14. Lamentarse

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... no es un buen ejercicio por la mañana.



"Son dos, las caras de la luna son dos
Prefiero que sigamos mi amor presos de este sol
Dejar, amar, llorar
El tiempo nos ayuda a olvidar
Allá, el tiempo que me lleva hacia allá
El tiempo es un efecto fugaz
Y hay, hay cosas que no voy a olvidar
La noche que dejaste de actuar
Solo, para darme amor"

_Fito Páez.












SeokJin se remueve en la cama y cuando a su lado alguien murmura, tiene que hacer acopio de valor para no chillar. No pasa demasiado hasta que la memoria se pone en marcha y cada una de sus acciones anteriores vienen a él y le dan una enorme sonrisa.

Y una muy dura erección.

Se voltea en su lugar. Una cama pequeña que pertenece al bailarín, y lo abraza con fuerzas. JiMin, todavía dormido, hunde su rostro en su pecho y devuelve el abrazo. Los dos están desnudos y el calor es placentero. Brevemente, SeokJin se pregunta si sería algo estúpido desear más despertares así, donde su compañía le haga sentir en paz y, a la vez, le incite a decorarlo con marcas de pasión.

Esto es todo: Park JiMin lo trae perdido con esa dualidad suya de ser una ternura de persona en un cuerpo tan sexy que enloquece.

Sin embargo, no puede volver a repetirse lo de anoche, no si el riesgo es terminar encariñado y poniendo en peligro no solo su trabajo, también la carrera de JiMin y quizá hasta el puesto de su primo NamJoon...

—Santos Cielos, Joon va a castrarme.

Sin necesidad de revisar su teléfono puede asegurar que tiene un buzón lleno de llamadas y mensajes con amenazas. La noche anterior Jin salió del baño del boliche casi arrastrando a JiMin, quien, por estar pendiente de aferrarse a él, por poco se le sube encima.

La urgencia los hizo moverse entre la gente sin fijarse quién se interponía y fue allí que SeokJin vio a Joon cerca. Pero no se detuvo. Un loco si iba a permitir que su primo rompiera el trato verbal que tuvo con el bailarín entre beso y beso:

Una noche. Los dos liberarían cualquier deseo que albergaran por el otro y al despertar cada cual continuaría con lo que hacía. Sin apegarse a lo que no es posible.  No sería ni para JiMin ni para el profesor un riesgo habiendo establecido antes las reglas del juego.

Besa la frente del bailarín, luego las mejillas regordetas y chupa el labio inferior hasta que ve que las pestañas revolotean. Quizá puede hacerlo suyo una vez más antes de marcharse. Está convencido de que JiMin lo dejará en abstinencia por un tiempo. Es que con él sintió desenfrenado, queriendo hacer tanto y a la vez disfrutando cada mínimo detalle. Le gustaba la respuesta que recibía del chico, la cual reafirmaba su idea de que Park JiMin era salvaje bajo esa faceta dócil que mostraba a todos. Pero era ambos, también, porque estando ya exhaustos y satisfechos JiMin tuvo la gentileza de acurrucarse con él y abrazarlo como si fuera un amante real.

Como si pudiera amarlo. Y SeokJin debe admitir que se permitió fantasear con ello.




—No... —murmura JiMin cuando el profesor busca la piel de su cuello para torturar—. Mmm, no. Quiero dormir.

—Pero yo estoy muy despierto. —le contesta Jin y empuja el cuerpo para clavar la evidencia de ello en su muslo. JiMin suspira una risa.

La tonalidad más oscura de la piel de JiMin era exótica para la vista del profesor que allí donde veía quería probar. Podría aceptar que tenía un tipo de fascinación por el cuerpo estilizado del bailarín y esa naturalidad y elasticidad con la que se desplazaba. Por eso había robado suspiros y gemidos del chico tan siquiera antes de enterrarse de lleno en él.

No siendo costumbre suya dar más placer del que recibe, esta vez pudo entender que ser el que otorga las caricias y las atenciones le supone una satisfacción increíble también. No tuvo que ser egoísta y buscar su propio disfrute porque ante el goce ajeno se encontró plenamente conforme y suficiente.

El bailarín bosteza pareciendo un gatito y se talla los ojos para enfocar junto a él. Se topa con una sonrisa boba.

—¿Por qué tan buen humor? —pregunta y Jin no dice nada porque lo empuja en su espalda y sube sobre él, acorralandolo en una prisión con sus brazos—. No pensé que te quedaras a dormir.

—No me dejó alternativa, Park. —SeokJin besa la mandíbula de JiMin, delineando hasta que este hace un sonido de cosquilla—. Se ha tumbado sobre mí y tuve que quedarme para no despertarlo.

—¿Park? —interroga inseguro JiMin, dándose cuenta que a la luz del día esto era todavía más incorrecto que anoche.

Cuando Jin nota la vacilación del otro se apresura a borrar las preocupaciones con un beso intenso. Los dedos de JiMin se clavan en la espalda del profesor. No le queda al bailarín más alternativa que abrir sus piernas para que Jin pueda acomodarse mejor.

—Vamos a ducharnos, Park. —propone SeokJin y JiMin acepta porque desea quitarse el sudor y demás del cuerpo.

Quizá, piensa el bailarín, así pueda borrar todo rastro del profesor de su piel y de su mente. Claro que, una vez están bajo el agua se dejan llevar de nuevo y lo hacen sin remordimiento alguno.

Esta mañana no están dispuestos a reprochar nada.















Nota:

Maldición, la canción de Fito Páez no me dejará en paz en todo el día jaja

N/E: mismo que lo anterior, maldita canción.

 :)

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