yoongi gruñó molesto. Podría ser su padre, pero le estaba molestando el que estuviera tocando a su futuro omega, después de todo, su padre era un alfa, y uno muy guapo.

—No me gruñas jovencito —le regañó su padre, viéndolo acusadoramente por unos segundos—. Puedes ya estar grande, pero sigo siendo tu padre.

El alfa menor chasqueó la lengua cruzando se de brazos y volteando su cabeza para no ver a los ojos a su padre.

Por otro lado, Jimin estaba muy sorprendido al estar frente al padre del omega. Se sentía muy curioso respecto al por qué Yoongi se alteró. ¿Por qué se comportaba así si sólo era su padre?, ¿Por qué le había dicho que se escondiera ante este? Tenía muchas preguntas y muy pocas respuestas.

—Y dime eh... —miró curioso al menor, esperando por el nombre.

—Jimin, soy Park Jimin —sonrió abiertamente—. Mucho gusto, padre de Yoongi.

—Pero que educado —el alfa se sentía satisfecho—. Soy Min HyungSik, pero puedes llamarme solo HyungSik.

El chico asintió un poco apenado. ¿Por qué su lobo le decía que en su interior que caerle bien al padre del pálido era muy importante?

—¿Eres... —dudó un poco sobre la pregunta que quería hacer, no quería dejar mal a su hijo frente a ese lindo omega, pero también tenía mucha curiosidad. Había deseado tanto conocer a alguna pareja de su hijo, ya que nunca antes le había presentado a alguien— ¿Eres el omega de mi hijo?

Jimin se paralizó en ese mismo instante. ¿Cómo podía preguntarle algo como eso? Es decir, su hijo es omega, y estaba seguro que el hombre ya sabía que también era omega, ¿por qué hacía esa pregunta?

No entendía nada, y tampoco sabía cómo responderle al mayor. No estaba seguro de si sólo le estaba haciendo una broma o el hombre era muy liberal respecto al tema de emparejarte con alguien igual a ti.

—¡Papá! No hagas esa clase de preguntas —el alfa salió corriendo hacia su padre y el omega, agarrando de la mano a este último y alejándolo.

HyungSik sonrió maliciosamente mientras le guiñaba un ojo a Jimin. Ambos chicos estaban sonrojados hasta las orejas, y fue por ello, que el mayor supo que muy pronto tendría un nuevo yerno; sin embargo, un vacío se instaló en su pecho cuando vio lo bien que se veían ambos chicos. Sus hijos habían crecido demasiado rápido, y eso le daba miedo. Le daba miedo quedarse completamente solo.

La sonrisa desapareció de su rostro, por lo que supo que era momento de salir huyendo. —Uy, miren que tarde es —vio su muñeca, en la cual, no había ni un tan solo reloj—. Debo irme, estoy muy cansado. Buenas noches —se despidió atropelladamente, saliendo de la habitación.

Yoongi sacó todo el aire que había tenido retenido, su corazón se tranquilizó, estuvo tan cerca de ser descubierto.

—Hyung... —llamó acusadoramente Jimin.

Bien, toda la tranquilidad que Yoongi había sentido por breves segundos se esfumó al ver al peli-negro parado y de brazos cruzados pidiendo una buena explicación. Su ceño estaba fruncido y sus labios se alzaban un poquito, haciendo un pequeño puchero.

—Jiminnie...

—No me gustan las mentiras, hyung —dijo con un nudo en la garganta, suficiente tenía con las de la “alfa” de su padre.

El pálido estaba en un debate interno. Por un lado, le dolía mentirle a Jimin porque no tenían la confianza suficiente, por lo que confesarle que le mentía podría acabar con la amistad que habían comenzado, y para nada quería eso.

No se detuvo a pensar en qué las cosas podrían salir peor si seguía con la farza. Porque entre más días pasen, más dolería.

—Es solo que mi papá es muy “extrovertido” —se excusó. Ya había decidido que no diría nada. No podía, y no era sólo por su capricho con pasar más tiempo con Jimin, sino, también estaba su sueño, el sueño de estar en la misma academia a la que su madre asistió—. No quería que te pusiera incómodo —continuó diciendo—. Ya ves la pregunta que te hizo...

Jimin asintió no muy seguro, aún sentía su cara arder de la vergüenza; aunque, algo le decía que el mayor le estaba mintiendo tan descaradamente, más no dijo nada, tal vez solo estaba pensando mucho las cosas o estaba dramatizando de más.

—Está bien, hyung —le sonrió, acercándose al mayor, poniendo uno de sus manos sobre el hombro del otro—. Confío en usted.

Y esas palabras dolieron. Yoongi se sintió la peor persona del mundo, y se dijo a sí mismo que ni en un futuro lejano iba a merecer a un omega como Jimin. Quiso decirle toda la verdad ahí mismo, pero no pudo ni siquiera abrir la boca.

Debería de darte una paliza, Min Yoongi. Gruñó su lobo.

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