4. Voy a fingir que me gustas

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... hasta que me convenza de que es mentira.





Park no dejó la clase del profesor Kim.

Meditó todo el fin de semana hasta que llegó a la conclusión de que no le daría el gusto a su profesor de verlo rendirse. ¿Quién se creía que era para perturbar su vida?

Concluyó que no podía ser peor, que solo debía soportar hasta que SeokJin dejara de verlo entretenido.

¿Quién se creía que era para perturbar su vida?  También se preguntó SeokJin cuando vio a Park JiMin llegar a su clase con una remera negra que dejaba ver un poco más de piel. El día era caluroso, sí, pero él todavía creía que era una exageración del chico venir así a la clase. La remera que traía JiMin dejaba ver esas clavículas marcadas y la piel del cuello que parecía invitar a morder y marcar como si fuera un lobizón de esos que supieron hablar en la antigüedad.

No podía concentrarse en otra cosa que no sea verlo allí en su banco escribiendo lo que él estaba explicando sobre la composición de una escena de drama del siglo XVI. Lo cual servía de guía para algunas obras en la actualidad y enfatizaría en su último trabajo de clase. Pero se perdía en el tema. De no ser por su planificación impresa, no hubiera podido seguir.

—Park. —Lo llama desde su escritorio SeokJin.

El nombrado suspira pesado antes de mirarlo. Sabe que viene alguna pregunta capciosa y está listo para responder, pero alguien le dijo que era tiempo de retirarse y SeokJin no disimula su humor.

—Pueden retirarse. Nos vemos la siguiente clase y quienes no entregaron aún el informe práctico traiganlo aunque tienen dos puntos menos por el retraso. —El descontento de los aludidos no le importa porque espera que el bailarín llegue a la puerta para decir—: Park, usted quédese un momento que debo discutir algo sobre su trabajo.

—Tengo un ensayo ahora. —Era una verdad a medias. Falta una hora para la práctica, pero JiMin quiere huir.

—No le robaré mucho tiempo, Park. —dijo SeokJin y se despide de los demás estudiantes hasta que quedan solos—. No hace falta que tome asiento siquiera.

El bailarín se detiene antes de decirle algo, pero no se siente y pregunta qué sucede con su trabajo.

—Debe rehacerlo completo —habla SeokJin y le extiende las hojas de su informe—, no ha respetado la consigna.

—¿Qué? ¡Sí que lo hice! —se exalta JiMin y cuando el profesor hace una mueca de molestia se disculpa por el arrebato—: lo siento, pero de verdad que me ha costado mucho crear las escenas que pidió y no veo en qué están mal.

SeokJin no era tan cruel para calificar mal a su estudiante sólo porque lo consideraba un provocador con ese pantalón rasgado que le marcaba los muslos tan deliciosamente...

—Verá, la obra tiene cierto encanto. —«como tú» piensa—. No niego que tiene potencial si se tratara de un musical. Los bailes desentonan con la consigna de recrear las obras del siglo de Oro en las que la comedia primaba. Los musicales pueden tener estilo cómico, pero ya pertenecen a otra época.

—Pero pidió también que le diéramos al trabajo nuestro estilo propio. —defiende JiMin su obra—; el baile es lo mío.

—¿Lo es? —bufa SeokJin, pero velos ojitos de Park llenos de fiereza y lo encuentra entrañable. Descarta burlarse de él porque también percibe la frustración y el agotamiento en su estudiante—. Entiendo, baila, pero esto luego debe ser llevado a la práctica y tengo entendido que no todos aquí lo hacen por lo que sería difícil componer un elenco. Sin contar con las escenas de canto que agregó casi al final.

—Seleccionará las mejores cinco obras. —habla JiMin no pudiendo creer que SeokJin no haya sido irritable al explicarse. Raro, pero lo agradece.

No siendo un idiota, el profesor Jin incluso le llega a gustar.

—¿No cree estar entre esas cinco obras? —pregunta curioso el profesor, porque esperaba que JiMin fuera un tanto engreído. El estudiante se encoge de hombros y niega—. ¿Para qué lo hace entonces?

—Es requisito para regularizar su materia, profesor. —responde JiMin como si SeokJin hubiera olvidado ese detalle.

—No lo haga por la nota, Park. —el profesor acomoda sus papeles y los guarda en su bolso. Respirando para no enojarse por la despreocupación y la falta de confianza del chico frente a él—. Haga el favor de rehacer la obra. Puede incorporar baile, pero no se abuse en ello. Espero que la próxima me entregue un informe respetable y que pueda considerar como parte de las cinco exponentes. Si no quiere eso, pues deje mi clase y no me haga leer cosas innecesarias. ¿De acuerdo? Yo pensaba que era mejor que un estudiante promedio Park y ya estoy cambiando de opinión.

—¿Qué quiere de mí? —JiMin se acerca al escritorio y lo enfrenta con el ceño fruncido y los labios apretados en una línea. Le saca de quicio que Jin se empeñe en joderle el cursado—. No sé por qué me sigue hostigando con preguntas y ahora pidiendo que compita con los demás cuando es claro que son mejores que yo porque a ello se dedican ¡yo bailo, no actúo!

SeokJin apoya sus manos en el escritorio y se inclina tan cerca de JiMin que el chico rubio puede oler su perfume y casi se pierde en los ojos oscuros del profesor.

—Escucha con atención, JiMin. —Fue la primera vez que lo nombró y le recordó al bailarín que no era tanta la diferencia de edad que los separaba—. Yo no estoy dispuesto a tolerar a mediocres en mí clase. Así que esfuérzate en ganarles a los demás que tú supones que son mejores. No lo son; lo que sí tienen es ambición y esto te hace falta si quieres llegar lejos en el mundo artístico. Tan bello y esplendoroso que se ve por fuera, el mundo del arte es el peor nido de traidores y quien viene con la estima propia tan baja como tú se convierte en bocadillo para el resto.

JiMin traga saliva con fuerza distrayendo brevemente a SeokJin que vio el movimiento de los músculos de su garganta tan sensuales.

—¿Por qué? —quiso saber en un susurro y el profesor se aleja dispuesto a irse.

—Porque creo que vale la pena, Park JiMin. Incluso viéndote hacer el ridículo en el suelo aquella vez en tu presentación, supe que hay algo en tí que se destaca de todo este lugar. Muéstrame que eso era real.

Y sin decir más, sale del curso dejando a JiMin aún más confundido, pero, sobre todo, muy intrigado.

Tuvo que admitir el bailarín que algo le cautivó la intensidad del profesor al decirle todo aquello.











Nota:

Amén a los días lluviosos.

N/E: Amén a las ferias de libros y sus ofertas.

Bye :)

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